SieteNotas

Kato, solidez y buena ropa

4/11/2004

Al igual que la mayoría de los uruguayos ellos se fueron a probar suerte a España. A diferencia de la mayoría, ellos están probando suerte en el terreno artístico, en la música.

Después de varios toques en el under montevideano y de participar junto a otras bandas en el compilado de Perdidos, la gente de Kato se embarcó hacia el Viejo Continente y desde allí, vía e-mail su líder Fernando Santullo nos responde sobre el disco debut, las letras, la música, los conciertos, la crítica y la televisión.


¿En qué anda Kato en estos momentos?

Estamos componiendo nuevas canciones y reformando algunas de las viejas para tocarlas en un formato un poco más electrónico y hip hop.

Estamos tocando, tenemos un par de fechas en Barcelona y Valencia para octubre. Aún no tenemos muy claro para dónde van a ir las nuevas cosas, pero tenemos la impresión de que para un lado un poco más ambiental: más Massive Attack y UNKLE y menos metal.

Una de las últimas informaciones que llegó del grupo a Uruguay fue que tenían fuertes posibilidades de participar en Festimad, 04 junto a grupos como Pixies y Korn; ¿cómo les fue con eso?

No tengo muy claro cómo fue que llegó esa noticia a Uruguay, pero simplemente nos presentamos a una lista para tocar en el Festimad, junto con otros dos mil grupos. Fuimos bastante votados pero no quedamos. No fue más que eso.

Lo que sí ya hicieron fue tocar con Ánthrax, Napalm Death y Everlast, ¿qué les quedó de esos toques?

Bueno, fueron cosas distintas. De Ánthrax y de Everlast yo soy un gran fanático. Para mí el concierto con Ánthrax fue un poco el sueño del pibe. A Napalm Death los respeto porque inventaron el grindcore y son un grupo impresionante, pero no soy un gran fan de su música. En esas dos giras tocamos invitados por el promotor que se llama Robert Mills y era manager de Barón Rojo en los ‘80. Le gustó el grupo cuando nos vio tocar con Attaque 77 y nos invitó a telonear a los artistas con los que podíamos tener que ver. Ambos conciertos estuvieron muy bien, los dos fueron en una de las mejores salas de Barcelona: Razzmatazz. La enseñanza de esos toques fue que la gente del metal tiene una humildad y una ética de laburo a prueba de balas.

Con Everlast hicimos las dos fechas que hizo en España: Madrid y Barcelona. Eso fue una gestión directa de Daniel Renna que nos “ofreció” a la agencia que traía a Everlast. En esas dos fechas la reacción del público fue mejor aún que la que tuvimos con Ántrax y Napalm Death, probablemente porque el público de Everlast es mucho más heterodoxo y nuestra mezcla de estilos le suena más natural o más atractiva.

Las críticas que ha obtenido el grupo y el disco en general son buenas, tanto acá como en España. ¿Qué importancia le dan ustedes a estas críticas? ¿Qué opinión tienen ustedes mismos de Kato?

A nosotros nos gustan mucho las canciones, la composición y la mayor parte de los arreglos. Creemos que las canciones son buenas, que funcionan y que transmiten sensaciones, emociones, que de eso se trata. Notamos que quizá faltó un poco de preproducción. Son cosas que en realidad ya sabíamos desde antes de editar el disco. Lo que sí tenemos claro es que el próximo será distinto en ese sentido. Y también en lo musical. Sobre la importancia que le damos a las críticas no sé: por un lado te gusta que a la gente le guste tu trabajo. Que sé yo, a mí me encantó que Rolling Stone nos diera tres estrellas y media y que Popular 1 hablara de nosotros como el posible futuro del rock en España. Pero por otro lado, a veces importa más un comentario que te haga un amigo que una gran crítica en los medios.

¿Cuál fue la repercusión que tuvo el grupo en el público español y en el público uruguayo?

Pasan dos cosas distintas y un poco contradictorias: por un lado el público que nos ve en los conciertos nos escucha sólo en las maquetas que regalamos en los toques, porque el disco no ha sido editado acá.

Y por otro, el feed back que nos llega desde Uruguay respecto al disco es muy positivo pero no estamos ahí para tocar y mostrar las canciones en directo.

Yo diría que la repercusión ha sido muy buena en los dos lugares, pero nos pasa que no podemos juntar esas sensaciones en una sola gran percepción.

A un año de haber grabado el disco: ¿qué opinan de él?, ¿le quitarían o le agregarían algo?

Hay una frase que dice un personaje de Raymond Carver que viene bien para esta pregunta: “Lo retrospectivo tiende a confirmar lo obvio”. Siempre que grabás un disco sentís que cerrás una etapa, que ya plasmaste esas cosas en alguna parte. Y siempre al mirar atrás ves un montón de cosas que habrías hecho diferentes, que ahora te parecen evidentes y que ya intuías. Nos hubiera gustado haber grabado canciones que nos gustaban mucho y que no pudimos grabar. Y meter también algunas más nuevas.

De todas formas, creo que un disco es una foto de un momento determinado de la vida de una banda: no tiene mucho sentido ponerse a pensar “mmm, me debería haber peinado con la raya para el otro lado”. Cada disco tiene una trayectoria propia e intransferible. De lo que se trata ahora es de ver si editamos el disco acá y de grabar nuevas canciones para un nuevo CD.

Gran parte de los temas del CD tienen sonidos tangueros, ¿hay algún motivo en especial por el cuál incorporaron estas melodías al grupo?

