Pedro Restuccia presenta Turista
21/11/2017
“Creo que es un disco para escuchar en calma y que requiere varias pasadas para entenderlo en todo su recorrido. Tiene muchísima información musical y poética y posiblemente sea de difícil digestión en una primera escucha”.
¿Por qué Turista? ¿Tiene una explicación?
Por supuesto que sí. Turista es un concepto, una palabra, que me gustó porque reunía varias imágenes y sensaciones que creo transmiten las canciones de este disco, y sobre todo la temática de muchas de ellas. Por un lado, una suerte de sentir que tengo sobre el oficio de cantautor en este tiempo y país que me tocó vivir. La sensación de estar y no estar, como un turista. Alguien que forma parte de un entorno y un lugar, pero sabe que no es de allí, y que está un poco de paso. En el fondo, un sentimiento de no pertenencia a ciertas formas y modos de funcionamiento de las cosas.
Por otra parte, el disco recorre diferentes estilos y sonoridades y muchos años del compositor, por lo tanto, también hay una sensación de viaje a través de distintos paisajes que invita al escucha a recorrerlos en modo turista.
¿Qué diferencias y qué similitudes podemos encontrar entre este disco y el anterior?
Las diferencias son totales desde el momento en que –si bien es mi quinto disco solista- se trata del primero grabado en su totalidad con canciones en formato banda. En los anteriores trabajos siempre produje y toqué la mayoría de los instrumentos yo mismo, manteniendo además una sonoridad mayormente despojada de grandes arreglos e instrumentación. Aquí, en cambio, fui grabando aquellas canciones que crecieron en la interacción con otros músicos y compositores cercanos, y con las bandas que me acompañaron en este tiempo de trabajo.
A su vez, cuenta con un sinfín de invitados especiales; músicos referentes de mi generación y de las anteriores, que colorean por todos lados con su calidad y sensibilidad. En esencia, es un disco con sonido de banda y con un altísimo esfuerzo de producción y detallados arreglos, cuando los anteriores discos, de alguna forma, intentaron captar un momento más específico, fresco y espontáneo, y por tanto fueron discos menos minuciosos en su producción.
¿Qué elemento o situación disparó la composición de los temas?
Musicalmente, creo que lo principal es la búsqueda de un sonido personal y una voz propia. En cuanto a los textos, hay mucha reflexión sobre lo que es el oficio de cantautor y sus vicisitudes. La responsabilidad que conlleva hacer las cosas y también la soledad con la que, en el fondo, convive siempre el cantautor solista.
Para citar algunos momentos del disco, hay experimentos como Lentecitos (que tiene un arreglo de 4 vientos y casi 20 voces) o Los Minutos (canción que se compone de 6 pequeñas partes que se unen sin repetición). Hay textos que buscan pintar sensaciones: Hoja en Blanco (una canción sobre el oficio de escribir y superar la hoja vacía del creador), Arlequín (una balada escrita tras la desaparición de L.A. Spinetta, usando sólo palabras de títulos de canciones o discos de este gran maestro), o Pobre Serafín, que cuenta la historia de un candombero de Palermo que comprendió el candombe ya de grande cuando se calzó el tambor; una historia verídica que me resultó muy curiosa.
También hay canciones que usan diferentes afinaciones abiertas de guitarra, que sirvieron como inspiración a nuevos mundos para componer.
¿Qué caminos musicales transita el disco?
Personalmente veo tres vetas principales. Por un lado, la raíz más local, transitada por los candombe-canción, casi todos lentos, también llamados milongones, pero siempre atravesados por el tambor y/o percusión, y con la melodía a su servicio.
En segundo lugar, una veta más pop, de canciones y melodías más concisas y directas. Y finalmente una veta más experimental, con arreglos de vientos y armonización de muchas voces e inflexiones que remiten a la canción anglosajona con guiños más jazzeros, por etiquetarlo de alguna manera.
No es lo único que hay, por supuesto, pero a grosso modo podría subdividir las canciones en esos tres subgrupos.
¿Es un disco para escuchar dónde, en qué momento, con quién?
Creo que es un disco para escuchar en calma y que requiere varias pasadas para entenderlo en todo su recorrido. Tiene muchísima información musical y poética y posiblemente sea de difícil digestión en una primera escucha. Por supuesto, cada oyente encontrará la mejor forma de responder esta pregunta, pero me gustaría pensar que pueda ser un disco para escuchar en orden, de principio a fin, y en la mayor calma posible.
¿Cuáles son las tres canciones que más te gustan y por qué?
Creo que Solista (track 6 y última composición para el disco) es el texto más logrado, donde pude resumir muchos conceptos que se amagan en otras canciones. Allí pude concretar una reflexión, crítica y sobre todo autocrítica, del oficio del cantautor en nuestro tiempo y lugar actual. Además, parte musicalmente de una afinación alternativa de la guitarra inspirada en Joni Mitchell, que es otro elemento que me entusiasma mucho a la hora de componer. Otros dos temas que considero muy especiales son los pseudo candombes Hoja en Blanco y Los Minutos (tracks 3 y 7, respectivamente) porque son los más logrados arreglísticamente.
