Liese Lange, la sencillez de lo refinado

30/6/2003

"Blanco, ni siquiera celeste, te diría blanco" responde Liese al preguntarle por el color de su nuevo trabajo discográfico. Y es así: es un disco claro y diáfano, transparente y cristalino, sutil y refinado. Lleno de detalles que se van descubriendo y redescubriendo cada vez que es escuchado. Y no es casual que así sea, porque como dice el adagio popular "las cosas se parecen a su dueño" y "Agua abrazada" es el genuino reflejo de Liese Lange. Es la imagen que le devuelve su espejo. Es la figura musical de una artista luminosa y delicada, que sorprende cada vez.
Abrazar el agua es imposible. Y como toda quimera lo que la define no es el fin, sino el medio. No es el poder alcanzarla, sino el continuar intentando. Y "Agua abrazada" el nuevo disco de Liese Lange es eso: una búsqueda, un intento. Por conocerse, por mostrarse y por lograrlo desde la aparente sencillez que requiere lo verdaderamente trabajado.

De esa búsqueda por conocerse, de ese intento por mostrarse y de la supuesta simpleza de un material muy esforzado, hablamos con Liese Lange.
 
En una entrevista afirmabas que sentías que éste disco era de verdad tuyo...

Sí, yo siento eso: que a pesar de que uno le encuentra después defectos y que quisiera grabar de vuelta tal cosa o tal otra; es un disco que realmente me representa. Si bien no son temas míos, los elegí yo y los canté a mi estilo. Me parece (porque además todo el mundo me comentó lo mismo) que se logró el objetivo, que era un poco mostrarme a mí, cómo soy yo.

Cuando este disco todavía era un proyecto, me comentabas que con él querías como salir de esa cuestión medio oscura del bolero y conseguir algo más claro, más luminoso y efectivamente lo lograste ¿verdad?

Sí, lo logré. Tal vez sea una cosa medio inconsciente, medio intuitiva. En realidad yo nunca renegué del bolero. Alguna vez hice algún comentario que después quedó como que yo no quería saber más nada. Pero yo no estoy para nada peleada con el bolero. Quería sí salir un poco de ese sonido, porque además me pasó una cosa que creo que la otra vez la comentaba contigo, que fue que quedé como muy separada de todos los músicos, porque también me encasillaron un poco. Dejé de cantar con todo el mundo y yo participaba mucho en cosas con otra gente. Entonces me empecé a sentir como muy atrapada y muy sola también... Fue realmente una crisis, fue un derrumbe y un empezar de nuevo. Y finalmente yo siento que, medio como inconscientemente todo cerró, porque inclusive las fotos...

Te iba a decir precisamente eso: desde el arte de tapa se nota...

Claro porque yo cuando hablé con Gonchi [Gonzalo Rocha, el fotógrafo] le comentaba lo mismo que le decía a todo el mundo: yo quiero algo muy claro, algo luminoso, algo que sea muy vital... Por eso eligió la playa. Y resulta que al final tenía mucho que ver con la canción que había escrito Fernando [Cabrera] para mí... Entonces todo cerró de una forma...

No planificada...

Fue increíble. Fue un disco bárbaro. La grabación fue divina y los músicos impresionantes. Yo nunca había grabado de esa manera. No quiero desmerecer a las otras grabaciones y a los otros músicos porque fueron bárbaros siempre, pero esta grabación fue diferente. Se dio una cosa muy especial en el estudio con todos los músicos, con Daniel Báez que fue el técnico de grabación, que yo adoro. Pasaron cosas que yo las cuento porque fueron así realmente. Por ejemplo Rafael Antognazza cuando grabé ese candombe beat que escribió para su hijo cuando era chiquito y que ahora ya es adolescente, quedó muy emocionado porque me decía que nunca había pensado que esa canción la fuera a cantar alguien, que no lo podía creer, que la escuchaba y se erizaba. Después me pasó con Nicolás Ibarburu también, que hago dos temas suyos en el disco y en un momento yo estaba grabando en el estudio y me dijo perdón, entró, me dio un abrazo y me dijo "te juro que me voy a poner a llorar". Esas cosas son muy fuertes y se dieron de verdad. O por ejemplo decirle a los músicos "ya está, vayan porque ya se mataron" y de repente terminaban y al rato volvían a grabar diciendo "se me ocurrió tal cosa". Entonces fue muy fuerte, fue una grabación muy fuerte.

