La Banda de la Luna Azul, candombe satelital
1/3/2002
Su irrupción en la música comenzó una tarde de domingo en el barrio de la Aguada, allá por 1990. En 10 años han hecho temas de Hendrix y de Mateo, han grabado con Schellemberg y Tabaré Rivero, y han rescatado la música uruguaya de los ´70, incluyendo en sus discos temas de grupos como Psiglo, Totem o Días de Blues. El 2002 los encuentra trabajando en su próximo disco: "Conmigo no bailás”. Tercer CD de La Banda de la Luna Azul, en el que reaparece el amor por el blues, acompañado por una poderosa cuerda de tambores; todo ello sin apartarse nunca de lo que más les gusta hacer: rock n’ roll.
- ¿La Banda de la Luna Azul festeja 10 años de música, de blues, de rock and roll, de qué?
Gustavo: 10 años desde que tocamos por primera vez en vivo juntos. Recuerdo que fue en un boliche que se llamaba Quiel, frente a lo que hoy es el nuevo teatro Stella -hoy hay una colchonería en ese lugar-; ahí empezamos tocando con el Gato Eduardo. Del grupo de aquella época sólo quedamos tres: Fernando González (bajista), Gonzalo Nuñez (primera guitarra) y yo, Gustavo Nuñez (voz y guitarra). Cuando hicimos el primer disco teníamos otro baterista y un percusionista, pero ellos pasaron a formar parte de la banda de Roy Berocay: La conjura de los necios. Después entraron Martín Kurz y Gonzalo Castro con quienes grabamos “Lástima el Marabú” en 1997, y hace un año más o menos se incorporaron Pepe Nacho y Andrés Rosi, ambos músicos de Yambo Kenya y con los que armamos la cuerda de tambores.
- Vivieron el rock post-dictadura y en su música se nota la influencia de grupos como: Psiglo, Totem, Shakers. ¿Qué había en los ´70 que atrajo tanto su atención como para volver a revivirlos?
Gustavo: En realidad no era tanto eso de la música post-dictadura... era toda la música. Fue con la música que nosotros escuchábamos de toda la vida que nos dimos cuenta de que acá, se podía hacer música en español. No fueron sólo con esos grupos. No fue sólo Psiglo y Días de Blues, sino que fue con Estómagos, Traidores y Zero; con ellos nos dimos cuenta. Me acuerdo que cuando escuche "Tango que me hiciste mal" por primera vez me chocó muchísimo, me pareció que no se podía, que estaba mal. Entonces con Fernando empezamos por escuchar esa música y nos dimos cuenta de que alguna todavía se podía rescatar. Era un tema de investigación directa, de empezar a buscar esa música y de escuchar muchas cosas nuevas. En aquel momento lo nuevo era Led Zeppelin por decirte algo. Pero también buscábamos materiales en disquerías o escuchábamos las sugerencias de alguien que te acercaba materiales con distintos estilos de guitarras, como las que hacía el guitarrista de Psiglo; o guitarristas de blues como por ejemplo Bertoloní. Así arrancamos con el estilo de nuestra banda, que era una mezcla de rock con un toque de blues. La primera entrada fue por la música, que no nos influyó tanto, pero si nos influyó en hacernos conocer la música que había acá como: Estómagos, Tontos, Zero o los Traidores. Empezamos tocando Amasijando blues desde el principio, y con toda esa influencia, después claro, vino todo lo demás. Hasta ahora estamos escuchando esa música.
-Así surgió su primer CD: “Mientras todos se esconden”. Si tuvieran que definirlo, ¿cómo lo harían?
- Gustavo: En ese disco había algo de Días de Blues (Amasijando los Blues), algo de Días de blues; estaba también Hijo de la autopista de Hendrix, pero era mucho más blusero diría yo. Más blusero pero siempre rock and roll. No había llegado todavía la influencia de gente como Santana o más acá todavía como Jaime o Rada. Siempre lo que nosotros hablamos es que los discos salen con un poco de retraso, no solamente por la demora de las disqueras, sino que mientras componés un disco y conseguís todo para producirlo, te cambian una cantidad de cosas. En esa época escuchábamos "Días de blues" y a Santana, pero lo que quedó en el primer disco fue un rock and roll más plagado de blues. Un poco porque nos gustaba el estilo y otro poco porque las cosas no te llegaban de un día para el otro como pasa hoy.
- Ya en “Lástima el Marabú” la cosa va cambiando y aparecen temas de Hendrix acompañados por algún cover de Psiglo?
- Gustavo: Sí. En “Lástima el Marabú” tocamos algo de Hendrix, pero entramos a grabar un tema de Psiglo y empezamos a meter temas de Mateo como: “Canción para renacer”; además para ese CD decidimos traer de invitados algunos músicos que nos gustaban. Invitamos a José Luis Pérez que era “el batero” de aquella época; invitamos a Jorge Schellemberg porque es un excelente tipo y un gran cantante, y también invitamos a Tabaré Rivero a cantar... Como que ahí había un poco de todo: había más percusión y se tocaba con más fuerza. Antes la percusión era sólo un arreglo base, como acompañando el ritmo del rock n’ roll. Ahora escribimos pensando en el instrumento de percusión, porque el instrumento tiene eso... otro ritmo, más parecido a lo que hace Santana.
