Nicolás Klisich, Estética pop y fusión de estilos

28/4/2007

Entre otros discos expuestos en la vidriera, el ojo no puede evitar clavarse en el raro arte de tapa del primer disco de Nicolás Klisich (Por las ramas, Perro Andaluz Rds., Montevideo 2006). El apellido importante es otro dato que llama la atención, y un tercer elemento que logra fijar el interés, tiene que ver con lo estrictamente musical.

Subido tanto a reggaes como chacareras, zambas, milongas o murgueces, Klisich navega ríos de renovación entre arreglos eficaces, y una orquestación que juega al contraste entre la desnudez y la grandilocuencia, valiéndose en aquellos casos de apenas una guitarra y en estos otros, de sonidos de loop, violines, cellos o acordeones que recargan la melodía.

Antes de publicar tu primer disco, ¿venías actuando en vivo y mostrando tu trabajo?
Comencé a mostrar mis canciones a mediados de 2002 a través de un proyecto que se llamó IDOS. IDOS era un dúo con Gabriel Santos (también cantautor) con quien me junté para presentar versiones acústicas de temas míos y de él. Al dúo, que inicialmente eran dos guitarras y arreglos de voces, en breve se sumó Néstor Cavalli en percusión, con quien salimos a tocar en boliches de Montevideo y Costa de Oro. En 2003 grabamos un CD independiente titulado IDOS que resume un poco este trabajo. La grabación es más bien casera y con un sonido retro y muy folk en la onda “Mateo solo bien se lame”.

Motivado un poco por este proyecto y por las clases de armonía y composición con mi tío, Esteban Klisich, empiezo a escribir unas cuantas canciones nuevas al tiempo que comienzo una etapa de laboratorio y experimentación, dado que no podía estar ajeno a las posibilidades tecnológicas que te da tener un home studio (una PC, una consolita y una tarjeta de sonido aceptable). Es así que a inicios de 2005 le muestro mis canciones al músico y productor Daniel López, lo cual dio el puntapié inicial a mi primer disco.

En un curso de composición como el que vos hiciste, ¿se enseña a componer dentro de parámetros usuales y fuera de ellos?

Esteban ofrece un curso muy completo que abarca mucha información. En una primera etapa se concentra en el tonalismo, que se podría resumir en las posibilidades y opciones de componer, ampliar, arreglar e improvisar, que surgen de la utilización de las escalas mayor (o jónica) y la menor armónica. Comprender e incorporar lo anterior es la base para luego pasar a los otros temas: modalismo, texturas, contrapunto, atonalismo, dodecafonismo. Pero más allá de lo intrínsecamente académico, lo más importante es que abre ventanas hacia la exploración musical, además de instalar una disciplina de trabajo que el músico incorpora y después utiliza casi inconscientemente.

Tener un apellido como el tuyo, ¿te abre alguna puerta?

Independientemente de que quiero y admiro mucho a mi tío, en cierto sentido creo que sí. El hecho de que el laburo de Esteban sea conocido y apreciado en el ambiente de los músicos hace que mi trabajo al menos tenga una buena chance de ser escuchado.

Cuando componés, ¿te obligás a incluir la raíz tradicional o es algo que fluye naturalmente?

De chico escuché mucho folclore y canto popular, eran épocas de dictadura donde escuchar ese tipo de música era, por decirlo de alguna manera, como aire necesario para vivir. Esa música prendió fuerte en mí. Luego me enganché con los Beatles y más adelante con la música brasilera, el jazz y así sucesivamente.

Lo que en realidad quiero decir, es que todo cantautor -de forma conciente o inconciente- estudia y calca estilos, lenguajes, e inclusive enlaces armónicos. Este proceso forma parte del proceso de incorporación y evolución del músico creador.

Por lo que contás, supongo que comenzaste a escuchar a los Beatles en la reapertura democrática. ¿Los conocías de antes o te metiste a descubrirlos en esa etapa?

