Washington Carrasco y Cristina Fernández, 25 años de entrelíneas con la gente
18/8/2001
En el disco De Puerta En Puerta aparece esta frase de Idea Vilariño: "Gracias a la recreación de los cantores, los poetas vuelven al origen, al canto, y al privilegio de la difusión masiva y casi anónima de sus versos". Cuando realizaron los conciertos aniversarios en la Sala Zitarrosa, en una de las actuaciones, al final; en medio de un enorme aplauso, cuando el dúo agradecía, una voz de entre el público respondió: "Gracias a ustedes". Estos dos agradecimientos es el más claro ejemplo de lo que significa estos dos intérpretes para la música y la cultura nacional. Y aunque ellos no paren de agradecer a la gente, todos sabemos que nosotros lo único que hicimos es darles el lugar que realmente merecen. Con ustedes, dos trabajadores de la palabra y la poesía: Washington Carrasco y Cristina Fernández.
- ¿Qué les pareció los conciertos que dieron por los 25 años?
Washington: A nosotros, como siempre, como somos bastante severos con nosotros mismos, nos pareció que estuvo bien. Nos encantó la gente. Los tres días fueron diferentes, porque cada vez que salís a dar un concierto es diferente; la gente te lo hace diferente, a pesar que yo tenga las mismas ganas de cantar... pero el clima que hay, es increíble pero uno percibe determinadas cosas.
- ¿Y que percibieron? Por ejemplo: si tuvieran que elegir un momento del concierto.
Cristina: Creo que el estreno de canciones nuevas. Porque nosotros para elegir el repertorio nos costó mucho. Son 25 años, es mucho; entonces tuvimos que sacar fragmentos de espectáculos que hemos hecho anteriormente. Pero también tuvimos el gusto de estrenar cincos temas; entonces esa adrenalina que te crea el estreno, los nervios del cómo la gente lo va a recibir y lo lindo que nos recibieron. Para mí eso fue lo más... todo el concierto fue lindo, porque nosotros siempre decimos que cantamos lo que somos: uruguayos, latinoamericanos, mis raíces son gallegas, y además cantamos lo que nos gusta. Pero a mí particularmente me gustó mucho estrenar en estos recitales cinco temas.
¿Fue difícil la selección de los temas para los conciertos?
Washington: Tu sabés que nosotros explicamos un poquitito eso siempre; tenemos un repertorio que es enorme, yo he musicalizado muchos poetas uruguayos, españoles... universales, incluso tenemos trabajos hechos con actores: en el año 77’ hicimos con Leonor Álvarez Y yo quiero cantarte, después con Estela Castro Vidamorymuerte, con Roberto Fontana Los pueblo del solo. Y que, por ejemplo con Roberto el espectáculo era poesía Azteca, Maya e Inca, con Leonor y Estela fueron poesía latinoamericana y española. Entonces, a nosotros nos encanta eso. Uno de los trabajos que más nos gusta es el trabajar con actores y trabajar la poesía y la palabra. Y aparte tenemos todas las canciones mías, más las canciones latinoamericanas de tantos autores conocidísimos y algunos amigos. Lo más difícil para nosotros es armarlo; es decir, armamos un programa quilométrico de canciones y después entramos a sacar. Y ahí es donde vienen las discusiones, porque claro ¿qué sacamos? Por ejemplo: esta es la primera vez que no está Idea Vilariño, ni Violeta Parra. Entonces ese tipo de cosas nos cuesta, pero como decía Cristina: todo eso valió la pena porque pudimos estrenar esos cinco temas. Que eso es como una inyección y demostrar que seguimos hacia delante. Si bien mirar para atrás es bueno, o al menos saludable a veces, nosotros siempre estamos mirando hacia delante.
- Hablando de mirar hacia atrás, ¿ se acuerdan del primer concierto que dieron?
Al unísono: Síii...
Cristina: Nos acordamos porque, vos sabés que fue un concierto en donde Washington seguía siendo solista, él traía una trayectoria de 13 años, y yo tenía un dúo –a mí siempre me gustó trabajar en grupo- entonces Washington componía un espectáculo donde era él solista, el dúo este y un músico del interior. Nosotros cuatro estuvimos en la época de la dictadura estrenando este espectáculo en la Alianza Francesa, en donde pasamos por distintas salas...
