Max Capote, Explosión de sabor
31/3/2007
Un discurso crudo, directo, satírico, sentimental pone en escena un tragicómico universo que desconoce los prejuicios y cuyo único límite es el riesgo. Una multiplicidad de sonidos se fusionan en distintos géneros para recrear la más alocada de las fantasías. Max Capote se anima a todo y por eso sorprende y provoca, una y otra vez. Pero hay que ser precavido, porque lo que se viene parece ser muy... “pegajoso”.
“Tenia 19 años y estaba terminando unas materias que me quedaban del IAVA. Los padres de un amigo se habían ido a Europa y nos habían dejado solos, entonces hicimos una especie de estudio de grabación improvisado. Entonces me subo a un ómnibus, al 199, ahí en el IAVA, para ir a Punta Carretas, al estudio, y sube una chica. Y la piba empieza a mirarme a full y surge una química tipo mágica, terrible química, y todo el camino con ese jueguito. Yo igual como nunca fui extrovertido no le dije nada y ella tampoco. De repente se bajan dos personas y yo me siento con ella. Ella se baja en Bulevar Artigas, yo sigo, llego al estudio y le digo a mi amigo: ¡Loco, me enamore! Voy a hacerle una canción a esta piba, voy a ir el sábado que viene a la misma parada, a la misma hora a ver si la encuentro y si la encuentro se la doy. Voy a ponerle mi nombre y un teléfono al casete que iba a grabar con la canción de ella, y si me llama le pongo el nombre de ella. Entonces le hago el tema. Voy el otro sábado, misma hora, mismo lugar y no aparecía, se hizo esperar dos horas. Hasta que apareció, ahí le doy el casete a la piba (estaba con dos amigas me acuerdo) y quedó de cara (ella se acordaba estoy seguro). Eso fue el sábado. El lunes llego a casa, del IAVA, y mi madre me dice: ¡Che! Soñé que estabas repartiendo casetes a las chicas… Y le digo: ¿Qué? Es que me llamo la madre de una chiquilina de 11 años... (risas) Es que parecía de 17, 18 años y tá... ¡ahí se pudrió todo!”.
Esta es una de las tantas historias (aunque no lleve el nombre de la protagonista) que planteás en tu nuevo disco. Si se recorren las canciones casi todas están basadas en relatos biográficos. ¿Esto es lo que más te inspira a la hora de plasmar un tema?
Yo soy un hiperactivo cerebral, o sea, estoy siempre pensando qué hacer; muy inquieto mentalmente. Entonces se te ocurren cosas; si no son cosas que te pasaron, realmente son cosas que te imaginás que si pasaran qué pasaría. Y después sigo trabajando sobre la apropiación, que también lo hice en el disco anterior. Un poco tomar cosas de otros lados y apropiarlos como tuyos, ponerlos en tu contexto, que toman otra forma. Por ejemplo, en “Grandes Éxitos” tomé el punteo de “Something” (de The Beatles) tal cual estaba y lo puse en el contexto del tema “Volar”. Ahora lo hice con “Across the universe” (The Beatles), el tema “Como pueda”, que es dedicado a ese tema. Eso me interesa mucho, como si alguien tomara algo hecho por mí y lo pusiera en su contexto; cómo eso deja de ser lo que yo hice, sino lo que él está haciendo.
Hay muchos temas que hablan desde una perspectiva adolescente, quizás más frívola, pero otras canciones se sumergen en cuestiones más profundas como la muerte, por ejemplo. Es una propuesta que invita a transitar por todos los climas.
Yo tengo varias facetas en realidad. Todos los seres humanos tienen muchas facetas o roles. Cuando era chico, en la escuela era el galancito de la clase, en el club era el bobo de la clase, en el grupo del barrio era el matón, el que le pegaba a todos. Todo ser humano no es por sí solo, sino es en el entorno que lo rodea. Yo creo que en mis discos, en mis canciones, lo que hago es ser muchas cosas; me pongo en contextos. En el tema “Malo”, por ejemplo, me pongo en un contexto donde el tipo es un sorete que le pega (no le pega físicamente, sólo emocionalmente). El loco está con una pendeja que tiene novio, es el peor el tipo y ella no puede resistirse a él. Es un tema que habla de algo superficial. Después, en el tema “Como pueda” me olvido de esas cosas y estoy hablando de algo más profundo, como es cómo una persona que se enfrenta a una obra de arte es mejor persona. En “Ya comprendí” estoy hablando de la muerte, me estoy poniendo adentro de un cajón y hablo desde ahí. Entonces yo lo que hago es pararme en distintas situaciones para hablar y eso parece que hablara de muchas temáticas, pero en realidad hablo de ese ser humano que cambia constantemente.
