SieteNotas

Darío Iglesias, dulce y melancólico

5/8/2004

“Dulce y melancólico”. Como el título de la película. Así es Espejismos el álbum debut de Darío Iglesias. Trece tracks que navegan entre Los Beatles y Eduardo Mateo y coquetean con la bossa nova y la marcha camión. Trece pequeños guiones que narran historias de amor y desamor, de soledades y reencuentros, de tristezas y esperanzas. Trece canciones con más preguntas que respuestas, con más incertidumbres  que certezas.  Trece vías de acceso para descubrir a este joven y prometedor cantautor uruguayo.  

Me decías que siempre trabajaste en cosas relacionadas con la música...

Sí. Mi primer trabajo como músico -no la primera vez que toqué- fue a los pocos meses de ir a clases de teclado. Mi profesor tocaba en un grupo que se llamaba Playback y que hacían rock del ‘60 y del ‘70. Trabajaban bastante bien. Después se disolvió por falta de  lugares donde tocar, pero en esa época funcionaba, año 92, 93 por ahí. El loco me dijo “andá que además vos podés hacer voces y cantar”. Yo no tocaba mucho en ese momento, pero más o menos, como pude encaré...

Y recomendado por el profesor...

Sí porque él quería dejar por cosas personales y me mandó a mí. A raíz de eso me compré un teclado y después al año ya tocaba en otro lugar, con otra gente... Salí en Carnaval algunos años...

Mirá, ¿dónde saliste? 

Salí en una revista que salió una vez sola y después en un grupo de parodistas.

¿Siempre en teclados? 

Sí. Yo creo que ha sido más que nada porque hay muchos más guitarristas en el medio que tecladistas. Capaz que es por eso que ahora cuando toco mis cosas me saco el gusto y toco mucho la guitarra... Bueno teclado ya ni tengo: lo vendí cuando estaba grabando mi disco...

Ya que mencionaste el disco, contame cómo surgió: vos dijiste quiero garbar un disco, fue un ofrecimiento del sello...

Yo tenía un grupo con el que arrancamos más o menos por el año ‘99 con un amigo que hacía canciones –todavía hace, en algún momento saldrá a la luz lo que él hace- y con algunos músicos más, dos de los cuales me acompañan ahora. Después él se fue y se transformó más que nada en mi proyecto personal. Entonces junto con la decisión de decir “vamos a dejarnos de hacer tantos demos y vamos a hacer un disco en serio”, se planteó que lo coherente era que fuera un disco solista ya que todas las canciones eran mías y las cantaba todas yo. El puntapié inicial fue que me animé a presentar el proyecto al FO.NA.M. [Fondo Nacional de la Música] y que salió favorecido con una plata que fue más o menos la mitad de lo que terminé gastando. Con el mismo grupo grabamos el disco y después más o menos con el mismo grupo seguimos tocando.

No es una pregunta muy original, pero ¿por qué Espejismos?  

Porque hay una canción que se llama así.

¿Solamente por la canción?  

Lo que pasa es que me pareció muy representativa. Esa canción la hice entre mi primer recital y mi segundo. Los dos fueron en Puerto Luna con este grupo. Lo que me pasó la primera vez, que había más de 100 personas y el espectáculo comenzaba conmigo tocando una canción solo con la guitarra; está plasmado en esa canción. Todas esas sensaciones que tuve en ese momento de estar mostrando una cosa hecha por mí por primera vez (porque si bien yo ya había estado infinidad de veces tocando y cantando en público, nunca una canción mía) son las que cuenta esa canción. Tanto fue así que en el segundo recital la estrené. La canción juega con la idea de que cualquier obra artística es como si fuera eso: un espejismo. Quiero decir: uno si lo ve con una mirada muy práctica un libro es un montón de papel y un disco es un pedazo de plástico. No sirven para nada. Además si nos ponemos así muy divagantes capaz, la música podría existir sin espacio, pero sin tiempo no. Existe en el tiempo si vos hacés que exista, porque el disco si no lo ponés no es música y una partitura si nadie la toca tampoco es música en sí. Una novela tampoco lo es, lo es en la medida de que alguien la lee...

Se construye como tal, en la medida de que hay un destinatario...  