Washington: Teatro de los Pocitos, El Tinglado...
Cristina: Y llegamos a San Pablo. Esto fue en el año ´76, ese fue el primer mojón, el primer paso. Para mí también era muy importante, porque él tenía una trayectoria y entonces era un compromiso muy grande estar al lado de alguien con renombre.
Washington: Por eso está el Washington primero, porque era el nombre más conocido.
Cristina: Por eso de ese concierto nunca más nos olvidamos. Después el cuarteto se separó, y yo después seguí con Washington.
- Pero del concierto en si, ¿qué recuerdan?
Cristina: Una canción que cantaba con él, que era la canción que más me gustaba: Vidála de la lluvia.
Washington: Hermosísima. Y hace poco la estuvimos viendo para hacerla de nuevo pero...
Cristina: Fue la canción en que nos dimos cuenta que las dos voces podían encajar. Porque es muy difícil, viste que acá hay dúos pero de hombres, la voz masculina y femenina es difícil de complementarse.
Washington: Claro, por los diferentes tonos...
Cristina: Ahí nos dimos cuenta que había algo que podía mezclarse.
Washington: Por eso fue que, digamos, aclimatamos esto entre casa. Por ejemplo: El romance del enamorado y la muerte, que es la canción estandarte del dúo, estuvo como uno o dos años guardada en un cajón porque no nos poníamos de acuerdo por el tono: "No, que queda alta. No, que queda baja...", la guardábamos, después la sacábamos y así nos peleábamos de vuelta. Hasta que un día dijimos: nos quedamos ahí, la dejamos así. Aunque para mí quedó baja. (risas)
Cristina: Es una canción que nos ha dado muchas satisfacciones. Me acuerdo que la estrenamos en Canelones, y cuando cantamos la canción fue tal el aplauso y tan fuerte, y la gente nos pedía "otra vez, otra vez", no otra, sino otra vez, que la tuvimos que cantar otra vez seguida. No sólo eso, cuando terminó el recital lo tuvimos que cantar de nuevo.
Washington: O sea, en el mismo recital tres veces. Y era el estreno.
Cristina: Eso nunca nos pasó con otra canción. Entonces dijimos: acá pasa algo. ¿Qué pasa?: en esa canción está todo: el amor, la vida y la muerte. Ese debe ser el secreto. A nosotros nos ha tocado ir a cantar a lugares muy tristes como la Colonia Echepare, el Vilardebó, y en esos lugares son en donde más te das cuenta del poder de esa canción. Es una canción que a veces nos preguntan: ¿están cansados de cantarla? No, nunca.
Washington: Siempre es la primera vez.
- De todos los lugares que conocieron en estos 25 años, ¿cuál es el que más recuerdan con afecto?
Cristina: Bueno, a mí uno, no sé a Washington...
Washington: Sí, creo que es el mismo: Galicia.
Cristina: Primero mí país Uruguay, porque poder cantar en mí país es maravilloso. Pero fuera del país, Galicia, a donde además yo iba cantando en gallego. Estar ahí, a donde están todos mis primos, gente que yo nunca había visto y terminar todos cantando, llorando, fue de una emoción... la energía que te trasmitía estar ahí es una debilidad.
Washington: Y hubo también otro recital, recuerdo en Rosario, en una peña; que se llamaba Peña Atahualpa, nunca me olvidaré, jamás me olvidaré, porque fue en plena dictadura y acá se hizo el famoso voto; entonces en toda Argentina los diarios decían "El Uruguayazo". Y yo me acuerdo que era un salón enorme, habían como 700 o 800 personas, en el escenario se pasaban la guitarra de un lado al otro y a cual tocaba mejor y cantaba mejor, era una cosa maravillosa aquello. Entonces nosotros mirábamos y decíamos: "¿qué vamos a hacer nosotros acá?". Pero cuando salimos fue una cosa mágica, ya el aplauso fue...
