Espectro Visible, "canchengue pop"
25/4/2002
Siete músicos dispuestos en forma de herradura en un escenario sin luces y con muchas velas.
Siete artistas lo suficientemente jóvenes como para tener una apertura mental para interpretar “temas viejos de una forma nueva”; y lo suficientemente talentosos como para poder ejecutar “temas nuevos de una forma vieja”.
Un ensamble musical totalmente acústico donde el canchengue de Gavioli, de Gardel y de Los Wawankó aparece travestido en formato pop; y donde el pop de los Bee Gees y el rock and roll de Hendrix aparecen convertidos en candombes y milongones.
De ese carácter ecléctico del repertorio, de la apuesta de la banda a lo visual, y de la calidad artística de los músicos que la integran; habla César Martínez, creador y director de Espectro Visible.
Seguro que alguna vez lo viste. Si no te acordás de las bandas Luz Roja, Delanuka o Jamón con rusa de las que formó parte; lo ubicás por las de Rada o Mariana y Osvaldo, de las que también fue integrante. Y sino lo viste, lo escuchaste: es el enano de jardín de Motociclo, el profesor Lactobacilo, el viajero indeciso que pregunta “¿cerró la ONDA?”...
Es que César Martínez, además de ser músico y percusionista, es locutor de radio, o mejor dicho: creador de personajes radiales.
Esa singular vocación viene de muy chico, cuando en la programación televisiva local se solían incluir programas italianos como Estudio 1, o los Festivales de San Remo donde aparecían Tom Jones y Miguel Ríos “tipos que eran muy cantantes y que utilizaban una técnica soberbia”. A partir de ahí comenzó a admirarlos y luego, espejo mediante, a imitarlos.
“También hacía programas de radio. Tenía un grabador de esos acostados que tenían como un teclado, y había descubierto que si enchufaba un micrófono en la entrada de micrófono, y en la salida de audífono enchufaba un cable spica a spica y lo ponía flojito en la entrada de audífono de la radio; quedaba un amplificador. Entonces hacía programas de radio, porque yo me hacía la película que como eso pasaba “por una radio al revés”.... estaba transmitiendo y que tal vez alguien escuchaba...”.
Hoy, además de ser el locutor oficial de Canal Cinco SODRE (TVEO) y de producir obras de teatro y programas de radio; es creador y director de Espectro Visible.
El nombre deriva de una lectura de Carl Sagan sobre las pseudo-ciencias; y la historia comienza hace un par de años en el Polonio descubriendo casi por casualidad, que How deep is your love se podía hacer en tiempos de candombe.
“El primer toque de Espectro Visible fueron Martín Buscaglia, Andrés Notaro y yo”, cuenta César al tiempo que explica que actualmente Espectro Visible son, además de los “socios fundadores” Martínez y Buscaglia, los hermanos Nicolás y Andrés Ibarburu, los dos Gonzalos: Brown y Gravina, y el Cachi Bachietta.
Más allá del tiempo transcurrido y de las incorporaciones realizadas, el concepto es el mismo:“temas viejos tocados de una forma nueva y temas nuevos tocados de una forma vieja. Por eso usamos instrumentos como acordeón, cajones peruanos y violoncellos; y por esos cantamos canciones de Gardel y de Gavioli”.
- Esa es uno de las rasgos identificatorios de la banda: un repertorio super ecléctico que incluye desde los Bee Gees hasta Los Wawankó. ¿Cómo es el tema de las canciones? ¿Las elegís vos?
- Sí básicamente las elijo yo. Y son temas que son paradigmas. El asunto es que los miramos con una lente deformante ¿no?: todos esos temas pasan por una lente deformante.
- Es una versión nueva.
- Es una versión nueva. Es hasta una forma de mirarlos distinta, desde otro lado.
- ¿Y la elección a qué responde: a lo que decías de ser paradigmas, de ser influencias para ustedes, gustos personales?
- Sí, sí; o que nos resultan graciosos como La Ruda de Los Wawankó, o el tema de Cacho Bochinche. Son canciones que [con voz de locutor de noche de la nostalgia] “te marcaron” (risas).
- En el repertorio también hay composiciones propias. En ese sentido vos y Nicolás son los que más componen ¿no?
- Sí.
- ¿Y por dónde van esas composiciones?
- Bueno hay dos grupos, las que son sólo mías, que son chongos; hay un rock and roll pero los otros son chongos: La Banana es un chongo, No tengo plata es un chongo: es un ritmo que está entre el bayón y el merengue. Y esos temas suelen ser de un carácter más bien infantil y… jodoncito.
- Infantil por el lado de lo lúdico.
- Exactamente. Y después las cosas que hacemos con Nicolás suelen ser... románticas (ríe), suelen ser así como medio esotéricas… espirituales, son canciones espirituales. Y tenemos un matrimonio muy prolífico porque cada vez que nos juntamos hacemos una canción nueva. Es muy fuerte eso, es divino. O sea es muy lindo eso de trabajar así dos cabezas y crear una cosa nueva: una canción que antes no existía y ahora existe. Es como un collar de perlas: vas poniendo una nota detrás de la otra, y nunca se le había ocurrido a nadie antes ponerlas en ese orden, esa combinación. Y si vos ese día no hubieras hecho eso, el universo no tendría esa canción y sólo a vos se te hubiera ocurrido; entonces vos tenés la obligación de dedicarte a eso. Y está bueno el pique ese de los griegos de que los tipos eran como antenas de una cosa que venía de otros lados, de las musas y todo eso. Yo qué sé… componer es maravilloso, es precioso. Es improvisar y fijar eso que improvisaste, darle forma. Es un lindo ejercicio.
