Vera Sienra, Magia y fuego
3/3/2007
Vera Sienra, cantautora uruguaya de extensa trayectoria, reciente ganadora del premio Morosoli en la categoría Música Popular, vuelve a editar disco, y en este caso, un proyecto para niños: “Hada Alegría”. Un trabajo discográfico de catorce canciones -trece compuestas por ella y una canción de cuna de Víctor Lima, poeta salteño, interpretada a capella-, editado por el sello Montevideo Music Group.
¿Cómo surge la edición de un disco para niños?
Las canciones del disco nacieron en una primavera de hace veinte años atrás. En ese momento sentía que la canción infantil era un reino inaccesible. Admiraba mucho a la gente que podía componer para niños, porque me resultaba algo con un sello cerrado para mí. Esa primavera, Dervi Villas, director de teatro que se dedicó mucho a la cultura infantil, me dijo: “Vera, ¿no te animás a hacer algunas canciones infantiles? Tengo una obra que me gustaría que estuvieras”. Fue un desafío. Esa primavera me puse a trabajar pero sin pensar la postura, primero recordé la infancia y tuve el corazón preparado y no con nostalgia, sino tratando de recordar todas las vivencias, y luego de eso y sin darme cuenta empezó la magia. Eso se combinó con mis recuerdos y empezaron mis observaciones: a mí me rodeaban mis sobrinos, los amigos de mis sobrinos. Con esos ingredientes, y si estás atenta, viene la magia y es ahí cuando te ponés a escribir y te entregás al fuego.
¿Qué dicen tus canciones?
Hada Alegría es la primera canción del disco, la primera canción que compuse y por eso el disco lleva su nombre. Es un Hada de otro planeta que vino hace mucho a esta tierra y fue la que inventó la risa. Luego está la madre que da las ordenes: “deje su cama, busque su ropa, tome la leche que está en la copa”. Y prepara temprano al chiquilín para ir a la escuela. La canción de cuna, que es una madre que le canta al niño… Está también la niña que se pone furiosa y quiere irse de la casa si no le toman atención. Hay canciones que son de los colores: una que se llama Por un rayo de sol, que es al amarillo. Hay otra que habla del rojo: “la gente se pone roja cuando pelea o se enoja, tan rojos como tomates cuando dicen disparates”. Hay cuentos de hadas, uno de ellos se llama: Pronto amanecerá. Trata de una niña que se pierde en un bosque de unos gigantes y la quieren apresar porque les gusta tenerla y cuenta el estado de ánimo de la niña. Otra es la canción de las letras: “una letra no hace nada, dos o tres una pavada, para hacer una reunión necesito una oración, muchas letras implicadas”. Hay también un cerrajero que le encantan las llaves.
¿Hay mucho de vos y de tu infancia en esas letras?
Sí, en todas. La magia vino; las letras y las músicas vinieron juntas.
¿Contame donde grabaste el casete con estas canciones?
En su momento hice un casete con estas canciones y lo grabé en La Batuta, que en ese momento estaba dirigido por Heny Hasa; ese trabajo lo saqué con ellos. Hasa, violinista del Sodre, cerró La Batuta y me llamó para decirme que había decidido darme el master de lo que habíamos grabado. Y recién ahora viene la reedición.
Contame de las grabaciones a los comienzos de tu carrera y qué pasaba en Montevideo en esos momentos.
Mi carrera comenzó en el año ´67, primero en la televisión y después yo cantaba otras cosas, interpretaba boleros. A fines de los ´60 y principios de los ´70, Nuestra soledad fue el primer disco que yo compuse. En Montevideo comenzaba un movimiento grande, mucha gente salió a cantar y a mostrar su música: estaban los conciertos Beat, Diane Denoir con esa hermosa voz y tan expresiva… En el ´72 hice Vera, lo grabé en Buenos Aires y para el sello De la Planta; fue otro disco de autoría. En el ´86 grabé, como te dije, Hada Alegría en La Batuta. Después dejé catorce años, la pausa empezó en el ´87 y terminó casi en el 2001.
¿Qué pasó en esa pausa de catorce años?
Fue un momento que paré todo, la música y la pintura, que era lo que más hacía. Busqué otras cosas que me eran necesarias y fundamentales tomar en cuenta: la búsqueda de mí misma, tratar de comprender un poco el mundo, la humanidad, qué estaba pasando, hacer una parada para mirar un poco y tener más claridad de conciencia, porque a veces uno entra en crisis bravas. Lo paré por esa razón, pero al poco tiempo me casé y tuve una hija, Antonia, entonces eso también llevó a que continuara el retiro. En el 2001, cuando yo sentí el cambio de siglo, sentí el cambio de siglo como algo clave… siempre tuve una impresión fuerte del cambio de siglo desde chica, una impresión fuerte con mi comunidad, los uruguayos… Hubo una pausa bastante grande, me dediqué a profundizar otras cosas, viajaba a Argentina para estudiar; algo que descubrí en ese tiempo fue la antropología. Y llegó el momento de volver al canto y retomar. Decidí volver. Antonia tenía catorce años y encontré a mis amigos que me dieron la mano para mi reencuentro. El primer equipo fue con Pepe Guerra y Pablo Estramín, en el proyecto “Gardel, posta, posta”.
¿Cómo viviste la dictadura?
La viví como todos los que tienen corazón sensible. Yo vivía en Buenos Aires, en ese momento sentí los momentos terribles de allá y de acá, tenía amigos en los dos países.
¿Cuáles fueron tus referentes musicales en la música para niños?
Canciones para no dormir la siesta fue impresionante. Los trabajos de Buscaglia. Otro referente inevitable fue Maria Elena Walsh, a quién pude conocer y conversar con ella. Eso es en el tiempo de los ´70, ´80. Pero en mi infancia eran esas canciones anónimas que venían de generación en generación; por ejemplo, había una que se llamaba algo así como: La canción de romero, que decía: “viva el sol, viva la luna, viva la flor del romero, viva la niña que llora por un triste vainero”. Esa era una canción anónima, que a lo largo de generaciones en mi familia, llegaron hasta mí. Había muchas canciones así y algún disco del Patito Feo, de Mambrú se fue a la guerra, muy sencillas…
¿Vas a presentar “Hada Alegría” en vivo?
Salió el disco, que para mí era lo más importante. Si lo voy a presentar no sé, la idea no es una presentación sino que esté en un CD.
¿Quién hizo la tapa del disco?
La tapa es un dibujo infantil de un hada, con un escalón, una casita, una pelota… el dibujo lo hizo, en aquel momento, mi sobrina.
¿Cuales son tus planes de ahora en más?
Ahora estuve componiendo, tengo deseos de hacer otro disco de autoría, seguir con “Retratos de una historia del tango”. Estoy en el Sodre haciendo un programa: “Algo que contar”, de 11hs. a 12hs.; una experiencia nueva y vieja, como lo es conversar.
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