"Con los pájaros pintados" es una propuesta para niños que gira en torno a nuestra fauna. La idea es re descubrir al país y encontrar esa identidad que a veces está más cerca de lo que pensamos. Con Julio Brum hablamos de este trabajo y de la música para niños como forma artística.
- ¿Por qué hacés música para niños?
- Mirá, es algo natural... desde que hago música me acuerdo de estar inventándole canciones a mis sobrinos y estar jugando con eso. Después, desde el ´84 que me decidí hacer música, siempre se fue cruzando en mi camino. Empecé a trabajar en el TUMP como tallerista de expresión, que hasta el día de hoy lo estoy haciendo, e hice seis o siete obras para el teatro El Galpón y he participado en otras experiencias. También en el exterior haciendo alguna gira por Alemania, Suecia cantando con gurises en espectáculos para niños. Y bueno, como que es algo que naturalmente se ha ido dando, aunque en realidad hace tres años que estoy con este proyecto que lo encaré como una cosa más formal; hacer un recital para niños, tratar de tener un tema que realmente les interese y que el resultado musical sea también coherente con la escena, con el vestuario, concebirlo como un espectáculo con todos los rubros; no sólo tocar y cantar.
- A la hora de componer: ¿qué diferencias hay entre hacer "música para niños" y "música para grandes"?. Si es que las hay...
- Ninguna, ninguna diferencia, es decir, a nivel de tratar de lograr un resultado musical es el mismo rigor y la misma exigencia estética. Yo también hago tango y otras cosas más, obviamente hay códigos que son directamente para el niño, pero yo te diría que la actitud con la que lo tenés que hacer, pensando justamente que es un público infantil, no difiere del adulto, es más, te diría que en algún sentido a veces se dice que el público infantil es más difícil, yo creo que no. Difíciles son todos los públicos, simplemente que el niño manifiesta directamente lo que piensa de lo que está escuchando y viendo, nada más, y eso creo que es muy importante, en algún sentido te ayuda porque vos sabés lo que está pasando en el momento y aprendés mucho de los niños. Lo que sí te diría es que no estoy muy en la onda del clisé que se maneja últimamente sobre el tema de los niños, con la música o el arte en general, eso de que para comunicarte tenés que "agitar", parece que si hicieras un minuto de silencio los niños se van a desbandar y te van a dejar de dar atención. Al contrario, en este mismo espectáculo, "Con los pájaros pintados", hay momentos que estamos cantando en silencio todos, cuatrocientos o quinientos niños con nosotros, y no vuela una mosca. Y eso es interesante porque a veces los niños quedan atrapados con los clisés que le fabrican los adultos ¿no?. Esto va desde las formas musicales, por ejemplo nosotros trabajamos mucho con formas folklóricas que aparentemente serían o aburridas o pasadas de moda, y te das cuenta que si están bien hechas y con un enfoque contemporáneo, pensando en los niños de hoy, funcionan bárbaro. Los tipos se pueden colgar con eso tanto como con los ritmos que están más de moda, no hay diferencia; el niño no tiene prejuicios y eso es un cosa que juega a tu favor, si tú lo hacés bien podés comunicarte con ellos.
- ¿Cómo hacés para llegar a los niños pese a la falta de difusión?
- Creo que esto es histórico ¿no?, el tema de la música para niños tiene que ver con el lugar que le damos a los niños en nuestra sociedad. Es todo muy subterráneo ¿no?, si tú ves por ejemplo los canales de música en cable jamás vas a ver un tema de música para niños a pesar de que los niños lo miran pila, aunque es muy discutible qué es música para niños ¿no?. Hay determinado tipo de música en la cultura occidental sobre todo que está como pensada para los niños, y esa música está siempre reducida a los espacios educativos... hay fenómenos como lo fue Canciones para no dormir la siesta en Uruguay, o María Elena Walsh por ejemplo, que se han logrado masificar, que han logrado un público amplio. Estoy conectado con muchísimos grupos en América Latina que hacen música para niños y te diré que es más o menos los mismo en toda América Latina, es muy trabajoso llegar a los medios, el niño tiene muchísimas ofertas y a veces se lo confunde mucho. Y eso, insertarse en ese contexto no es fácil, aunque es posible, nosotros la forma que encontramos en Uruguay es el trabajo directo con las escuelas. Eso nos abrió la puerta, nosotros llegamos a doscientos espectáculos este mes inaugurando el cuarto año de trabajo y llegando a más de setenta y cinco mil espectadores, aquí y en Argentina. Eso es una cosa interesante, digo, si pensás que partimos desde una cosa... gráficamente yo te diría que partimos de un sótano, y bueno, de a poco se fueron ganando espacios.
