Daniel Escanellas, La gente... ¿es sorda?

16/6/2000

Artes marciales, medicina, psiquiatría, jazz, blues, Jethro Tull, tango, música hindú, funky, hip hop, música étnica... Daniel Escanellas, un generalista.

- Teniendo en cuenta tus gustos, ¿cómo tomás la música?, ¿como una?
- Sí, claro. Hay gente que es especialista y que trata de profundizar en una determinada disciplina, en un determinado campo y llegar a lo más específico y característico, la quinta esencia de las cosas. Yo soy al revés, yo soy generalista. Yo trato de encontrar las reglas generales que, de alguna manera, subyacen a cosas tan diferentes como las artes marciales, la medicina, la psiquiatría, la terapia familiar sistémica y, dentro de la música, las diferentes formas de música. Tampoco me he podido restringir, no podés decir: "bueno, yo hago jazz", te puedo contar un poco cómo fue mi desarrollo: en mi casa se escuchaba música clásica, a mí me gustaban mucho los grupos de rock progresivo: Jethro Tull, Emerson, Lake and Palmer, Yes, Led Zeppelin, yo que sé, te puedo decir una cantidad de grupos más de esa época que me daban... me dan vuelta el coco, los escucho todavía y digo: "no, no era tarado" (risas).

- Y el jazz ¿cuándo te empezó a atraer ?
- Cuando empecé a soñar con el saxo. Quería un saxo y pintó. Un amigo que tenía un saxo que fue de su padre me dijo: "Daniel, este saxo está en casa, usalo". Resultó ser un Selmer viejo pero un Selmer al fín, un buen saxo que estuvo en mi poder como cerca de diez años. Ahí empecé a estudiar saxo y me di cuenta de la importancia que tenía el jazz para el resto de la música, en el sentido de que vi que un buen ejecutante de jazz tiene las herramientas para casi tocar cualquier otro estilo. Hoy día te digo, cada estilo tiene sus claves, tiene sus códigos propios, pero lo que es la técnica... . La técnica necesaria para tocar jazz es muy exigente y te da la cintura para después poder hacer otras cosas. Y obviamente como te decía hoy, yo soy un generalista, entonces, el meterme en el jazz, por un lado me hizo conocer y amar al jazz, y me encanta el jazz, me muero con el jazz, pero estoy lejos de ser un purista ¿viste?, de decirte: "ah, bueno, no, no, esta gente toca el jazz fusionado, así no me gusta". No, por el contrario, empiezo a descubrir eso, los contactos que hay entre la buena música.

- ¿Qué hay con eso de que el jazz está como un escalón más arriba?
- Yo no te puedo decir eso. Mirá, en algún sentido te podría decir que los músicos de jazz que conozco son los más sofisticados, los que tienen más conocimientos técnicos, claro, si los comparo con la mayoría de los folkloristas o... pero sin embargo, conozco gente que toca tango, que en cantidad de aspectos nos da vuelta a todos los músicos de jazz . No sé, por mencionarte a uno, Luis di Mateo es un tipo que tiene un conocimiento enorme. Cualquier bandoneonista, de los importantes, además de tener la técnica para tocar lo que se le antoje, manejan ideas de armonía... yo que sé, desde los decafónicos hasta los más de avanzada; entonces, yo creo que eso de que el jazz está por arriba es relativo ¿viste?. El jazz es una música universal, el jazz es una música amplia y que permite la fusión con otros estilos. En ese sentido yo le doy la derecha al jazz, lo valoro y me parece que lo bueno del jazz es la amplitud, la posibilidad de acoger y de integrarse con músicas tan diferentes como la música latina, como con música hindú... Pero ahora vos me decís: "te parece más valioso el jazz que el tango", no, para nada, el tango es impresionante también; "te parece más valioso el jazz que la música hindú": ¡la música hindú loco!, estoy descubriendo un mundo de cosas que uno no imaginaba, de sutilezas. El escuchar música hindú, por ejemplo, te hace empezar a interiorizarte de códigos, de signos, que son únicos. Y con el tango pasa lo mismo. Yo siento que me enriquece eso, seguir explorando y conociendo más de todas las músicas. Me sigue encantando el jazz, el funky, hip hop, digo, puedo notar que hay determinados tipos de música donde el valor más importante es la plata y venderse y yo que sé... termina uno de alguna manera sintiendo la falta de cosa genuina. Hay alguna gente que hace esto bárbaro, lo hace muy bien, uno tiene que sacarse el sombrero porque son verdaderos... pero donde obviamente, el verdadero espíritu del músico se cambia por otra cosa. Y hoy día como están las cosas, cada vez es más frecuente que la necesidad de sobrevivir lleve al músico a ver qué es lo que quieren que toque en vez de él ver qué es lo que quiere tocar.

