Cuando se le pregunta sobre el 2001, Jorge Schellemberg contesta: “digamos que hay dos cosas que van a evitar que me limpie el culo con el almanaque”. Una: el nacimiento de Julián, su tercer hijo. Y dos: la salida a la calle de Al Palo, el CD que grabó junto a la comparsa lubola Mi Morena. Un trabajo a todo candombe y mucha personalidad, que incluye temas de Alberto Wolf, Guillermo Lamolle y Fernando Cabrera. Con ustedes Jorge Schellemberg y Mi Morena.
-¿Qué pasa con Mi Morena en el próximo Carnaval?
- Sale Mi Morena con la dirección musical de Jorginho Gularte. Digamos que yo di un paso al costado por este año. Se me planteó si me interesaba salir y con bastante dolor dije que no porque no puedo; por motivos de laburo, familiares... o sea, necesito descansar un poco y por otro lado tratar de mover este disco. Salir en carnaval a mí me implicaría un montón de laburo concentrado en canciones nuevas, arreglos nuevos, y entonces este disco pasaría a ser fiambre prácticamente. Y no puedo darme ese lujo.
- ¿Cómo llegaste a Mi Morena?
-Yo durante dos años trabajé para Canal 12 en la trasmisión de las Llamadas, y me impresiono mucho la cuerda de tambores de Mi Morena, me gustó muchísimo. Es una cuerda joven, con una energía impresionarte, atrevida, se planteó cortes, cosas musicalmente diferentes que me gustaron. Además que tocando candombe liso, tocan bárbaro. Me impresionó mucho ver una comparsa muy joven y como muy ordenada, muy prolija en muchos aspectos. Yo conocía a Juan Ramos, al dueño y director de Mi Morena, y le dije: “bo’ si algún día van a hacer Teatro de Verano o Carnaval avísenme que me interesa”. De hecho en marzo del año 2000 me dijeron: “para el año que viene salimos”. Y yo me prendí. Lo hice porque básicamente nos pusimos de acuerdo rápidamente en una modalidad de trabajo en que yo iba a seleccionar los músicos y los cantantes –incluyendo el coro-, que no iba a correr aquello de: “este es mi primo y canta” o “este toca el tambor y canta”, que podía darse, pero que en si mismo eso no era un motivo por el cual alguien fuera a tener lugar para cantar. Y planteé, ya que la comparsa a nivel de llamada había tenido una propuesta renovadora, de aire fresco, a mí me parecía que la propuesta musical también tenía que ir por ese lado. Vamos a entendernos; a mí me encanta el candombe tradicional, muchas veces puede no gustarme como está presentado, una comparsa puede no gustarme pero no por ser tradicional o no; no me puede gustar porque cantan horrible de repente o porque tienen una sección de vientos que ninguno afina. Pero no parte a priori el hecho que sea tradicional o no para que me pueda gustar, yo puedo gozar mucho escuchándolo así como gozo escuchando a Gardel. Ahora, yo no voy a hacer eso; porque hay otra gente que lo hace, y lo hace mejor. Yo lo que puedo hacer es lo que yo hago: un candombe emparentado con otros ritmos, con otros instrumentos... no quiere decir que el candombe solo no se pueda sostener, yo creo que sí. Pero sí pasa por darle un sonido que yo sienta, que de algún modo me represente. Yo no viví en el conventillo...
-Ni sos negro
-Ni soy negro... sí respeto profundamente todas esas vivencias y todas esas historias, incluso hay canciones que hablan de eso que a mí me conmueven profundamente. Simplemente parto de un principio de honestidad con uno mismo, esto es lo que hago: música pop con una base de candombe.
-Y al plantear todo esto ¿no te pusieron ninguna traba?
-Ninguna. Una libertad creativa absoluta, un gran entusiasmo de todo el cuadro con la propuesta. Gente que me dio mucho cariño además, mucho respeto. Partía de la base que el coro estaba integrado por gente que canta bien, pero no necesariamente con gente con una trayectoria profesional. Porque ahí tenés que sopesar otras cosas y es que no hay un mango. Entonces, digamos que yo me apoyé en gente con mucha trayectoria, en algunos solistas y en los tocadores; Gustavo Etchenique por ejemplo. Inclusive dentro de los músicos tengo un cuadro muy joven y dentro de los solistas aparece gente muy joven con su debut discográfico en Al Palo, no solo en el coro sino como solista también, a la que yo hice una apuesta fuerte y quedé muy contento realmente; Lucía Pereira, Carolina Parodi. No es el caso de Berta Pereira o de Gabriel do Prado que son gente que hace muchos años que canta, que tiene otro manejo del estudio, de cómo se ensaya... todo el cuadro laburó con un entusiasmo, con una energía, con un amor a esta propuesta que yo no tengo más que palabras de gratitud. Y bueno, el disco este es el resultado de eso, a mí me pareció que era una infamia que estas canciones –que a mí me parecen tan lindas- quedaran en un pasaje por Carnaval y más nada. Y como yo cada tanto tengo la oportunidad de grabar algún disco, pensé que era una buena idea hacer este Al Palo. La gente de Sondor lo apoyó y se trabajó muy intensamente.