Más en el caso de la gente que autofinancia sus discos o sus libros o sus películas: creo que a todos nos viene esa cosa de decir “pah estoy dejando la vida por algo que es...  aire”. También un poco lo que describe la canción es la situación escénica: esa gran contradicción de que vos componés para mostrarlo pero cuando lo mostrás te puede llegar a dar pánico.

Decías que era una canción representativa. Si tuvieras que elegir tres canciones representativas del disco, ¿cuáles elegirías? 

Esa es una. Otra puede ser “Pequeño Derrotero Sentimental” más por una cuestión musical que letrística. Y una más... Puede ser “Y Los Domingos” o “Cosas Que Pasan”. Pero todas por diferentes motivos. Quizá las canciones que tienen más que ver con lo que Rubén Olivera llama “cover compositivo” (esa cosa de decir voy a hacer una canción que musicalmente sea esta onda, suene Beatles como por ejemplo un tema de mi disco que se llama “Puede Ser La Primavera”) no te las pueda citar como resumen de lo que yo hago. Los otros que te dije capaz que tienen más que ver con lo que a mí me interesa o con cómo yo me veo a mí mismo desde el punto de vista musical.

Recién decías “hacer una canción que suene Beatles”, ¿te planteás eso antes de componer?  


No, lo hice algunas veces. Tengo un tema que se llama “Zamba Para Despertar” que quise hacer una zamba y desde el punto de vista armónico no me salió, me salió lo que hago yo. Me salió más desde el punto de vista rítmico.

Hablando de estilos: conversando con Gastón Rodríguez, tu colega de Solistas en Banda, me decía que le costaba definir en qué góndola de la disquería se ubicaba. Si te tuvieras que ubicarte en una góndola o inventar una góndola para ubicar lo que vos hacés, ¿qué dirías?
 
“Canción Uruguaya”. “Canción de Autor” como hay gente que lo llama. O “Canción Popular Uruguaya”... Eso de los términos es un tema tan viejo... Además dentro de lo que es la música acá, si decís “Música Popular” es una cosa y cuando decís “Canto Popular” es otra y ya nos imaginamos algo con lo que yo no me siento tampoco...

Sí, la representación que se te viene...  

Es nada que ver. De repente alguien me dice que lo que yo hago no tiene nada que ver con el rock y otras personas me dicen “no pero lo que vos hacés, tu forma de cantar tiene elementos de eso y se nota que has escuchado mucho rock”. Sin embargo yo no me siento para nada emparentado con lo que es el rock uruguayo actual, pero he escuchado mucho rock en mi vida. No sé, de repente puedo hacer una milonga mañana y sin embargo no hago folklore.

A propósito de eso que decías de que has escuchado mucho rock en tu vida: ¿cuáles son esos discos que siempre escuchás, que siempre retomás, que no pueden faltar en tu discoteca?

Mi discoteca tiene cientos de volúmenes. Creo que desde los doce años más o menos  compro discos de forma... compulsiva. Trato de controlarme y de no comprarme todo lo que se me antoja porque si no vivo gastando plata solamente en eso. Entre los libros y los discos... Quizá no en ese orden, quizá más los discos... No sé, tendría que decirte títulos... Más de la mitad de los discos de Los Beatles, por no decir todos. Quizá El Tiempo Está Después de Fernando Cabrera. El último disco de Peter Gabriel... Sansueña de Eduardo Darnauchans... Mis Queridos Amigos de Chico Buarque... Te estoy diciendo cosas que no tienen nada que ver una con otra y seguramente después me acuerde de lo que estamos hablando ahora y diga “pah no dije tal disco”... Creo que tengo un poco los figurines atrasados como decía mi abuela con lo que es la música totalmente actual, anglosajona. Conozco algunas cosas pero no estoy al día de lo que son todas las bandas.

Hablaste de los libros también...

Sí, a veces me tengo que frenar porque no los leo al mismo ritmo que los compro. Pero tampoco te pienses que soy un lector muy erudito. Trato de leer cosas complicadas para tratar de hacer que la cabeza trabaje un poco, pero yo adhiero a una cosa que decía Borges: que la lectura te tiene que dar placer. Entonces si vos mañana querés leer a Stephen King -que es algo que a mí me gusta- y es una novela que quizá no tenga más mérito que ser una cosa muy bien escrita para entretenerte; está bien. Ahora si querés saber más o menos que es lo que leo, leo mucho narrativa. Hace diez años me gustaba más la narrativa corta, ahora me gustan más las novelas. Trato de leer poesía también, porque durante muchos años supuse que eso me iba a ayudar letrísticamente. Ahora lo dudo. Creo que incluso mis canciones tienden a ser cada vez más narrativas

¿Y por qué dudas que te puedan ayudar?

