Liese Lange, Una voz de cristal
15/7/2001
Liese Lange tiene, como las mujeres protagonistas de los libros de Marcela Serrano, un cierto halo de claridad. Se trata de un brillo, que no es el usual ni el obvio, es especial. Es una luz que, como a aquellos personajes, la salva de lo inmediato, la aleja de la vulgaridad. Seguramente algo de eso fue lo que la sensibilidad de Fernando Cabrera percibió y dio origen a Canción de cristal: una bossa nova especialmente escrita para ella, que será incluida en su próximo material. Sobre ese nuevo CD y su búsqueda artística actual, habla y reflexiona Liese Lange.
Conversamos largo rato sobre tópicos diversos y me cuenta que nació en el sesenta, que es de una generación "embromada, con muchas cosas atrás, de culpas, de temores, de terrores". Sobre las generaciones más jóvenes habla con entusiasmo y optimismo casi ingenuos y afirma que están asumiendo roles importantes y que le están dando "otro color a las cosas". Sobre los uruguayos, asegura que ya no somos un país culto y que "seguimos siendo muy quejosos, muy críticos, muy llorones y muy malhumorados".
Además de la música, su otra gran pasión es la pintura y aunque ésta le inspira una profunda paz, mientras la primera la pone mucho más ansiosa "porque se mueven muchos sentimientos y afloran un montón de cosas", ambas, dice, le producen sensaciones únicas, incomparables.
Se define como "eterna viajera", "eterna buscadora", carácter que afirma ser aprendido, pero también heredado junto con los genes de su padre y de su abuelo. Al repasar sus distintos viajes, inevitablemente surge el apodo que le han puesto sus hermanas: "La Toquetona", porque la sensibilidad para Liese pasa, entre otras cosas, por el tacto, por el contacto de la piel con lo otro. En ese sentido, sonríe al recordar su pasaje por el sur de Chile y su imperiosa necesidad de "tocar" el Pacífico; y al evocar la mágica emoción que le provocaba ya desde niña tocar el kultrum de su abuelo: un tambor que los indios chamanes le habían regalado.
"Memoria del cuerpo" la define Liese; desconociendo si ya existe o si es un concepto acuñado por ella. El cuerpo tiene su lenguaje y su bagaje: guarda cosas, las atesora. Y esta es una de las varias experiencias de las que explica haber tomado conciencia en los últimos tiempos, que según ella han sido "años como de despabile, de darme cuenta, de decir ¿qué pasa conmigo? En vez de criticarme tanto ¿por qué no miro todas las cosas que sí pude recoger de todo lo que hice? Y me di cuenta que tenía más cosas de las que yo creía: que realmente había estudiado con gente que era excelente, que me habían pasado las cosas con la mejor onda, con las mejores ganas del mundo y que yo no sabía, pero que estaban ahí...".
En efecto, como cantante, además de las muchas presentaciones en el país, Liese ha actuado en Argentina, en Brasil y en Chile. Y ha participado en grabaciones y recitales con músicos de la talla de Jorge Drexler, Leo Maslíah, Jorge Galemire, Eduardo Darnauchans, Estela Magnone, Jorge Schellemberg, Mariana Ingold y Jaime Roos, entre otros.
En medio de ese despertar: de ese proceso de toma de conciencia de cosas viejas y de exploración y descubrimiento de cosas nuevas, nació esta charla que dio origen a esta nota, que también es una búsqueda.
"Liese Lange" ¿es francés?
Yo soy bien uruguaya, pero nombre y apellido son alemanes, porque mi abuelo era alemán. Era musicólogo, vino enamorado de la música de acá. Conoció a mi abuela en Minas y quedó eternamente prendido a estas tierras, no solamente uruguayas sino de toda América.
Dijiste musicólogo, o sea que ya venís de una familia "musical" ¿o no?
Y sí... en realidad el que digamos se destacó, hizo una carrera, fue mi abuelo; que realmente su vida entera la dedicó en eso, hizo cosas muy buenas. Después hay una veta musical por varios lados, pero tampoco te diré que son todos profesionales, no. A todos les gusta cantar, a todos les gusta tocar algo pero no tanto... Mi madre canta bárbaro, por ejemplo, pero nunca cantó; mi padre estudiaba violín, estudiaba guitarra...
Más bien es una cosa que se ve que nos vino en los genes, pero que de repente por el lado de mi abuelo fue por donde me acerqué más, me dio como más impulso, me empujó bastante para que yo me dedicara a la música.
Y hoy por hoy ¿te dedicás por completo a la música, vivís de la música?
Bueno... vivir más o menos (risas) pero sí, porque además doy clases, soy docente. Siempre me gustó la docencia, es otra de las cosas que siempre digo que no puedo dejar mucho tiempo, porque si bien es muy agotador y es medio como lo opuesto al canto, a mí me gusta muchísimo. Di clases en los liceos diecisiete años, después dejé, ahora hace tres años que estoy dando clases particulares. Como que siempre viví de las dos cosas. En una época de la música se vivía bárbaro o por lo menos muy bien, y ahora ya no. Pero yo siempre digo que soy dura, que no me canso; de repente me desanimo un poco pero sigo. Y si hasta ahora seguí, no creo que deje.
