Luego de un año como el 2002: récord histórico en crisis, en desempleo, en venta de boletos de avión; las murgas, por el carácter de espejo social y de denuncia que las define, debían inevitablemente abordar esos temas. Podían hacerlo desde el bajón, desde la tristeza, desde el desencanto; o podían hacerlo desde la confianza, desde la ilusión, desde el entusiasmo.
La Reina de la Teja eligió esta segunda opción, y asumió el doble compromiso de, además de formular una dura crítica social, inyectar cierta dosis de esperanza.
Con José Morgade, carnavalero legendario, conversamos sobre la propuesta para este 2003 de la murga tejana, y sobre esa necesaria cuota de esperanza; en este Carnaval, más necesaria que nunca.
- A poquitos días de haber comenzado, ¿cómo ves el Carnaval de este año?
- Es un Carnaval que comenzó bueno: con un muy buen Desfile Inaugural, con un muy buen Desfile de Llamadas, con muchísima gente en los escenarios, con un gran esfuerzo desde los empresarios hasta los tablados comunales. La gente se está arrimando bárbaro al tablado, pero ocurrieron estas lluvias imprevistas con temporales incluidos, que hicieron como un impasse. Lo único que podemos tener a favor es que Carnaval calendario este año cae en marzo, y por eso creo que se puede reactivar.
- Bien. ¿Qué nos propone la Reina de la Teja para este Carnaval 2003?
- Bueno este año tratamos de hacer un espectáculo unitario, que un poco contenga la parte cultural del país, pero no sólo desde el área de canto y texto, o de canto y poesía; sino también desde el área plástica. Por eso incorporamos dentro de la ropa y en la parte de la retirada sin nombrarlo, un homenaje a Joaquín Torres García, que entendemos es un referente, no sólo uruguayo sino latinoamericano, y europeo también, porque marcó todo un esquema.
- Ese es el planteo en relación a lo visual, pero en lo que respecta al contenido del espectáculo, ¿por dónde va?
- Es toda una obra que consta de once bloques y habla de todas las mentiras: mentiras de Carnaval, mentiras de amor, mentiras políticas, mentiras futbolísticas... Así se constituye, en términos generales, toda la obra.
Es bastante visual, intervienen en algunas apoyaturas de canto, títeres grandes y títeres pequeños; porque hay una compañera que es actriz y es titiritera y bueno en la murga también desarrolla esa tarea. Ese es el contexto genérico de la actuación.
- ¿Y cómo ves esa actuación en el contexto carnavalero?, ¿cómo la evaluás?
- Primero que la categoría nuestra es difícil ¿no? Es muy difícil, son muchas propuestas y muy buenas: prácticamente todas las demás murgas son interesantes. Nosotros desde nuestro perfil es muy difícil evaluar, no hemos visto, o por lo menos en lo que me es personal no he visto, salvo algún pedacito de alguna retirada de alguna murga que nos encontramos en algún tablado. Solamente lo que escucho de la gente: tal murga me gustó, tal murga está linda, tal otra está mejor que el año pasado, tal otra está peor.
- En ese sentido: comparando cada espectáculo con el del año anterior, lo que se escucha en la calle es que la propuesta de la Reina para este año es bien diferente a la del 2002. ¿Vos lo ves así?, ¿qué opinás al respecto?
- No sé... Quizá hayamos cambiado un poco el perfil este año en el sentido de que entendimos que había sido un año muy difícil, que el 2002 fue histórico en el Uruguay (no creo que se haya sufrido tanto, tendríamos que remontarnos a muchos años atrás); y que si a eso le anexábamos más tristeza...
Por eso, por nuestro barrio, por la gente que ha pasado muy mal, por toda la gente que se ha ido; buscamos, hicimos un esfuerzo sobre humano, para tratar de buscar y de encontrar una inyección de esperanza. Para decir que se puede, que todavía estamos vivos, que todavía estamos de pie. Para decir que vamos a seguir luchando por la transformación, vamos a seguir luchando por lograr un país diferente. Eso es lo que sentíamos, y eso es lo que intentamos plasmar en el escenario.
Analía Camargo