SieteNotas

Daniel Drexler, Sin temor al vacío

1/7/2006

Nunca tuvo el proyecto de ser músico, siempre se imaginó como médico, pero hoy, con treinta y siete años, se considera mucho más músico que médico. Si bien es neurofisiólogo y otorrinolaringólogo, hace dos meses que no trabaja en la salud y acaba de sacar su tercer disco: “Vacío”.

En el bar “La Ronda”, un lunes en la tarde, y con una coca cola de por medio, nos explicó que mucha gente asocia el vacío con la muerte, pero para él, el vacío “es un lugar de creación; es el primer lugar en donde todo se genera... es importante saber entrar y saber salir del vacío”.

“Vacío” tiene la peculiaridad de ser el primer disco que Daniel graba fuera del país. Fue grabado mayoritariamente en Buenos Aires y editado por RANDOM RECORDS. En su próxima gira, no sólo recorrerá Buenos Aires, Tucumán, Mendoza, Santa Fé, Paraná y Rosario, sino que también piensa presentar su disco en Santiago de Chile, antes de fin de año.

¿Qué es el vacío para ti?

El vacío es un lugar de creación con una potencialidad brutal; es el primer lugar en donde todo se genera... el origen del mundo es a partir del vacío. Es importante saber entrar y saber salir del vacío. Lo más difícil es entrar porque provoca miedo, pero una vez que salís, lo hacés de una forma diferente a la que estabas antes de haber pasado por esa experiencia.

¿Por qué es difícil entrar en el vacío?

Porque el vacío se asocia con la muerte. Los seres humanos tenemos un miedo primario, que es el miedo a la muerte, a perder los sentidos, a perder la capacidad de razonar; el terror a estar en un lugar en donde no pase nada...

¿Tú lograste entrar en el vacío?

Venía de un momento full-time, de mucha locura y de golpe me quedé vacío en muchos aspectos de mi vida. Empecé a releer cosas que hablaban del vacío relacionadas con la física quántica y me di cuenta que eran cosas que me estaban pasando a mí. El primer disparador grande, fue constatar que la forma que se percibe el vacío en Occidente es diametralmente opuesta a la forma en que se concibe en Oriente. Occidente detesta el vacío, en Oriente es un objeto deseable: el vacío es necesario para poder llenarse. Fue una especie de calma, de tranquilidad. El vacío no era una cosa sólo necesaria, sino placentera. Escribí una canción sobre el vacío y me di cuenta que todas las canciones que iban saliendo, tenían una relación con eso, y que había como un hilo conductor que pasaba de una canción a la otra.

¿Por qué este cambio tan radical?

Estaba haciendo una Maestría en Ciencias, un postgrado en Otorrino, estaba trabajando como médico y dando clases de guitarra... a los treinta y cuatro años terminé con todo eso y al mismo tiempo me separé… estaba solo y pasé a trabajar como obrero de la construcción en mi casa: me compré un terrenito, estaba ahí diez horas por día y empecé a vivir mi vida de una forma diferente. Me levanto de mañana y trato de no tener ningún plan para el día, espero que cada día se vaya llenando a si mismo. Pienso que el arte tiene todas las posibilidades de contradecirse porque (explica convencido) básicamente la vida es contradictoria: tengo un disco “Vacío” y otro “Full time”.

¿”Vacío” sería la opuesto a “Full time”?

En “Full time” dormía tres horas por día, ahora duermo diez: me fui para el otro lado. (se ríe)

¿Cómo definís este nuevo disco?

Es un disco que está a mitad de camino entre el rock y el folklore pero, a pesar de que no es estrictamente un disco de música electrónica, tiene mucho de sonoridad electrónica. Fundamentalmente, tratamos de retomar la humanidad en la forma de grabarlo: no está grabado por pistas, grabamos todas las bases en simultáneo en un estudio que montamos en Buenos Aires. La idea era que se volviera a sentir esa cosa humana de varios músicos tocando al mismo tiempo y plasmando eso en un medio digital de grabación en vivo en un estudio. Es importante decir, que la sensibilidad de un músico de hoy no es la misma que la de un músico de la década del ´60. De hecho, el de hoy en día ya asistió a la revolución digital, ya aprendió lo que es un loop, ya vio lo que es la repetición, la exactitud en el tiempo, cosa que en la década del ´60 no se manejaba. Por tanto, tratamos de hacer eso: tocar y que sonara como si fuera una canción que tiene un loop pero tocada.

¿Qué otras diferencias encontrás entre este disco y los demás trabajos que hiciste?

La gran diferencia es que es el primer disco que grabo en vivo, todos los demás los grabé por pistas. La segunda diferencia es que es el primer disco que grabo fuera del país: implicó una movida más grande porque fue grabado parte en Buenos Aires, parte en la Patagonia Argentina, otra en Montevideo, en Maldonado... logísticamente fue un disco más complejo que los anteriores. Asimismo, este disco está más ligado al primero que a “Full time” por el tipo de sonido, por la forma en que vas entrando en el disco. “Full time” es como que te da una patada en la puerta. En este tenés la opción de entrar o no. Yo igual siento que hay una línea evolutiva y no es descolgado de lo que hacía antes. Es bueno asimilar cosas nuevas, evolucionar, pero también mantener ciertos criterios de homogeneidad.