"La dama de los boleros". Te molesta un poco que te asocien, que te encasillen ¿no?
Vos sabés que sí... no es que me moleste es que... ¿cómo te puedo explicar? Es un tema delicado, porque la gente que me puso ese título, que me decía esas cosas, es gente que yo respeto mucho y que realmente le tengo mucho aprecio, entonces no quisiera ofender a nadie. Pero me sentía -lo digo en broma pero es un poco así- como María Marta Serralima (risas). Mi marido me embromaba con eso: “cortate el pelo bien cortito, engordá unos quilos más y...”. (Risas) Porque en realidad esto fue un proyecto que surgió en el '90 y al que yo fui invitada. Era una cosa muy puntual y yo no tenía idea del bolero, los conocía por la radio y porque mi madre a veces cantaba alguno, pero no era para nada amante de los boleros.
Lo que me enganchó en realidad del espectáculo fue la idea, que era de Luis Trochón; todo el armado que es lo que a mí me encanta. O sea, a mí me gusta por supuesto primero que nada la música y cantar, y después toda la parte cuando se puede hacer un armado escénico, que yo pueda moverme, pueda actuar. Me enganché un poco por ese lado y después me enganché con los boleros cubanos que son los que más me gustan.
Pero la bossa nova se nota que es...
La bossa nova y toda la música popular brasilera me encanta. Soy fanática, y lo digo así a los cuatro vientos, de Chico Buarque. Chico para mí -sé que es mi opinión y mucha gente dirá que es exagerada- superó inclusive a grandes mitos que yo adoro como Tom Jobim, que para mí es un genio, un maestro.
Yo creo que el tipo es impresionante: cómo escribe las letras, cómo compone las músicas y también -que es lo que siempre comentamos mucho entre las mujeres cantantes-, cómo puede hablar de la sensibilidad femenina de esa forma, porque parece una mujer...
¿Y además de bolero y bossa nova?
Me gusta mucho el pop británico. Me encantan grupos viejos como Police. Y bueno Los Beatles siempre: cada tanto los pongo y se me remueve todo, porque te eriza realmente, los tipos eran impresionantes. Me gusta mucho Sting, me gusta mucho Peter Gabriel. Te hablo de los más conocidos, después hay una cantidad de gente menos conocida que es impresionante, que también me encanta; pero dentro de la música diríamos "universal" me gusta más eso: el pop británico.
Y después me gustan todas las músicas que tengan una base folklórica, una raíz folklórica. Por ejemplo, el cante jondo me encanta, todo lo que sea flamenco me encanta...
¿Y de acá, de Uruguay?
Ah, de acá el candombe. Yo soy candombera vieja. Nunca hice candombe solo, hice candombecitos así, una base de candombe. Creo que es porque no me animé, porque no sé... me parece que no es nada fácil el candombe...
Dicen que no, que es uno de los ritmos más complejos.
Sí, por más que lo tengas en las venas y lo escuches todo el tiempo, no es nada fácil. Entonces siempre me costó un poco animarme, pero es lo que más me gusta.
La murga me gusta pero fusionada. La murga sola me aburre un poco, aunque reconozco que hay murgas que están saliendo impresionantes, con un nivel bárbaro. Yo por supuesto soy fanática de la Antimurga BCG, porque estuve con ellos un tiempo haciendo una obra de teatro.
Mirá...
Sí, dos años hicimos una obra para niños en el Circular, yo estuve invitada y fue preciosa. Entre locos y loquitos se llamaba. Entonces los conozco y sé bien cómo trabajan, son recontra profesionales, los adoro. Después me gusta... no quiero dar nombres... pero de repente lo que hacían Los Buby's antes. Bueno, Contrafarsa me encanta. No es porque esté de moda, es la verdad, los conozco desde que eran unos piojitos y siempre fueron impresionantes.
Después el folklore: milongas, chacareras, zambas me gustan mucho, pero más trabajadas. Como, por ejemplo, las puede hacer para mí un gran músico de acá que es Fernando Cabrera. El último recital que fui a ver te juro que hasta el otro día quedé shockeada, porque fue muy fuerte lo que lograron hacer, fue impresionante: una fineza, una sutileza... te traspasaba. Y Fernando, por ejemplo, aunque igual sigue trabajando con la pureza de los ritmos -que de eso conoce mucho- mezcla muchas cosas.
Además de eso, me gusta mucho el blues, me gusta mucho el jazz. Ya te digo, todo lo que sea de raíz afro me encanta.
Y además de ser intérprete, ¿componés?
... No... (sonríe). Yo siempre fui demasiado autocrítica, eso me paralizó muchas veces, dejé muchas veces de hacer cosas por exigirme demasiado. Tenía letras que a alguna gente le gustaron. Inclusive Leo Maslíah -otro ser que adoro, trabajamos juntos como tres años, hicimos una gira por Argentina y por Chile- musicalizó dos letras mías que le gustaron mucho...
Mirá y Leo es un tipo súper exigente...
