Hereford, ¿roqueros con coronita?
11/12/2004
No existe un manual de cómo ser roquero. El rock no se lleva en las pilchas, el pelo o las palabras. Ya no se carga con el lema “sexo, droga y rocanrol” y ser ruidoso, malo o rebelde no significa nada. La meta es hacer buena música y que esa música salga del corazón.
Es cierto que Hereford no responde a los formatos típicos del estilo roquero: ni al barrio de La Renga, ni a la mística de Los Redondos, ni al glamour de Los Stones, ni a la crudeza de AC/DC. Pero el sonido contundente recuerda que, a su manera, sigue siendo rock.
Una identidad forjada a lo largo de nueve años, fruto de un trabajo constante por encontrar un sello propio. Reyes en el reino de la música, donde no se nace con corona… se la topa en el camino.
En los inicios de Hereford existían ciertos prejuicios acerca de que era una banda “cheta”. ¿Ustedes lo percibieron?
Guzmán Mendaro: Lo percibimos de los medios, no de la gente.
Frankie Lampariello: Sobre todo de algunos medios. Había un sector liderado por [Gabriel] Peveroni y compañía que ni nos conocía y ya tenía un prejuicio formado: que el simple hecho de vivir o tocar en Carrasco nos convertía en una banda con una manera de pensar que significaba que no podíamos hacer música. Pero la gente se da cuenta cómo viene la mano, cuándo algo es auténtico y cuándo no. Y lo nuestro es bastante auténtico. Hacemos rock y nos rompemos el culo en todo sentido tratando de hacerlo.
¿Notan que hoy se les da el lugar que merecen?
Frankie: Aquellos prejuicios con el tiempo quedaron bastante en el pasado. Cuando nos empezó a chupar un huevo lo que decían fue cuando la gente dejó de hablar. Ahí ese tema murió.
Entonces no fue porque ustedes hicieron un cambio…
Guzmán: Básicamente nos mudamos a otro barrio… (Risas).
¿Por qué siendo seguidores de bandas como AC/DC o Led Zeppelin y teniendo las armas para hacer un rock crudo optan por un estilo más popero o tranquilo?
Frankie: No sé si somos tan poperos y tan tranquilos…
Guzmán: El Chirola es un vocalista muy melódico con influencias que lo inclinan hacia ese tipo de música. El Frankie y yo tenemos influencias muy marcadas desde el rock crudo, y El Rodri tiene otro tipo de influencias también… Pero lo que nos gusta a los cuatro es la canción y en base a los arreglos de voces que tenemos salen canciones. También eso me parece que es la identidad de Hereford: melodías más pop con arreglos de rock crudo. Eso es lo que le da personalidad a la banda, porque sino estaríamos haciendo algo más parecido a Zeppelin o a AC/DC y la banda carecería de identidad.
¿Nunca se les pasó por la cabeza que cantara siempre Frankie en vez de Chirola?
Guzmán: El tema es democrático. El que quiere cantar una canción la canta. Si El Rodri viene un día con un tango y dice que quiere cantarlo, lo canta.
Frankie: Además, yo creo que la verdad del asunto es que las melodías de El Chirola son para El Chirola. Yo no podría cantar un tema como “La corona del rey”. Es un tema que al Chirola le queda bárbaro. Temas como “Bienvenida al show”, como “Cierto”… Yo no me vería cantando esos temas. Lo mío es una voz más podrida, más roquera, pero no melódica roquera. Aquel maneja muy bien la parte melódica. Hay momentos en que tiene su toque popero, como decís vos, y momentos en que el loco pela una buena voz de rock que mete miedo.
En un futuro, ¿Hereford podría hacer música más pesada o el estilo de la banda ya está básicamente definido?
Rodrigo Trobo: Ningún disco es igual a otro y siempre se nota una evolución. Nosotros estamos abiertos a lo que aparezca. Así es Hereford. Si viene más distorsión para el próximo disco, así va a hacer. No estamos atados a nada, hacemos lo que nos gusta.
Frankie: Yo insisto con el tema de que me parece que somos una banda de rock, fuera de todos los tintes melódicos. La mayoría de las bandas de rock tienen melodías, cualquier banda que hace canciones maneja la parte de la melodía. Que eso la enfrasque en pesada o no pesada… Yo creo que ya se perdió el concepto de pesado o no pesado. Hay bandas como Snake, por ejemplo, que maneja muchísimo la melodía y tiene temas que son pesadísimos. Acá se entiende mal el concepto de lo que es una banda: que tenés que hacer esto y si no hacés esto sos esto otro… Ahora se está perdiendo un poco, pero se manejó así por mucho tiempo.
