SieteNotas

Inés Saavedra, no vino al mundo por casualidad

3/4/2006

Tiene treinta y tres años, es una persona feliz y una coctelera. Acaba de sacar su primer disco y, según sus propias palabras, la música “corre por sus venas desde los nueve”.

De la mano de “Pajarito Records”, sello independiente que ella misma creó y cuyo nombre inventó Esteban Klísich, hoy podemos conocer “Las casualidades no existen”.

En una entrevista realizada en su casa, un viernes de febrero, descubrimos a Inés Saavedra, una mujer que, además de cantautora, es Licenciada en Análisis de Sistemas y amante de la naturaleza…

Inés, ¿no crees en las casualidades?

No.

¿En qué creés?

Creo en esa conexión entre los eventos de la vida que tienen un significado aunque no lo veas. Los pasos de tu vida no son producto del azar, pasan por algo. En general, todas las cosas que ocurren tienen un sentido. Tengo treinta y tres años y cada vez me lo cuestiono más…

¿El nombre del disco también te lo seguís cuestionando?

Es todo un tema en mi vida… Pienso que le puse “Las casualidades no existen” por todo el proceso que se dio para que este disco llegara a existir, todas las cosas que fueron ocurriendo en mi vida desde que nací… pero al principio no pensaba grabar el disco.

¿Por qué?

Fue un largo proceso de discusión. Tuve influencias de un montón de gente para que editara el disco pero yo no estaba segura porque mi género es “alternativo” y no está de moda. Pero un día me quedé sin trabajo y Daniel López junto a algunos periodistas y músicos, me empujaron finalmente a editarlo. Hoy me doy cuenta que si no tenés un disco no existís, es como sacar la cédula… (se ríe).

Sin embargo, sacar el disco no fue tan fácil como el trámite de la cédula…

Estuvimos seis meses para mezclar los once temas. Queríamos diferenciarnos del repertorio anterior y para eso teníamos que hacer un trabajo exploratorio. Nos dimos cuenta que las temáticas y la instrumentación no acompañaban el sonido de este tiempo y queríamos mirar para adelante y no caer en lugares comunes. Trabajamos muchísimo y escuchamos de todo, en especial a Jorge Drexler por el lugar geográfico y por la modernidad de su música electrónica. Buscamos que cada canción tuviera su personalidad, su identidad y trabajamos más con lo acústico, lo electrónico y el “collage” o la fusión de géneros.

¿Qué es el collage musical de Inés Saavedra?

El collage musical es un misterio. La mezcla de géneros está en las canciones. No soy consciente de lo que quiero cuando escribo, surge naturalmente. En el disco hay géneros que tienen que ver con nuestra cultura y con otras costumbres también. Lo mío es una fusión de varios géneros, no hay nada definido… Asimismo, el disco tiene una línea general, un concepto que contiene en todas las canciones: la sonoridad, la voz, los coros, la parte electrónica y el mensaje positivo que transmiten las letras. Todo esto se repite en el disco. Busco aportarle algo a alguien, aportarle luz… Odio al uruguayo gris…

¿A quién crees que le llega esta luz?

Dependiendo de la canción descubro a qué genero y a qué franjas etarias llego. Con este disco puedo llegar a distintos públicos por la variedad de las canciones. Al principio era netamente catártico, necesitaba expresar cosas que sentía. Hoy quiero que me conozcan por los temas. Le cantaría a la política si tuviera soluciones, pero hay tanto para decir de otras cosas… Cada canción es un mundo, canto sobre cosas vigentes…

¿Por ejemplo?

La primera canción de mi disco: “Imágenes cotidianas”, llega a todas las generaciones, a todas las franjas etarias y a todos los géneros porque habla de lo cotidiano. Cuenta cosas menores que terminan siendo las más importantes en una relación. Esta canción la escribí desde una experiencia personal. Escribo cosas que siento y que experimenté.

¿Tenés algún lugar predilecto a la hora de escribir?

No tengo un lugar, escribo en cualquier lado.

Hace un rato nombraste a Jorge Drexler, ¿lo consideras un referente?