- ¿Se suma gente nueva al jazz?
- Yo tengo la impresión subjetiva, contra la que tiene todo el mundo, de que lentamente pero en forma segura cada vez hay más gente que toca jazz, cada vez hay más músicos jóvenes que me sorprenden por lo bien que tocan, por las ganas de tocar; también hay cada vez más gente que se va del país a tocar a otro lado (risas). Yo no sé, capaz que yo también estoy en otro nivel que antes, pero tengo la sensación de que hay lugarcitos donde tocar. Todavía es imposible vivir de la música en este país, es algo que se da en Jaime Roos, Rada, o que seas un tipo que se dedique a la música publicitaria o a la música de fiestas determinadas y que tengas clientela. Para un músico que honestamente presenta su material, es muy difícil vivir de eso, pero hay una cantidad de músicos que lo hacen. A pesar de eso, está surgiendo un nuevo personaje, que es el tipo que hace música y vive de otra cosa. Cada vez es más habitual, y me considero un exponente de eso (risas). Lo que no hace de que uno no ame la música, creo que al revés, el no tener que vivir de la música a uno le permite de repente hacer estas anormalidades como la que yo te estoy contando, de fusionar música hindú con reggae y con lo que sea ¿viste?, que de repente si tuviera que vivir de la música tendría que ir y decirle al señor de la sonora: "bueno, qué quiere que toque". Es difícil no perder el estímulo cuando uno tiene sueños de... cuando viene un joven y va a tocar o tocás mismo y la gente: chau, se da vuelta y dice: "qué impresionante", y vos sentís que te comunicás con la gente y ¡pah!, y después vas a cobrar y te dan trescientos pesos. Es como, se te cae... me pasó con Nicolás Mora, fuimos a tocar a un restorán, terminamos de tocar y se nos acerca gente. Bueno, yo pensé, nos van a felicitar: "che, y de Shakira ¿no tocan nada?" (risas). Entonces ¿viste?, como que no sé, la sensibilidad de la gente está muy influenciada por cosas que tienen que ver con venderse nada más. Y me decía Juancito Schellemberg siempre: "mirá que la gente es sorda" (risas). Y yo no quiero generalizar, por suerte estoy seguro de que no toda la gente es sorda.

- Y ahí, ¿qué papel juegan los medios?
- Pero ese es el tema. Cuando vos tenés un programa masivo y tenés la posibilidad de poner música de buen nivel o música pegadiza y elegís la música pegadiza... entonces, cuando el valor más importante es la plata, en todos los campos, se empieza a distorsionar todo. Ya los que eran valores abstractos y valores que tenían que ver con la relación humana: la lealtad, la honra, por no hablar del amor, yo que sé, o la relación genuina, la amistad genuina y todas esas cosas... eso no vale plata, lo que importa es sacarle plata al otro. Y las instituciones lo hacen con toda impunidad. No existe una ética para aplicarle al Geant, a Tienda Inglesa, al Devoto o a la compañía discográfica que está promocionando productos de afuera y no los mejores. No existe una ética, nadie va a decir: " no", el tipo dice: "bueno, cuánto gano con esto", "ah, y con esto ganás sesenta millones de dólares", "y con esto", "y con esto ganarás veinte".

- La gente se dejan influenciar...
- ¡Que te parece! Ese es un problema de sensibilidad, es el problema del amor en definitiva. Se necesita un compromiso afectivo, comprometerse, ¿entendés a lo que me refiero?, tanto en el amor como para escuchar una canción. Si vos te comprometés, te metés todo en eso, empezás a captar cosas muy sutiles. Si no te comprometés, te va a pegar lo que suene más alto, ese es el tema. Y toda la cultura occidental en este momento tiende al no compromiso, a no ser protagonistas en su propia vida, entonces eso lo ves reflejado en todo, en todo. Te puedo decir, si vos pensás cuáles son los problemas más grandes, que es la drogadicción, el SIDA, la promiscuidad sexual, la violencia... todo eso viene a ser síntomas de esto que yo te estoy diciendo, de gente que es incapaz de comprometerse y mantener relaciones genuinas y profundas porque hay otro valor más importante que es la guita, el éxito, y el individuo se siente que es él contra el resto del mundo, no siente ese lazo que nos une a todos. Entonces eso hace de que la gente está como sorda, ¿entendés?, y le llega lo que suena más alto y lo que hace pum pum pum. A la gurisada le pasa eso, la gurisada influenciada por todo eso tampoco desarrolla valores que tengan que ver con el compromiso genuino, entonces ¿qué hacen?, "bueno, vamos a tomar cerveza, a fumarnos un porro, loco, y a escuchar una música que nos reviente la cabeza y punto, y vamos a buscar algo que realmente nos haga sentir algo porque no siento nada, y bueno, entonces ahí vamos a darnos un pico de merca".