¿Se te ocurre alguna anécdota sucedida durante el proceso de grabación?
Pasó de todo en casi ocho años de trabajo. No como una anécdota, pero sí como un ejemplo, la posibilidad por primera vez para mí de grabar arreglos de vientos en un disco, algo que siempre soñé. En este caso, primero trabajamos las ideas junto a José Redondo, dejando volar libremente las melodías que se nos ocurrían para cada canción y las grabamos con instrumentos midi. Eso nos llevó casi un año, diría, incluyendo la tarea posterior de José de transcripción milimétrica a partitura de todo lo que teníamos sonando.
Luego convocamos al saxofonista Gonzalo Levín, quien supervisó y corrigió lo que teníamos. El siguiente paso fue convocar a los cuatro músicos (Javier Pato Olivera en trompeta, Benji Barreiro en saxo barítono, Guille Olivera en trombón y el propio Levín en saxo alto), para ensayar los arreglos, y finalmente la grabación en el estudio. Un simple ejemplo de una sonoridad en tres canciones del disco, que llevó muchísimos meses de trabajo y sobre todo la búsqueda minuciosa de cómo aprovecharlos de la mejor manera en canciones que ya tenían su estructura y su musicalidad.
Yendo a la edición física, los casi dos años de trabajo junto a Manuel Rodríguez Rico y Luisa Sabatini en la creación del arte y diseño del libro que acompaña esta publicación, decenas de reuniones y encuentros entre los tres, donde cada decisión fue debatida y decidida detalle por detalle, casi hasta la obsesión diría. Estoy muy agradecido también con ellos y creo que el producto final, un finísimo libro de casi treinta páginas, refleja su calidad y dedicación hacia el proyecto.
¿En el disco participan distintos músicos invitados? ¿Qué cosas fundamentales han aportado directamente a las canciones?
Cada uno aportó su calidad y sobre todo su dedicación a la canción que fueron convocados. Para mí, el honor de compartir un rato en el estudio con algunos de mis grandes héroes y maestros. Solo por nombrar algunos: en la percusión Edú Pitufo Lombardo y Wilson Negreyra. Luego tener voces fantásticas como las de Mandrake Wolf, Jorge Alastra o Mario Villagrán. Las violas inexplicables de Nico Ibarburu o Juan Pablo Chapital y, por supuesto, los sintetizadores de Andrómeda del más grande de todos: Hugo Fattoruso. Son casi cuarenta músicos que participan e imposible nombrar a todos en esta respuesta, pero me quedo con el amor que mostraron sin excepción, en participar con enorme entusiasmo de estas músicas.
¿Y quién se encargó de la producción musical y qué elementos esenciales aportó?
Turista es una coproducción de José Redondo, Luis Restuccia y mía. En concreto, fue un trabajo realmente conjunto de los tres. José, además de ser pianista o tecladista en casi todas las canciones, fue un elemento vital en la segunda mitad del proceso del disco (los últimos tres años de trabajo) por su rol de arreglador y técnico y por participar codo a codo en cada instancia de grabación y en cada decisión final de la obra. Luis, además de mi viejo, es un colaborador y guía desde el primer disco, y fue una vez más con Turista consejero deluxe a tiempo completo. Finalmente, a la hora de la mezcla y mastering se puso el cuadro al hombro como sólo él puede. El trabajo y dedicación que pusieron ellos en esta obra es tan inmenso que no alcanzarían las palabras para explicarlo.
La última, ¿qué cosas creés que han cambiado en su música y en el medio musical en estos años de trayectoria?
En esencia, sigo buscando la mejor canción, como lo sentía desde que empecé a componer. Buscar ese momento de trascendencia con el alma y los sentidos que genera una canción perfecta. Probablemente siga lejos de alcanzarlo, pero es el objetivo primordial para mí como creador. Al margen de lo anterior, creo notoria una evolución en este disco como cantante, y sobre todo un acercamiento a un sonido y una estética más personal.
En cuanto al medio musical, noto demasiada preocupación por lo instantáneo y bastante poca por realizar un trabajo paciente y minucioso que se enfoque en la creación de un disco, de una obra. Es un reflejo de la vida misma, y como decía Quino: “Lo urgente no deja tiempo para lo importante”. Sólo me gustaría que no se traslade tanto a esta actividad sagrada, para mí, que es hacer discos.
Data
Artista: Pedro Restuccia
Título: Turista
Sello: Panacea Música (Edición Independiente)
Año: 2017
Arte: Manuel Rodríguez Rico y Luisa Sabatini
Grabación: Pablo Macedo, Pedro Restuccia, José Redondo.
Producción: Pedro Restuccia, José Redondo, Luis Restuccia
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