Decías que la elección de todos los temas corrió por tu cuenta...

La mayor parte sí. Pero debo decir que Verónica Pamoukaghlian que en su momento fue mi productora, porque ahora no es que no lo sea pero tiene mucha cosa y hacemos cosas medio puntuales, me ayudó muchísimo entre otras cosas a elegir el repertorio. Por ejemplo "Estrella" que es un tema precioso de Vítor Ramil yo estaba en duda de hacerlo porque me parecía demasiado lento y Verónica me dijo "es divino, tenés que hacerlo". Y me encanta, lo escucho y me erizo. Entonces ella me ayudó mucho en esa parte, pero básicamente los elegí yo.

Y vos que te definís más que nada como intérprete, me imagino que deberías tener un repertorio súper amplio ¿no?

Muy amplio y dificilísimo. Habían cosas que me encantaban pero que no entraban en este disco, no tenían nada que ver con los otros temas y las tuve que dejar para otro.

En función de que éste tuviera una unidad...

Exacto, porque si bien son todos diferentes: porque viste que hay tres temas de músicos brasileros, hay un tema en inglés, hay un tema de Samantha Navarro que es un pop un poco más fuerte, hay un tema de Mariana Ingold que no tiene nada que ver con lo otro; sin embargo todos no sé... cierran y me parece que no queda una cosa muy heterogénea, que más o menos todos tienen que ver.

Hablaste del tema de Samantha, del de Mariana, del de Ramil, definime o contame algo de cada uno de los temas que componen el disco.

"Canción de cristal": Es el tema que Fernando escribió para mí. Sin palabras: porque ya que Fernando que para mí es un maestro escribiera para mí, fue muy fuerte. Fue muy movilizadora porque al final dice "que esta canción se cristalice" y es un juego de palabras: cristal y Liese. Me quedé con una emoción brutal porque fue muy conmovedor que pusiera una cosa tan divina. Fue la primer canción que elegí.

"Té de naranja": Es de Nicolás Ibarburu y de Nicolás Sarser. Cuando la escuché me quedé paralizada. Fue la segunda canción que elegí: dije "no lo pienso más, ya está". Me parece una hermosura, una cosa totalmente ingenua, de una belleza descomunal.

"Vam’bora": Es de Adriana Calcanhotto. A mí me gustaban mucho las cosas de ella, pero había varios temas que me encantaban pero que eran imposibles de traducir. Este se pudo traducir bien, menos el nombre. Es un tema muy sencillo, que dice más o menos todo el tiempo lo mismo, que es muy simple, pero que a mí me encantó.

"Sin red": Es uno de los temas que más me gustan del disco. Me gustó todo: primero porque a través de ese tema fue el reencuentro con [Jorge] Galemire. Segundo porque el arreglo es distinto y tanto a Galemire como a Mauricio [Ubal] les gustó mucho, porque dicen que es una versión muy alegre. Pero además la letra es impresionante, porque es un poco lo que le pasó a Galemire: una mezcla de Montevideo, con Madrid y también lo describe a él porque habla de Los Beatles, habla de Chaplin, de todo lo que más o menos es la base de la generación del Gale.

"Estrella": Yo había dudado porque me parecía que habían muchas cosas así chiquitas cantadas, que era muy lenta. Y Verónica me insistió y por suerte porque "Estrella" realmente es divino. Además es increíble porque Vítor Ramil ahora tiene 41 años, pero cuando escribió esto tenía 18 y es tan hermosa.

"Otras mujeres": Es una canción muy cómica porque surgieron muchas voces masculinas en contra, sobre todo de hombres casados. Sin querer hice como una pesquisa, una estadística y los hombres que no son casados dicen "qué divina esta canción" y se mueren por tocarla. Pero a todos los hombres casados incluido mi marido, al principio les rechina horrible. Y no tiene nada que ver, porque en realidad no es que sea una canción de liberación sexual: la mujer está diciendo que le gusta ser libre, pide que la entiendan como ser humano, va mucho más allá de que diga "quiero que los hombres que pasen no echen raíces", no es exactamente eso la base de la canción. Yo la canté muchos años en portugués y después hicimos esta versión y me gustó la traducción. Además es de Joyce que es una cantante que yo adoro y para mí haber hecho ese tema es un orgullo por compartir aunque sea un pedacito de algo de ella.

