Los Diablos Verdes, del infierno a la cima

27/3/2003

En este Carnaval todo lo conocimos como Inocencio Álvarez Peirano: el pecador que cae al particular infierno de los Diablos Verdes. Un infierno que tiene un banco, un hospital, dos cárceles y un merendero, que son bastante parecidos a los de nuestro país. Un infierno que todas las personas que lo vieron aplaudieron de pie y que los llevó al primer lugar en la categoría murgas.
De este infierno en particular y del Carnaval en general, hablamos con Charly Álvarez: el pecador de "la caldera de los diablos".

- Digamos que a pocos días de haber terminado el Carnaval, todavía siguen los ecos de los primeros premios ¿no?

- Y sí. Todavía seguimos festejando, intentando reaccionar un poco a todo esto y además con expectativas de trabajo para el resto del año.

- ¿Y qué expectativas de trabajo tienen para el resto del año?

- Son bastantes grandes, a tal punto que probablemente yo tenga que dejar algunas de las actividades -en teatro por ejemplo-, debido a las actividades nuevas de los Diablos. Siempre tenés que salir a Carnaval pensando que no te va a ir bien y, al menos en mi caso que vivo de esto, ya había concretado unas obras de teatro de las cuales una de ellas por lo menos, voy a tener que dejar, debido a posibilidades de trabajos, principalmente en Argentina (no estoy hablando de Buenos Aires, estoy hablando de toda Argentina): hay dos o tres firmas que están interesadas en que hagamos una gira. Hay otra posibilidad de viajar a E.E.U.U., a New Jersey, que lo vemos un poco más complicado porque la mayoría de nuestros compañeros tienen trabajos fijos y ya pidieron licencia. Y por su puesto toda la gira que hacemos anualmente, salgamos como salgamos, por el interior, a lo cual debido a este primer premio se van a sumar más actuaciones.

Además tenemos pronosticadas dos Salas Zitarrosa, que tuvimos que cambiar la fecha de una de ellas porque se nos casa un componente. Después tenemos un Teatro de Verano que pensamos hacer para grabar el disco.

- Entonces también se viene grabación de disco en vivo.

- Sí, lo vamos a grabar y probablemente con invitados. Que sea algo diferente a lo que tenemos acostumbrada a la gente. Nosotros ahora ya sacamos el video con el espectáculo completo de este año, que además incluye un pequeño documental de cómo armamos el espectáculo. Digamos que es un recopilado desde que empezamos a ensayar hasta el final del Carnaval, y como incluye la actuación completa en la primera rueda del Teatro de Verano, capaz que el disco en vez de grabar la actuación completa, de pronto –todavía lo estamos manejando-, vemos la posibilidad de grabar viejos temas de los Diablos con invitados. Incluso pensábamos reciclar algunas despedidas de años anteriores a este grupo que se formó en el ‘98.

- El mismo año que ingresaste vos.

- Exactamente. Está Andrés que volvió a Diablos ese año, Leo Preziozzi y yo, fue nuestro primer año también... y la mayoría del resto del grupo que algunos estaban y otros se acoplaron ese año, y el resto que se terminó de acoplar en el ‘99. Pero el mecanismo de trabajo que utilizamos es el mismo prácticamente desde el ‘98 hasta ahora. Por ejemplo: yo en el ‘98, coincidentemente con este año, me encontré con que no estaba Albino. Entonces para mi fue una gran diferencia el Charly del ‘98 que estaba re perdido por primera vez haciendo murga, a la que me tocó este año, que más allá de que no estuviera Albino ya tenía otra referencia.

Sin embargo este año el gran cupletero de la murga fue la murga. Fue un gran trabajo en equipo, creo que fue el año que trabajamos más en conjunto. No sé si bien por el resultado que ve la gente, sino por cómo se hizo en realidad: todos estábamos trayendo músicas, aportando ideas, tirando platos de acá para allá para ver como quedaba. (Risas).

- Pero la de los platos le salió bastante bien.

- Y vos sabés que no tenía mucho ensayo eso. La primera vez que lo empezamos a hacer salió. Pero hubo muchas cosas que pintaron debido a que estábamos todos metidos en el espectáculo. No es sólo el ir y abarcar una puesta en escena, sino que hubo otro tipo de trabajo; ya nos conocemos mucho también: ya sabemos que el Pitufo tocando los platillos baila de un lado para el otro del escenario y había que saberlo aprovechar...

- Es como cuando juega un cuadro de fútbol que los jugadores se conocen hace tiempo: juegan de memoria.

- Exactamente. Por eso se habla de los coros empastados, bueno: nosotros consideramos que estamos empastados más allá del tema del coro, a nivel de cabeza también.

- Pero fue un espectáculo empastado: estaba ligado todo con todo.

- Salió muy redondo... Una historia muy redonda.

- Me imagino que hasta se les complicaría para cuando no hacían la actuación completa.

