Kevin Johansen en Sala Zitarrosa

26/3/2004

errante y sutil

"Mixture is the future" dice en su interior "The Nada" el cuarto trabajo discográfico y segundo disco solista de Kevin Johansen. Esa frase además de ser una buena definición de su obra, es casi una declaración de principios, un emblema filosófico, un blasón ideológico.

Es que este joven de nombre nórdico, hijo de madre argentina y padre norteamericano, que nació en Alaska y vivió en San Francisco, Buenos Aires, Montevideo y Nueva York; mixtura (si el neologismo vale como verbo) todo: idiomas, ritmos, estilos.

Combina el español con el inglés pero también canta en francés. Y su mixtura además de lingüística es estilística. Emparentado conceptualmente con Manu Chao fusiona bossa nova, folklore, tango, cumbia, funk, country, rumba, reggae, ranchera, rock. Como él mismo afirma es un "des-generado" y los resultados son "cumbias tangueras, habaneras en inglés, reggae porteño, cumbias flamencas, celtic sambarera, hip pop y baladitas tipo Leonard Cohen".

Pero lo que llama la atención de este ex camarero de hotel, intérprete del edificio de la ONU y portero de una milonga en Broadway y la 13; no es solo su bilingüismo, su búsqueda cosmopolita, su eclecticismo estilístico, su mirada urbana de las raíces folklóricas.

A eso se suman dos cosas. Por un lado su voz privilegiada y versátil capaz de pasearse del grave más bajo tipo Barry White al agudo más alto de un cantante hindú. Y por otro, sus letras. Ingeniosas y profundas, lúdicas y reflexivas, que conjugan humor y poesía, sarcasmo y ternura, sutileza e ironía y que hacen recordar al mejor Leo Maslíah.

Con todo ese equipaje Kevin Johansen aterrizó en Montevideo y se instaló en la Sala Zitarrosa donde brindó un par de shows realmente soberbios. Se presentó acompañado de su banda: The Nada integrada entre otros por el veterano Zurdo Roitzner que fuera batería de Astor Piazzolla, Vinicius de Moraes y Toquinho.

Deleitó a un público numeroso y conocedor de su obra, haciendo un recorrido por sus dos discos solistas "The Nada" y "Sur o no Sur". En ese viaje se escucharon entre otros "No me abandones", Heat of the moment", "Soñé", "Ni idea" y "El de la puerta" del primero; y "Timing", "No seas insegura", "La tangómana" y "Down with my baby" del segundo.

¿Lo más destacable? Prácticamente todo. Solo para enumerar: la bachonga "So lazy", la cumbia andina "En mi cabeza", la conmovedora "El círculo", la irónica "McGuevara’s o CheDonald’s", la genial "Sur o no Sur", las hilarantes "Cumbiera intelectual" y "Puerto Madero" y la canción relajante para James Brown el hombre más trabajador del show business: "Chill out James".

Además, la versión acústica de la popular "Karma chameleon" y una adaptación antológica del clásico de Los Eagles, ahora reubicado: "Hotel Patagonia". También el último bis a todo "Guacamole" y "Me fui pal monte".

En su paso por Uruguay Kevin Johansen regaló un rato de muy buena música y demostró que la globalización tiene sus aspectos positivos y que en materia musical es posible fusionar sin que eso suene a pastiche, crear a partir de lo viejo sin que suene a copia disfrazada y lograr una construcción estéticamente novedosa, creativamente rica y absolutamente personal.

Analía Camargo

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