Desde el grupo “La Caldera”, ¿en qué cosas creés que evolucionaste?

Sigo siendo la misma persona y creo que hay una continuidad y una evolución. Ahora estoy teniendo menos dificultad para asumir riesgos: esto es lo más positivo.

¿Cómo te definís musicalmente?

Soy un compositor de canciones, es un género que no es ni música, ni poesía y que es música y poesía al mismo tiempo; es un género mágico: mi camino es la canción.

¿Siempre tuviste el proyecto de ser músico?

Nunca tuve el proyecto de ser músico, siempre mi proyecto fue ser médico y lo de la música se fue dando por fricción en los últimos diez años hasta hoy, que soy mucho más músico que médico.

¿Por qué decís que es un género mágico?

Porque si vos ves la letra de una canción y la leés, a veces no vale nada, y tomás la música y la escuchás y a veces no vale nada, pero las ponés juntas y pasa algo que puede ser absoluto... Bob Dylan dijo: “un músico cantando una canción y sabiendo lo que está diciendo, puede parar un ejército.”

Y, ¿es verdad?

Sí, claro. Por mi parte, trato de que mis letras sean un reflejo lo más genuino posible de lo que es mi vida.

Entonces son bien autobiográficas...

Mi diario son mis canciones. Las canciones tienen esa magia que es como una condensación de un tiempo-espacio que cuando las sacás a la vida devuelta, recrea eso que te pasó en aquel momento. Me conecta con el presente y con los presentes de aquellos momentos de antes. Hacer canciones es maravilloso. (cuenta con orgullo)

¿Cuál es tu lugar de creación?

Estoy viviendo acá y en Buenos Aires, y mis canciones las sigo haciendo en “La Paloma”, en “El (Cabo) Polonio” y frente a mi estufa a leña.

¿Quiénes te ayudan a crear?

Cambian todo el tiempo, muchas veces no son músicos, son personas que conozco, o escritores, artistas plásticos, cineastas, médicos... es muy amplio.

¿Idea Vilariño es una de tus referentes?

Idea es una excelente creadora y este poema Nº 22 que elegí para el disco es brutal. Terminé de leerlo y quedé con un nudo en la garganta, y estuve un día entero trancado con eso. La idea era tratar de que apareciera la visión del vacío desde una perspectiva religiosa, filosófica y artística. “Sin centro”: vos tampoco estás, la tierra estaba vacía y a partir del vacío se creó todo; aquí se ve el poder que tiene el concepto del vacío.

Por lo que tengo entendido, tanto tú como Jorge son afines a “El Templadismo”, ¿qué es exactamente?

Todo surgió de una de esas largas y frecuentes charlas que tenemos con Jorge. Estábamos hablando sobre el tropicalismo, la antropofagia y el libro “La estética del frío” de Víctor Ramil y a mí se me ocurrió, un tanto en broma, plantear un “tropicalismo de las pampas” de los climas templados...Y bueno, se me ocurrió la palabra “templadismo”. Es una herramienta de agitación cultural, no es un movimiento, es un pequeño instrumento para la reflexión y para tallar puentes con personas que están en una estética similar.

A propósito, ¿qué se siente ser el hermano de Jorge?

Una enorme alegría, es una bendición haber tenido un hermano como Jorge, es un amor que trasciende el mero hecho de ser hermanos.

“EN ESTE TIEMPO APRENDÍ A DESAPARECER...”

¿Cuál sería la “novedad”?

Es de amor a la música, era yo riéndome de que pude hacer una canción nueva: esa es la novedad, ya no hay vacío.

¿Qué buscás transmitir con “20/21”?

Yo viví la mitad de mi vida en un siglo y la otra en otro siglo, la escribí arriba de un avión yendo a Denver. En Seattle había visto una sociedad multicultural, parejas mixtas por todos lados... quizás la globalización tiene su lado positivo: una humanidad más tolerante. Ese día fue el 11 de setiembre del 2001, al otro día se cayeron las “Torres Gemelas”; quedé marcado. Asimismo, la letra tiene un mensaje para los uruguayos (se ríe): pensemos al revés: más vale cien pájaros volando que uno en la mano. Salgamos al mundo, no seamos tan conservadores, la globalización puede ser buena también, seamos más abiertos.

Tanto “Remolinos” como “Linda” son las dos canciones de amor.

Me acababan de dejar, estaba de gira mirando el agua, los remolinos y eso me estaba pasando a mí en mi cabeza: giraba, daba vueltas; son claramente canciones de amor. Por su parte, la canción “Sábado” está emparentada con “Remolinos”. El sábado es un día de celebración, pero desde la perspectiva de alguien que está mal, es peor que el lunes porque todo el mundo sale y vos estás solo.

