para chuparse los dedos
Hubo que bancarse la espera, pero valió la pena. La carpa de Plaza Mateo rebosaba de jóvenes apetentes de buen rock, que después de compartir un convite de voces sutiles, efectos y potencia, abandonaron la plaza relamiéndose los oídos.
La entrada estuvo a cargo de Dsus4, ya que Brócoli que se esperaba que abriera la noche, no se presentó. Dsus4 cocinó el ambiente y ya cuando Lapso entró en escena todo estaba puesto sobre la mesa. Los invitados aclamaron el menú preparado por los cuatro músicos: Gonzalo Bouzout (voces), Andrés Bianco (guitarra), Andrés Miranda (bajo y coros) y Guido Boselli (batería) y sin duda, quedaron satisfechos.
La banda finalista del Pepsi Bandplugged, ya no es solo eso para su público, que hoy por hoy puede degustar su primer trabajo discográfico oficial: "Lapso" y deleitarse con cada tema. Recién salidito del horno: el 30 de mayo de este año, el disco contiene 12 producciones que siguen una receta poco exacta, pero exquisita.
"Nada es importante", "Reacción", "Claridad" y "Desaparecer": bocaditos "lapsianos" típicos, fueron servidos entre agradecimientos y aplausos. Algunos imprevistos técnicos obligaron a una pausa en la velada, , pero en cuanto se volvieron a encender las velas, los anfitriones retomaron los acordes de "Hoy comprendo", invadiendo el aire con un nuevo sabor.
El retorno a las "raíces" tampoco se hizo desear y un plato polentoso de rock en inglés homenajeó a Chris Isaac. "El camino" y "Un lugar" fueron los temas elegidos para despedir a los presentes, endulzando cada uno de los cuerpos. Pero el banquete tuvo gusto a poco y "Rapture" de Ioo, en una versión bien rockera, fue el punto justo para complacer a los insaciables.
Lapso es una banda que sabe a delicadeza en bruto. Es una singular fusión de instrumentos distorsionados y melodías encantadoras. Las voces nacen desde bien hondo, para abrazarse a la energía de las cuerdas y de los tambores y dejar, en los oídos vacíos, un sabor especial que incita a volver a probarlo.
Viviana Scirgalea