"Semilla": Es de Nicolás Ibarburu. Es un tema precioso en todo sentido: la letra, la música, toda esa cosa de las guitarras medio pesadas. Es divina. También sin palabras.

"Lucero de Venus": Fue la tercer canción que elegí y la segunda que tuve después de la Fernando. Me la mostró Rafael y me pareció divina. La tocó en la guitarra y me contó que era para su hijo y yo sentí que, de alguna forma era un poco para mi hijo también, aunque no la hubiera escrito yo.

"Cada instante": Este tema de Mariana Ingold fue muy peleado, porque mucha gente me decía que no lo incluyera en el disco. Y yo sentía que tenía que ir, porque si bien dice cosas que quizá todos sabemos, que no son nuevas, son muy profundas igual, no por simples dejan de ser profundas y algunas frases en especial me conmueven muchísimo.

"You’re a big girl now": De Bob Dylan. Hicimos una traducción que en realidad la hizo Verónica que sabe un poco más que yo de inglés y me gusta mucho. Casi siempre que la canto termino con los ojos llenos de lágrimas, muy conmovida. La música es muy sencilla, muy como es Dylan, pero la letra es impresionante.

"El mar en un andén": Este tema desde que lo había escuchado me había encantado. Es el único, aparte de los extranjeros, que no es inédito. Fue muy difícil porque la versión de Samantha me gusta muchísimo y no se me ocurría qué hacer, pero ahí los maestros que tenía alrededor mío hicieron magia y quedó quizás un pop bastante más cuadradito, pero es una versión bien diferente y a mí me gusta mucho. Además me sentí muy identificada porque yo pasé muchos años de mi vida sintiendo eso que ella dice en esa canción, entonces era como cantármela a mí.

"Strange fruit": Es una canción muy vieja que habla de los linchamientos de los negros en el sur de Estados Unidos. Es un poema, pero es muy dura. En realidad fue Verónica que me empezó a contar toda una historia de lo que le había pasado con esa canción a ella, una cosa muy compleja, muy larga, tanto que me fui metiendo en su historia personal y me fui metiendo en la canción y decidí hacerla. Pero fue por sugerencia de ella.

Sos intérprete de todos estos temas, pero todavía no te animaste a mostrar tu faceta compositora...

No, no me animé todavía. Creo que estoy bajando un poco -eso también lo he conversado mucho contigo- el nivel de autoexigencia que te paraliza mucho. Igual como que no estoy muy inspirada, no me salen cosas. Lo que tengo es viejo y de eso hay cosas que me gustan, pero hay cosas que no. Y hay algunas que no sé a quien dárselas. Me acuerdo que las leyó Leo Maslíah hace años cuando yo cantaba con él y se moría de risa porque me decía que esa veta no la conocía: es una veta tragi-cómica-irónica y a Leo le encantaron. Después hay otras que son más serias y hablan de otra época y de otras cosas que ahora no tengo ganas de decir. Entonces como que no estoy inspirada para componer. No sé qué me pasa pero por ahora... Capaz que nunca compongo, yo qué sé...

Igual estás cómoda en el terreno de la interpretación ¿verdad?

Sí, igual estoy cómoda. Me gustaría, pero igual interpretar siempre es rehacer el tema.

Además en tu caso particular, más aún...

Sí, yo en este disco a propósito canté los temas bastante chiquitos entre comillas. Podía haber dicho "voy a hacer un disco para largar mucha voz" que además comercialmente se vende mucho mejor, porque culturalmente la gente cree que largar voz es cantar mejor, cuando en realidad cantar más suave es diez veces más difícil porque hay que tener un control mucho mayor de todo. Yo sabía que no iba a ser un disco comercial, entre otras cosas por eso, porque era un disco cantado a propósito así: muy suavecito.

Ahora que mencionás toda ese asunto de la voz y de la técnica, siempre fuiste una estudiosa del tema y sin ir más lejos, ahora estás yendo y viniendo a Brasil haciendo un curso ¿verdad?