-La producción artística es tuya ¿no?
-La producción artística es 100% mía.
-¿Y cómo es esa experiencia de trabajar para mucha gente e inclusive haciendo temas que no son tuyos? Porque hay temas de Mandrake Wolf y Fernando Cabrera.
- Los temas de Mandrake y Guillermo Lamolle por ejemplo, para mí el arreglo era bastante cantado dentro de lo que era la composición; de hecho yo me basé, sobre todo en el tema de Alberto, en los piques que él hacía cantándola solo con la guitarra. Además lo hablamos con Alberto después –él quedó muy conforme-, que la versión final refleja lo que era ese espíritu. Y es uno de los temas más comparseros del disco; el de Lamolle también, a pesar de la letra. El tema de Cabrera no; Cabrera me lo dio como un candombe, yo estaba con muchas dificultades para componer el afro -que básicamente es un tema con un ritmo que va en seis por ocho- que pasa a veces a candombe o no, pero que tiene que tener ese tácata tácata tácata ¿no?. Y Cabrera me hizo una grabación en un porta estudio, y yo en realidad estaba escuchando lo que era la letra esa; una letra oscura, superprofunda y que además habla directamente de los negros, con un lenguaje muy de hoy. En esa versión que me dio, él tenía una idea de que había una parte en donde entraban los tambores y otra parte en donde quedaba solo Etchenique con la batería tocando un cuatro por cuatro. Y yo pensé que justamente en esa parte, aún con él tocando eso, podía entrar el seis por ocho de tambores; me cerraba con el texto, con la onda de la canción. Ahí por ejemplo hubo mano mía en el arreglo, básicamente en ese único cambio, pero fue un cambio groso que incide en toda la percepción del tema. Después la línea de bajo es la que Fernando había escrito, tal cual. La introducción también, hay algunos detallecitos del saxo y del Dijeydoom, que es un instrumento australiano. Más la parte de improvisación de Berta en el intermedio y en el final que es maravillosa. Creo que el coro, Fernando lo había planteado a dos voces y lo hicimos a tres, pero digamos que el tema está tomando casi todo de lo que era la idea original.
Pero así como hice eso, lo tuve que hacer en mis temas también. Es algo que demanda muchísimo trabajo, mucha energía, mucho esfuerzo, escribir parte para los músicos, hacer los arreglos de voces. Después cuando vas a ensayarlo, tratar de que suenen bien, cuando vas a grabarlo también, ver cuando hay que repetir una toma o no.
Inclusive, en algunos casos, charlamos con los solistas para ver como enfocar los temas, más allá de que cada uno puso su onda personal y su talento. Yo quedé muy feliz con eso, es lo que más me entusiasma de mi participación en este disco es justamente, el haber echo todo esto. El sentirme cien por ciento responsable de lo que está sonando ahí. Si bien en mis discos anteriores un poco era así también, aunque era más abierto el juego. Si bien se escucharon propuestas y cada músico aportó lo suyo, yo siento que realmente esto es un disco mío.
-Pero me imagino que por un tema de cantidad de personas, en tus discos anteriores podías ser más abierto. Pero en este caso se te iría un poco de las manos.
-Totalmente. Me acuerdo que en el primer ensayo del coro –ellos se reían muchísimo- porque yo les dije que quería dejar algo en claro, y era que acá todos veníamos con muchas ganas y era eso lo que nos convocaba, que yo estaba a fin de escuchar a todo el mundo pero que la democracia empezaba y terminaba conmigo, porque de otra forma no hubiera funcionado. Al hacer la grabación después se vieron algunas cosas que se pudieron mejorar, vos cuando estás grabando un disco escuchás todo mucho mejor y de otra manera. Una cosa es el estudio de Sondor y otra cosa es el tablado; que tiene la parte de calidez de la gente, pero que en la calidad de lo que escuchas es diferente. Acá en el estudio se retocaron algunas cositas, pero muy poco.
-¿Qué diferencias encontrás con los discos anteriores tuyos?