No es que dude, lo que pasa es que creo que uno va incorporando a lo que uno hace las cosas que realmente le gustan, que realmente lo mueven de alguna manera. Entonces si yo me entusiasmo mucho más con una novela que con un poema, eso va a ser lo que mi filtro retenga a la hora de sacar cosas para afuera.

Me hiciste acordar a algo que decía Laura Canoura. Para ella un buen artista tenía que preocuparse por formarse, por leer, por mirar películas de diferentes lados y después plasmar eso desde el lugar que le haya tocado: desde la cámara de fotos, desde el micrófono, desde el pincel...

Sí... No sé si encarar eso como una obligación: decir “bueno yo soy artista entonces debo hacer tal cosa”. Yo creo que si uno hace todas esas cosas, puede llegar a ser una persona interesante y por lo tanto un artista interesante. No sé si como una obligación... Uno tiene que vivir la vida y hacer las cosas que le interesan. También el gusto se forma, ¿no? Es como el gusto gastronómico: yo me acostumbré a tomar el café sin azúcar y antes no me gustaba. Creo que uno se va acostumbrando, se va entrenando en el disfrute. Yo en una época de mi vida empecé a ir a Cinemateca por ejemplo y empecé a ver cine diferente y en base a eso me empecé a dar cuenta de cómo uno se come la comida cuando ve una película hollywoodense y cómo te estás siempre fumando la misma receta. Al principio cuesta de repente ver una película francesa porque tiene un trámite más lento o lo que sea, pero creo que también te hace crecer como persona. Lo mismo pasa con un disco que suene raro. Si uno le tiene un poco de paciencia... Creo que eso es lo que no hay mucho en la gente ahora: esa cosa de agarrar algo y decir bueno le dedico diez segundos para ver si lo descarto o lo incorporo.

La cultura del zapping...

Ahí va, es como un zapping universal que uno hace con todo. Y eso me parece que no sirve mucho... Yo me aburro haciendo zapping...

En ese sentido, la música que hacés ¿te parece que escapa a eso de querer hacer zapping?

Capaz que algunas canciones sí, capaz que otras no y dependerá de la persona. Porque a mí viene mucha gente y me dice “pah tal cosa”. Pero por cada uno que viene y te dice una cosa que le impactó, que le gustó, hay muchos que no vienen y no te dicen nada...

El público uruguayo no es muy expresivo...

Sí. La gente supongo que no te encara y no te dice... Pero eso no importa mucho... Tampoco uno tiene que estar pendiente de cómo cae lo que uno hace o de hacer lo que cree que va a caer bien. Tampoco hay que estar demasiado preocupado por incomodar. Ni una cosa ni la otra. No sé... Yo hago lo que me sale, o sea hago lo que puedo. Creo que tengo esa libertad: de que en el fondo no me importa mucho. Me importa estar conforme yo con lo que hago, lo cual no es fácil porque en general siempre me parece que no está del todo bien...

Mirá... ¿Y dónde tenés más dudas: a nivel musical, a nivel letrístico?  

No, más que nada siempre estoy entusiasmado con mis cosas más nuevas. Yo al día de hoy me tengo que obligar a tocar los temas del disco...

El proceso de grabación termina siendo agotador...

Claro, yo creo que he escuchado más veces el disco sin terminar que terminado. Igual estoy conforme, pero estoy más conforme con lo que he venido haciendo en estos últimos dos años...

¿Cuántas estrellas le darías al CD?

¿Estrellas de qué revista?

Estrellas de Rolling Stone...

Estrellas de Rolling Stone... Le daría tres estrellas... Estrellas de otro medio quizá le daría más. No sé... Capaz que es medio atrevido de mi parte decir esto... Igual no creo que este disco salga comentado en Rolling Stone. Como dice Paul Simon: “no verás mi cara en Rolling Stone”. Pero me he llevado algunas sorpresas. Recién te hablaba del último disco de Peter Gabriel que para mí es maravilloso y los tipos le dan tres estrellas y para mí es el mejor disco que hizo...

