gusto a poco
La quinta edición del Pilsen Rock volvió a confirmar su status de fiesta mayor del rock uruguayo, al tiempo que dejó encendida la alarma por las notorias ausencias sobre sus escenarios. El “remerómetro” por las calles de Durazno fue soberano. Bandas como La Trampa, La Vela Puerca, No Te Va Gustar o El Cuarteto de Nos, que en el mejor de los casos vieron el festival por TV, mostraron el nivel más alto de fidelidad por parte de los fans que lamentaron no poder ver a sus favoritos.
Veintidós fueron las bandas que se alternaron sobre los 2 escenarios dispuestos en el Parque de la Hispanidad, de las cuales 10 hacían su debut festivalero.
La primera jornada, con amenaza de lluvia al igual que el año anterior, tuvo como números centrales a La Tabaré y Bersuit Vergarabat. La nota destacada la pusieron los Buenos Muchachos, abriendo un microclima original en medio de los sonidos predominantes. El cierre estuvo a cargo de Rey Toro, una excelente banda de heavy metal en ascenso, pero aún sin los quilates necesarios para asumir el compromiso.
El domingo, con sol y temperatura ideales, reservaba lo más fuerte de la grilla. Buitres y Trotsky Vengarán reafirmaron su chapa de grandes animadores de este tipo de eventos y lograron que las 100 mil personas presentes vibraran y cantaran su seguidilla harto conocida de hits. El cierre de la noche y del festival fue para Catupecu Machu que mostró, jerarquía, potencia, sutileza y por qué no, tratándose del broche final, un poco de frialdad.
Lo mejor del Pilsen una vez más estuvo en la gente, en la fiestas callejeras, en la hospitalidad de los lugareños –que dicho sea de paso esperan cada festival como el acontecimiento del año- y en la sensación de que hay sonidos de recambio para el rock uruguayo. La cuenta pendiente: dejó gusto a poco.
Daniel Hofer