Es como preguntarle a la vaca por qué come pasto: porque le gusta y porque esta ahí. Para nosotros los sonidos tangueros son el pasto, como lo son la batería o la guitarra eléctrica. Nuestra música nace y se nutre de un contexto en que el esos sonidos son la banda sonora diaria. No hay un esfuerzo específico de que aparezcan, es simplemente echar mano de lo que esta ahí. Me parece más natural rappear sobre una guitarra milonguera que sobre un teclado funky. Aunque también aparecen en Kato muchos elementos del funk y del hip hop. Al menos yo, escucho música uruguaya desde chico, y gente como Fernando Cabrera, Jaime Roos y Jorge Galemire son una influencia importantísima. En la música de todos ellos aparecen elementos del tango y la milonga. O sea, es simplemente dejar salir cosas que están ahí y tratar de hacerlo en forma interesante. No le veo mucho sentido a hacer una murga-canción tal como las hace Jaime Roos: siempre las va a hacer mejor que yo. Tiene más sentido partir de ahí y buscar nuevas cosas. De la misma manera, no le veo mucho sentido a hacer un tema punk rock idéntico a uno de Sex Pistols, 25 años tarde.

¿Encuentran alguna conexión entre el hip hop y el tango?

No sé, hay mil vertientes del hip hop y me imagino que otras tantas en el tango. Hay una conexión quizá por el lado de que ambos son ritmos bailables y que tienen groove. Pero por otro lado, el tango tiene mucha melodía mientras el hip hop apela más a lo rítmico. Por otro lado, ambos cuentan historias de la calle y son eminentemente urbanos. Nosotros encontramos una conexión, pero no sólo entre el tango y el hip hop, también con el rock y la electrónica.

Hip hop, tango, hard-core, metal, electrónica... ¿Cómo se hace para mezclar tantos géneros musicales y no perder la personalidad del grupo?

Me imagino que escribiendo canciones sólidas, siguiendo las estructuras de la canción popular. En las canciones de Kato hay elementos que se repiten, aunque una canción sea más rockera y otra más electrónica o más milonguera. Los géneros que mencionás son más bien el vestido que le ponemos a las canciones. Cualquier canción de Kato la podés tocar en un campamento con una guitarra acústica y sigue siendo la misma canción. Y si eso funciona, lo demás es ropa.

Aparte del hip hop, ¿cuál es la influencia más fuerte que tiene Kato?

Yo diría que el rock y el pop son influencias más fuertes que el hip hop, por todo lo mencionado antes y porque la mayor parte de las canciones son guitarreras. Y al mismo nivel del hip hop, pondría la electrónica y la milonga.

Al referirse a ustedes es inevitable mencionar al Peyote Asesino, ¿esto les juega a favor o en contra?

No sé, depende de quién lo mencione, qué este diciendo, en qué contexto. A nosotros no nos juega de ninguna manera. Además, acá en España nadie sabe una palabra sobre Peyote Asesino.

¿Les preocupa el hecho de que Kato se pueda convertir en otro “bicho feo de la MTV”?

Imposible. Nuestra música no encaja mucho con lo que pasa la MTV. No me gusta explicar mucho las letras, pero cuando mi hermano Rodolfo me dijo esa frase, pensaba más bien en Ricky Martín y cosas así. Tampoco hay que pensar que todo lo que pasa MTV es una mierda... Sólo el 95%...

Ya que mencioné la televisión y a propósito del nombre del grupo: ¿sos fanático de Bruce Lee, del Avispón Verde o del ayudante del Inspector Clusseau en el filme “La Pantera Rosa”?

De Bruce Lee y el cine de artes marciales en general. Además, el nombre de Kato nos gustó porque es corto y fácil de recordar. Debo admitir sin embargo que me gustan mucho las películas de Peter Sellers.

Volviendo al disco. En el tema “Carnaval” la letra hace mención a “un parodista” y “apretar el pomo”, incluso suenan unos tambores de candombe; ¿los españoles no les preguntan qué quisieron decir con todo eso?

No, nadie. Salvo referencias laterales a los elementos rioplatenses que aparecen en la música, a nadie le han llamado la atención esos localismos. Si han llamado la atención otras letras, como la de “Documental” que fue señalada como “un himno generacional”.

A propósito de las letras: ¿cuánta veces les han preguntado quiénes son Los Tumanes? ¿Supieron responderles?

La única vez que alguien me comentó algo sobre Los Tumanes fue un amigo de Montevideo, diciéndome que me iban a romper la cabeza... Los Tumanes eran la “pandilla” de mi viejo barrio, Villa Muñoz...

Cuando acá las radios comenzaron a difundir “Más abajo”, el estribillo conectaba a la perfección con todo lo que estaba pasando en el país; ¿lo hicieron con ese propósito o fue una simple coincidencia?

La letra no habla tanto de la situación económica y social como de una suerte de caída personal y de cómo esta caída va modificando la mirada que uno pone sobre el entorno. La canción fue escrita en 1999 y la realidad se encargó de demostrar que nos equivocamos: en el año 2002 se llegó mucho más abajo. La sensación de caída de la que habla la letra, la decepción algo irónica y algo hastiada que transmite, refleja como a veces veo al Uruguay.

La última: ¿más abajo no se puede ir?

Eso fue sólo una “licencia poética”. Siempre se puede ir más abajo.

Nicolás Hidalgo

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