Larbanois-Carrero en Sala Zitarrosa

14/6/2002

25 años de Larbanois & Carrero

de Gardel a Bella Unión

21:20.
Sala llena. En escena, con las cuerdas bien templadas, está el dúo y sus guitarras. El corazón bordonea y El violín de Becho abre el camino de la celebración.

Nadie podría haberles dicho dos décadas atrás a estos músicos que compartirían el escenario con figuras como Chico Buarque, Pablo Milanés, Paco Ibáñez, León Gieco, El Sabalero, Daniel Viglietti, Mercedes Sosa o Zitarrosa; o que recorrerían el mundo llevando nuestra música popular a países tan remostos como EE.UU, Canadá, Cuba, Venezuela, Argentina, Paraguay, Brasil, llegando incluso hasta la misma ex Unión Soviética; ni que decir los pueblos y ciudades del interior y los barrios montevideanos que han escuchado en vivo a estos artistas.

Lo cierto es que el viernes 14 de junio, con una Sala Zitarrosa colmada, Mario Carrero y Eduardo Larbanois, celebraron 25 años de la existencia del grupo; 25 años de trabajar duramente en defensa de nuestra música popular; 25 años de escribir música o textos y hacerlos volar vueltos canciones para los pueblos del mundo.

Esa era su noche, y el dúo supo recorrer todos los géneros sin que el espectáculo decayera nunca, otorgándole una personalidad única y cada vez más en sintonía con el gusto popular. Al fin y al cabo, qué era el espectáculo, sino un recorrido por la música popular; un recorrido de Gardel a Bella Unión.

Así, en un set de dos horas, tocaron impecablemente casi treinta temas, repasando parte de lo mejor de su carrera, algunas estrofas de su último disco y varias coplas infaltables como El ñato garcía, de un cantor y su guitarra, Milagro, de las contradicciones, Cosas de poca importancia y Canción sin nombre.

Después pasaron por escena algunas palabras del querido Washington Benavides, seguidas de las recordadas Santamarta, Canción de los sueños perdidos y La comparsa silenciosa.

A mitad del show, los músicos se fueron, el escenario se oscureció y en escena quedó Larbanois. Era el momento del tango y Eduardo sólo con sus cuerdas ejecutó notablemente una versión cálida y emotiva de Volver, la que abrió el camino para luego continuar con Mano a mano, Enemigo público y Naranjo en flor.

Ya finalizando la fiesta, el dúo, sin perder protagonismo, se dio el lujo de invitar a Pepe Guerra a subir al escenario para así juntos, rendir tributo al entrañable Rubito Lena, entonando temas como La última curda, A Don José y Cuando empieza a amanecer.

Cometas sobre los muros cerró el festejo, pero el público al cabo de dos horas de show no quería irse y pedía: una más; era tal el disfrute del dúo y de su banda, que resultaba imposible no contagiarse. Larbanois & Carrero dijeron entonces: gracias, y comenzaron a entonar dos de sus canciones más queridas: Zumba que Zumba y Ocho Letras, mientras un público de pié, aplaudía sin parar.

Y es que eran 25 años signados por encuentros y desencuentros, abrazos y desabrazos. 25 años levantando la bandera de la identidad y la belleza, contándolo y cantándolo todo... conscientes de que la canción, quizá no pueda cambiar el mundo, pero siempre, siempre, podrá más que la espada.

El dúo disfrutó de su fiesta, y el público, su público, supo recompensarlos regalándoles un interminable aplauso y entonándoles una última canción: Cumpleaños feliz.

Leticia Fraga

Comentarios
22/5/2003 | Victoria Pollero Koleszar
Jamas habia escuchado al duo Larbanois-Carrero màs que en peñas y espectaculos publicos y gratuitos. En la sala Zitarrosa estuvieron alucinante !!!!. Las voces del silencio tendria que ser un espectaculo que se hiciera abierto para todo el mundo porque nos demuestra que todavia tenemos musicos e interpretes uruguayos que valen la pena, que no hablan de verduras y mayonesas. Hablan de lo que aun hoy sucede. Los sigo a todas partes y los seguirè siempre y no me importo haber pagado para ir a verlos. Vale la pena verlos en esa infraestructura.
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Larbanois-Carrero, Bajito, profundo y con fundamento