SieteNotas

Washington Carrasco y Cristina Fernández, ¡Celebremos juntos!

12/1/2006

Toco timbre. Para entrar a la casa de Washington Carrasco hay que atravesar un corredor angosto en donde descansan enormes amplificadores que están cerca de la puerta, listos para salir de gira. Me recibe el entrevistado. La primera imagen no es visual, sino olfativa: un intenso olor a pipa sobrevuela el lugar. Me muestra el living-comedor en el que están guardados añejos discos de vinilo; pasamos por el estudio donde usualmente graban otros intérpretes de música popular; y finalmente llegamos a un recoveco personal, lugar donde procederíamos a hacer la entrevista. Es un pequeño cuartito en cuyas paredes cuelgan óleos con la firma W. Carrasco; lleno de grabadores de distintas épocas y colores…

Músico, apasionado por el sonido, y también pintor, ¿has expuesto alguna vez?

Expuse pero… uf… mucho antes de cantar, allá por los años 60. En Rivera hice algunas exposiciones en el Club Comercial, al otro lado de Brasil, en Santana. Y me metí en diversos concursos. El otro día estaba mirando una lista de gente que se presentaba junto a mí y salía bochada como yo. Entre ellos estaban Gurvich, Nantes… o sea, gente que luego trascendió en el arte.

¿Y a qué escuela pertenecías?

Era una escuela más bien impresionista. Estaba entre impresionismo y futurismo digamos, que para aquella época era… (se ríe), ahora es muy común ver lo que yo hacía en aquella época. Fue como un… “pecado de juventud”. Pero todavía tengo todo allí por las dudas, porque en cualquier momento voy a arrancar otra vez.

Y el sonido también estuvo siempre en tu vida.

Sí, fue una de las cosas que más me apasionó, siempre tuve grabadores. En aquella época éramos tres locos que andábamos con grabadores de cinta para todos lados, yo, Alfredo (Zitarrosa), y el “Pepe” (Guerra) un poco después. Me acuerdo que me compré mi primer grabador cuando tenía diecinueve años y mis amigos me preguntaban “¿qué es eso?”. Claro, en aquella época tenía un aparato para grabar LP, uno chiquito, porque todavía no había cassette, no había nada.

¿Estudiaste sonido o fue más bien ensayo y error?

Siempre fue a voluntad, que es la forma en que más aprendés. Aparte, mi generación tuvo una cosa muy linda que fue el ver todas las etapas. Desde la radio galena pasé por el análogo, digital, cassette… te vas adaptando, hasta llegar ahora al grabador de disco duro. Ahora tengo Pro tools y en el estudio estamos sumando cosas que para mí son como trofeos. Aquí se grabaron varios masters, incluso aquel disco que hicimos con Cristina en Japón.

Que fue el primer cd de canto popular…

El primero. Aparte de ser el primer cd de canto popular, marcó una etapa porque además fue el último trabajo que salió en los tres soportes que había en aquel momento: LP, cassette y disco. Después, al poco tiempo, arrancó Jaime con el cd… y el resto.

Contame de esta gira benéfica. ¿Por qué arrancaron, qué fue lo que los motivó?

El motivo son los 30 años del dúo con Cristina (Fernández). El año pasado pensábamos hacer una gira bien armada para festejar los 30 años y queríamos que fuera benéfica. Para eso tuvimos que salir a buscar sponsors, por suerte conseguimos y entendieron bien cuál era la propuesta: una cosa seria que iba a servir para la gente. La razón es devolverle algo a esa gente que te ha apoyado en todo este tiempo. Porque en estos años nunca dejamos de cantar, y eso que agarramos la peor época del Uruguay. Nosotros salimos en el ´76, en el medio de la dictadura. Ahora, por suerte, la gente apoyó increíblemente, recorrimos todo el Interior, y si bien nosotros somos montevideanos, siempre dijimos que el dúo se consolidó allí. Tenemos anécdotas de gente que nos veía cuando era joven y ahora viene con sus hijos y sus nietos. La cosa se va regenerando. Y el tema de los reencuentros está buenísimo.

¿Y hay interés de parte de las nuevas generaciones?

Hay interés, es increíble. La otra vez una gurisa, de unos veinticinco años, nos confesó: “Yo los conocía de nombre, pero nunca los había visto”. Porque claro, la juventud piensa que va a ser aburrido, hay prejuicios con el canto popular ¿viste? Como no es rock n’ roll… Cuando salimos con la banda entera es otra cosa, pero aquí salimos con la guitarra sola y las voces.

¿En esos casos tocan en teatros?

Sí. Solamente en Rocha hicimos un club, porque estaban remodelando el teatro y justamente lo que se recaudó fue para eso, para el Teatro “25 de Agosto”. El Interior tiene unos teatros maravillosos.

Aparte del apoyo de los sponsors también los ha apoyado la Intendencia Municipal de Montevideo…

Sí. Nos ha apoyado la Intendencia, el Ministerio de Cultura, el Ministerio de Turismo, que nos dio una gran mano, y la Junta Departamental. Son apoyos que sirven para que la cosa se mueva, y se armó un cosa muy seria.

Con respecto al disco, ¿cómo fue la elección de los temas?, debe haber sido dura, porque son apenas treinta canciones.

Claro, una vez que salió el disco nos pasó que dijimos: “¡Uy, nos olvidamos de ésta, podríamos haber sacado a aquella!”. Las peleas más grandes con Cristina son cuando armamos un disco o un espectáculo, porque tenemos tantos temas, hay tanta cosa, que no sabemos qué cantar. La elección fue dura, pero creo que está bien porque recuperamos algunos temas que a veces pasan desapercibidos. En los discos siempre hay un tema estrella, que escuchás en las radios y eso, pero no pasa lo mismo con otros que de repente están buenos. Esa fue un poco la historia.

Es un disco remasterizado.

Sí, son todos temas que ya estaban en otros discos, sólo que tienen un poco más de trabajo encima. Tratamos de hacer un disco escuchable, una cosa que te vaya llevando, un disco atractivo. Obviamente “Romance del enamorado y la muerte” tiene que estar, así la gente se queda tranquila y sigue escuchando las otras. Y en los recitales pasa lo mismo, tocamos todas y si al final no hacemos esa, ¡nos matan! Me acuerdo que una vez tocamos cuatro o cinco temas que estaban grabados hacía años, y unos amigos que andaban con nosotros para todos lados, nos dijeron: “Che, qué lindos esos temas nuevos”, y les respondí: “pero esos temas los tienen en los discos…”. Claro, la gente se olvida, entonces es una forma de hacerlas nuevas. Porque nosotros hicimos unos veinticinco discos, que con repeticiones llegan a treinta, y calculale doce temas por disco… es un montón.

Más allá de la música, la elección de los textos me llamó mucho la atención.

Para nosotros lo fundamental es la letra. Cuando yo musicalizo no me gusta complicarla, porque yo considero que si vas a musicalizar un texto, la música tiene que ser un sostén, o sea, lo que tiene que resaltar es la letra. Y bueno, nos hemos arrimado a grandes poetas de afuera y de acá: Idea Vilariño, el “Bocha” Benavides… de todo un poco. Fijate que el dúo salió en el ´76, y la verdad que estamos muy contentos porque logramos seguir haciendo lo que más nos gusta hacer luego de 30 años.

Rodrigo Ribeiro

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