Cristina: Además se levantó todo el público tal cual.
Washington: Era por todo lo que estaba pasando acá, lo que traía cargado eso. Fue una cosa muy entrañable.
Cristina: Pero hay muchos momentos.
Washington: O sea, cada actuación tiene cosas diferentes. Una vez estábamos actuando en el estadio Obras en Buenos Aires, un sábado y el domingo estábamos tocando en Fray Marcos en un piso de tierra con un quincho. Y estábamos felices, nos encantan esas cosas. Cuándo veníamos con Estela Castro de hacer Vidamorymuerte en Rivera, íbamos a Artigas y en la mitad ¡no sé cómo es que sale un concierto en Tomás Gomenzoro!, que no había nada para tocar, no había teatro... nada. Había un cine viejo que había gallinas, entonces lo limpiaron y con la ayuda de la gente de allí, armé un teatro circular, con latas de aceite hice las luces... pero todo en el día. Ese tipo de cosas son maravillosas.
- ¿Y un lugar extraño en donde hayan tocado?
Cristina: Japón.
Washington: Para mí, un lugar extraño y lindo a la vez.
Cristina: Pero fue precioso; en las plateas por supuesto que eran todos orientales. Ellos no sabían que nosotros también somos Orientales (risas). Aparte yo canté una canción en japonés, y cuando cantamos esa canción yo hacía un gesto a la gente para que cantara conmigo, y la gente cantaba, sobretodo la gente mayor. Sacúra se llamaba la canción, por supuesto que elegimos una canción que pegara con nuestro repertorio...
Washington: Folklórica.
¿Y cómo llegaron a actuar en Japón?
Washington: A través del hijo de un socio mío, de acá del Estudio (de grabación), que estaba llevando gente y material de acá del Uruguay hacia Japón. Entonces surgió la posibilidad de ir. En 42 días dimos 29 recitales, una cosa así. Porque, por ejemplo, a Galicia fuimos concretamente por 13 días y nos quedamos un mes. Nos fue bárbaro.
Y bueno, después hicimos Paraguay, Argentina de arriba a bajo, Brasil: San Salvador, San Pablo, Porto Alegre, en Río estuvimos, pero tocamos dos veces nada más. Después en Buenos Aires tocamos en un montón de lados: La Trastienda, La Peluquería, Café El Ciudadano... era una época –en el ´81, ´82- en que el canto popular era muy conocido en Buenos Aires. Nosotros teníamos tres discos editados allá, y el primer disco que salió de canto popular en Buenos Aires fue uno que era de (el grupo vocal) Universo en una cara, y en la otra cara nosotros. Entonces los tipos que editaron el disco no sabían como ponerlo...
Cristina: Porque tienen que poner cajones para todo, les encanta etiquetar.
Washington: Encasillan todo. Les dijimos: "mirá, lo que nosotros hacemos es música popular uruguaya". Entonces el disco se llamó Canto Popular Uruguayo. En ese momento, no solo nosotros, también otros artistas, teníamos un éxito tremendo. Era un fanatismo que se daba por el canto popular: Los Zucará, Larbanois Carrero, Ruben Lena, Abel García, Araca la cana, La Falta... los uruguayos habíamos copado prácticamente Buenos Aires, y Rada en ese momento era él numero uno: era Dios bajado a la tierra.
- ¿Ese fue su mejor momento en estos 25 años?
Washington: Justamente hace poco yo estaba comentando esto con otro poeta amigo que es Jorge Arbeleche: es paradójico, en los momentos que el país estaba peor, que sabíamos que estaban torturando gente, gente presa, amigos, hermanos, parientes por todas parte del mundo y hasta nuestra música estaba prohibida continuamente, esos momentos fueron los más fermentales de la música, los de más creación. Fijate que con Cristina nacemos como dúo en el ´76 y recién en el ´80 se grabó el primer disco. Pero entre el ´76 y el ´81 nosotros hacíamos tres espectáculos por año. Pero hacíamos espectáculos que eran temporadas como en el teatro, temporadas que duraban seis, siete meses. El espectáculo Y yo quiero cantártelo duró siete meses en cartel a sala llena, y Los pueblo del solo también.