Como en “Grandes Éxitos” seguís jugando con una amplia variedad de estilos musicales, desde bolero, pop, electrónica hasta los típicos sonidos sesentosos que te trasportan a un auténtico ambiente “retro”.
Hay cantidad de géneros variados, entonces capaz que un poco lo engancha con el disco anterior. Pero igual hay sonidos y formas que son distintas.
Ahora te animás a darle un toque tropical con la versión de “Azuquita pa´l café” (clásicos del género si los hay).
Esto también nace no de haberme animado esta vez o no animarme a algo, nace de que ese tema me gusta y lo pongo en el disco.
Ya tenés mucho material, aunque todavía estás en la etapa de preproducción. ¿Cuánto costó llegar a este, tu segundo disco?
Este disco en realidad costó mucho sacarlo, o sea, ponerlo en los parlantes, que suene. Porque después que saqué “Grandes Éxitos”, que salió en diciembre del 2004, pasaron ya dos años, entonces la demora fue como un trancazo de inspiración; también una desmotivación. Después que salió “Grandes Éxitos” y ver aquella bola enorme de cosas que pasaron, como que quedó un vacío. Pasa eso mucho, que queda como un vacío en el pecho y como que quedás desmotivado. Entonces después como que empezás de vuelta. Yo me empecé a tratar de forzar a hacer nuevas canciones porque tenía que cumplir con el sello. Entonces me llamaban para ver en qué andaba. No era un acoso, era una pregunta: “¿Che, en que andás?, ¿Hay algo?”. Pero por más que no lo plantearan como un acoso, para vos mismo se amplifica eso y decís: “¡Pah! Tengo que hacer algo ya”. Entonces entré en algo que me empezó a generar impotencia. Entonces dije: “¡No voy a hacer un carajo de disco!”. Pasé dos meses sin hacer nada y con el pensamiento de que no quería hacer nada, hasta que me empezó a picar el bicho de querer hacer algo; entonces la técnica dio resultado. Entonces empecé a meter cositas y de a poco empecé a laburar. Claro, cuando hice “Grandes Éxitos” no había presión, porque no lo hice pensando en una discográfica ni en nada. Cuando hice el primer disco era para mí. Entonces ahora no es que lo hago pensando en una discográfica, pero lo hago pensando… o sea, lo estás componiendo y grabando con la certeza de que va a ser editado, que esto va a estar en un disco, que va a estar en las radios; entonces componés desde otro punto de vista. A mí me gustaría hacer una especie de reset mental, pero las condiciones de la vida te van cambiando y no podés contra eso. Trato siempre de ser lo más legítimo posible.
¿Pensás de antemano en cuál va a ser el corte de difusión?
Lo que pasa con mis canciones es que siempre me gustan todas. Porque las canciones que empiezo a hacer y no me están gustando mucho ya las tiro a la basura. Entonces, cuando el tema lo terminé de hacer es porque me gustó pila. Los temas de este disco para mí son todos goles, son todos “Grandes Éxitos” (ese fue el por qué del nombre del disco anterior). Pero no voy a ponerle el mismo ahora...
Pero algo ya se te ocurrió...
Y… tenía pensado algunas cosas que definían, capaz, el concepto de composición y arreglo del disco, que era “Chicle”. Pretende llamarse “Chicle” este disco porque la forma compositiva es muy chiclosa, con ritmos muy chiclosos y pegadizos, que es en este momento de mi vida lo que me interesa trasmitir.
¿Cuándo estaría terminado?
Calculo que en julio; si todo va bien, normal y corriente, en julio.
La estética siempre es uno de los factores bien trabajados en tus producciones.
Capaz que se piensan que le doy más bola de la que le doy. Capaz que hay una imagen de Max Capote pensando qué voy a hacer y demás, y en realidad es más: ¿Me llevo tal cosa? ¡Dale! Yo me llevo el gorro de mariachi. Es más hacer lo que me gustaría hacer, sacarme las ganas. Lo que pasa es que Max Capote te permite hacer eso. Se trata de cómo aceptás la libertad y ser libre o no.
Y esa libertad, sin prejuicios, sin condicionantes empezó a los 14 años, cuando pediste de regalo una guitarra, motivado por la película “La Bamba”.
