SieteNotas

Murga Madre, Polaroid de locura carnavalera

23/12/2002

Es una foto que registra por un instante fuera del tiempo los carnavales de antaño. Es una postal que pinta lo que hoy sigue pasando. Es una imagen atemporal que recrea los personajes y la trastienda de una de las expresiones artísticas más nuestras. Es Murga Madre: un espectáculo teatral y un excelente trabajo discográfico, que contribuye a afianzar una de nuestras principales huellas de identidad, trascendiendo el escenario del tablado y yendo, en lo que a propuesta artística se refiere, más allá.

Edú "Pitufo" Lombardo, Pablo "Pinocho" Routín y Fernando Toja son los responsables de esta puesta que recibiera el Premio Florencio Sánchez al Mejor Espectáculo Musical. Pero no son solamente ellos: una legión de talentosos artistas los acompañan en un disco absolutamente disfrutable, no solo para murgueros de ley.

Popo Romano, Jaime Roos, los hermanos Fattoruso e Ibarburu, Toto Méndez y Urbano Moraes, son algunos de los músicos que participan en Murga Madre, una obra y un disco que logran como pocos, recrear el espíritu de la murga y la magia que la envuelve.

- La idea del espectáculo surgió hace un par de años ¿no?
- Pablo: Sí, arrancó allá por el ‘99 y se cristalizó este año: empezamos el 10 de octubre. Arrancamos con un libreto básico y después fuimos trabajando juntos: yo fui escribiendo, Edú hizo las músicas, y Fernando Toja hizo la dirección del espectáculo.

- ¿Y empezó siendo un cuplé y después devino en una obra de teatro?
- Pablo: No, empezó siendo una cosa entre dos personas. Yo desde que arranqué a escribir tuve claro que se lo iba a proponer a Pitufo y que si se hacía, lo íbamos a hacer juntos. Y en realidad es como una conversación permanente entre dos personas que por momentos son el mismo, por momentos se confunden.

- Excepto para Fernando que ya tenía experiencia como director, para ustedes había mucho de desafío, de debut ¿no? por ejemplo en tu caso Pinocho es la primera vez que escribís una pieza teatral...
- Pablo: Es verdad, desconocía hasta el momento cómo se trabaja un libreto de teatro, porque estoy acostumbrado a escribir para Carnaval, que tiene otra dinámica. Pero igual me di la oportunidad de escribirlo de manera libre, no me até a ningún código. Escribí mucho diálogo y cuando aparecía la sensación de que tenía que ir una canción escribía un texto un poco más cuadrado, como para poder musicalizarlo.

- Y en tu caso es la primera vez que actuás, porque la dirección de la murga es otra cosa ¿verdad?
- Edú: Es otra cosa. En realidad lo que yo hago más en la murga es la parte de mímica, pero acá tuve que crear un personaje. En eso trabajó Fernando y Pinocho también decía un poco cómo era cada cosa.

Al principio estaba muy nervioso porque era una cosa nueva, pero ahora me siento súper cómodo, me divierto mucho. Y más allá de que por supuesto estoy muy conforme con el resultado final, yo le doy mucha importancia en este trabajo artístico al proceso: me parece que vivimos una cosa muy bonita en cuanto a los ensayos, a juntarnos y ver qué pasaba con las melodías, con las canciones, en la parte de la grabación de las músicas. Todo el proceso fue de búsqueda y de diversión y aprendí muchísimo.

- Y más allá de la diversión y del aprendizaje ¿qué significa Murga Madre para vos?
- Pablo: Para mí es una devolución de amor a la murga. Una devolución de todo lo que siento que la murga me ha dado, de todo lo bueno y de todo lo malo.

- Justamente en el espectáculo y en el disco aparece eso: lo bueno y lo malo, se deja ver como "la cocina" de la murga, esa parte que en el tablado no suele verse ¿era esa la intención?
- Pablo: Sí, un poco el juego es ese: poder recuperar imágenes y buscar pintar el cuadro general de lo que es la trastienda de la murga. Para eso traté de tocar puntos que me parecen neurálgicos dentro del espíritu de la murga y también mostrar los comportamientos, las personalidades, los estereotipos de los murguistas.

- Y además de mostrar personajes estereotipados, se muestra el estereotipo del grupo, de la relación que se da entre los miembros de la murga...
- Pablo: Sí, se habla mucho de eso porque la relación en un grupo de murga así cuando está funcionando es muy fuerte. Es una cosa de todos los días, ensayando mucho, en un proceso creativo que siempre tiene su cuota de angustia y de nerviosismo, sobre todo en carnaval que tenés fecha para terminar las cosas, que tenés que ir al teatro, que es todo como muy vertiginoso, porque el medio lo propone de esa manera.

