Eduardo Erro nos presenta la segunda versión –actualizada y ampliada- del libro que publicó en el año 1996, basado en la vida y obra de Alfredo, un homenaje en palabras que pretende “mostrar al Zitarrosa cantor, al Zitarrosa hombre, al Zitarrosa uruguayo y con él o junto a él, todo el entorno social y político que le/nos tocó vivir”; y desvelar, también, lo que jamás ha sido contado. Sin duda, un encuentro impostergable…
¿En qué momento y por qué surge la idea de escribir un libro sobre la vida de Alfredo Zitarrosa?
Yo no conocí personalmente a Alfredo Zitarrosa pese a que su música y sus canciones me acompañaron durante buena parte de mi vida, al igual que otros cantores: para citar solamente dos: Viglietti y Serrat. Ese fue un “debe” que se acrecentó con su prematura, inesperada y porqué no, injusta muerte. En ese momento me propuse “conocerlo” a fondo, estudiando su obra, consiguiendo materiales fundamentalmente del exilio, contactando a su familia, etc., etc.
¿Por qué Alfredo? ¿Qué rasgo fundamental lo distingue de otros artistas y te incitó a escribir?
Creo que su exquisita poesía, su claroscura voz, su canción comprometida y poética, no panfletaria, junto a lo anotado en el párrafo anterior, fueron los “starter” que incitaron a que estudiara y conociera su obra. No estaba en principio escribir un libro; el objetivo era otro pero por razones extra a mí, no pudo darse esa otra opción. Pero mi conocimiento sobre el cantor ya era importante y fui citado a un programa de TV en el año 1995 donde junto a figuras relevantes de la cultura uruguaya (Benedetti, Galeano, Washington Benavides, “Juceca”), se intercambiaron datos, anécdotas y recuerdos de Alfredo. El entonces responsable de la Editorial Arca me sugirió, al ver el programa, porqué no hacía un libro sobre Zitarrosa.
En principio, ¿cuáles eran los objetivos de la investigación?
Mostrar al Zitarrosa cantor, al Zitarrosa hombre, al Zitarrosa uruguayo y con él o junto a él, todo el entorno social y político que le/nos tocó vivir.
¿Y en qué fuentes te basaste?
En todo el material escrito y sonoro, juntado durante años, y en buena parte del Archivo Zitarrosa que desde el año 1994 tuve acceso a partir de aquella idea que al final no prosperó por causas ajenas a mí. También mucha recopilación de diarios de España y México que amigos me hacían llegar ante mi pedido.
¿Tuviste en cuenta las publicaciones que anteceden este libro?
De hecho este libro es el primero biográfico luego de la muerte. Esto es algo importante resaltar. Este libro es la tercera edición pero la segunda versión del libro que se largó al mercado en el año 1996. En esta nueva versión que precisamente tiene todo un capítulo de todo lo que ha acontecido desde entonces hasta ahora (mayo 2005 que es cuando se puso como límite de recopilación de datos), se expresa textualmente que en julio de 1996, cuando se largó la primera edición, era conciente que muchos otros investigadores, a partir de esa publicación, irían descubriendo e investigando en otros campos el trabajo, la obra y la vida del cantor. Obviamente que esas publicaciones son citadas en ese capítulo.
¿Qué pensás de esas publicaciones?
Soy un convencido que todo aquel que investiga, merece el elogio. Podrá tratarse el o los temas de una manera distinta a como consideré yo que debía tratarse el tema Zitarrosa. Desde ese punto de vista puedo discrepar con algunas situaciones que se documentan, pero no le quita el valor a la investigación.
¿Lograste plasmar la idea que previamente manejabas?
Sí, plenamente.
¿Qué cosas creés que va a aportar?
Creo que acá volvemos a un problema de conocimiento sobre el tema. Este libro, no tan actualizado como el presente, vino a llenar durante varios años un vacío grande que incluso familiares y amigos del cantor tenían, fundamentalmente referidas a su etapa del exilio.
¿Conoceremos algo que jamás ha sido contado de Zitarrosa? ¿Algo que te haya sorprendido y que nos pueda sorprender?
Sí, en la primera edición prácticamente todo era nuevo: desde el primer renglón donde se documentaba el lugar y la fecha exacta de su nacimiento (desconocido hasta entonces) hasta todo el cancionero, la lista de discos grabados y la completa lista de sus acompañantes guitarristas, todo fue nuevo para mucha gente, incluso para amigos y familiares directos que bien o no conocían la situación, o el tiempo la había hecho olvidar.
En esta segunda versión aparece la investigación sobre la autoría de una muy clásica canción de Alfredo Zitarrosa cuyo verdadero autor no era el que Alfredo pensaba, se documenta en su totalidad (en la primera versión había sido “podada”) la primera carta pública importante de Alfredo ante la muerte del poeta Vicente Basso Maglio, lo que le costó la expulsión de la radio donde trabajaba y era excelente locutor, así como también por el contenido de esa carta fue contratado más adelante como cronista en Marcha en épocas en que lo dirigía Carlos Quijano, y que también hizo que conociéramos un excelente Zitarrosa “croniquero”.
¿Qué papel creés que ocupa Alfredo en la música popular rioplatense?
Muy importante: es un referente ineludible. Decir que las bandas de rock adoptan sus temas, ya es mucho. Decir que es el poeta cantor que más homenajes y poemas o letras de canciones ha recibido como testimonio de afecto y admiración de miles de personas, supone ya un papel al que pocos elegidos tienen oportunidad de llegar. Decir que los argentinos lo consideran rioplatense, ya es todo un hito.
¿Por qué año a año, y cada vez más, su figura se engrandece?
Porque sigue estando en el recuerdo y en los corazones de todos los uruguayos, argentinos, venezolanos, chilenos, mexicanos, y en general, todos los hispano parlantes que ven en ese canto y en esa voz, tal vez lo que siempre quisieron decir pero que por mil maneras no pudieron. Y por que tal, al igual que Gardel, cada día canta mejor.
También porque con el paso del tiempo, ha sido aceptado por aquellos que lo detractaban por razones ideológicas. Zitarrosa fue un ciudadano y como tal, un ser político, pero su gran valor es que supo ensamblar sus principios con su poesía y su voz. No traicionó sus ideas con el canto, pero tampoco traicionó su canto.
Carlos Bassi