Pasaron dos cosas paralelas: vi una película que se llamaba “La Bamba” y al mismo tiempo a un amigo le habían comprado una guitarra eléctrica y yo lo acompañaba al profesor. Y vi “La Bamba” y me partió la cabeza mal.
Y ahí comenzó la historia... Tu primera banda fue Rocas Azules y luego Los Entes, donde empezaste a definir tus influencias.
Esos son como los dos pilares más grandes, pero entre medio toqué en una llamada “The Cats”, que hacíamos covers de los Beatles. A los tres meses de aprender a tocar la guitarra fue mi primer show.
¿Y como llegamos a Max Capote?
En realidad la cuestión es media confusa, no es tipo: acá nació Max Capote. En realidad es un proyecto de estudio, es una banda, es pila de cosas. Lo que pasa es que la gente ve a un tipo cantando, entonces a la gente le dio por ese lado. Yo me chupé el nombre de Max Capote. El nombre surgió de una película, “8mm”, donde Nicolas Cage está investigando sobre películas de pornografía y entra a un lugar y está Max California leyendo un libro de Truman Capote. Entonces pensé: “¡qué buen nombre para una banda!”. Entonces dije: “la próxima banda que tenga le voy a poner un nombre así”. No lo hice en realidad, porque llevé un demo a una radio, para pasar propaganda del estudio de grabaciones, y entonces dijeron: “¿esto qué es?”. Y me acorde y dije: “¡Esto es Max Capote!”.
Siempre te encargás de marcar que no soportás la estandarización, el discurso único. Escapar de los paradigmas musicales, sobre todo en un país tan rockero, no es fácil; y sobre todo romper con las etiquetas. ¿Te sentís el raro de la película, te molesta o lo ves como una ventaja?
Sí marginado, los “raros” son el Cuarteto de Nos (risas). Pero te digo una cosa que es básica. Te digo por qué el rechazo hacia el público, porque es el público el que siente eso. Yo con los Motosierra soy súper amigo de ellos, tocamos la otra vez juntos, y el público de Motosierra odia a Max Capote. Capaz que a gente que escucha La Trampa también, pero con el Garo de La Trampa también hay terrible relación. Entre los músicos no me siento marginado, al contrario, me siento en un lugar privilegiado porque soy muy querido por los músicos uruguayos. Yo me doy cuenta de eso. La gente de la música me quiere mucho y quiere mucho mi obra. Es el público el que rompe las bolas. La otra vez, en la Fiesta de la X, terminé a los botellazos con un tipo... Entonces, el público es una puta infiel y así hay que tratarla, es lo que se merece. ¿Y si es una ventaja? Sí, claro que destacarse es una ventaja. Destacarse para que te amen o te odien. Susana Jiménez es una gran sabia, dijo: “la cosa no es que hablen mal o bien, la cosa es que hablen”.
En Max Capote se admite todo. Tus influencias son un interesante combo de diversidad musical, desde Los Parchís a Los Panchos, desde los Beatles a los Beach Boys. ¿Hasta dónde te interesa experimentar musicalmente?
Estaba pensando hacer un tema de metal, lo más agresivo y oscuro. Porque vi una película (horrible) en el cine y toda la estética era Iron Maiden: el loco en una moto, con cadenas y calaveras. Y salí copado y dije: “voy a hacer un tema re pesado”.
Bizarro, kitch, humorístico son todos adjetivos comunes cuando definen el arte de Max Capote. Cuando vos lo definiste simplemente dijiste: es un burro persiguiendo una zanahoria y esa zanahoria es la síntesis.
El discurso está basado en la síntesis. Me gusta mucho laburar en lo sintético, o sintético en cuanto a audio, sintético en cuanto a la forma compositiva. Todo lo contrario a complicarla, simplificarla lo más posible.
Eso está reflejado en tus canciones, son muy directas, cortas y simples.
Claro, cortita y al pie. Capaz que es esto: a mí no me gusta hacer esperar a la gente, por eso hablo rápido, por eso las canciones cortas. No quiero que nadie me espere, a no ser que esa persona esté disfrutando mucho de estar conmigo. Es el tipo de intercambio de comunicación.
¿Si tuvieras que hacer un show en este momento cómo te presentarías en el escenario?
Vestido de Batman.
¿Y cantando qué tema?
Azuquita pa´l café.
+ Max Capote www.myspace.com/maxcapote
Natalia Castelgrande