- Nosotros bastantes problemas tuvimos con eso (risas). En los tablados no sabíamos cómo arrancar, porque además en los tablados tenés que hacer un mínimo de tiempo de treinta minutos. Y de pronto si hacíamos determinados cortes quedaban veinticinco y si hacíamos otros quedaban treinta y cinco. Pero además la historia no queda tan buena: se pierde mucho la esencia. En los tablados decíamos: "¿de qué manera podemos cortar un poco esto?", teníamos que cortar la presentación y el popurrí de pronto y entraba yo como el pecador, cosa que era entrar muy en frío para la gente. Y de la otra manera, el merendero no podíamos dejar de hacerlo porque era el final de la historia, pero el hospital no lo podíamos meter en ninguna cortada.

Es el problema de armar un espectáculo murguero con un hilo conductor que tenga mucho que ver y que esté muy bien empastado. El armar un espectáculo para el tiempo del Teatro de Verano que son cuarenta y cinco minutos, ya se nos entró a complicar por el hecho de cortar un espectáculo. Los espectáculos cuando los armás de esta manera todo tiene que ver, si vos lo ves entero te das cuenta. Aparte, de pronto nosotros teníamos Defensor Sporting y Velódromo casi todos los días, y no podés ir todo los días con el mismo espectáculo porque esperan ver la otra parte. Por ejemplo: el hospital se nos complicó muchísimo: nosotros para hacer el hospital teníamos que hacer o actuación completa, o cuarenta minutos de actuación. No podíamos cortar demasiado porque de repente cortábamos la despedida por la mitad, y por otro lado también tenemos a la gente que te dice prefiero que hagas tal parte y no tal otra. Y por otro lado nos encontramos de que armamos un espectáculo con una puesta en escena muy exigente para los componentes e hicimos 108 escenarios en Carnaval, y hacer esos 108 escenarios con esa propuesta y con esa exigencia realmente fue agotador.

- Sobre todo para vos: ¿cuántos kilos adelgazaste este carnaval?

- No adelgazo mucho porque creo que no me quedan más kilos para adelgazar. Si adelgazo un kilo más desaparezco. (Risas).

- Pero me imagino que a la noche, después de hacer los tablados no te dormías, caías en coma.

- No, pero me pasaba que de pronto llegaba y no me podía dormir. Aparte que yo ya soy un tipo hiperquinético por de más. Imaginate: después de hacer cinco o seis espectáculos, llegaba a casa y seguía de largo, estaba sobregirado. Eran la siete de la mañana y yo estaba mirando Superman (risas). Y ahora por ejemplo, que tengo ensayo de nueve de la mañana a una de la tarde, me está costando un disparate dar vuelta el horario.

- ¿Qué encontraste de diferente este Carnaval?

- Este año lo diferente que le encontré al Carnaval, a nivel personal y creo que muchos murgueros, o muchos carnavaleros han coincidido conmigo: es que todos esperábamos un Carnaval de malaria. Yo tenía fe en que no, porque considero -y creo que esto se demostró este año-, que el Carnaval es la gran catarsis del pueblo y la gente necesita que le digan las cosas que está pensado todo el día, las necesitan escuchar desde otro punto de vista; y bueno, pasó en la dictadura: en la dictadura el Carnaval era un éxito y ahora pasó de vuelta, fue un éxito arrollador.

- Los entendidos dicen que fue el mejor Carnaval en años.

- A mí fue el mejor que me tocó vivir, y estoy desde el ‘96, que arranqué con un grupito que hacíamos humor lhigt y era espantoso lo que hacíamos (risas). Pero ha cambiado muchísimo. Fijate que el otro día en el Estadio Centenario fueron quince mil personas y son más de dos Teatro de Verano llenos a full. Nosotros tuvimos la suerte de ir con los Diablos a las tres ruedas (del concurso) a full y en la última había más de mil personas afuera que se quedaron sin entradas: a mí nuca me había pasado.

Además de eso, yo no sé si fue la crisis, pero si la crisis sirvió para que haya más camarería entre los carnavaleros: vamo’ arriba la crisis, vamos a mirarle el lado positivo.

- Enseguida que dieron los fallos te hicieron una nota y dijiste que más allá del concurso, acá ganan todos...

- Es que yo el tema del concurso lo tomo con pinzas -ojo: estoy hablando a nivel personal-. Yo me pongo la camiseta de los Diablos y salgo a ganar el concurso; pero si yo me pongo hablar conmigo mismo, para mí el concurso es un mal necesario que tiene el Carnaval. Estaría bárbaro que todos pudiéramos salir sin necesidad de un premio, hacer exactamente lo mismo y poner el mismo esfuerzo sin necesidad de un incentivo que sea un premio o una puntuación, o ocupar determinado lugar en una lista. Yo prefiero que el lugar lo ocupemos en el corazón de la gente. Si bien tuvimos un gran apoyo popular, que por supuesto te mueve, yo tengo el orgullo de decir que estoy en una categoría que vi espectáculos alucinantes. Yo soy demasiado amante de las murgas y no puedo comparar una murga con otra, considero que hay estilos diferentes. También considero que con el tema de la puntuación, hay espectáculos que apuntan a tener una mejor imagen y otros apuntan a tener un mejor sonido, y otros apuntan a tener una mejor puesta en escena; entonces no le podés dar la misma importancia a cada rubro, y todo va enrabado en los estilos que hay, en la forma de trabajar... No creo en las figuras tampoco: yo creo en el trabajo de equipo. Considero que el concurso es parte del Carnaval pero no es Carnaval, es simplemente una parte; porque si el concurso fuera como a mi me gustaría tendría que haber un jurado en cada tablado, ¿me entendés?

