SieteNotas

Cambio de hábito (del CD al MP3)

30/9/2006

El MP3 y otros programas de compresión de archivos, permitieron guardar la música ocupando menos espacio en el disco duro de un ordenador y a la vez, viabilizaron la transmisión y descarga de la misma a mayor velocidad. De allí a la creación de un software que hiciera posible el intercambio de archivos MP3 entre dos nodos distantes y a la vertiginosa difusión de un nuevo modo de accesar la música, había uno o dos pasos.

Semejante avance técnico estimuló la bajada de canciones gratis de Internet como nueva conducta social y generó una gran controversia entre las compañías discográficas de un lado, y los usuarios y empresas suministradoras de programas por otro, con tres frentes de batalla bien diferenciados: el judicial, el tecnológico y el comercial.

En Uruguay el tema transmisión de archivos parece estar anunciándose tímidamente, y previendo su probable desarrollo, en la nueva ley de Derechos de Autor (Ley Sobre la Propiedad Literaria y Artística, enero de 2003), está previsto como delito.

“Se ha detectado –advierte Eduardo de Freitas, asesor legal de AGADU- la llegada de comunicación tipo spam a través de correo electrónico donde se ofrece la descarga de archivos de música, y casos de portales de empresas físicamente localizadas en Uruguay pero con un dominio en el extranjero para, de alguna manera, evitar su rastreo más directo”.

“Ese tipo de infracción –explica- está incorporado de manera amplia en la ley y no con la precisión de la norma norteamericana. Se habla de almacenamiento electrónico y de puesta a disposición y no se utilizan conceptos como tecnología o digital. Si lo que está almacenado se transfiere, ahí hay un acto de reproducción ilícita. Uno puede reproducir pero no poner a disposición, porque entonces se toma una obra, se la reproduce y se la da a otros sin autorización de los autores”.

De todos modos, las canciones se bajan y almacenan a diario (y hasta existen cyber cafés que venden discos cuyo contenido provino de una descarga) sin que medie una instancia judicial, porque comparado con la venta ilegal de discos copia, se trata de un asunto menor que, al menos por ahora, no recibe la atención de las autoridades.

MANTAS

Es de suponer que en cualquier ciudad del mundo se los puede encontrar. En las calles de Buenos Aires están por cientos y en las de España ya son una institución que, en homenaje al recurrente ejercicio de levantar la manta para escapar de las autoridades, hasta han sido bautizados con el nombre de top mantas. En Uruguay se los sigue llamando vendedores ambulantes y en vez de utilizar un paño, se valen de cajas de cartón para apoyar sus discos o de pequeñas mesas de madera plegable, que cierran rápidamente ante la cercanía de algún agente fiscalizador. Antes ocupaban lugares en ferias vecinales pero desde hace dos o tres años, su presencia se ha vuelto numerosa en las calles céntricas montevideanas, a pesar del eficaz trabajo que vienen realizando las autoridades en el combate a la piratería.

“La Cámara Uruguaya del Disco está actuando permanentemente –explica su presidente Mauricio Ubal-, incluso en la página web (www.cudisco.org) se encuentra el listado de la cantidad de procedimientos que se hacen al mes. Generalmente, las personas se repiten, son familias dedicadas a eso desde hace muchos años y casi siempre ponen por delante a menores atendiendo sus quioscos. Este gobierno le ha dado importancia a la defensa de la propiedad intelectual y están cayendo por lo menos dos laboratorios por semana.” (1)

Para Eduardo de Freitas, de AGADU, “están esas situaciones puntuales de personas que venden discos piratas como modo de sobrevivencia, pero también existe una red clandestina e ilícita de copia y distribución, que cuando aparece un disco de éxito, inmediatamente produce miles de duplicados y los distribuye en todos los puestos de venta de la ciudad; porque si no fuera así, no se entiende como es posible que cada vendedor ambulante posea el mismo original y tenga la convicción casual de que esa copia es la que debe realizarse”.

