De eso se trata en la música para niños: de trabajar con responsabilidad, respeto y rigor, tomando real conciencia del lugar que los niños ocupan o les dejamos en nuestra sociedad y de la importancia y necesidad de su buen desarrollo -en todo sentido- para aspirar a un mejor futuro.
Susana Bosch, trabajadora incansable e indiscutida desde hace años, nos responde sobre distintos aspectos de la actualidad, sobre su nuevo espectáculo: Las notas de Susana, que coincide con la salida de su cuarto disco: Las canciones de Eduardo -interpretando canciones de Eduardo Mateo-, y sobre los treinta años que se cumplen de la creación del grupo que revolucionó la música para niños en Uruguay: Canciones para no dormir la siesta.
Tomando como referencia estos últimos años, a nivel de medios y difusión, ¿la música para niños sigue formando parte de una cultura subterránea o ha mejorado la situación?
En líneas generales, la música para niños realizada desde una actitud respetuosa y con responsabilidad, sigue siendo parte de la cultura subterránea. Por suerte, los maestros y educadores de nuestro país son los grandes difusores de nuestro trabajo, lo que determina que nuestros discos sean solicitados por los niños, más allá de la poca difusión que tienen en los medios.
En tu caso particular, la creación nace y parte desde el lugar que ocupan los niños, sumergiéndote en su mundo y aprendiendo con ellos ¿no? Esa proximidad, ¿es esencial para comunicar y lograr una mayor interacción con los niños?
Totalmente. Se aprende de ellos cotidianamente. En los espectáculos hemos integrado sistemáticamente propuestas que surgen en cada función. De cualquier manera no dejamos de cumplir con nuestro rol de adultos. Apostamos al espíritu lúdico que está presente en los seres humanos, cualquiera sea su edad, y nos divertimos juntos.
¿Se sigue subestimando a los creadores de música para niños y a los propios niños como público? ¿Creés que sigue siendo considerado un género menor?
Sí. Definitivamente. Basta con ver cuales son las propuestas “mediáticas” para los niños.
¿Por qué?
Porque a la hora de hablar de los niños se piensa en ellos como consumidores sin tener en cuenta la enorme capacidad de apreciar propuestas con valores conceptuales y estéticos, considerándolos seres humanos “en formación”, cuando en realidad se trata de seres humanos completos e íntegros, en una etapa determinada de su vida. Se cree que como sus oídos, sus ojos y sus manos son mas “chiquitos”, sólo están en condiciones de comprender conceptos “chiquitos”, cuando en realidad sólo un niño es capaz de decir “no quiero” cada vez que no quiere, mientras los adultos aceptamos cosas que “no queremos” basándonos en preconceptos, convencionalismos, formalismos, etc. Para colmo, nos superan ampliamente en capacidad de aprendizaje.
Tu nuevo espectáculo se llama “Las notas de Susana”. ¿De qué trata?
El título es un juego de palabras, refiriéndonos a las notas del carnet y a las notas musicales (también podría referirse a las escasas notas periodísticas sobre nuestro trabajo, de las cuales esta es una honrosa excepción). Es esencialmente musical. Se trata de un recital de canciones, interactuando con el público, con algunos diálogos o situaciones que sirven como nexo entre los temas.
¿Quiénes participan?
Fernando Yáñez, en bajo, quien es además responsable de la mayoría de los arreglos en mis discos y espectáculos, Carlos “Boca” Ferreira en batería, César Cándido en Guitarra eléctrica, Eduardo Macchi en percusión y Carlos Gómez en guitarra acústica.
El espectáculo coincide con la salida de tu cuarto disco: “Las canciones de Mateo”, haciendo versiones propias para niños del cancionero de Eduardo Mateo, uno de los maestros de nuestra música nacional. ¿Por qué Mateo? ¿La idea es continuar desarrollando –como en discos anteriores- sonidos locales, buscando la identificación de los niños con nuestra cultura?
Sí. Creemos que la identidad cultural es uno de los elementos fundamentales en el desarrollo de una sociedad. Por otro lado, la identidad es un fenómeno que no tiene que ver con las fronteras políticas, y así podemos hablar de una identidad regional, o de una identidad latinoamericana. En nuestro trabajo siempre hemos incluido obras de distintos autores, como Aníbal Sampayo, Violeta Parra, Rada, Hugo Fattorusso, Mauricio Ubal, etc. Eduardo no podía estar ausente.
Teniendo en cuenta que acceder al mundo musical de Mateo puede resultar bastante complicado, imagino que debe ser todo un desafío poder acercar esas canciones a los niños ¿no?
Sí, no fue sencillo, a pesar de que nos parece que el “espíritu burlón” de Mateo en realidad es el niño que Eduardo siempre llevó consigo. Por otra parte, Eduardo vivió su vida de forma poco convencional, y los niños siempre se vinculan muy bien con las cosas poco convencionales. Por suerte, no existe en ellos la discriminación ni los prejuicios.
(Escribe Fernando Yáñez) El disco con las canciones de Eduardo fue todo un desafío en materia de arreglos. Si bien Eduardo es el autor (con letra de Horacio) de “Príncipe azul”, que es un formidable tema para niños, y de otros (Kin tin tan, El tungue-le, etc.), muchas veces su pasión por lo rítmico lo llevaba a trabajar sobre divisiones irregulares con un grado de complejidad tal que incluso a muchos músicos nos cuesta darnos cuenta de donde está el “uno” del compás en varios de sus temas. En estos casos el trabajo fue arduo, e incluso nos llevó a no incluir algunas cosas que nos hubiera gustado versionar. De cualquier forma creo que nos dimos el gusto de trabajar sobre diferentes épocas del material de Eduardo, tratando este con el respeto y el cariño que Eduardo por un lado y los niños por otro, se merecen. Hasta nos dimos el gusto de hacer un arreglo instrumental, para un cuarteto de cuerdas, de “Hoy te vi.”, que cierra el disco, y que recoge esa época de Eduardo en la cual tuvo como influencia algunas cosas de Los Beatles. Quedamos realmente conformes con el resultado del trabajo.
Se cumplen treinta años de la creación de Canciones para no dormir la siesta, ¿creés que hubo un antes y un después de Canciones?
Sí. “Canciones” comenzó con una forma de trabajo que es la misma que hoy nos interesa continuar y profundizar. Antes de “Canciones” los espectáculos para niños eran espectáculos teatrales (obras de teatro) con música. “Canciones” introdujo la música como eje del espectáculo, ejecutada en vivo, con el mismo rigor y compromiso que en los espectáculos musicales para adultos, con una clara propuesta de identidad, y también muchas veces dando respuesta a situaciones que se vivían en el país en aquel momento, estableciendo un alto grado de complicidad con el público. Continuar trabajando en esta línea es el mejor homenaje que podemos hacerle a “Canciones”.
Y a vos en particular, ¿qué te aportó?
En el momento que me integro a “Canciones” yo tenía 17 años. Ya había incursionado en la música, en el teatro para niños y me estaba formando como docente. A partir de allí todo fue un aprendizaje. Sin dudas “Canciones” fue una escuela, no sólo para quienes la integrábamos, sino también para todas aquellas personas que trabajaban y trabajan por y para los niños, que es trabajar por y para el futuro.
Carlos Bassi