A veces el argumento que dan es que es según las expectativas que el artista genera: que miden, que exigen en función de lo que saben (por trayectoria, por trabajos anteriores, etc.) que el músico puede dar.

Mirá... Yo creo que depende del caso. Creo que son mucho menos exigentes con Charly García por ejemplo que con Peter Gabriel. No estoy diciendo que esté mal ni que esté bien, estoy diciendo que me parece que es así. Te pregunté de qué medio y me dijiste Rolling Stone. Si me hubieras dicho Brecha te dirían que le pondrían cuatro o más. Pero quizá porque salió una buena crítica en ese medio entonces me parece que es así... No sé, depende mucho del que escribe. Además el que escribe es una persona más, que juzga en base a lo que conoce y creo que se hace un mundo más grande de lo que uno no conoce que de lo que uno conoce, entonces es muy difícil. Es muy delicado hablar del trabajo de los demás...

Bien. Por eso te propongo que hables de tu propio trabajo, que para terminar hagas un “tema a tema” del disco.  

“Cosas Que Pasan”: Letrísticamente es más un estado de ánimo de un momento de mi vida en el que venía saliendo de una etapa un poco oscura y con muchas esperanzas personales. Musicalmente es el tipo de cosa que venía haciendo en ese momento: canciones con acordes no convencionales, que aprovechan mucho las duplicaciones de las cuerdas al aire. Hay algún juego de palabras en la letra... Con esa canción me ha pasado que hay gente que la considera muy mala y gente que la considera muy buena. Uno de los que me llamó la atención sobre esta canción fue Fernando Cabrera, que me dijo que le había gustado mucho porque le daba la sensación de que era una cosa muy liviana pero que según él decía cosas muy profundas.

“Y Los Domingos”: Es un tema que habla de la soledad. Creo que mis canciones hablan mucho de eso y las que no hablan de eso tienen un aire a eso. Esa canción habla de un personaje femenino que durante la semana se ocupa con un montón de cosas cotidianas y los domingos es el día que peor la pasa porque no tiene con qué distraerse y tiene que enfrentarse a todas las cosas que no tiene, a su realidad.

“Karma”: Lo hice en épocas en que era mucho más optimista que ahora. Igual que la letra de “Cosas Que Pasan” son esos temas en los que hay hallazgos desde el punto de vista letrístico que pasan más por la rima. Ahí lo que traté de hacer fue algo en la onda de Chico Buarque.

“Debe Ser La Primavera”: Es prácticamente el único tema del disco en el que toqué el piano. Es el tema más nuevo. Surgió de casualidad. Estábamos grabando y yo tenía esa canción. Fui al estudio y le dije a Luis Restuccia que era el técnico “vamos a grabar un demo de una cosa así me queda”. La pista de piano era medio de emergencia pero igual canté arriba. Me lo llevé grabado y lo empecé a escuchar en los auriculares. Después le agregué unas vocecitas. Después se lo mostré a Esteban Klísich y surgió la idea de hacerle un arreglo de cuerdas. Y ya después de corregir la pista del piano y de agregar una trompeta de verdad, quedó. Ahí fue un intento de hacer algo que tuviera que ver con Los Beatles, con esa onda rítmica de Penny Lane y esos temas. Creo que eso es “insacable” de mí. Creo que Los Beatles están todo el tiempo. A veces es más o a veces menos evidente, pero están todo el tiempo.

“Espejismos”: Estuvimos hablando hoy. Está muy emparentado en lo musical con lo que es la murga canción de la generación del los ’70. Eso lo asumo plenamente y me gusta que sea así. Canciones como “Baile De Máscaras” de Jorge Lazaroff o algunas de Daniel Viglietti que son canciones con ritmo de marcha camión pero que no tienen batería de murga.

“Pequeño Derrotero Sentimental”: Es una historia que habla de una mujer abandonada y de cómo lo superó. El título es ese porque en realidad no es muy pequeña, es larga, es la más larga del disco. No sé si no es la más larga que he hecho. Un amigo me dijo una vez que mis canciones tenían como que esa cuotita de esperanza sobre el final. Creo que esta canción es un buen ejemplo de eso.