“En el Uruguay –relata Jorge Voitouret, director de la fábrica de CDs Digital Disc-, el 63 % de la música que se vende es pirata. Eso afecta al artista, a los sellos, los estudios de grabación, los diseñadores de carátulas, los productores de cine y los de software. ¿Qué políticas podemos desarrollar para luchar contra la piratería? Además de lo que puedan hacer las Cámaras del software, el disco y el cine, una idea sería tratar de presentar al disco de manera más atractiva, con estuches de cartón que tienen una mayor intervención del arte y que tiene una mayor calidez. Otros factores que estamos trabajando, tienen que ver con los precios con los que llega el disco al consumo. Estamos con los precios un poco altos –reflexiona- en relación a lo que es la posibilidad de adquisición de los uruguayos y, junto a los productores fonográficos, venimos trabajando desde hace tiempo para que el disco sea considerado un bien cultural como es el libro, y no pague impuestos. La idea es trasladar el porcentaje de IVA y COFIS al consumo, con lo que se lograría una disminución de los precios en un 25 %.”.

Todos los involucrados en el sector, tienen la certeza de que el IVA cero podría reactivar la comercialización legal, y a dichos efectos, se ha conversado con el ministro de economía de la nación quien, tomando la propuesta con buena disposición, señaló que esperaba incluir este tema dentro de la discutida reforma tributaria. (2)

Las expectativas puestas en la exoneración de ese gravamen aparecen como excesivas si se piensa que, a pesar de la rebaja del valor del disco, la distancia respecto al precio de una copia continuaría siendo amplia. De los actuales 300 pesos promedio se pasaría a un valor de 220 que tendría ese único argumento para convencer de que, comprar un original a ese precio, es mejor que adquirir undisco copia a 40 o 50 pesos.

No se puede ignorar el echo de que quizá, el consumidor de este tipo de producto, carezca del poder adquisitivo para desembolsar varias veces el precio de un fonograma, y que si se trata de un melómano empedernido, tal vez escoja usar esos 220 pesos para conocer cuatro nuevas obras en un soporte de calidad inferior, que una sola en clase A.

VOLVER AL VINILO

Otra apuesta para ganar la cruzada contra el disco copia, es dotar al CD de un valor agregado que lo vuelva más interesante e irresistible. Los integrantes del grupo de rock Varsovia, piensan que sería una buena idea incluir en el disco “un clip de un tema o el de una sesión de grabación, una animación, o una nota a la banda o al artista de que se trate, para mostrar otra arista del músico”, mientras que José López, baterista de Miss Wichita, cree que el plus puede venir por el lado de un “buen arte de tapa, info de la banda y algo ‘artesanal’ que haga único al disco”. “Es una idea que me ha rondado por la cabeza –agrega- que el disco no sea un objeto salido de una fábrica, sino que sea una pieza de colección”.

Martín Buscaglia en cambio, sostiene que no es necesario sumar elementos externos cuando una obra tiene su propio valor agregado, y que en caso de no tenerlo, es el artista el que debe poner más de su parte para incorporarle “talento, poesía, innovación y belleza”.

Lo de La Oreja de Van Gogh, que regaló su último disco Guapa con la compra de un celular, parece un exceso donde se pierde toda referencia y no puede entenderse bien si el que adquirió el teléfono móvil en esa promoción también estaba interesado en la música como una especie de yapa o si la obra de la banda era la cuestión principal.

“Que un artista regale su obra al público –dice José López de Miss Wichita- me parece genial, porque en cierta forma hay retribuciones mucho más importantes que el dinero. Pero regalar un disco con la compra de un celular, me parece una estupidez. Es una forma berreta de cobrar el disco y conseguir un sponsor”.

