Samantha Navarro, experta divagante
21/5/2004
Apago la grabadora y la conversación sigue durante una hora más. También fue una hora lo que estuvimos hablando –mate de por medio- antes de encenderlo. Es que Samantha Navarro divaga tan coherentemente que uno se engancha de tal manera que las horas parecen segundos. Opina, cuenta anécdotas, se ríe bajito y a carcajadas, canta y recomienda música, todo en una misma charla.
Cumpliendo diez años de carrera musical y presentando "Poemas": su más reciente CD, Samantha nos pasea por su divagante mundo lleno de poemas, poetas, artistas, música y muy buen gusto.
De "Mujeres Rotas" dijiste que era una especie de comic llevado a CD y que "Tengo Recuperación" es un disco con canciones que se relacionan unas con otras; ¿cómo es "Poemas"?
"Poemas" es un disco muy fácil de escuchar: es un disco bastante compacto y cortito. En realidad el proceso de cómo sucedió el disco no fue a partir de una idea. En "Mujeres Rotas" por ejemplo yo dije: "Quiero hacer un disco así" y compuse en función de esa idea. En "Poemas" ni siquiera las canciones salieron así: yo estaba leyendo, tocando la guitarra, mirando la tele –de repente todo al mismo tiempo-, y entraron a aparecer las canciones. También yo estaba leyendo mucha poesía en aquel momento y entraron a pintar pequeñas melodías con pedazos de las letras que yo grababa en el contestador.
¡¿En el contestador?!
Sí. Entonces vos llamabas y aparecía: "la la la" y vos después dejabas el mensaje (risas). Entonces dije: "Voy a terminar esto porque me gusta". Después me quedaban en la cabeza las melodías que había encontrado para algunas letras y decía: "Me gusta, me entusiasma", y las empecé a trabajar. Pero fue muy como del texto hacia mí, como un canal, no fue que quería musicalizar tal cosa; de hecho las veces que traté musicalizar no lo logré. Por ejemplo en este proceso quería musicalizar a Delmira Agustini y no lo logré. Pero en ese mismo libro de Delmira, la segunda parte eran poesías de María Eugenia Vaz Ferreira -que yo ni sabía que existía- y me enamoré de esos poemas, dije: "Esto es genial, es increíble". Empecé a leer eso y encontré una poesía que me gustaba mucho y que me la sabía casi de memoria: "Vasos Furtivos". Y no sé qué estaba pasando que la empecé a musicalizar. O sea en ese sentido es un disco muy surrealista o subjuntivo o subcutáneo, no sé, sub-algo… subacuático (risas). Como que el disco va por otro canal, es un disco muy particular en ese sentido. Inclusive lo grabamos no para que lo escuchara el público desconocido, sino que es un disco que fue hecho como un regalo para una persona en particular. Después bueno, quedó buenísimo el disco y se lo mostramos a mucha gente, entre las cuales había una persona muy copada, una escritora que tenía contacto con el CODICEN y lo presenta –de esto ya hace unos años-, y el CODICEN lo apoya. De ahí salió un apoyo económico que permitió que existiera el disco, sino nunca se hubiera editado.
Se hizo la primera edición y nos sorprendió mucho lo bien que anduvo. Inclusive lo han catalogado como mi disco más rockero…
¿Te sorprendió eso?
Sí, sí… Sinceramente a mí me encanta, pero yo reconozco que tengo un gusto particular: leo poesías, escucho mucha música hecha con poemas, esto no es casualidad. Yo vengo escuchando música de (Franz) Liszt y los lieder de (Franz) Schubert desde los quince. Y no sólo de Schubert: escuchaba de (Richard) Strauss, (Darius) Milhaud, de (Gustav) Mahler, pila de autores que fui encontrando en el camino y fui escuchando, pero cantidades industriales. Escuchar y llorar horrores (risas). Pero no conocía a nadie de mi edad que tuviera ese cuelgue. Yo decía: "Escuchá esto que es genial", "¿Qué, eh?" me decían: ni bola. Entonces cuando hice este CD me pregunté si a alguien le gustaría. Y resultó que le gustó a gente de mi edad, gente más chica, gente más grande.
Ya me contaste cómo elegiste uno de los autores, ¿cómo fue el resto?