-Para empezar que acá no soy tan solista. Mi participación como solista es mínima, si bien soy el solista que canta más temas, no canto la mayoría de los temas. Soy la mayor minoría, como se dice en política. Por otro lado es mi primer disco realmente de candombe; yo siempre fui conceptuado como músico de candombe y en mis discos había dos, tres, máximo cuatro candombes y otras cosas. Yo acá siento que hay otras cosas también, está el funky, el reggae, pero siempre está el candombe. Es un disco que en todos los temas hay candombe, en todos los temas hay un coro grande; eso es lo que mantiene el concepto comparsa.
-¿Y que diferencias encontás con otros discos de candombe?
-Hay muy pocos discos de candombes. Hay uno que no escuché, que salió hace muy poquito y me dijeron que está buenísimo; se llama Música Negra de la Ciudad de Montevideo, que tiene ese concepto de Al Palo pero en donde ahí es a partir de uno de los tamborileros que organiza. Imagino que hay temas emparentados con el disco solista de Eduardo Da Luz (Candombe Puro), que es un exponente muy importante del candombe comparsero, además de un gran compositor y un tipo con mucho swing para cantar y componer, y es un disco un poco más clásico a pesar de que está lleno de piques que los inventó Rada, o los Fatto con Opa o Jaime. Entonces aquello de la pureza es algo que lo tomo con pinzas, porque de ahí a otros conceptos como el de pureza racial y esas cosas hay un paso ¿verdad?, yo creo en la diversidad y el respeto dentro de la diversidad. Después recuerdo un disco de Morenada, que se llama Morenada es Candombe que bueno... Morenada es la comparsa clásica, es un disco que está muy lindo. Después hay un disco que salió hace un año y pico, que es de Senegal, un comparsa joven, que es al estilo de ellos. Digamos que es una comparsa dirigida por un blanco en la parte musical: Gerar Dumou, que es un salsero, el tipo toca salsa en Nueva York y que tiene ese concepto. Con una realización impecable, está muy bien cantado, muy bien tocado, los vientos están super afinados pero está todo tirado hacia una fusión tropical. Que está muy bien pero es diferente de esto, Al Palo en todo caso tendría una fusión más pop.
-¿Sos un tipo carnavalero?
-Mirá, en lo musical o como espectáculo a mí me encantan el candombe y las murgas. A pesar de que nunca compuse murgas, me encantan y gozo mucho con ellas, tengo una gran envidia de los compositores murgueros. Ahora, más allá de mi respeto hacia la gente que trabaja en ello, parodistas, humoristas y revistas no me interesan en lo más mínimo. Son otros parámetros musicales, es otra cosa en la que no estoy interesado. Con respecto a los tablados, me gusta mucho la magia del contacto con la gente, saliendo con Mi Morena llegamos a barrios periféricos de Montevideo en el que mucha gente se acercaba a decirme: “que suerte que vinieron hasta acá, yo no puedo ir a un concierto en la Sala Zitarrosa, o en el Solís”, o en donde sea, entonces vos ahí compensas que por más que de repente estás tocando con una equipación muy por debajo de la que vos trabajas habitualmente, que hay una desprolijidad derivada de eso y de la cantidad de gente, la compensas por el lado de la energía del contacto con la gente, del swing, la gozadera; es una belleza ver la gente bailando cuando vas a tocar a un tablado. Y además que el Carnaval es lo más masivo que hay en nuestro país a nivel musical.
- ¿Creés que el carnaval no es lo mismo que antes?
-No sé. Hay cosas en que objetivamente no es lo mismo que antes; por ejemplo la cantidad de tablados, la cantidad de publico que se mueve. Creo que la gente que es propiamente carnavalera es la que se tiene que sentar a pensar en esas cosas y responder esas preguntas. En cuanto a las propuestas, en donde han aparecido más cantidad de cosas diferentes es a nivel de murgas; donde vos tenés murgas que han hecho cosas de puta madre en una línea diferente a otras cosas de puta madre que habían antes. A mí escuchar una murga de la Unión siempre me cuelga por el sonido que tiene ese coro, por esas voces que te despeinan. Ahora, escuchar a Contrafarsa me emociona por otro lado, desde otro lugar; por una fineza arreglística que tiene el pitufo (Edu Lombardo) como nadie. O escuchar a La Gran Siete, que maneja otro tipo de humor, con unas voces que mantienen de repente esa característica murguera pero que tienen arreglos más modernos. Después en todo lo que hace al negocio, que es la parte que no me copa nada del Carnaval, que es uno de los motivos por los cuales no salgo, bueno... que se ocupe otro de hablar. Es un negocio para cuatro o cinco donde hay una pasividad absoluta de las autoridades municipales en ver como cuatro mafiosos se hacen de un negocio rentable, y bue’... eso no me interesa.
Nicolás Hidalgo