Jesús Figueroa
Remontémonos
al año 1965. La música de los Beatles y de varias bandas
inglesas de rhythm’n’blues empezaban a romper las cabezas de algunos
muchachos de nuestro país. El joven Jesús Figueroa no escapó
a esa magia, y el Liceo Nº 8 de la ciudad de Montevideo comenzó
a verlo cada vez con menos frecuencia. Las primeras guitarras eléctricas,
los primeros conjuntos, los primeros viajes. En sus idas a Buenos Aires
se contactó con otros pibes (caso Luis Alberto Spinetta) que venían
gestando un nuevo movimiento musical y cultural. De vuelta en casa (año
1970), y con diecinueve años, ingresó como vocalista de
Opus Alfa (Jesús Figueroa, Daniel Bertolone, Jorge Barral, Jorge
Graf y Atilano Gil Losada, en su formación más célebre),
banda pionera en lo que se refiere a componer e interpretar rock
y blues en nuestro idioma (además de experimentar con el
tango y diversas "barroqueses" acústicas). De sus vivencias
proletarias había surgido el feeling necesario para que
su potente y ronca voz se constituyera en uno de los símbolos del
blues en español por estas latitudes. Durante 1971, Opus
Alfa se presentó en bailes, "cuevas" y series de recitales;
grabó un simple y un elepé; organizó dos exitosos
conciertos propios en los teatros SODRE (4 de agosto) y SOLÍS (15
de diciembre); y participó en el megafestival argentino B.A.Rock
II (6 de noviembre).
Tras la disolución de Opus Alfa, Jesús comenzó su carrera como solista. En 1972 grabó para el sello Sondor el LP Jesús con Todos, en donde fue acompañado por varios de los músicos más importantes del género (Psiglo y Días de Blues incluidos). Este placa marcó un hito sin precedentes: fue la primera producción discográfica de un solista de rock y blues en nuestro país. Mientras Jesús con Todos se ponía a la venta en el año 73, él se encontraba nuevamente metido en los viejos estudios de Sondor llevando a cabo la grabación de Mágica Fuente (su segundo larga duración). En esta oportunidad no sólo lo acompañaron viejos amigos de "peso" (Daniel Bertolone, Ernesto Soca, César Rechac, Gonzalo Farrugia, Jorge Graf y Daniel Crapuchet), sino que también invitó a talentosos jóvenes por entonces "desconocidos" como Guillermo Pellosi, Daniel Henestrosa, Gustavo "Mamut" Muñoz y Freddy Ramos (quien actualmente es reconocido en Estados Unidos como un músico de jerarquía internacional). Sin lugar a dudas, Jesús Figueroa se había constituido entonces en uno de los protagonistas más queridos y admirados del movimiento de rock uruguayo de los primeros setenta.
El año 74 significó un momento de cambios cruciales en su vida. A través de la Misión de la Luz Divina recibió el Conocimiento de Maharaji y fue el momento de su mayor acercamiento con Eduardo Mateo (del cual ya era un profundo admirador) y Pippo Spera. Precisamente junto a ellos, organizó el recordado concierto La Escalera (4 y 5 de marzo del 75). Pero los dados ya estaban echados y, dictadura mediante, de aquel fervoroso movimiento que tuvo su auge en 1972 sólo quedaban cenizas.
El largo viaje
A mediados de 1975 Jesús Figueroa emigra del Uruguay y mientras la barra roquera compatriota lo considera "desaparecido" (se llegó a decir que había muerto), él recorre todos los continentes transitando un largo camino de búsqueda permanente. En los últimos veinte años lo podríamos haber encontrado tocando con La Banda del Amor (de David Lebón) en Roma; o dedicado a la música devocional en Miami; o viviendo de músico callejero en Barcelona; o presentándose en Harvells, el mítico club de blues de Los Angeles, ciudad en la que está radicado desde hace más de una década. Allí continúa dedicándose también a su otra gran pasión: la pintura. En estos momentos ha sentido una profunda necesidad de reencontrarse con sus raíces y el camino lo ha traído a Uruguay. Y además del reencuentro, un nuevo disco.
