Los Terapeutas en Sala Zitarrosa

9/9/2002

lo que viene desde adentro

“Ya que Wilson nos hizo acordar que hoy es el cumpleaños de Mateo, vamos a terminar con un tema que tuvimos la suerte de tocar con él: Nombre de bienes”. Las palabras de Alberto Wolf presagiaban un final memorable. Y el final se vino con una versión furiosa del tema de Mateo ante una sala llena y rendida ante la música del Maestro. Solo ese final valió la entrada, pero hubo más, y muy bueno. Porque el ciclo “La X en Vivo” no solo permite oír música, también deja espacio para que los músicos charlen un poquito en medio del recital con uno de los presentadores de la radio en cuestión. Y si alguien ha visto a Los Terapeutas en vivo sabe que cuando hablan frente al público son un show aparte. Por eso lo completo de la noche: por la Sala, los diálogos, la música, la gente y la postura en escena de seis músicos que, tras diecisiete años juntos, siguen disfrutando como si fueran chiquilines sobre el escenario.

Candombe, rock, reggae; todo tocado en un disfrutable clima de entrecasa. La polenta de Wilson Negreyra (percusión y voz); las sutilezas de Luis Martínez (batería), Gonzalo Gravina (teclados) y Alejandro Roca (guitarra eléctrica); el carisma de Mandrake Wolf (voz y guitarras); la presencia de Daniel Jacques (bajo), que aparte de tocar impecable tuvo -a pedido de Mandrake y esperado por la gente- su momento de improvisaciones varias en el que se “robó” el escenario durante unos minutos. Buena parte del repertorio se centró en el reciente disco Amor en lo Alto, destacándose las exquisitas “Casa de alquiler” e “Isla de Flores”; estuvieron los infaltables – y excelentes – “Candombe del no sé quien soy”, “Cococho”, “Amor profundo”, “Cinco palabras”, “Más cuando arranquen”, “Corazones musicales” y una emotiva versión de “Susana” que dejó muda a la Sala.

Los Terapeutas dan esa sensación en vivo de “barra de amigos que se juntó para tocar”, lo digo tomando todo lo positivo que eso implica hacia el lado del compartir la música, del divertirse con lo que se hace y poder contagiarlo hacia afuera. Tienen swing, para componer e interpretar, tal vez producto de lo anteriormente dicho. Llevan en el alma esa esencia “tuquera” que no se compra en la farmacia...

Juan Castel

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