¿Qué es el “Salón B”?

Es un relato de gira de “Full time”. Estaba en la camioneta con once descerebrados recorriendo el país en plena crisis y fuimos a tocar a Artigas en el salón “A”, pero este estaba lleno de regalos para los damnificados porque se había desbordado el río Cuareim. Terminamos tocando en el “B” y fue uno de los toques más fuertes de mi vida. Esa canción es un relato de ese toque en el que habían cuarenta personas...fue muy fuerte.

¿Tenés muchas “certezas” en tu vida?

En ese momento, la única certeza en mi vida era la música. Le doy el sí a la música, que es con la única que me podía casar. Le agradezco por devolverme el presente y le regalo mi futuro.

Si te pregunto qué es la música para ti, ¿qué me decís?

La música fue una fuente de placer y revolución con el presente, y también una fuente de sufrimiento muy grande. Pero si tengo que hacer una sumatoria, le estoy agradecido: me reconectó con la intuición. Yo venía de un mundo muy racional, de mucha confianza en la razón en mi casa y en el mundo, y la música me demostró otra forma de vivir la vida que es complementaria con esa otra y que en este momento me doy cuenta que es más importante. La intuición me sirvió para trabajar como científico, porque los grandes inventos de la humanidad se hicieron por intuición, no por la razón.

¿Qué es Peñalolén?

Es un barrio de Santiago de Chile. Yo iba a hacer una pasantía, en la Universidad de Chile, en investigación en el sistema auditivo. Peñalolén queda en la ladera de la montaña, a ochocientos metros por arriba y vi el sol, las montañas, ya no veía el smog como en la ciudad y me mudé para ahí.

¿Dirías que “Luna” es una enseñanza?

La hice en el “Cabo Polonio” en el momento más duro. Era un día hermoso de luna llena, sentí que estaba tocando fondo y me di cuenta que era necesario para poder salir.

¿”Nada más”?

Se la hice a Ana Prada (que es su prima); estaba celebrando que Ana haya podido sacar su disco.

¿Sos de observar mucho “la cruz del sur”?

Viendo la cruz del sur uno se da cuenta lo pequeño que son sus problemas y que verdaderamente se puede salir.

De lo que no se puede salir es del arte de la tapa del disco...

La plantita no es de marihuana muchachos, es de malva, ¡¡de malva!! (se ríe) El arte de la tapa tiene muchas lecturas y no fue menos de seis meses de discusión: te lleva desde el proceso del vacío que se va llenando. En la tapa no están los pies, es un juego con la ausencia, están las huellas simbolizando el vacío. También se ve la tierra grumosa: tierra de una tumba, el vacío se asocia con la vida y la muerte, la planta crece a partir de lo que se murió abajo. (Mientras se mira los pies) Los pies mostrados desde arriba muestran una actitud introspectiva, reflejando la contemplación de la naturaleza pero no desde el punto de vista hippie, sino científico por las coordenadas... son fotos reales. También se ven espirales: nosotros vivimos arriba de una enorme espiral que es la vía láctea y tenemos en nuestro interior un montón de espirales como son los oídos. Por otra parte, los caracoles son un símbolo de lentitud y el disco es lento. A su vez, hay una página entera con el número 0 puesto arriba de la tierra: la importancia del poder del vacío que es necesario para poder llenarse... De hecho, lo trascendente es que sea llave para movilizar cosas, eso es el arte: ahí está el mensaje.

¿Qué críticas le harías a este disco?

Es difícil ser juez y parte, me gusta mucho como suena. Si bien es muy denso en cuanto a la instrumentación, ésta está bien manejada, no hay desbordes.

¿Por qué tardaste tanto en sacarlo?

Me llevó cinco años porque soy muy perezoso, me gusta que las cosas se vayan dando solas, y soy un poco obsesivo. (confiesa sin titubeos) Hoy está en la concepción de los músicos sacar un disco por año y ¿qué es eso? El temor al vacío. En este tiempo aprendí a desaparecer, no es sano estar todo el tiempo en todos lados, porque al final terminás resintiendo tu producto artístico y empezás a hacer cosas por hacerlas y no cuando hiciste una elaboración... hay un momento para todo.

Federica Inthamoussu Riet

Comentarios
Para agregar un comentario es necesario hacer login.
O si lo preferís, con FB
Un día como hoy, pero de 1969 ... Se celebraba el séptimo y último día de "Musicasión 4" en El Galpón

Más efemérides de 1969
"La globalización económica tiene un sustento de globalización cultural: generar los mismos apetitos en todas partes del mundo, para vender las mismas cosas en todas partes del mundo. ¿Cómo hacés vos para, desde acá, impulsar la murga, el candombe?".
Mario Carrero (Larbanois-Carrero), 17/5/2001
¿Querés ganar entradas, discos, libros y recibir información de primera mano?
Si es así, te estamos esperando.

Además, te llevás de regalo el ebook “Cruce de caminos. Conversaciones con Músicos Uruguayos”