Algunas de estas ideas ya se han puesto en práctica en Uruguay. Bizarro Records, por ejemplo, ha ejercitado eso de regalar entradas a recitales con la compra de un CD, en tanto una empresa como Ayuí, ha incorporado videos, presentaciones multimedia y juegos interactivos, sin haber logrado seducir con esos motivantes a los compradores habituales de discos piratas.

Por otra parte, la tecnología aún no ha dado con una manera efectiva de impedir la piratería en CD R, ya que el promocionado software de control anticopia que comenzó a venir incluido junto al contenido del disco, resultó un fiasco frente al trabajo paciente de hackers dispuestos a abrir la traba que impide que el CD pueda ser duplicado. Como si la actual etapa de desarrollo tecnológico hubiera desenvuelto una madeja que portaba entre sus fibras la cura y la enfermedad, la peste se ha extendido en su propia trama y no parece que haya un modo de detenerla.

“La piratería no está bien –dice Martín Buscaglia- aunque a los que más jode es a los que venden mucho... que son de quienes hacen discos piratas... y como venden mucho, en realidad no los jode tanto (jode a las empresas y disquerías). El que las compañías y las tiendas de discos le agreguen tanta plata al disco, es parte de lo que genera la necesidad de comprar piratas. Una propuesta para combatir la piratería –añade- es volver al vinilo y abolir los reproductores de CD (que crearon las mismas compañías que ahora se vuelven locas por la piratería). ¡Que se vuelva a editar solamente en vinilo! Igual se copiarían, pero la belleza y la contundencia de la obra original sería mucho más palpable y notoria”.

MUSICA ONLINE

Desde que se instaló el hábito de bajar la música gratis de Internet, se comenzó a hablar de la desaparición del disco como soporte y de la adaptación que las empresas discográficas deberían fraguar para ponerse a tono con los nuevos tiempos. Y es que la tendencia a descargar archivos MP3 o similares, no tiene sólo que ver con la disponibilidad tecnológica, sino que se relaciona de manera fuerte con la mirada de la sociedad de consumo y la banalización que en ella se hace de todos los valores que en otras etapas históricas eran apreciados. Todo es rápido y dura tres segundos y el escenario está minado de satisfactores igualmente fútiles que suplantan el vacío dejado con un nuevo efecto de corta duración. ¿Quién quiere conservar discos en un mundo así?

Las opiniones de los titulares de Bizarro Records y Ediciones Ayuí tienen la misma carga semántica en lo que se refiere al futuro del CD. Mientras Marcelo Felder asegura que “el negocio de la venta de discos físicos está limitado en el tiempo”, Mauricio Ubal sostiene que “el disco se está volviendo cada vez más, desde el punto de vista comercial, un agente de difusión del artista y no un negocio en sí mismo”. (3)

Los integrantes de Varsovia por el contrario, no creen “que el disco esté en vías de desaparición porque la gente que gusta de la música siempre quiere tener el disco con su arte. Vos te podés bajar un tema en MP3 pero nunca es lo mismo –aseguran- que poner un disco, escucharlo y tener sus letras y su arte de tapa”.

El problema está en que ese público se vuelva tan pequeño que en algún punto, resulte antieconómico continuar con la fabricación de discos.

“Está cambiando el medio donde se escucha la música –afirma Diego Drexler de Cursi-, en el que se difunde la música y en el que se va a comercializar, porque estamos en una etapa bisagra. Hay una decadencia del mercado tal como era antes y está empezando a desenvolverse de otra manera”.

Así lo entienden inclusive las multinacionales de la música, quienes luego de confrontar a los portales que ofrecían canciones gratuitas exclusivamente por la vía legal, han decidido también dar la pelea en el terreno comercial. Auspiciada por Sony y Universal, el primer intento fue montar una plataforma de música online denominada Pressplay que no concitó el interés de los internautas. Luego llegó MusicNet, un emprendimiento que llegó a tener medio millón de usuarios y que reunía el catálogo de las cinco grandes de la música: BMG, Warner, Emi, Sony y Universal.

