Araca la Cana, apostando al cambio

3/2/2002

Está sentado en una silla de plástico al costado del ensayo, contra una de las paredes que acorralan la canchita de básquetbol ubicada en los fondos del Club Onda. Mira, conversa algo con gente que tiene al lado, de vez en cuando se le acerca alguna persona que, previo saludo, le conversa sobre temas vinculados a la murga. El habla con todo el que lo busque. Cuando la murga corta, se para y habla con algunos murguistas, parece indicar algo sobre el texto; después se sienta, observa, conversa . José María “Catusa” Silva es el alma de Araca la Cana y parece estar pendiente de todos los detalles. En determinado momento se para y va hacia la cantina; lo sigo con la intención de robarle cinco minutos para esta nota; se acerca a una mesa, saluda, se abraza; camina dos pasos y lo saluda alguien que le presenta a otra persona que quiere hablar con él; retoma su paso nuevamente y le salgo al cruce: “¿tenés cinco minutos para una nota?”, “sí” me dice, “dame un minuto y ya estoy con vos, hoy es un día complicado”. Al ratito está de vuelta, pronto para hablar. Mientras tanto “la murga compañera”, dirigida por Alejandro Rodríguez, repasa una y otra vez algunos movimientos escénicos que no salen, frente a varias decenas de seguidores que muy pacientemente observan. En una noche fría de enero Araca ensaya a muerte, aceitando la propuesta y peleando contra el reloj.


- ¿Sobre qué gira el espectáculo de Araca para el 2002?

Catusa Silva
- Mirá, generalmente estamos todos los años buscando hacer una Araca diferente a todas las Aracas. El Carnaval tiene muchísimos años y por ende se han hecho casi todas las cosas ¿no? Bueno, creo que esta es una idea original; el espectáculo va a estar basado en los sentidos. No en los sentidos físicos sino en esos sentidos que nos gobiernan sin que nos demos cuenta: el sin sentido, el doble sentido, el sexto sentido y el sentido común. Esos son los personajes que llevan un poco el hilo de lo que es todo el espectáculo, metidos adentro de un pueblo gitano. Son enredos de situaciones, en algunos casos muy en serio, en otros casos muy jocosos. Creo que es un buen año de la murga. A veces lo más importante de cualquier espectáculo es la idea, creo que es una magnífica idea y la estamos desarrollando magníficamente.

- Todo lo que pasó en relación a Argentina en las últimas semanas, ¿te hizo cambiar muchas cosas en cuanto a letras?

- No, no me hizo cambiar mucho. Es un país que yo quiero mucho por razones naturales: primero porque hay trescientos mil uruguayos viviendo bajo el cielo argentino; después porque vamos muy a menudo a la Argentina a trabajar; y además es un pueblo hermano históricamente. Entonces estas cosas tan fuleras que le han pasado a la Argentina nos duelen, a mí me duele profundamente, entonces creo que es un tema tan álgido y tan doloroso que no quiero… lo tocamos por supuesto porque es una obligación tocarlo, pero no, sin meter la uña a fondo en el tema porque es Carnaval; es un tema muy doloroso y no queríamos meternos tanto en eso ¿no?

- ¿Este año han tenido cambios en la integración o se mantiene la del año pasado?

- Es casi la misma. Simplemente entró un platillero, Damián, por Rafael que está enfermo, y Poli Rodríguez que es el nuevo director de la murga en lugar del Cocina Márquez. Los demás son todos los compañeros del año pasado.

- ¿Cómo están con los tiempos?

- Y… venimos apuraditos. Venimos medio atrasados, estamos ensayando a muerte; los sábados y domingos empezamos a las cinco de la tarde, hoy empezamos a las ocho de la noche. Estamos metiéndole horas para tratar de sacar el atraso ¿no? Este atraso se debe además a que grabamos un disco, que salió hace quince o veinte días atrás: Utopías. El ensayo del disco y la grabación nos llevó tiempo, nos llevó casi tres meses, entonces empezamos los ensayos de Carnaval atrasados; pero ya estamos saliendo.

Juan Castel 

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