Todos tienen un proceso similar: de Julio Herrera y Reissig soy muy fanática y lo conozco por Darnauchans. Yo era de escuchar al Darno, me gusta ir a verlo y en los conciertos siempre cuenta cosas ¿viste? En uno de los conciertos dijo: "Por favor lean a Julio Herrera". Al otro día traté de conseguir cosas de Julio Herrera y no conseguí nada. Cuando tenía mi primer trabajo, estaba caminando por el centro y veo en un lugar de venta de libros antiguos la primera edición de las obras completas –que salía un huevo- y bueno me gasté casi todo mi primer sueldo y me compré esos cinco tomos.
Con Roberto Juarroz es el proceso inverso: lo conozco por Isabel de la Fuente en una de las lecturas de los ciclos de poesía de Café Fábula, hace años y me gustó pero no lo musicalicé. Después la fotógrafa Mariana Méndez hizo una exposición hace unos años –"AZ13" se llamaba-, y la muestra tenía música y le propuse de hacer algo juntas. Y me dijo: "Buenísimo, ¿podés musicalizar estos poemas?" y me da esos dos: el 13 y el 34. Lo musicalicé, ella pagó el estudio, lo grabé y eso quedó ahí, y después lo incorporamos en el disco. Juana de Ibarburú, bueno: estaba caminando por la feria de Tristán Narvaja y veo "Las Lenguas de Diamante", la primera edición y digo: "Este libro a sesenta pesos, todo rayado, a vos mismo" y lo compré; no podía parar de leerlo…
Después Alfonsina Storni: mi madre se había comprado también de oferta un libro de Alfonsina Storni y estaba re copada y se lo termina re feliz y me dice: "Tenés que leer esto" y me da el libro. Yo no conocía nada, conocía que era la inspiradora de la canción, pero nunca había leído nada de ella y aluciné.
Un viaje muy literario. Tuve un período de mi vida que leí mucha poesía… Siempre leo poesía pero en ese momento en particular leí más, y más autores de ésa época.
Eso me sorprendió: son todos autores relativamente viejos, ¿por qué?
Yo empecé a musicalizar esto en el noventa y ocho, noventa y nueve: fin de siglo. Entonces busqué autores del otro fin de siglo. (Risas).
"Poemas" tuvo buena crítica en Argentina, ¿tenés pensado cruzar el charco para presentarlo?
Mirá el año pasado estuve yendo una vez cada mes y medio.
¿Y cómo te fue?
Buenísimo. Me hice un montón de amigos y me reencontré con gente divina que conozco hace tiempo. Es como todo ¿no?, es una cuestión de insistir y no achicarse. Pero es muy difícil, más que yo no tengo una actitud súper programada o decidida, a veces me divago en el camino ¿viste? Soy una experta divagante, entonces claro: lo que me sale más fácil es el divague con sus ventajas y sus desventajas.
Antes de comenzar la nota estuvimos hablando de música y me llamó la atención las diversas cosas que escuchás: desde Susanne Vega hasta Sepultura; ¿qué no te gusta?
Y es como la comida: yo hasta que no pruebo algo no puedo decir si es rico o no. Porque hay cosas que por el olor, coliflor por ejemplo, que vos decís: "Qué olor espantoso, esto no me puede gustar". Y lo probás y está buenísimo. Con la música es lo mismo: yo no me quedo jamás con la primera impresión de casi nada. Además me parece que siempre las primeras impresiones que tenemos son negativas. Estoy elaborando una teoría con esto: de cada diez primeras impresiones, tres están buenas, las demás son malas. Y eso es porque justo ese día capaz que te agarró mal, te dolía la cabeza, no sé. Consultalo con tus amigos. (Risas).
Bueno.
Entonces desde un punto de vista más científico no me quedo con la primera impresión. Y con la música yo qué sé, hay cosas que no me gustan porque… a mí no me gusta la música pasteurizada: todo bien con la pasteurización pero no es lo que más me interesa. Entonces hay un montón de grupos y de bandas, sobre todo del melódico moderno digamos, que tienen éxito, que a todo el mundo le encantan, que yo qué sé; no me convencen, no me gustan. Te doy un ejemplo: Operación Triunfo. Música totalmente pasteurizada: no me gusta para nada, no me interesa, no me sugiere, no me divierte, no me sorprende, nada. Porque también hay cosas que no te llegan pero te sorprenden: la cumbia villera por ejemplo. A mí no me gusta la cumbia villera, sin embargo he escuchado abundante cumbia villera…
Es inevitable no escucharla: la pasan en todos lados…
Pero además tiene cosas que están buenas, tiene cosas que son raras, que son interesantes… no sé, cosas.