Los licores del suceso llegaron de la mano de Apple y su programa iTunes, una especie de biblioteca multimedia que permite reproducir, organizar y comprar canciones en Internet, además de guardar videos, fotos y audiolibros del usuario. El programa se obtiene de manera gratuita en la red de redes y dada su operatividad, que permite conectarse a un reproductor portátil de música digital (iPod) y a una tienda virtual (iStore), su utilización se ha difundido bastante y ha estimulado las ventas de MP3 en la red virtual. (Durante el último año y medio, las ventas legales de música online han aumentado un 77 % y se comenta que mucho ha tenido que ver itunes con ese crecimiento.)

“Ahora hay todo tipo de servicios y planes –cuenta José López de Miss Wichita. El que más me impresiona es uno que está por salir y que lo provee Microsoft. Por 40 dólares al mes te bajás toda la música que quieras a tu reproductor MP3. Si dejás de pagar, la música se borra. De esta forma los usuarios tienen toda la música que quieran, y los artistas, aunque ínfimos supongo, siguen percibiendo derechos de autor”.

En Uruguay todavía no existen portales que vendan música en Internet -razón por la cual, varias empresas nacionales han decidido poner álbumes y canciones en sitios de Argentina como Foro Latino o Epsa Digital (4)- pero si ese lugar ya hubiera sido creado, estaría dentro de la lógica que para difundir un producto, el sitio dejara oír canciones de los artistas que pretende vender. Igual con el sitio oficial de una banda o con una página personal que, sin fines de lucro, quiera dar a conocer a su artista favorito. Desde esas necesidades se trata de un método válido de difusión, que otros ojos podrían ver como un ilícito o un modo de competencia desleal.

“El MP3 es una boca de venta y difusión que te permite llegar sin límites a cualquier persona en cualquier parte del mundo –asevera la gente de Varsovia- y que también permite de este lado, conocer lo que se produce en cualquier rincón perdido del mundo”. “Los que suben temas para compartir –señala Martín Buscaglia- lo hacen de los artistas que aman, y el que los encuentra y los baja, lo hace también por una búsqueda y afinidad y necesidad de esa música. En mi experiencia, esa divulgación me ha hecho desarrollar y expandir mi música, porque además, gran parte de los sonidos más creativos y en ebullición que uno puede hallar en la red, no se encuentran en las disquerías”.

Coincidentemente, José López expresa: “en un tiempo en que las medianas y grandes compañías planifican su presupuesto en publicidad incluyendo los medios online, creo que Internet se ha vuelto un medio de difusión como cualquier otro, con la facilidad de poder generar ‘ruido’ con muy poco. Es una vía de difusión totalmente válida y que no engaña al usuario. Buscás lo que te gusta, si te gusta lo bajás, si te gusta más comprás el disco o lo vas a ver. He conocido centenares de bandas nuevas gracias a Internet, cuyos discos seguramente nunca hubieran llegado a este país”.

LA SALUD DE LOS CORSARIOS

Las empresas discográficas deben pensar con razón, que si se permite una sola facilitación de música –aunque sea con fines promocionales-, se permite que toda la música esté disponible para ser descargada. De ahí, la minuciosa ofensiva legal que tanto la Recording Industry Association of America (RIAA) como alguno de sus miembros, vienen desplegando contra las compañías proveedoras de programas de intercambio de archivos, servidores que los albergan y usuarios de los mismos.

En el lapso de un año, provocaron el cese de actividades de WinMX y eDonkey, forzaron el bloqueo de los contenidos con copyright en Limewire y llegaron a un acuerdo extrajudicial con Kazaa, por el cual, la empresa que está detrás del programa, deberá pagar 100 millones de dólares por los perjuicios causados, además de comenzar a operar como sitio legal pago. A la vez, demandaron judicialmente a 18.000 usuarios que fueron sorprendidos descargando archivos (los delató su dirección IP), 4.500 de los cuales, aceptaron un arreglo que les obliga a pagar una multa de 3.000 dólares como compensación por daños.