Hacíamos esto y en el medio hacíamos recitales ella y yo solos, con la guitarra, con los instrumentos nuestros. Y estaba esa cosa de entrelíneas con la gente. Yo siempre pongo el ejemplo de un poema de Antonio Machado que dice: Vive esperanza quien sabe lo que se traga la tierra. El poema es para su mujer muerta, pero ese esperanza yo lo decía de una forma, lo expresaba de una manera que la gente veía otra esperanza. Era una cosa que estaba muy subliminal. Esa entrelínea era maravillosa trabajarla.
- Recién hablaban de etiquetar la música, ¿ les gusta eso?
Washington: No, no...
- ¿Y si tuvieran que definir lo que hacen?
Washington: Es que somos dificilísimos de definir. Nosotros somos lo más difícil de "etiquetarnos"; porque hacemos tango y no hacemos, hacemos folklore, poesías, canciones gallegas, hemos cantado boleros en algunos conciertos... nos gusta todo lo que sea música buena.
Cristina: Yo incluso, en este último espectáculo que hice con Taco Larreta (Amor: sol y sombra), tengo oportunidad de cantar cosas que me gustan pero que nunca he podido cantar: boleros, tangos, canciones zefaradíes, griegas... nosotros hacemos música que nos gusta.
Washington: Nosotros nos llamamos intérpretes. Tomamos un texto, una música, una letra y tratamos de interpretar eso.
- ¿Cómo nace una interpretación?
Cristina: No siempre es igual, pero por lo general elijo un texto...
Washington: Y yo lo musicalizo, o a veces lo elijo yo y le muestro la canción terminada...
Cristina: Incluso somos un dúo muy individualista, porque no sólo cantamos a dúo, sino él canta solo, yo canto sola y nos juntamos.
Washington: Viglietti dice que somos tres en uno: dos solistas y un dúo.
- ¿Lo que hacían en época de dictadura tenía un sentido de protesta o social...?
Cristina: Mirá, social sí, porque nosotros nos comprometemos con lo que estamos haciendo, pero no era panfletario. A nosotros siempre nos gusto la poesía, la belleza de la palabra. Por eso creo que algunos grupos empezaron a desaparecer, porque claro, cuando se terminó la dictadura ya no tenían su motivo de ser. A mí me gustó ese período que dice Washington de creatividad, de solidaridad. Pero en estos 25 años tuvimos muchos períodos de esos y ahora también.
Washington: Lo más lindo que nos ha pasado es el contacto con la gente, eso es maravilloso. Ese ida y vuelta, o sea, vas por la calle y una sonrisa o te tocan el brazo y te dicen: "te vi en tal lado" o "te escuché..." esas cosas para nosotros son tocar el cielo.
Cristina: Viste que está muy mañido esa cosa común de que "si no fuera por ustedes", pero es la verdad, es la realidad dentro de la canción popular uruguaya. No nosotros, todos. Si no nos sostiene la gente no nos sostiene nadie. Porque no hay medios, no tenemos espacios en los medios salvo uno cada mil años.
Washington: Ese cariño de la gente a nosotros nos llega. Yo a veces escucho que hay personas que le molesta que la gente los salude, que le pidan autógrafos, y andan con lentes negros para que no los conozcan. Para mí es toda una pavada tan grande. No debe haber cosa más linda, que por ejemplo, a vos te digan: "che, leí una nota tuya y me pareció fantástica". A nosotros nos pasa lo mismo y el que diga que no, es pura pose.
Cristina: A veces veo a Julio Iglesias, por decirte algo -que no me gusta para nada-, decir lo mismo que decimos nosotros y no le creo nada. Y me da miedo que cuando yo lo digo pase lo mismo. Quiero decir que a veces me parece una pose. Lo nuestro es diferente, lo nuestro es gracias a la gente porque sino desaparecemos. Porque ni la radio ni la tele nos apoyan.
- ¿ Alguna vez esto se podrá cambiar?
