SieteNotas

Jorge Bonaldi, Izquierda y Pop Latino

16/1/2003

Vista la corta memoria de nuestros connacionales, me atrevo a afirmar que desde tiempos inmemoriales la “música tropical uruguaya” ha configurado la respuesta cultural con que la derecha bombardea, mina y torpedea las propuestas artísticas transformadoras de los izquierdistas. ¿Casualidad? En materia de cultura no creo en las casualidades. Debe remarcarse que he dicho “los izquierdistas” y no “La Izquierda”, ya que ésta nunca ha tenido una política consistente, definida y sólida en materia cultural. Más bien han sido los individuos artistas quienes dotados de un potencial ideológico definido han llegado a generar corrientes culturales que alcanzaron el raro mérito del arrastre popular, en ocasiones. La izquierda sólo se limitó a tomar de ellos lo que coyunturalmente le servía al sólo efecto de aglutinar masa (las canciones de protesta, el “Canto popular” y sus derivados, etc.).

Los partidos de masas uruguayos siempre se han caracterizado por adular al pueblo mostrándolo como víctima inocente de los pérfidos engaños propinados por un grupito de galerudos corruptos y nunca como co-responsable de su permanente calamidad. Este paternalismo de la izquierda, siempre colindante con la demagogia explica por qué aquella tolera con sonrisa de abuelito complaciente la contaminación reaccionaria (1) que proponen la música tropical y su sucedáneo actual el “pop latino”. Pensando, como siempre, que algún día, de modo quizá mágico, todo se arreglará.

Es así como la cultura proveniente de los sectores más retrógrados de la sociedad impregna alegremente el espíritu de centenares de miles de frenteamplistas, quienes por su definición en las urnas tácitamente manifestaron su afiliación a una cultura distinta a la que hoy proponen los medios masivos de comunicación. Y es que en todos lados se cuecen...morrocotudas contradicciones.

Para no ser menos, yo me quito el sombrero ante el vigoroso empuje e indiscutible reinado del “pop latino”. Es obvio que quienes impulsan esta movida son personas eficientes, con criterios de “management” cada vez más afinados. Su inteligente vinculación a elementos neurálgicos de la sociedad uruguaya (eventos de fúbol, carnaval, urgencias adolescentes, imperiosa necesidad de catarsis por el baile, sexualidad meramente coitera, infravaloración de la figura femenina, romanticismo virtual, total ausencia de compromiso, etc.) le han proporcionado los réditos financieros inmediatos como para augurarle una existencia dilatada y un sustento técnico-tecnológico en franco desarrollo.

Su absoluta falta de cuestionamiento de los establecido le asegura puertas fácilmente abiertas en los medios masivos de difusión.

El pop latino tiene su origen en la decadencia cultural de un pueblo sometido al empobrecimiento espiritual e intelectual gracias a la acción sostenida de unos medios de comunicación que abierta o solapadamente se oponen a las transformaciones ideológicas y al avance mental de la gente. Quizá la corta memoria de los uruguayos impide recordar claramente que la “música tropical” jamás plantó cara al autoritarismo y esta nueva variante, el “pop latino”, por sus características también encajará con las necesidades estéticas de futuras reediciones del golpe del ´73.

Salinas, diciembre 25, 2002.

(1) ¿Acaso he utilizado un término “demodé”?

www.uruguaymusica.com

Jorge Bonaldi

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