El último disco de Jesús Figueroa
Luego de 24 años sin pisar nuestra tierra, Jesús pasa los dos primeros meses de 1999 en Montevideo. El sello Sondor no duda un instante y casi meteóricamente (en las pocas horas libres que dispone el estudio), graba su último CD. Para este proyecto cuenta con una notable banda base integrada por músicos de la jerarquía de José Luis Pérez (batería), Gustavo Mamut Muñoz (bajo), Urbano Moraes (bajo) y Pablo Traberzo (guitarra); y con músicos invitados entre los que se encuentran Javier "Pato" Olivera (trompeta), Ariel Ameijenda (sitar) y el legendario Yamandú Pérez (percusión). Con un cuidado especial en los textos, están presentes todas sus influencias: rock, pop, blues, candombe, funky, Mateo, rap, reage, . . . .
FERNANDO PELAEZ
Tras la disolución de Opus Alfa, Jesús comenzó su carrera como solista. En 1972 grabó para el sello Sondor el LP Jesús con Todos, en donde fue acompañado por varios de los músicos más importantes del género (Psiglo y Días de Blues incluidos). Este placa marcó un hito sin precedentes: fue la primera producción discográfica de un solista de rock y blues en nuestro país. Mientras Jesús con Todos se ponía a la venta en el año 73, él se encontraba nuevamente metido en los viejos estudios de Sondor llevando a cabo la grabación de Mágica Fuente (su segundo larga duración). En esta oportunidad no sólo lo acompañaron viejos amigos de "peso" (Daniel Bertolone, Ernesto Soca, César Rechac, Gonzalo Farrugia, Jorge Graf y Daniel Crapuchet), sino que también invitó a talentosos jóvenes por entonces "desconocidos" como Guillermo Pellosi, Daniel Henestrosa, Gustavo "Mamut" Muñoz y Freddy Ramos (quien actualmente es reconocido en Estados Unidos como un músico de jerarquía internacional). Sin lugar a dudas, Jesús Figueroa se había constituido entonces en uno de los protagonistas más queridos y admirados del movimiento de rock uruguayo de los primeros setenta.
El año 74 significó un momento de cambios cruciales en su vida. A través de la Misión de la Luz Divina recibió el Conocimiento de Maharaji y fue el momento de su mayor acercamiento con Eduardo Mateo (del cual ya era un profundo admirador) y Pippo Spera. Precisamente junto a ellos, organizó el recordado concierto La Escalera (4 y 5 de marzo del 75). Pero los dados ya estaban echados y, dictadura mediante, de aquel fervoroso movimiento que tuvo su auge en 1972 sólo quedaban cenizas.
El largo viaje
A mediados de 1975 Jesús Figueroa emigra del Uruguay y mientras la barra roquera compatriota lo considera "desaparecido" (se llegó a decir que había muerto), él recorre todos los continentes transitando un largo camino de búsqueda permanente. En los últimos veinte años lo podríamos haber encontrado tocando con La Banda del Amor (de David Lebón) en Roma; o dedicado a la música devocional en Miami; o viviendo de músico callejero en Barcelona; o presentándose en Harvells, el mítico club de blues de Los Angeles, ciudad en la que está radicado desde hace más de una década. Allí continúa dedicándose también a su otra gran pasión: la pintura. En estos momentos ha sentido una profunda necesidad de reencontrarse con sus raíces y el camino lo ha traído a Uruguay. Y además del reencuentro, un nuevo disco.
El último disco de Jesús Figueroa
Luego de 24 años sin pisar nuestra tierra, Jesús pasa los dos primeros meses de 1999 en Montevideo. El sello Sondor no duda un instante y casi meteóricamente (en las pocas horas libres que dispone el estudio), graba su último CD. Para este proyecto cuenta con una notable banda base integrada por músicos de la jerarquía de José Luis Pérez (batería), Gustavo Mamut Muñoz (bajo), Urbano Moraes (bajo) y Pablo Traberzo (guitarra); y con músicos invitados entre los que se encuentran Javier "Pato" Olivera (trompeta), Ariel Ameijenda (sitar) y el legendario Yamandú Pérez (percusión). Con un cuidado especial en los textos, están presentes todas sus influencias: rock, pop, blues, candombe, funky, Mateo, rap, reage, . . . .
FERNANDO PELAEZ
Discografía
Jesús con todos - 1972Mágica fuente - 1973
Azulema - 1999