Podemos decir que lo que no me gusta es cuando está todo tan pasteurizado, que ya está todo calculado para vender tanto: a mí no me vendés nada ¡protesto! (Risas).
No te gusta la música pasteurizada pero fuiste telonera de Enrique Iglesias…
Síiiii. Una noche magnífica, con una luna increíble. Me saqué los lentes me puse el retorno en la oreja –re moderno-, tenía todo los equipos, no sabés lo que era aquello, lo qué es la industria es increíble (risas). Había como cuatrocientas chicas excitadísimas gritando: "¡Enriqueeeeee!". Faltaban como tres horas para empezar el recital, Enrique no estaba ni en Montevideo (risas). Las tipas estaban en un estado calamitoso. Y yo decía: "¡Fuaa! que luna increíble que hay". Entré y canté unos temas y me fui volando a telonear a Spinetta.
¿El mismo día?
El mismo día y al toque. Imaginate: yo que venía de tocar en el Centenario con una luna enorme y un montón de pelotudas que lo único que hacían era gritar (risas). Llego al Plaza y fue tan diferente. Conocí a Spinetta… a Enrique Iglesias no lo pude conocer, que me hubiese encantado.
¿Sí?
Sí. Quería ver si era alto, bajo, flaco, gordo, simpático… Divina la gente que labura en la producción: son montañas de personas hiperprofesionales que no dejan que te falte nada. En ese sentido la industria tiene esas cosas re-copadas.
Ahora que hablás de la industria de la música: en la Rolling Stone salió un comentario de tu último disco y dice que sos una especie de Leo Maslíah versión femenina…
No, me parece que nada que ver. Me encanta que me comparen con alguien que yo admiro tanto y que me parece un músico, escritor y humorista genial, pero yo estoy muy lejos. Igual es verdad que yo lo escuché tanto que obviamente es una súper gran influencia en mi vida. Además los dos fuimos al Liceo Francés así que hemos pasado por influencias similares. Pero no, me halaga mucho el comentario pero me parece que no corresponde. Yo estoy siempre en un canal un poco más cárnico, no llego a la pureza de Leo Maslíah, estoy en una cosa más intermedia. Bueno, también tiene mucho peso el hecho de que soy mujer, entonces yo veo el mundo muy diferente…
¿Y qué peso tiene ser mujer en la música nacional?
Es difícil ser mujer, calculo que ser hombre debe ser difícil también… Ser es difícil (risas). El Uruguay se caracteriza por tener una presencia femenina bastante pequeña en todos los ámbitos. También hay una gran tendencia a ponernos vallas nosotras mismas: como que ya asimilamos tan fuertemente el mensaje de la chica correcta, formal, una ciudadana ejemplar, madre de familia… La crisis de los treinta: ¡tengo treinta y no tengo tres hijos! (risas). Todo un tema ¿no? Hay mucho que tiene que ver con eso, con las propias cárceles que nosotras nos hemos hecho y bueno, es momento de salir de ahí. Creo que por las gurisas jóvenes está pasando esa salida. Quizás sea una moda, pero bienvenida sea la moda porque implica un poco salirse de lo que era antes y de llegar a determinados lugares que antes no se podía.
¿De ahora en más qué?
Ahora estamos con La Dulce: Andrea Viera, Ana Claudia de León, Mariana Vázquez y yo. Estamos logrando un buen sonido. Lo que nos está resultando difícil es conseguir toques porque tenemos que juntarnos las cuatro, sacar pecho tipo Los Ángeles de Charly e ir a buscar laburo, pero estamos re divagadas. La idea es sacar un video: ya nos apoyó el FONAM para este proyecto y ya tenemos grabado el tema, ahora nos falta grabar el video, para el cual me estoy dejando el pelo largo…
Qué: ¿tuviste el pelo corto alguna vez?
Lo tuve en una época: me agarré piojos cuando era niña y me mamá y mi papá en un rapto del locura me lo cortaron. Me quedó horrible. (Risas).
Nicolás Hidalgo