Con todos estos datos en superficie, el momento impresiona como favorable a la RIAA. Tanto en lo que tiene que ver con el temor a ser demandados que se viene sembrando entre los usuarios, como en la caída de un coloso como Kazaa (que en apenas un año intercedió para que se realizaran 230 millones de descargas), todo pareciera indicar que la batalla será ganada por los que ganan casi siempre.

Sin embargo, y aunque no se lo comente demasiado, Kazaa ya venía atravesando una etapa de decadencia relacionada con lo engorroso que estaba resultando encontrar la música buscada (saboteada como estaba la red con archivos de publicidad camuflados con nombres de canciones), y con el nacimiento de programas más modernos que, en alguna medida, estaban desplazando al gigante del centro de las preferencias.

Uno de ellos se llama Ares, y entre sus ventajas, se destaca la posibilidad de bajar un mismo archivo de varias fuentes (lo que mejora la velocidad de descarga) y la reactivación de la función, cuando la descarga se detiene, gracias a un motor de búsqueda automático de una nueva fuente de suministro. Tiene salas de chat, es multilingüe y carece de adware (publicidad oculta), un elemento que venía con Kazaa y que resultaba molesto para aquellos que se valían de ese programa. Desde su aparición en la red pasó de 10 mil a 1 millón de usuarios, y cambió su licencia freeware (que permite distribuir el programa sin cargo pero prohíbe su modificación) por una de software libre, que abre las puertas para su mutación y el génesis de nuevas versiones.

eMule tiene el mismo tipo de licencia y es otro de los programas de intercambio más populares de la actualidad. Ha sido descargado 185 millones de veces y una de sus novedades de mayor interés, es la implementación de un sistema de créditos que va engrosando la cuenta de aquellos que más suben canciones a la red, y que les permiten luego, avanzar más rápido en las colas de espera para descargar. A pesar de que utiliza la red eDonkey para el tráfico de MP3, ha creado otra de uso complementario llamada Kademlia, que al parecer no necesita de servidores que la alojen, con lo cual estarían saltando un nivel tecnológico y dejando impotente a la RIAA en su afán de presionar a los servidores para que retiren de sus dominios a los sitios que violan los derechos de autor.

Otros programas preferidos por los internautas son Lphant y BitTorrent, muy parecidos a los anteriores en velocidad de descarga y herramientas disponibles.

La criminalización de los individuos acusados de bajar música sin autorización, tampoco ha dado los resultados esperados de temor a las demandas y abandono del hábito de descargar MP3, ya que según datos estadísticos, el número de personas que hacen uso de los programas de intercambio, creció 1.3 millones en el último año.


(1) El karma de la industria discográfica en Uruguay, Alejandra Volpi, Concierto FM Interactivo (www.conciertonline.blogspot.com).
(2) Idem.
(3) El karma de la industria discográfica en Uruguay, Alejandra Volpi, Concierto FM Interactivo (www.conciertonline.blogspot.com) y La música digital revoluciona conductas, Gabriela Vaz, diario El País.
(4) La música digital revoluciona conductas, Gabriela Vaz, diario El País.

Leonardo Scampini

Comentarios
Para agregar un comentario es necesario hacer login.
O si lo preferís, con FB
Un día como hoy, pero de 2006 ... Rey Toro teloneaba a Deep Purple en el Velódromo Municipal

Más efemérides de 2006
"...una buena canción tiene que poder cantarse con una guitarra".
Daniel Anselmi (Psimio), 24/1/2003
¿Querés ganar entradas, discos, libros y recibir información de primera mano?
Si es así, te estamos esperando.

Además, te llevás de regalo el ebook “Cruce de caminos. Conversaciones con Músicos Uruguayos”