“Zamba Para Despertar”: Fue un intento de hacer una zamba en la onda de Cuchi Leguizamón que es un compositor argentino que hizo con las zambas y las chacareras lo mismo que hicieron Joao Gilberto y Tom Jobim cuando inventaron la bossa nova: agregarle armonías más intelectualizadas, más sacadas del jazz. Y quise hacer algo así: una zamba tirando a lenta y que no sonara folklórica necesariamente, sino que sonara como las zambas de Cuchi que yo las ecuchaba más que nada en discos de Pedro Aznar y de Lito Vitale. La letra no es muy clara, pero intenta hablar de no dejar que los problemas de la cotideaneidad te hagan perder de vista las cosas importantes, esas cosas por las que vale la pena hacer todo lo demás.

“Te Vi Pasar”: Es la canción más vieja del disco. Creo que es del ’98. Yo en esa época venía haciendo otra cosa. Tenía un montón de canciones guardadas y empecé a ir al estudio La Clave a grabar demos. Allí lo que hacía era lo siguiente: programaba toda la música en el teclado, lo secuenciaba y después grababa las guitarras arriba. Eran guitarras eléctricas con distorsiones y efectos. Después cantaba arriba y tocaba la armónica, hacía coros. Hacía todo yo. Y un día -coincidió con que me compré una guitarra de cuerdas de nylon- dije “no puede ser que lo que yo haga sea así, totalmente barroco; voy a hacer algo simple: voy a hacer una canción con tres, cuatro acordes”. Y esta fue la canción que hice. Y a partir de ahí empecé un camino que tiene mucho más que ver con lo que hago ahora.

“Mujeres”: Un tema que también es una onda experimento: quise hacer una canción que tuviera nombres de mujeres acumulados, con doble lectura, que además el nombre significara algo y que además fuera una narración coherente. En cuanto a la música, para el disco terminamos haciendo un arreglo que tenía un aire más a trío jazzístico: una batería con ecobillas y un piano. Es una canción que ya no toco.

“Por Los Dos”: Sorpresivamente a la gente le ha gustado mucho esta canción. Digo sorpresivamente porque la hice en dos horas. Eso me pasa mucho. No quiere decir que cada dos horas escriba algo que puede tener interés. La hice de un tirón, a eso me refiero. No sé por qué se me ocurrió hacer una canción que fuera un diálogo entre dos personas que se encuentran después de haber tenido una historia. Por cómo quedó escrita mucha gente me ha dicho que parece escrita por alguien que tiene más años que yo. Yo la escribí a los 25 años, ahora tengo 29. Lo que me gusta de la letra es que quedó como un diálogo en el cual cualquier frase puede ser atribuida a cualquiera de los dos personajes. Musicalmente salió una crítica que decía que era un tema que tenía una leve influencia de Walter Bordoni lo cual me alegra porque Walter además de ser un colega, es un amigo y lo admiro mucho.

“Papel”: Es tema muy cortito. Es una canción que habla de la ruptura sentimental. Hay muchos temas en este disco que son así porque están hechos en un período de menos de un año en el cual yo estaba pasando por cosas así. Mis canciones nuevas no son así.

“Hasta Ayer”: Es una canción muy nostálgica. Tampoco la toco más, pero en su momento consideré que era un pequeño paso hacia adelante. Tiene mucho que ver con Eduardo Mateo, con el toco que fue el ritmo que él inventó. Es una canción que letrísticamente terminó siendo un paralelismo entre los recuerdos de mi infancia y lo que es mi vida actual. Esa canción ha pasado a ser sustituida por otra canción que voy a estrenar pronto que se llama “La Luz Del Sol” que también habla de mi infancia y que me gusta mucho más.

“¿Cambio Y Fuera?”: Creo que de lo que más habla -una vez de que uno lo termina, lo analiza y ve la letra fríamente- es de esa cosa dialéctica que tiene la vida. Esa cosa de que todo se termina y que eso también quiere decir que otras cosas empiezan. De que lo único que es constante es uno mismo. Porque por tu vida puede pasar mucha gente, muchas ciudades, muchos lugares, pero lo único que está siempre sos vos. Y a veces cuesta eso. Cuesta desde que uno está en primero de escuela y tiene que pasar a segundo y tiene que cambiar de maestra, porque cuando uno tiene seis años un año es mucho. Cuesta aceptar que algunas amistades se agotan, que tenés que cambiar de pareja, que se te murieron tus padres o tus abuelos. Cuesta aceptar eso y cuesta aceptar que a pesar de eso, tenés que seguir, siempre tenés que seguir.

Analía Camargo

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