"Todas las noches, la plaza Quicuyo, la que está escondida del tránsito y lejos del ruido, arropa a los amigos de siempre y les susurra al oído que no hay sudestadas capaces de romper una comunidad. Cuando los valores nos acercan y nos miramos unos a otros, así como las puertas y ventanas miran a la plaza Quicuyo, lo humano se abre paso y no hay mejor cosa para defender que eso. Y si no, escuchen al viento”. (Pablo Javier Ibáñez)