Yo estudié con muchos profesores y siempre que puedo junto un poquito de plata y cada dos o tres años me voy a algún lado a hacer algo. No me puedo ir muy lejos porque no me alcanza la plata, entonces me voy a Brasil, por un tema económico y por un tema de que Brasil me toca por muchos lugares a nivel sensible. Además es impresionante el movimiento que hay allá, las cosas que pasan, están muy avanzados en lo que tiene que ver con la voz. Yo me empecé a meter en este tema, inclusive me he metido mucho a través de Internet con temas de fonoaudiología porque me interesa muchísimo. Y es apasionante cuando uno realmente conoce su cuerpo y empieza a conocer los porqué, cómo funciona todo. Entonces empecé a bucear cada vez más y más. Y ahora empecé a hacer un curso en abril que termina en agosto, que es un fin de semana por mes en Porto Alegre, que es de voz terapia y es impresionante. Que te lo defino muy rápidamente porque en realidad es muy complejo: es una cosa totalmente vivencial, que tiene por supuesto una base psicológica en el jung, pero que en realidad es una terapia. La premisa es: "todo lo que tranca las emociones, tranca la voz, si vos tenés las emociones trancadas, tenés la voz trancada". En el curso vos trabajás muchísimo la voz, diferentes lugares del cuerpo que vos de repente no los conocías, ni sabías que podías trabajarlos así. Y a partir de ese trabajo con la voz, trabajás también cosas corporales que son brutales. Ya te digo, terminé el tercer módulo y quedan dos más, pero es realmente impresionante. Ojalá se pudiera hacer acá porque realmente no conozco otra cosa igual.

Debes ser una de las pocas personas de acá que se dedican a esto...

Honestamente no sé. Creo que hay mucha gente que se dedica a dar clases de canto, pero no sé si a investigar mucho. Yo me meto en todas partes, la verdad es que soy muy metida, muy inquieta...

Más allá de la inquietud, de la curiosidad, habla de una cuestión muy profesional: de preocuparse por, en el terreno en el que uno está, estudiar, aprender, mejorar...

Sí, yo en eso te diría que soy hasta demasiado purista, porque hasta que no me dijo todo el mundo "podés dar clases de canto", hasta que profesoras que tuve no me dieron el sí, yo decía "no puedo". Porque yo vi y viví: me pasó a mí, yo experimenté el tener clases de canto, cuando recién empecé, con personas que son excelentes cantantes, pero que como profesores no y que me estaban, hablando claro, en criollo, reventando la voz, reventando las cuerdas vocales. Yo lo sufrí: de ahí tuve nódulos, tuve hipotonía, tuve que hacer tratamiento, tuve que tomar medicación y estuve a un pelo de tener que operarme. A partir de que yo me curé, hace como 18 años, nunca más dejé que esas cosas me volvieran a pasar. Entonces ahora si tengo un alumno lo primero que hago es decirle "yo sé que vos querés ir rápido, querés cantar, pero la ansiedad dejala afuera, así como dejás los zapatos, dejá la ansiedad" porque soy muy exigente con la técnica. Porque tenés que conocerte primero vos y buscar tu propia voz. Y trabajo bastante la parte corporal porque a mí me importa mucho, porque me parece... no me parece a mí es así, todo el mundo lo dice: que el cuerpo y la voz no se pueden separar... por algo es un instrumento que está adentro tuyo...

A propósito de eso: la voz debe ser lo más personal que uno tiene, lo que más te identifica y te distingue...

Es que yo siempre digo que la voz de cada uno es como las huellas digitales, porque es así. Si vos llegás a pensar, a sentir eso: que así como tus huellas digitales son únicas en el mundo, tu voz es única en el mundo, es tan impresionante que cambiaría toda la mentalidad. Empezaría todo el mundo ya desde la escuela a que los niños trabajaran su voz bien y no solo la voz cantada, también la voz hablada. Porque me parece aberrante que en ningún lado se enseñen esas cosas, que las maestras terminen todas difónicas o con nódulos, o llenas de problemas en las cuerdas vocales, porque nadie les enseñó, porque no hay una materia que enseñe a cuidar la voz, higiene de voz.

Entonces cuando vos empezás a darte cuenta de que tu voz es absolutamente personal, aunque te digan que es igual a la de tu madre, o que es idéntica a la de tu hermana, que puede ser muy parecida pero es totalmente diferente, que como vos, es irrepetible, única en el mundo... es impresionante.

Analía Camargo

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Liese Lange, Una voz de cristal