Una receta del mejor jazz
“No hay jazz como el neoyorquino”, dicen por ahí quizás por inexpertos, quizás por fanáticos. Y aunque el Teatro Solís viste por sí solo cualquier espectáculo, Dave Douglas tiene mérito propio por su trayectoria, por su reconocimiento y porque es muy buen jazzista.
Este solista fue nominado más de una vez al Grammy y la revista Downbeat lo nombró “Mejor Trompetista del año” por elección del público. Su carrera también refleja su eclecticismo en su formación: además de músico solista, es compositor y educador. Cuenta con más de veinte álbumes compuestos en su haber y a la vez participó en singulares trabajos de otros artistas. Sus colaboraciones como trompetista son numerosas y muestran también la diversidad de estilos que interpreta.
A diferencia de otros espectáculos del Jazz Tour, este show demostró y enseñó experiencia, derrochó escenografía, que podría haber sido perfectamente incorporada, y sin embargo, estos cinco músicos en el centro del escenario llenaron los espacios aparentemente vacíos. Douglas mostró ser un solista acostumbrado al público y con mucha presencia. Lo acompañaron la batería de Clarence Penn, el contrabajo de Eric Revis, un piano a cargo de Uri Caine y un nuevo viento: el saxo tenor de Donny McCaslin.
Por momentos, la trompeta y el saxo le dejaron lugar a los otros componentes del espectáculo, donde no se sabía muy bien cuál de todos “robaba el escenario”. Un espectáculo de contrastes sonoros en el que el olor a Nueva York estuvo muy presente. En el medio se colaron imágenes de películas, de argumentos de cine. La música lo sugirió y lo avalaron los años de trayectoria como compositor para diversos festivales y diferentes grupos de artistas. A diferencia de otros espectáculos del jazz tour, éste sugería historias, imperceptibles cuentos donde si uno cambia de lugar la escena, son fácilmente trasladables a películas.
El quinteto supo derrochar swing neoyorquino. Esta vez sí que esa trompeta “lloró” y el contrabajo llegó a tener tan merecidos protagónicos. De los temas más gustosos y mejor arreglados: Blues to Steve Lacy (en honor a un saxofonista muy apreciado por Douglas) y el dedicado al metrónomo con el que aprendió a tocar el piano en su infancia.
Muy merecidos aplausos a este ¡quinteto neoyorquino!
Natalia Carrau - Luis Izzi