A los genios los escuché por primera vez de niño allá por el 82´ y de ahí en más me enganché hasta conseguir todos los LP. Para mí los Beatles son indiscutibles y además representan una eterna fuente de frescura y referencia. Es como con la historia de “AC / DC”. En música popular del siglo XX, todo eses Antes de los Beatles / Después de los Beatles.

Por entonces habían buenas bandas como Cure, Joy Division, REM, Police, U2. ¿Por qué ir nada más que hacia atrás y desechar los buenos productos del aquí y ahora? ¿Hay un fenómeno que podríamos denominar "estandarización" del sonido, que facilita la audición de músicas del pasado y por el contrario, desecha las actuales porque exigen una mayor atencionalidad?

En cierto modo hay algo de verdad en lo que decís, mi generación curtía esas bandas pero era como que dábamos por sentado tenerlas. Los escuchábamos a rabiar pero quizás no le asignábamos la influencia o importancia que tenían en aquel momento. Como excepción diría que Police sí me marcó mucho de entrada. Quizás en parte se deba a que estábamos escuchando también a otras bandas clásicas como Zeppelin, Pink Floyd, Genesis, Queen o King Crimson. Hoy por hoy, en cambio, se revaloriza mucho esa época y hablando con amigos nos acordamos de tal o cual banda. Sin ir muy lejos, el otro día en un asado, nos castigamos con Tears for Fears, Toto y Level 42… El fenómeno de la estandarización se da en lo conocido o música mainstream hasta que se mete y forma parte del todo; en mi opinión éste proceso de incorporación se da cada vez más rápido. Por otra parte no hay que pasar por alto el hecho de que hay mucha y muy buena música que no se conoce porque no tiene posibilidades de difusión. El filtro de lo comercial es muy fuerte, aunque viene siendo atenuado en parte por Internet y por la movida de los artistas y sellos independientes.

Pertenecés a lo que podríamos llamar la más nueva camada de la MPU, y con artistas como Martín Buscaglia o Inés Saavedra pueden percibirse rasgos en común. ¿Creés que ustedes tres tienen un encare más contemporáneo de los sonidos de la comarca?

Puede ser que la búsqueda sonora en lo que refiere a la producción de los discos sea un factor que nos une. También la estética pop y el concepto fusión de estilos son a mi juicio puntos en común. Me gusta mucho lo que hace Martín, es único y muy original. A Inés la conozco bien, es un infierno como canta y además hace canciones muy lindas.

En los tres he notado melodías y arreglos similares a los de Jorge Drexler. ¿Se puede considerar ya a Drexler, como alguien capaz de influenciar a los músicos más jóvenes y a los de su propia generación?

Sin duda que sí; lo de Jorge ha sido un ejemplo a imitar en todo sentido. Yo soy fan declarado y además admiro el hecho de que él se la jugó por la música, y la música le viene dando todo.

Cuando en una de tus letras decís "no tiene sentido correr y correr / revolcarse en el lodo una y otra vez", ¿te referís a la urgencia cotidiana, a la falta de respiro, al estar a la búsqueda de cosas que al fin, no tienen tanta importancia?

Estoy siendo crítico con la actitud de estar tras cosas que a mi juicio no tienen valor esencial. En mi opinión estamos viviendo en una sociedad que premia lo conocido y lo aceptado dejando de lado lo original y tildándolo de raro o simplemente ignorándolo. La anestesia que utiliza el sistema es fomentar un culto a lo superfluo y al aparente bienestar que las cosas materiales nos ofrecen. Por suerte cada vez más gente se da cuenta de esto y “no se comen la pastilla”. Como todo ser que se dio la cabeza contra la pared, cuando escribí ésta canción estaba haciendo una suerte de terapia.

"Florecer con cada ser que a cada paso se libera" decís en otra de tus canciones. ¿Hay mucha gente a tu alrededor liberándose? ¿De qué cosas?

Yo creo que sí, hay una cantidad importante de gente joven que se está animando a expresar su individualidad. Esto se puede ver tanto en la proliferación de propuestas artísticas de los últimos años como en la calle. Cuando veo a alguien copado y convencido de lo que hace, fluyendo por la vida, no puedo evitar sonreír; a eso creo que me refiero en la canción.

Leonardo Scampini

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