En este caso nosotros tomamos la fauna porque es un tema que a mí personalmente me interesa mucho, por historia personal y por estar trabajando en el ambiente de la música para niños y ver esa concepción "Waltdinesca" que hay de los animales humanizados, con problemas que le pasan al niño que en realidad no tienen nada que ver con los animales. También el desafío de tener un hijo chico y tratar de generar cosas que le interesaran y que le enseñaran el otro lado de la historia ¿no?.
- ¿Cómo ves el panorama de la música para niños en nuestro país?
- Hay cosas en las que tal vez no haya consciencia del trabajo y la historia que hay en Uruguay, uno se da cuenta cuando sale del país, te das cuenta que hay un respeto brutal por lo que se ha hecho acá ¿no?, gente como Bonaldi que ha hecho trabajos antológicos, todo lo que fue Canciones que pasó por diferentes etapas pero que es un referente ineludible no sólo en Uruguay sino en toda Latinoamérica, te das cuenta cuando hablás con la gente; los trabajos de Mariana Ingold con Osvaldo (Fattoruso) también, con un nivel de exigencia y propuesta musical. Yo creo que en ese sentido hay un desafío, en Uruguay no te podés largar así "bueno, voy a hacer música para niños" y hacer cualquier cosa. No podés. Porque ya hay un precedente, una exigencia que incluso se ha venido desarrollando en todos estos años, a veces uno le emboca más, otro le emboca menos, pero hay como una línea de trabajo. Hubo una especie de paréntesis después de que Canciones dejó de tocar pero hubo gente que siguió proponiendo cosas, y bueno, ahora nosotros nos hemos sumado a eso, están los Cantacuentos que aparecieron, como que el panorama de dinamizó un poco a fines de los ´90, es interesante ver qué pasa con eso.
- ¿Hasta qué punto podés definir lo que es música para niños y lo que no?
- Yo creo que no se puede definir. Creo que es un misterio lo que pueda ser música para niños, o sea, lo que le puede llegar a gustar a un niño. Lo que sí te podría decir es que en general si es música buena tiene posibilidades de que le guste. No quiere decir que le guste sólo la música buena, también habría que discutir qué es música buena, pero bueno, yo estoy hablando de un rigor estético, de no hacer música sólo para vender sino que haya una propuesta artística atrás. Entonces partiendo de eso yo te diría que puede ser música para niños un canto de los indígenas del Amazonas o un tema de los Red Hot Chili Pepers o un tema de los Versos de Tía Paca de Bonaldi. Y pueden funcionar muy bien cualquiera de esas cosas ¿no?. Por eso cuando hacemos nosotros nuestro trabajo nos planteamos tocar diferentes ritmos y buscar que al gurí realmente se le abra la oreja, ya sea por los timbres, las texturas, las melodías o el trabajo rítmico y que opte, que tenga la libertad de disfrutar de la música.
Pájaros Pintados
En realidad "Con los pájaros pintados" es una propuesta de trabajo, no sólo musical, que busca a través de los animales plantearse cosas que van desde la identidad hasta qué tipo de país tenemos en nuestra cabeza. Tenemos el país de Walt Disney en la cabeza o podemos generar otro país con otros animales, vivirlo desde otro lugar y descubrirlo. Cuando yo empecé a escribir las canciones me contacté con Carlos María Priggioni, que es una persona que ahora se hizo media famosa con Waku Waku, pero que es una persona que hace muchos años que está en el tema de la fauna y empecé a aprender muchas cosas. Y descubrí muchos animales que existen hoy en el campo y que no tenemos consciencia de ello. Es decir, son tan extraños como un Koala o un Panda, por ejemplo, que están en el imaginario nuestro pero nunca los vimos.
Entonces yo digo ¿por qué no puede haber en nuestro imaginario una Guará Guazú?, que nunca lo vimos pero está mucho más cerca y forma parte de nuestra cultura. La idea fue arrancar por ahí y buscar que esa propuesta tomara distintas formas. La primer forma que tomó fue la del espectáculo, la idea era trabajar canciones con títeres, con toda una propuesta teatral y que hubiera un mensaje ahí de disfrutar a los animales. No humanizarlos, tratar de sacar un potencial estético a partir de los colores, de las costumbres, de las sonoridades de los bichos. Eso después se plasmó en un trabajo que salió en casete, que ahora estamos presentando en CD ampliado. Son las canciones que básicamente estaban en ese espectáculo, alguna de ellas ahora están en este, porque en el primer espectáculo no estaba todo el disco, entonces retomamos lo que había quedado afuera ahora, eso siguió avanzando y tomó la forma de un libro, un libro que sale por Alfaguara, que es la interpretación gráfica de los textos de las canciones tratando de generar imágenes lindas, plásticas, que atraigan al niño, que lo interesen para después saber cómo es ese animal realmente.
Una "patita" más de todo esto es la edición de un cancionero para piano que surge un poco de la demanda de los docentes. Es así que nos decidimos con el TUMP, con los Cancioneros del TUMP, a hacer una propuesta para acompañar con el piano estas canciones.
Juan Castel