- Y es bien diferente a interpretar, a cantar un tema que compuso otro.
- Sí, es bien distinto cantar un tema propio y cantar un tema ajeno. Aunque yo creo que el hecho de componer te hace enfrentar los temas ajenos de otra forma, porque te das cuenta que vos tenés que vivir ese personaje.
Cuando yo canto un tema mío, por lo general soy yo el que estoy cantando, pero hay tipos que hacen temas hablando desde otro. Por ejemplo Chico Buarque hace muchos temas en los cuales la que habla es una mujer, en todo caso está hablando la mujer que vive dentro de Chico Buarque. Yo nunca compuse un tema en el que hablara el vendedor de seguros que está dentro de mí (risas).
Me refiero a esa sensación de que vos estás contándole algo a la gente cuando estás cantando, y que la gente te tiene que creer eso; porque si no te cree, lo que hacés es mediocre. Entonces para cantar un tema de otro tenés que encontrarle la vuelta al tema: qué está contando esto, quién lo cuenta y por qué; entonces cuando lo cantás sos ese personaje. Creo que eso también ayuda a que se entienda lo que estás cantando y te ayuda a vos a encontrar una forma de interpretarlo.
- En ese sentido también ayuda la parte visual, que es un aspecto que para ustedes reviste cierta importancia ¿no?, es como que más allá de la música hay un espectáculo para ver.
- Sí, a mí me gustaría trabajar más aún en eso, pero bueno apenas tenemos tiempo para ensayar (risas). De todos modos tenemos determinadas consignas que cumplimos, como el vestuario y cosas así. Tenemos una escenografía que se adapta a todas las canchas y una escenógrafa maravillosa que se llama Erika Gómez. Porque a pesar de que el grupo es bastante estático: son siete tipos dispuestos en forma de herradura o semicírculo, parecido a como arman los grupos de flamenco; creo que tiene una parte visual importante de las caras y la gestualidad.
Además nos preocupamos de hacer un libreto de luces. Por ejemplo en El Ciudadano la vez pasada conversamos con el iluminador y le dimos un libreto de luces y en base a eso el tipo improvisó. Para los toques del teatro esperamos tener ahí sí un iluminador fijo que haga un lindo laburo de luces. A mí me parece muy importante.
En realidad la idea original de Espectro Visible es no usar la energía eléctrica, es decir: sin amplificación y sin luces. En esas condiciones hicimos dos toques en Laskina de la Plaza Mateo.
- Con velas.
- Con velas y sin amplificación, y fue maravilloso.
- Debe generar una intimidad con el público…
- Imposible de lograr de otra manera.
- Bien. Otro de las rasgos que caracterizan a Espectro Visible es el nivel artístico de los integrantes: son músicos muy talentosos...
- Sí totalmente. Lo de Andrés es alucinante, el tipo era bajista y en dos años toca el cello como tipos que están no sé cuantos años estudiando en el conservatorio, porque el tipo ya es músico, eso es brutal. Es un tipo muy metódico, muy estudioso. Es muy cariñoso, es un tipo que inspira mucha confianza. Tranquilo, divertido, apasionado. Es un gran tipo. El Cachi es como un bebé grande. Es un tipo alegre, en forma inesperada de repente encara un showman y es impresionante.
A Martín Buscaglia lo veía de chiquito entre las bambalinas del teatro cuando iba a ver a Canciones para no dormir la siesta y era el principito. Yo pensé que era un tipo medio pillado, medio coso, y después cuando lo conocí nada que ver, es un tipo muy cariñoso; inteligente, divertido, gran músico.
Nicolás es el amor de mi vida (risas). Podría decir que tenemos una conexión midi no sé cuanto y estaría mal, porque yo creo que él es el que tiene los enchufes muy grandes y que se puede enchufar con cualquiera. Para mí es como una especie de amplificador, las ideas vuelan con el tipo, es brutal. Y tocando juntos nos divertimos muchísimo, nos gozamos mucho.
A Gonzalo Gravina es al que conozco hace más tiempo y es un tipo increíble: Gonzalo es un ser superior, el está un escalón más arriba. Un talento, una manera de ser, un muy lindo tipo; y también tiene un magnetismo especial con la gente, encara así al público de una forma brutal.
Y el Brown capaz que es el tipo que menos conozco de la banda. Es como un duende, es un gnomo. Y es un tipo también sumamente cariñoso, muy talentoso y que tiene unos graves bárbaros. Además cuando se fue Martín Ibarburu que tocaba también cajón peruano, quedó el solo tocando y el cajón es el que aguanta mucho el ritmo porque es el que tiene la nota grave, el bombo lo tiene él; y aguantó como loco el Brown. Además se pone mucho las pilas con el sonido y eso, es un capo. Es el dream team.
- ¿Y César Martínez?
- Yo soy muy haragán, muy perezoso y debo rendir más. Trato de entretener a la gente y trato de comunicarme, y hay veces que sale bien. Por eso lo de la radio: es ese oficio, eso me gusta, ser como una especie de antena emisor - receptor, eso está bárbaro.
Analía Camargo