Guzmán: Los guachos más chicos vienen con menos prejuicios. El mismo pibe que va a escuchar a No Te Va Gustar al otro día se levanta y va a escuchar a La Trampa.
Rodrigo: Y de repente baila cumbia también…
Guzmán: No tienen prejuicios y está buenísimo. Van a ver una banda y ven lo que la banda les da. Nosotros somos de una generación más criticona.
¿Entonces el público que va a ver a Hereford es el mismo que va a ver, por ejemplo a la Trotsky Vengarán?
Frankie: Hay un público de base de cada banda, pero eso se da cada vez menos. Con el Pilsen Rock te dabas cuenta: el mismo día tocamos nosotros, tocó NTVG, tocó La Trampa, tocó Lapso… Y la gente se quedó. No fue que cuando tocó La Trampa se acercaron a ver a La Trampa y cuando terminó se fueron y volvió nuestro público… Estaba todo el mundo ahí. Agitaron más con ciertas bandas que con otras, obviamente. Agitaron más con NTVG porque es una banda más popular que nosotros, con Buitres ni hablar, pero no hubo un cambio de público. La gente fue a pasar bien y a ver rock uruguayo. Por suerte se está perdiendo eso de seguir un estilo… Pasó mucho después de la dictadura, más tarde se fue abriendo un poco y ahora hay un espectro de música uruguaya de la gran puta. Tenés bandas que hacen de todo y sin embargo el público las está apoyando. Se está trasformando un poco en lo que es en Brasil. Allá te apoyan a Ney Matogrosso y van a ver a Sepultura. Y acá está pasando eso ¡Ojo!, no caer en la estupidez de: “Vamos a apoyar a la música uruguaya porque es uruguaya”. Vamos a apoyar lo que es bueno, lo que realmente se está haciendo bien.
Cuando grabaron el “Documentado en vivo” tenían un público bastante fiel. ¿Esa gente sigue estando en cada toque?
Guzmán: Es un tema generacional y las generaciones van rotando. Nosotros hace 9 años que estamos tocando y eso fue en el 2000. Los pibes que tenían 20 años en ese momento y nos seguían para todos lados hoy en día andan por los 24 y tienen otras obligaciones y preocupaciones. No quiere decir que dejen de comprar un disco o que no vayan a los toques, pero van menos. Ahora hay generaciones más chicas que están empezando…
Ahora el público es sobre todo de adolescentes…
Frankie: Hay una franja de guachos que son los que están apoyando mayoritariamente al rock y creo que están contagiando a las viejas generaciones. Porque gente de 30 años que hace cinco años atrás no se hubiera animado a apoyar al rock nacional ahora como ven que todos están ahí…. No sé si llamarlo moda o qué, pero la mayoría son guachos que por suerte están descubriendo la música con el rock nacional. Antes no pasaba eso. Nosotros descubrimos la música con grupos de afuera. Ahora prendés cualquier radio y te están pasando rock nacional, no como rock nacional sino como rock. Te pasan La Vela, te pasan un tema de Blink… Pero ya es música. El rock nacional ya no es el tío que tenemos encerrado en el sótano.
¿Por qué el público de Hereford no es muy agitador?
Frankie: Nosotros siempre decimos que somos más una banda de escuchar, salvo algunos temas que la gente agita un poco más. Te das cuenta cuando termina un tema y la gente explota.
Cuando sacaron el “Documentado electroacústico”¿no tuvieron miedo de que la gente se aburriera de escuchar una vez más los mismos temas que venían escuchando en los discos anteriores?
Guzmán: A mí me parece que va más allá de repetir un esquema. Generalmente en un toque en vivo no se repiten las cosas, menos cuando se las presenta en un formato diferente. Nosotros hicimos todas versiones nuevas de los temas anteriores para estrenar en la Sala Zitarrosa, con arreglos nuevos, con tecladistas invitados… A la hora de presentarnos nos gustó cómo venía sonando y pensamos en grabarlo. Lo grabamos y quedó espectacular, entonces lo editamos. A nosotros nos copa ese disco. Pero como sacamos nuevamente un disco en vivo y se repitieron básicamente ciertos temas, de repente alguna gente lo tomó como que estábamos repitiendo las cosas.
