Claudio Picerno, productor general del Pilsen Rock. ¡Qué organización! A esto le llamo progreso, ir para adelante. Hace tres años, debut de Pilsen Rock, nadie esperaba a 30 mil personas en el departamento de Durazno, se agotaron los servicios. Las casas para alquilar y los camping se llenaron, la gente pasó la noche en la plaza y en la terminal de ómnibus, el suelo de ésta se camufló de sobres de dormir. Ese fin de semana llovió y el barro llegó casi hasta las rodillas del público. Había un solo escenario, en vez de dos como hubo en Pilsen Rock 2005, y a diferencia de este festival que fue de rock nacional, en el 2003 estuvo “La Renga”, de Argentina.
Pilsen Rock 2005, realizado el fin de semana del 8 y 9 de octubre, convocó a 150.000 personas en Durazno, un departamento habitado por alrededor de 60.000. Tanto músicos como periodistas expresaron su alegría por la sorprendente organización y el respeto por parte de la producción, que se encargó de llevar este tremendo festival adelante. Las bandas llegaron de a dos o tres por ómnibus, probaron sonido en la mañana y luego las llevaron a cada una por separado a un alojamiento para descansar. El respeto fue también hacia el público, había un itinerario de bandas y cada una de ellas tenía el horario de presentación. Se cumplió con puntualidad. Kairo (conductor de Radio Futura) fue el presentador de las bandas, con excepción de Placebo For Export de Durazno, que fue presentada por el Intendente Carmelo Vidalín, quien subió al escenario con una guitarra eléctrica sobre sus hombros. Al finalizar una banda, no pasaba más de cinco minutos que ya estaba otra banda en el otro escenario, a punto de arrancar a tocar. No hubo descanso y eso provocó un estado de conexión entre el público y los músicos. Otro punto positivo a destacar fue la calidad de sonido que se contrató para el festival.
SÁBADO
Cadáveres Ilustres, Doberman y Snake fueron los primeros en inaugurar el “Pilsen Rock” del día sábado 8 de octubre. Luego, Motosierra, banda de punk, una de las más pesadas del festival, demostró su presencia en el escenario. Casi al anochecer, Grafolitas presentó su show. Luego, Buenos Muchachos, quienes nos adelantaron que en marzo comenzarán a grabar un nuevo disco. En seguida Hereford, luego Abuela Coca, que se arriesgaron a presentar cinco temas nuevos de su próximo material, a pocos días de su gira por Europa (19 de octubre). “Está más organizado que el Cosquín Rock y parece haber más gente también”, expresó Martín Morón, trombonista de Abuela Coca, que participaron del Cosquín Rock 2005 (Córdoba), junto a Buitres, Hereford, Trotsky Vengarán y Astroboy, en representación de Uruguay. Trotsky también nos dio adelantos: cerrará el año el 17 de diciembre en el Teatro de Verano. La Vela Puerca, banda esperada por todo el público, cerró la noche del sábado.
DOMINGO
Placebo for Export, Rendher y Boomerang inauguraron la tarde del domingo, un día soleado y espléndido en su temperatura. La Triple Nelson sorprendió al público y fue la única banda que tuvo el pedido de bis en todo el fin de semana. Al atardecer le tocó a Sordromo y luego los legendarios Buitres, grupo que continúa siendo uno de los más aclamados. Once Tiros fue una de las bandas que más hizo bailar a la gente. La Trampa, penúltima banda del domingo, se ganó la mayor cantidad de público frente al escenario. La gente cantaba todos los temas, niños con camisetas de la banda agitaban y sabían todos los estribillos de las canciones, bengalas iluminaban parte de la multitud y cientos de banderas flameaban al compás del rock. Concentrarse fue para los músicos lo más difícil a la hora de tocar en un lugar tan grande, según expresan sus testimonios.
El cierre del festival lo hizo No Te Va Gustar, que sorprendió con la versión del tema “A Don José”, y homenajearon al rock uruguayo interpretando en un solo tema canciones de Once iros, La Vela Puerca y Buitres. El show duró casi dos horas y terminó como debió culminar. Los vientos de No Te Va Gustar interpretaron el Himno Nacional. La multitud acompañó a la banda con un “soy celeste” y así fue como debió culminar el festival, con identidad.
Analía Puentes