Es súper exigente, pero lo que pasa es que a mí me habían encantado pero como para que las cantara él, eran bien Maslíahnas, no sé, no me quedaban lindas a la voz...
Pero por ahora básicamente soy cantante y sigo explorando mucho en eso. Porque además hay un tema como de edades, de encuentro de cosas, de destapes... Y ahora estoy en una época que la vengo trayendo desde hace un par de años ya, donde estoy sintiendo como que algo se está destapando...
Entonces estoy como en una búsqueda así del tema de la voz. No solamente el tema de la voz cantada que me encanta: me interesa mucho saber los por qué y la técnica y cómo funciona todo; sino también la voz hablada: me importa mucho, estoy leyendo mucha cosa de foniatría, de fonoaudiología, de musicoterapia...
Estás como en esa búsqueda...
Estoy un poco en esa búsqueda y también por ahí estoy escribiendo cosas para un disco que va a salir y que, creo que si no es todo, por lo menos gran parte de la producción la va a hacer Claudio Taddei.
¿Y para este nuevo material, ya tenés temas, ideas?
Todos no los tengo, porque con Claudio la idea era que él hiciera algunas músicas y yo las letras y ver cómo lo íbamos acomodando. Por eso te digo que de repente aparece otra vez una veta mía medio como de compositora que me encantaría, pero sino tampoco me angustia demasiado...
Lo que sí tengo es -y lo digo con mucha alegría porque es una cosa que me conmovió mucho- un tema que Fernando Cabrera escribió para mí (Canción de cristal), que es una bossa nova preciosa, con una la letra divina.
También hay un tema de Mariana Ingold, que Mariana me dijo que tranquilamente lo hiciera, que es nuevo, se llama Cada instante y también es precioso.
Después yo soy muy fanática de un músico que ahora está un poco olvidado, que se fue para España hace por lo menos diez años, que se llama Jorge Galemire y que creo que es un compositor que dejó una base acá, una escuela impresionante. Hace poco, a través de Mauricio Ubal nos conectamos y voy a hacer un tema de él que es nuevo y que es muy lindo.
Y alguna cosa voy a traducir porque otra de mis ídolos es Elis Regina. Así que creo que voy a grabar un tema de ella. Atrevidamente voy a traducir alguno que quizá no tenga tanto el sello brasilero, sino que sea una música, digamos, más mundial, con algo de balada o de pop.
Bien. Y este nuevo CD va a ser tu segundo trabajo, porque ya tenés un disco grabado ¿no?
En realidad tengo dos, lo que pasa es que el primero era en la época en que el CD apenas estaba saliendo.
En el '92 grabamos el primer trabajo -te hablo de las cosas como solista, después grabé mucho con otra gent - que se llamaba Un bolero por favor: un espectáculo grabado en vivo que salió en cassette.
Después en el '96 saqué el otro que se llama Como el agua y la arena que ya tenía algún son.
Y este sería el tercero, que vamos a ver para qué lado agarra, porque en realidad lo tengo más o menos claro, pero igual después dudás de cosas... de marcar un perfil... Para poder salir un poco del bolero, salir me refiero no que no me guste, sino salir para que yo lo pueda elegir también. O sea, no me pidan que cante solamente boleros porque yo cambié mucho, la gente cambia mucho, por suerte; cada vez que veo la frase típica de póster "no cambies nunca" digo: “¡socorro, qué espantoso!”. (Risas) Porque yo cambié mucho y no sé... como que tengo ganas de cantar otras cosas que siento... cosas alegres, pero no alegres por frívolas, cosas que te conmuevan, que te pasen por la sangre...
La última: recién hablabas de un perfil para este disco, si tuvieras que definir tu perfil como intérprete ahora, en este proceso de búsqueda y de exploración en el que estás ¿qué dirías?
Es difícil, por eso es que inclusive se paró un poco el tema del disco: porque venían otros espectáculos y también porque yo me tengo que sentar realmente a ver qué perfil le quiero dar. Yo sé más o menos la música que me gusta, pero qué perfil quiero no sé...
Cuando hice el otro disco de boleros Como el agua y la arena, la persona que lo armó que fue Macachín -un tipo divino que conozco hace mil años-. Me dijo: "bueno ¿vos que querés?". Y yo le dije: "mirá, yo quiero que todo el arte y el diseño sea una cosa clara".
Y me pasa lo mismo ahora: no tengo ganas de esa cosa de boliche, cigarro, todo oscuro, zapatos de taco alto... Quiero frescura, quiero claridad, quiero una cosa que ilumine. Algo que es lo que yo veo en estas generaciones nuevas, en bandas como No Te Va a Gustar: como que brillan los tipos, transmiten una alegría y no dejan de ser inteligentes, ni críticos ni mucho menos; son pero con un estilo distinto, más brillante. Y yo quiero un poco eso, la claridad.
Y fue un poco lo que a mí me encantó que Fernando Cabrera puso en esa canción que me hizo para que yo cantara en el disco, que habla de mí -te lo digo y me erizo-, donde se ve que él descubrió esa cosa que yo no me había visto, de la claridad y a mí me quedó...Y bueno, se ve que ese es mi perfil y es el que yo realmente quiero explotar.
Analía Camargo