Me gusta escuchar de todo, pero no tengo referentes. Nombro a Drexler por lo sonoro, por el tiempo y por reflejar nuestras ideas.

¿Has vivido algún “Deja Vú” en tu vida?

Estaba caminando y me salió el estribillo de esa canción. De todas formas, estuve cuatro meses para terminarla. Está relacionada con la filosofía de vida. “Sos pasajero de esta estación”, pasás toda la vida para definirte… Todas las cosas te van pareciendo relativas a medida que pasa el tiempo. Vas evolucionando con el tiempo…

¿El sol te ha quitado las penas?

El sol para mi es la luz, es importantísimo. La naturaleza es algo que me pega mucho, está muy presente en mí y en especial el sol porque siento una energía que no ocurre en la noche. Sin embargo, en la noche estoy supercreativa, la noche corta la barrera de lo consciente. Para hacer las canciones uno pelea con su consciente, la parte racional… cuando estás cansado te dejás más ser. El sol es parte de mi vida, sin el sol probablemente sería otra persona. El sol merece una canción, por eso le puse “Chacarera del sol”.

¿Qué significado tienen para ti los baúles?

-Mientras juega con “Luli”, su gata- Los baúles me encantan, son como misteriosos, me gustan mucho las cosas asiáticas. No tengo un baúl, es todo imaginario. Personificar los objetos me fascina. “El baúl de mis días” tiene una personificación: yo soy un baúl…

¿Qué buscás que la gente logre con “Caleidoscopio”?

Sorprenderte con la naturaleza, las nubes cambian de color, es otra oda a la naturaleza. Hay una mezcla de rock, los colores, la luminosidad, la música, es una mezcla de cosas y mi vida es también una fusión, interconexión de cosas. En la música se transmite lo que soy yo: una persona muy versátil en las cosas que hago.

¿Sos versátil también a la hora de crear las “Letras” de las canciones?

A veces el proceso de escritura se torna angustioso porque termino en un camino sin salida… nunca dejo de ser muy crítica conmigo misma, soy superdetallista. Daniel siempre me lo dice y como me conoce me ayudó a reconocer que mis trabajos son buenos.

¿Quién es Daniel para ti?

La persona que me ayudó a concretar lo que quería hacer. Sin Daniel este disco no existiría (explica sonriendo). Crecí con él en lo musical, compartimos criterios de vida, somos como hermanos…

¿Por qué le dedicás una canción a “Montevideo”?

Amo mi ciudad. De joven me quería ir por trabajo, pero después descubrí barrios, gente. Viajé por muchos lugares pero me quedo con Uruguay (cuenta convencida).

¿Qué es “Vagamundo”?

Despertar, descubrir la música, lo que siento adentro, descubrirse a uno mismo…

Inés, ¿estás “Siempre corriendo”?

Habla de mí, es bien catártica. No es una crítica, es una realidad: todo es para ayer. Hay mucha reflexión e introspecciones mías.

¿”Las casualidades no existen”?

La letra hace una reivindicación a la figura del duende: algo místico. Las cosas no surgen por causa y efecto. Por un camino racional no le encuentro explicación a las cosas. La verdad a veces está adentro.

¿A quién le dedicás la última canción?

Fue algo que vivió mi hermano y que me pegó mucho. Con “Lecciones” traté de ver qué podía decirle para que se sintiera mejor. Fue natural, en general no me siento a escribir una canción, ocurre, pero hay que estar siempre en movimiento para que las cosas ocurran.

¿La tapa del disco fue ocasional?

No, está todo muy pensado, aparece mi imagen con la intención de que la gente me identifique. La propuesta es variada, mezcla lo real y lo imaginario. Usamos el amarillo por el sol y el rojo por la vida. Son colores optimistas. La idea era mostrar la fusión de colores, no definidos, como el disco que es una fusión de géneros. También colocamos el color blanco para transmitir espacio, amplitud…

Por último, si yo te digo “Las casualidades no existen”, ¿qué me decís?

Que nació Inés Saavedra y tiene mucho para decir. Esto es Inés Saavedra: parte de lo que soy hoy…

Federica Inthamoussu Riet

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