Washington: Todo depende. En el interior a veces te llevás sorpresas. En los festivales por ejemplo hay 30 o 40 medios de todo el país. Pero el interior es diferente. También hay mucha gente joven haciendo programas de folklore y música popular. Por lo menos hay algunos pocos que van a seguir con la "bandera". Porque el problema es que te das cuenta que no hay un recambio, ni en los medios ni en lo artístico.
- Y esa "bandera" planteada en otro estilo de música que no sea el folklore ¿lo ven?
Cristina: Ojo, a mí me gustan Los Traidores, La Tabaré. Esos grupos me encantan.
Washington: Y hay un grupo: Herrumbre, que hace temas de Anibal Sampayo, Tabaré Etcheverry, eso está bárbaro. Aparte los muchachos venían acá a masterizar y a grabar algunas cosas y me preguntaban: "¿qué te parece?". Entonces yo le decía: Si el flaco Etcheverry estuviera acá te diría: " vamo’ arriba".
Cristina: Me gusta que dentro de esas corrientes que no tienen nada que ver con lo que nosotros hacemos, de cierta manera se cumpla con un mismo mensaje.
Washington: La música es buena y mala. Y no hay otra clasificación.
- Para terminar les voy a dar cinco nombres diferentes y me gustaría saber su opinión.
Washington: Bueno.
El primero es Fernando Cabrera:
Washington: Gran tipo, gran compositor y me encanta todo lo que hace.
Jaime Roos:
Cristina: Me gusta mucho como compone, pero no lo conozco tanto.
Washington: No puedo decir que me gusta todo lo que hace, pero hay cosas que me encantan. Es un tipo bien montevideano en su música y es súper profesional.
La Vela Puerca:
Washington: Nosotros somos medios padrinos de ellos, porque grabaron acá. Me encanta lo que hacen, sobretodo el primer disco, después les perdí la pista. Aparte sacaron una onda que el Uruguay no tenía.
Cristina: Además tienen canciones con una letra importante.
Washington: Ellos sacaron el tema El Gavilán. Ojalá la juventud recurriera más a esas canciones y las transformara. Porque de repente por decir: "es mío", hacen una canción con tres acordes y dicen cuatro pavadas, entonces hacen cualquier cosa. Y de repente agarran una canción que ya está hecha, la reforman un poquitito y hasta a uno mismo le da vuelta la cabeza. Como cuando Los Estómagos hicieron Cambalache.
Los Fatales:
Cristina: (Frunce el seño y sacude la cabeza en forma negativa)
Washington: Reconozco que movieron un poco el espectro que venía muy tranqui desde una música muy chata, muy de poca cosa, muy de poco texto, de nada de texto. Bueno, ellos tampoco tienen mucho texto, pero por lo menos le agregaron murga, candombe –no sé si fueron ellos o Chocolate-, entonces movieron un poco el espectro ese. No es como otra sonora vieja que lo único que hacían era copiar canciones y todavía lo hacían mal.
Alfredo Zitarrosa:
Cristina: Uh! ( Se pone de pie).
Washington: En mi caso, con Alfredo empezamos prácticamente el mismo año. Cuando lo conocí, estábamos en una peña en la calle Yí, entre Paysandú y Cerro Largo. Yo fui a afinar mi guitarra en una pieza de la casa, y en un rincón había un tipo así (se para y se pone como si tuviera tocando una guitarra) con una guitarra, afinándola también. Le digo: "Me podés dar un la". "Sí, cómo no"me contesta. Y ahí empecé una amistad. Esto pasó en el año ´60.
Cristina: Es uno de los más grandes junto con Viglietti. Lo reconozco como decidor, el cómo decía las cosas, me parece él más importante de nuestros tiempos. Incluso me gusta muchísimo algo que escribió el Pepe Guerra el día de su muerte, en ese velorio en donde había miles de personas y que veías desde el mozo de un bar hasta señoras con tapado de piel, signo de que Zitarrosa había traspasado toda clase social; entonces, en un recitado que hizo cuando cantó Estefani, el Pepe dijo: "Daban ganas de vivir tu muerte". Y era así, porque fue grande hasta para morirse.
Nicolás Hidalgo