SieteNotas

Diablos Verdes, Pare de sufrir

17/2/2003

En más de seis décadas de vida, ésta es la primera vez que los Diablos salen del infierno. Un infierno que se parece mucho a Uruguay, pero donde la propuesta no es sufrir, sino reír.

Con Charly Álvarez y Leonardo Preziozzi: figuras de Diablos Verdes, hablamos del espectáculo que plantea la murga para este 2003; pero también del carácter catártico de nuestra principal fiesta popular, del error que es recurrir al panfleto, y del acierto que significa tomar distancia y criticar desde el humor.

- ¿En torno a qué ejes gira el espectáculo de Diablos Verdes para este año?
- Charly: La propuesta de este año se llama La Caldera de los Diablos. Es la primera vez que los Diablos salen desde el infierno. En 62 años que tiene la murga no se había hecho nunca, solamente se había hecho un cuplé hace muchos años atrás: El Diablo y el Cardenal; pero no tenía nada que ver con esta propuesta en la que todos los Diablos salen como diablos del infierno. Un infierno que, vaya coincidencia, es muy similar al Uruguay que estamos viviendo.

Es una propuesta muy dinámica: a mí es el año en el que el espectáculo se me pasa más rápido. Es una propuesta en la que la gran protagonista es la murga, porque canta todo el tiempo. Y honestamente es la única propuesta de los Diablos que no puedo comparar con ninguna que hayamos hecho. Me parece absolutamente diferente, me parece la propuesta más madura, y me parece el mejor año de Leo Preziozzi en materia de letras. No es porque lo tenga al lado mío -él sabe cómo me han pegado sus letras- es porque tiene la gran virtud de poner en papel y en un espectáculo lo que nosotros pensamos, que generalmente en el trabajo de actor no se da eso: de que vos puedas expresar lo que estás sintiendo plenamente. Y con las propuestas de Leo se da y este año sinceramente a mi criterio es la más interesante; es la más difícil también: a nivel personal fue la que me costó más. Sin embargo el espectáculo me parece... un compañero había dado un término: "verborrágico", por cómo pasaba: que de pronto uno quedaba tan atolondrado como cuando una persona verborrágica viene y te apabulla todo el tiempo. Yo lo siento así el espectáculo, esperemos que salga así para la gente. En los escenarios se siente eso y bueno creo que lo principal para nosotros es que la gente escuche lo que estamos diciendo, más allá de un concurso en el que se pone puntos al arte y es algo... un poco raro.

- Vos que sos el responsable del libreto ¿qué tuviste en cuenta a la hora de armarlo?
- Leo: Lo más importante que yo traté de tener en cuenta para armar el libreto fue obviamente hablar de los temas que nos han pasado en el 2002 a los uruguayos, pero plantearlos desde una forma que no fuese demasiado directa. Disfrazar de alguna manera el texto, para que la gente obviamente identifique lo que sucedió, pero desde un plano más distanciado de la realidad. Porque me parece que el cometido del artista es poder contar la realidad, desde una óptica distinta a la propia realidad. De otra manera no tendría mucho sentido, porque estarías reproduciendo lo que te pasó el día anterior, o la vivencia que vos cantás en el escenario, te generaría la misma sensación que te genera lo que estás viviendo en ese momento en la vida. Entonces mediante un sistema, que obviamente no lo inventé yo, en el caso de teatro Bertolt Brecht lo trabajaba mucho, que es el tema del distanciamiento: hablar de los problemas de la sociedad pero desde una óptica mucho más creativa, para que la gente se identifique, pero tampoco esté viviendo la pura realidad. Y creo que este año se logra eso: con la idea del infierno se traslada la realidad de este país a una idea bastante imaginaria y creativa, para que la gente diga "sí esto es lo que nos pasa a nosotros", pero no se lo estás tirando de una manera tan directa y tan dolorosa como la que vivimos todos los días. Creo que el gran mérito, no que tengo yo con los libretos, sino que tiene todo el conjunto, es que hablamos de los temas más crueles y le sacamos una sonrisa. Creo que eso es lo más importante, porque cuando uno logra reírse de los problemas, es cuando empieza a superarlos.

- Además de lluvioso, ¿cómo ven el Carnaval 2003?
- Leo: Creo que la gente está respondiendo más que el año pasado en los tablados, pese a la malaria económica. Creo que hay una cierta avidez por ir a ver algo, porque la gente necesita un vehículo de expresión y el Carnaval, por suerte y lamentablemente, es una de las pocas cosas que van quedando, porque en televisión no podés hacer absolutamente nada para comunicarte honestamente con la gente. La televisión lamentablemente es basura desde el punto de vista creativo y creo que el Carnaval, con sus cosas buenas y sus cosas malas, es como una trinchera que va quedando para que la gente vaya y se desahogue sanamente hablando.

- Charly: Es la catarsis del pueblo el Carnaval. Yo por ejemplo me acuerdo que en la época de la Dictadura el Carnaval era un éxito a nivel de público. La gente tenía una necesidad de salir a escuchar, de que le dijeran algo, o por lo menos sentirse identificado. Porque a veces uno se encierra en su casa y se piensa que es el único desgraciado de la tierra y de pronto mira para el costado y ve que estamos todos en la misma situación. Yo creo que este año a nivel de público podría ser un éxito debido a eso: a la gran necesidad que tiene la gente de salir a gritar a la calle, o a que alguien grite por ellos, porque a muchos ya ni fuerzas para gritar le quedan...

Creo que eso es muy importante para los conjuntos de Carnaval, más este año: el poner todo en cada uno de los escenarios, no solo en el Teatro de Verano. El compromiso que tienen los Diablos es más a veces con los escenarios periféricos que con otros, debido a que la realidad que está viviendo esa gente es mucho más cruda que la de otros.

- Leo: La diferencia que yo encuentro en relación por ejemplo a cuando estaba retornando la democracia, es que no es la misma forma de encarar los temas, ni la misma forma de cantarlos. Porque me parece que tampoco la murga puede salir a cantar de la misma forma panfletaria que en los años ’80, donde decías "democracia y libertad" y ya te ganabas el aplauso. Tenés que agudizar un poco más el ingenio, porque así como la gente no le cree casi nada a los políticos, tampoco le va a creer a una murga que salga a cantar de la misma forma que en los años ’80. Si los políticos siguen mintiendo, creo que las murgas no pueden mentir más.

Analía Camargo

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