- Desde entonces han venido experimentando con los ritmos hasta llegar a lo que hacen hoy ¿Cómo podríamos llamarlo, algo así como: un candombe rock?
Gustavo: Sí y no. Yo creo que hemos ido juntando cosas en todo este tiempo. Una de las ventajas que tenemos de vivir acá en Uruguay y no estar en Estados Unidos -aparte de la bomba y todo eso-, es que tenés más influencias para recibir, porque recibís todo lo que tienen ellos; pero ellos no reciben lo que hay acá, ellos esto no lo conocen. Ellos no escucharon nunca una cuerda de tambores, y nosotros acá escuchamos eso todos los días. Y... meter una cuerda de tambores en un rock n’ roll, es fabuloso; y... escuchar a Santana es espectacular; por eso metimos a Santana. Pero después empezamos a escuchar a gente de acá como Mateo o el Quinto, y nos dimos cuenta que ellos hacían desde siempre lo que nosotros decimos que hacemos ahora como algo original. Ellos habían inventado esa fusión de rock y candombe hacía más de 30 años. Nosotros no inventamos nada original, lo que hicimos fue escuchar lo que hace Jaime y toda esa gente. Con eso es como que vos vas evolucionando y vas aprendiendo. Vas mezclando cosas de los dos lados. Quien sabe de acá a diez años qué podés estar haciendo ¿no? Por suerte, siempre hay una influencia; ahora con la cuerda de tambores se abrió más el panorama.
- Y en eso de la vuelta a las raíces, el tambor es un instrumento que no puede faltar ¿no?
Gustavo: Sí, pero siempre tuvimos tambores... siempre escuchamos tambores. Lo que pasa es que ahora logramos la musicalidad de la banda para que entren y no molesten ¿no? Porque meter tres tambores en una base de rock n’ roll no es fácil... Ya lo habíamos probado en nuestro segundo disco con un tema que se llama ”Montevideo en tus ojos”, que tiene un candombe medio, pero como arreglo nada más. La idea nuestra es meter un candombe total, hacer un candombe entero, pero claro, capaz que nuestra forma de tocar, al ser más cuadrados en el toque, como que no nos lo permitía; pero ahora con el tiempo creo que lo logramos, y eso se puede oír en temas como “Candombe Satelital”, “Conmigo no bailas” o “Pal’ Aguatero”. Si miramos cada CD por vez, diría que éste es más blusero, pero en realidad lo que hacemos es ir a las raíces de nuestra música. Si escuchás los temas y las armonías dirías que son blues con velocidad del rock and roll y una cuerda de tambores atrás, acompañando.
- ¿Por qué dejaron de tocar por tanto tiempo?
Gustavo: La culpa es de Gonzalo.
Gonzalo: Yo me fui de viaje -porque estudiaba arquitectura- y me acuerdo que cuando a veces a mí me preguntan por qué no tocábamos más blues, yo digo que una vez fui a Chicago a unos boliches en los que estaban tocando unos morenos: Los Fatales de Chicago, y dije: “no podés”. Claro, lo que sienten los tipos al tocar eso es lo mismo que sienten los que tocan tambores ahí abajo, en el barrio Sur. Los escuchás y te quedás pensando... si es verdad... Me acuerdo de eso y... se te caía una lágrima cuando estabas ahí escuchando. No los conocía nadie a aquellos locos, pero pasa lo mismo con estos de acá abajo. Están tocando todo el día y no los conoce nadie, pero ellos están, y nadie toca mejor que ellos.
Gustavo: En aquella época nosotros habíamos sacado el disco en 1997 y él se fue de viaje en el ´98, o sea que estuvo espectacular sacar el disco y poder promocionarlo. Ese fue un año de quiebre. Me acuerdo que además de tocar en un recital enorme, estábamos moviéndonos por todos lados. Estuvo bárbaro, pero claro, se fue aquel y no seguimos. Pudimos haber puesto a otro guitarrista, pero lo descartamos enseguida porque después de todo somos una banda de amigos más que nada. Entonces lo cortamos. Después volvió y estuvimos un año para ver lo que íbamos a hacer. Nos dedicamos a escuchar más música y empezaron todas esas ideas a dar vuelta por la cabeza. Entonces volvimos: empezamos a escuchar más y más cosas y estuvimos como un año y medio antes de pensar en armar otras canciones, hasta que en 1999 salieron las canciones. Nos pusimos a tocar de vuelta sobre todo en el 2000, y bueno, el material ese está. Ahora empieza la época de producir el disco nuevo y tocar un poco esos temas. Dentro de todo ya tenemos casi armado el disco nuevo, por lo menos la pre-producción la estamos haciendo acá, ahora falta tirarlo a la cancha a ver qué pasa.
- “Conmigo no bailás” será entonces su tercer trabajo en el que reaparecerá el amor por el rock and roll, pero ahora en clave de tambor ¿no?