Pero sin embargo, más allá de todo creo que si no existe el concurso se muere el Carnaval lamentablemente, por como están dadas las cosas y a nivel económico lo que implica el concurso. Ojo, yo no estoy despotricando en contra del concurso, estoy hablando de una utopía: la del carnavalero salir por el mero hecho de salir como se hacía en un principio. Por ejemplo: el tema de la prensa con el Carnaval, yo le apuntaría más a los corsos barriales, yo no veo información de esto en la prensa. ¿Por qué no se hacen más competencias entre los tablados para ver cuál es más lindo? A mí me parece que estamos logrando muchas cosas y estamos perdiendo otras, que también eran parte de nuestra identidad y que capaz que no nos damos ni cuenta que las estamos perdiendo. Pero bueno, así están dadas las cosas y de última están bárbaras también, uno lo que busca es tratar de pensar en el futuro y lo que podría llegar a ser lo mejor, y tratar de darle el ejemplo a la gente que va a seguir los pasos de uno ¿no?. El caso de Agarrate Catalina: en la bañadera de los Diablos cuando pasaron a la liguilla todos saltamos y gritamos "¡vamo’ arriba la Catalina!". Por lo que implica con la frescura que actuaron lo gurises.

- Incluso esa actitud de estar en la liguilla y llevar a los otros compañeros que no habían podido participar todavía.

- Ves, es a eso a lo que yo me refería: eso para mi es más Carnaval que ir solo al Teatro de Verano. Si bien estamos logrando con el Carnaval salir para afuera con muchísima más fuerza de lo que nunca se había logrado, pero a nivel interno se ha perdido un poco eso de lo que hablábamos hoy: de los corsos barriales. Y creo que no nos tenemos que distraer tanto con todo esto grande que nos estas pasando, sino que también rescatar esas pequeñas cosas. Es como que pasas por un jardín y disfrutás del todo, pero empezás a disfrutar de cada rosa también. Y creo que tenemos muchas rosas en el Carnaval para buscar, para reencontrar y para crecer en ellas. Hay más por hacer de lo que ya se ha hecho.

- Ya que estamos hablando de murgas: ¿qué murgas te gustaron más este año?

- Mirá, no tuve la oportunidad de ver los espectáculos completos. Vi cosas salteadas, por ejemplo a mi me pasa una cosa con Curtidores: yo escucho al Chato y me muero. La otra vez vi en TV Ciudad al tipo cantando a dos metros del micrófono y que me apabulla los oídos y me muero; todavía después cae el zurdo Bessio y te termina de rematar, te revuelca por el piso. También me muero con el Cucuzú de Momolandia: a mi me parece que es un tipo que lo tendrían que haber reconocido antes, es un mounstro, es un tipo con el que me río arriba y abajo del escenario. Incluso las dos veces que lo vi el año pasado lloré de la risa, que hasta él paró y dijo: "vamos a esperar que Charly se termine de reír".

Después que más... me gustó la parte del presidente de Contrafarsa, me encantó, me pareció re sutil aparte, y la forma que arregla el Pitufo (Lombardo) la parte del coro a mí me encanta. Después ¿qué más?... no tuve oportunidad de ver a muchas murgas... bueno, lo de La Catalina yo la había visto en Murga Joven: me parecieron súper original y con la parte de los travesaños lloré de la risa y me pareció muy bien llevado. Más allá de todo, de lo que vi, si rescato lo mejor, me quedo con A Contramano: me pareció un espectáculo redondo, re emotivo, el último día logré ver el cuplé del equilibrista en Tres Cruces y me encantó lo que hizo Albino, ya había visto lo demás y me había gustado. También me pareció excelente el trabajo de cada uno de los personajes de la murga que interpretaban a un loco y no a un bobo, que son detalles que hay que tomar en cuenta. Lo hicieron con una sutileza bárbara, el trabajo de puesta en escena también me pareció bárbaro y los arreglos de Balbis... Me pareció muy completa esa murga, digamos de las que vi fue la que me llenó más. Pero ya te digo: lo demás vi muchas cosas sueltas. No vi espectáculos completos ni de Curtidores ni de Momolandia... el de Colombina Che lo vi completo y me gustó la despedida, si bien me pareció triste y considero que la murga tiene que irse más para arriba, me parece muy válido lo que hizo Rigo.

- ¿Y viste algo de las otras categorías?

- Mirá: de parodistas vi un pedazo Nazarenos, vi a Los Jaket’s y a los Zíngaros.

- ¿Y qué te pareció La Chifladita: la murga que aparece en la parodia El Marques de Sade?

- ¡Páh! Suena bien esa murga. Yo le dije al Pinocho: "vamo’ armar algo para el año que viene; Los Zíngaros Verdes". (Risas).

Nicolás Hidalgo

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