Frankie: Pero además fue totalmente casual. Ahí no hubo intención de hacer un disco. Lo grabamos como un documento para nosotros y quedó bárbaro. Yo creo que a la gente más que parecerle malo le tiene que copar.
¿Y se vendió bien?
Frankie: Se sigue vendiendo ahora. Cada tres “Coronas” se vende un acústico… Y ya hace dos años que lo sacamos.
¿Ustedes creen que rinden más en vivo o en estudio?
Frankie: Hay opiniones distintas en la banda respecto a eso. Yo, y creo que Rodrigo y Guzmán también, pensamos que es una banda para tocar en vivo, si bien todo tiene sus tiempos, obviamente. Personalmente creo, y siempre lo dije, que el fin de la banda es tocar en vivo. Todo lo que vos hacés es para estar arriba del escenario. Chirola piensa que lo mejor es hacer temas, la parte de estudio y de creación, que es lo que más le copa. No quiere decir que no le cope la parte de tocar en vivo o que a mí no me cope hacer temas y grabar.
Guzmán: En vivo sonamos bien. Cada vez que tocamos en vivo y nos grabamos, después nos escuchamos y nos damos cuenta que la banda empuja bien. A la hora de grabar en estudio la cosa es un poco más fría y entonces tocamos de otra manera.
¿Quedaron conformes con “La Corona del Rey”?
Frankie: Sí… Pensamos que si le hubiéramos dedicado un poco más de tiempo, por lo menos a la parte de la mezcla en Bs. As., hubiéramos quedado más conformes. El tema es que no podés mezclar 13 temas en 6 días. Cuando volvimos a Montevideo Chirola estuvo dos meses en estudio remezclando todo sobre lo ya mezclado, tratando de retocar cosas sobre lo ya hecho… Y ahí quedó más o menos lo que queríamos. Pero con más tiempo… Es como todo… Nunca estás conforme. No vas a encontrar a ningún músico que venga y te diga: “Estoy conforme con este disco, es el mejor disco que hice”. Siempre pensás que es el mejor disco que hiciste en lo que es creación, pero en lo que es sonido siempre vas a decir: “Podríamos haber logrado un sonido mejor”.
Guzmán: Allá en Bs. As. uno de los sonidistas que nos ayudó nos decía que las mezclas no se terminan, que las mezclas se abandonan. Porque nunca terminás de retocar un tema. Hay veces que lográs la satisfacción pero otras veces no quedás satisfecho y entrás como en una rosca viciosa y lo dejás por ahí. Al otro día te despertás, lo escuchás con otra oreja y de repente quedó bueno. Se te cansa mucho el oído, se te cansa la cabeza… Pero a grandes rasgos quedamos conformes con este disco.
¿Cuáles serían los aspectos positivos que diferencian a este disco de los anteriores?
Frankie: Tiene temas que no son en vivo (Risas). Yo principalmente creo que lo que tiene este disco es una maduración de banda bestial, porque el hecho de haber sacado dos discos en vivo te lleva derecho a ser una banda mucho más homogénea, mucho más empastada y eso se nota a la hora de crear, de grabar, de hacer arreglos. Contamos con la experiencia que no tuvimos en los dos primeros discos, sobre todo en el primero. Vas yendo por etapas. “La corona del rey” te puede gustar o no, pero lo escuchás y es compacto, suena bien.
¿Su mejor disco?
Guzmán: Sí.
Frankie: Siempre el último es el mejor.
Guzmán: Al menos por ahora…
Frankie: Yo creo que con todas las bandas pasa lo mismo. Habría que preguntarle al Cuarteto qué les pasó con “Otra Navidad en las trincheras”, que fue el mejor disco de ellos. Saber qué se siente cuando tenés un disco que rompiste todo y después los demás no son tan aceptados como ese. Yo creo que no pasa por la cantidad de ventas sino por lo que vos sentís por el disco… Yo mismo me contesto la pregunta… ¡Soy un crack! (Risas) “La corona del rey” se viene vendiendo muy bien, pero creo que aunque no se hubiera vendido bien igual diríamos que es el mejor disco que hemos hecho hasta ahora.
Viviana Scirgalea