Como que hay una pérdida de sensibilidad que tiene que ver con una pérdida de compromiso, para mí, para mi gusto, una pérdida de protagonismo: se finje que se vive pero no se vive, se finje que se camina pero se está caminando arriba de una cuerda, se finje que se tiene un perro pero te lo saca a pasear otro tipo, se finje que se toma sol pero te metés en una cama solar, se finje que hacés el amor pero estás con una persona que no conocés... Yo no me quiero andar de punjigato, me parece bárbaro el sexo, pero en definitiva, el sexo virtual ¿qué es?, es la ausencia de compromiso, es la ausencia de compromiso más flagrante. Es encontrarte con una persona que no conocés, ir y decirle: "quiero hacer el amor" y ¿qué significa?, ¿qué sentido tiene hacer el amor?, es una cuestión fisiológica que estás desarrollando con un desconocido; pierde el sentido, no sé si me explico. Yo no estoy diciendo con esto de que estoy en contra, no, me parece que tenemos que analizarlo y pensar qué es lo que estamos haciendo. Cuando vos por Internet estás comunicándote con otra persona, el sexo ¿qué es en definitiva?, es el sexo sin compromiso, sin riesgo, bárbaro, me parece fenómeno, en algún sentido viene bien porque difícil que te agarres un SIDA con el sexo virtual (risas). Pero más allá de eso está la dificultad de encontrarte con otro, distinto y aceptarlo en sus diferencias y realmente desarrollar una cosa nueva, distinta, que sea ese vínculo que va a salir de ahí.

- Con la música ¿se puede lograr ese vínculo?
- Y con la música, bueno, si uno realmente se compromete, protagoniza ese vínculo, se logran cosas maravillosas, pero tiene que tolerar las diferencias. Tiene que tolerar ¿entendés?, es mucho mas fácil agarrar y encerrarte en tu burbuja de cristal y quedarte en tu garage tocando. Es lo que le pasa a muchos grandes músicos en este país por ejemplo, que agarrar, salir afuera... ¿por qué están todos locos los músicos?, porque eso es lo que todo el mundo te dice, te dicen: "están todos locos", y claro, como no vas a estar loco si vos de repente a través de la música por un momento llegás a esto que yo te estoy diciendo, a un contacto con otro y con lo trascendente que no sé que mierda es, pero tenés por un momento un contacto con algo trascendente; cuando digo trascendente te hace ir más allá de la carne, más allá de lo cotidiano; cuando yo estoy improvisando hay un momento que no soy más yo, termino de tocar y dicen: "loco, qué bárbaro, ¿qué fue eso que hiciste?, no sé, te juro que no sé, me fui", es realmente una experiencia, es una experiencia mística, una experiencia fuera de lo cotidiano; experiencia trascendente. Entonces, te bajás de ahí, de tener esa experiencia trascendente ¿viste? y viene uno y dice: "pah, y de Shakira no tocás nada...", y el golpe es tremendo. O te dicen: "no muchachos, miren, como pude llenar nada más que tres mesas, en vez de pagarles lo que les iba a pagar, hoy no les voy a pagar", ¿entendés?, pasan esas cosas, "pará un poquito, ¿dónde estuve?, qué...", si no tenés un psiquiatra cerca se te hace pelota la croqueta. Te enloquecés mismo, y se te hace difícil encontrarte después con otros músicos. Yo siempre cuando en determinado momento no me vinculaba con la gente de la música, añoraba vincularme con ellos. Lo que más quería en el mundo era ser reconocido por otros músicos como parte del grupo.

- Ser parte de.
- Claro, porque precisamente percibía que hay una unión muy especial entre los músicos. En una época yo tocaba con Dieguito Eveler en el Paseo de la Matriz, donde estoy tocando ahora. Diego un tipo fabuloso, un músico excelente, muy divagado, muy divagado... Un día tenía que estar a las doce; doce y diez, doce y cuarto, doce y media y ¿¡qué hago!?... y aparece el Hugo Fattoruso con el teclado de Diego abajo del brazo y me dice: "hola, cómo te va, puedo tocar contigo" (risas). ¡Pará loco!, te das cuenta el afecto que tiene que existir entre el Hugo y Diego para que el Hugo venga a hacerle una suplencia así, un día al mediodía. O sea, hay una corriente de afecto y de cosas entre los músicos que puede ser muy fuerte, que a mí me encanta. Tá, también circula locura, pero hay cosas impresionantes que creo que tienen que ver con poder compartir en determinados momentos esta experiencia.

Carlos Bassi

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