Gustavo: (Piensan, se ríen )... Este trabajo va a tener bastante candombe, algunas murgas y algunos rocanroles. Van a ser once o doce tracks con historias para la gente, alguna guiñada para los vecinos y algún homenaje al barrio de los amores. Va a combinar la historia del candombe, la murga y el barrio, y por lo menos va a tener seis años de música; de escuchar música de todos lados, pero fundamentalmente la nuestra. Este CD está influenciado definitivamente por ritmos nacionales, desde el candombe a la murga: no le va a faltar nada. Para eso estuvimos estudiando tambor y armonía con Ney Peraza y con Jorge Schellemberg. Le dedicamos mucho tiempo para que cuando alguien compre el disco y lo compare con el anterior note el cambio de cabeza. Que no es tanto un cambio de cabeza, sino que es meterse más, comprometerse más con esa música.
Gonzalo: Es como sentirla propia, hacerla propia y traducirla a tu música. Digo, a Jaime lo escuchamos de toda la vida, los tambores siempre están presentes, pero cuando los ves tocar te das cuenta de que hay cosas de tiempo, de melodías y de armonías que sólo aparecen cuando las estudiás. Entonces cada uno de nosotros trató de estudiar eso con profesionales o en la calle, para después volcarlo acá. Creo que éste disco es el producto de muchos años de escuchar música y de estudiar esos ritmos. Igual van a haber rocanroles y alguna sorpresa más. Lo importante es no cambiar el espíritu ni el sonido de la banda. El encare de las letras y las historias es siempre el mismo. La idea es la de seguir una línea a la que con el tiempo se le van sumando cosas, pero más o menos se sigue por el mismo camino. Digo, en este CD también vamos a hacer unos covers de Urbano (Moraes) y un tema de Mateo; y probablemente haya también alguna murga invitada. O sea que seguimos en la línea de la banda, no tenemos por qué cambiarla.
- ¿Si tuvieran que definir este disco dirían que va a ser de qué: de blues, de candombe, de rock and roll?
Gustavo: Va a ser de rock n’ roll. Los tres son discos de rock n’ roll. Uno tiene una influencia más blusera, otro tiene más candombe, pero todos son rock and roll con algunos aderezos de la música que estamos escuchando en el momento. El rock y el candombe no están enfrentados, se parecen, entran en tiempo. Dentro del tiempo de un rock and roll entra una clave de candombe y podés tocar un chico o lo que sea. O sea que en realidad lo que hacemos es eso, combinar esos tiempos. Sí, yo pienso que es un disco de rock, quizá con las guitarras más distorsionadas y con algunas armonías de blues -porque son cuartas y quintas-, pero con todas cosas de ahora.
-La del estribo. Si tuvieran que rescatar algo de estos diez años que llevan tocando juntos, ¿qué sería?
Gonzalo: Creo que la gran ventaja que tenemos sobre el resto de los mortales, es que nos podemos seguir juntando, con treinta años, una vez por semana, tres o cuatro horas; sin que nadie nos diga nada, a hacer música, a hacer lo que a nosotros nos gusta. Eso ya es el 90% de la alegría de la banda. El 10% restante, es que toques en vivo y que te vayan a hacer una nota y que alguien te diga: “que bueno lo que están haciendo”, o que alguien te quiera tirar algo y después diga: “no, no te tiro nada” (risas). Siempre hicimos esto por satisfacción personal. Ese era nuestro objetivo, pero también está bueno que la gente te escuche. Es un justificativo para salir de tu casa y también es un motivo para después de diecisiete años estar juntos y seguir escribiendo canciones, seguir cantando y tocando. Seguir disfrutando como la primera vez.
Gonzalo: En estos 10 años es como que aprendimos algo: hay que avisarle a la gente que tocás, hay que responderle a los periodistas cuando llaman... Tiene que haber un balance entre lo que es para uno y lo que es para el público. Eso si querés seguir tocando, si no juntate una vez cada seis meses y ensayá o hacé un asado; pero si querés seguir tocando y mantener los equipos y todo eso, tenés que moverte más.
Por eso en este disco tratamos de hacer una cosa más original. Creemos que el candombe se puede tocar al palo, con las cuerdas sonando al mango, hasta quedar exhaustos. A la gente hay que darle cosas nuevas para que así como escuchan otras cosas, se animen a escuchar la música nuestra. En realidad toda la música nacional está buena, si te ponés a buscar siempre hay algo. No sólo lo de afuera está bueno. La gente que está en la difusión se tiene que dar cuenta de eso, y se tiene que animar a difundirlo. Jugársela, pero bien y no por influencias de amigos; porque en estos años hemos visto a gente que te dice: “no, ahora no hay espacio para vos”, y hay espacios para todos los amigos. Entonces, cuando te das cuenta se abrió un espacio y es sólo para amigos. Después con el tiempo a esa gente les va mal. Esa gente queda, y nosotros seguimos en camino...
Gustavo: Yo creo que una vez que se den cuenta de eso, se van a animar a difundir lo nacional. Si la jugás de esta forma te va a salir mejor, vamos a ganar todos. No sé. A lo mejor. O a lo mejor no...
Leticia Fraga