Creo que está presente ese espíritu de intercambio, de alguna manera de pelea, pero también de solidaridad, de apoyo, de disfrute, de emoción.

Un amigo decía que el espectáculo le había parecido como "una montaña rusa" de sensaciones, de sentimientos: una cosa que de repente está allá arriba y te lleva abajo. Y yo coincido en eso, yo siento que el espectáculo tiene eso: que de repente está en un sitio y después pasa a otro que tal vez es súper cruel.

- Edú: Porque en el trabajo más allá de la parte creativa está la relación de muchas horas, de la bañadera, el vestuario. Creo que Pinocho puso la lupa ahí, como que sacó fotos de todas esas cosas: del comportamiento de muchos tipos, durante cuatro meses de ensayo y de las situaciones que se dan.

- En ese sentido el nombre del espectáculo es muy significativo, fundamentalmente en relación a esa cosa tan intensa que se vive a la interna de una murga...
- Pablo: Al principio le iba a poner otro nombre que siempre me quiero acordar cuál era y no me acuerdo. Murga Madre me parecía un nombre fuerte, pero dudaba

justamente porque me parecía que era un nombre demasiado grande. Tenía miedo que sonara demasiado rimbombante, porque para mí "murga" es una palabra impresionante y "madre" obviamente también, entonces juntas tenía miedo que tuvieran demasiado peso...

- ¿Y qué te llevó a "arriesgarte" igual?
- Pablo: Me llevó a arriesgarme que me di cuenta que la madre ha sido la cuna artística de nosotros. Me di cuenta lo que es una madre en cuento al vientre, lo que es una madre después que uno sale del vientre, que te contiene a lo largo de la vida y que es como para escucharla... No sé tiene como múltiples paralelismos, múltiples puntas...

- Bien. Hablemos un poco del disco: surgió a partir del espectáculo ¿no?
- Pablo: Sí, el espectáculo pedía música grabada y cuando empezamos a grabar nos agarramos un entusiasmo impresionante: nos gustó mucho cómo sonaban las canciones. Trabajamos con Luis Restuccia en el Estudio del Cordón. En realidad él nos propuso hacer un disco con la música de la obra y nos pareció que estaba bueno, que era como un testimonio de alguna manera del sonido, de la banda sonora de la murga, y que era un disco corto pero que bien podía existir. Entonces el espectáculo le dio vida al disco y ahora se alimentan mutuamente.

- Son pocos temas pero en tu caso te significaron un trabajo enorme, teniendo en cuenta la frecuencia con la que solés componer...
- Edú: Una canción cada año. Yo hacía una canción para la murga y por lo general la hacía en la última semana antes de empezar Carnaval.

Pero yo siento que Pinocho con este convide de hacer este espectáculo me abrió como una puerta diferente. Tal vez me podría haber pasado que no me saliera nada, pero en realidad como me gustaba lo que estaba escrito salió.

Trabajamos bastante tiempo, llevó unas cuantas horas la grabación, fue una inversión de horas bastante grande. Lo que pasa es que cuando uno está en el estudio empieza "ah pero acá estaría bueno tal cosa" y cuando quiere acordar va sumando, no por una cuestión de perfección sino porque uno adentro del estudio y probando cosas aprende otras y empieza a encontrar puntas que enriquecen el trabajo.

- Pablo: Además, no sé que pasan en otras artes, pero cuando grabás una cosa y no te sentís conforme después es una especie de daga para toda tu vida: cada vez que la escuches vas a decir: "por qué no lo habré hecho mejor", "por qué no habré cantado de nuevo", "por qué no habremos puesto esto o aquello".

- Edú: Va a quedar para siempre el disco.

- Pablo: Y eso también es un vértigo: es lo que te decía Pitufo nos metimos al estudio y queríamos meter cosas todo el tiempo, pero hay momentos que parás porque la música ya tiene lo que necesita. Pero el estudio fue muy disfrutable, realmente bárbaro.

- Y en el disco hay de todo: hay milonga, hay funky...
- Edú: Hay de todo un poquito. A medida que fueron apareciendo las letras fuimos manejando el estilo. Por ejemplo la milonga es un estilo que se utilizaba mucho en las décadas del ‘60 y del ‘70 en la murga y justamente en "No hay más coca" la mezcla asomó por ahí.

Pero aparecen otras cosas: aparece un son en un momento que se llama "El Cuplé". Como por lo general en los cuplés los ritmos están más cercanos al ecuador, buscamos un poquito por ahí.

Después salió un funky con letra murguera: "Qué casualidad". En ese tema participa el cuarteto vocal La Otra: le faltaba una intro y a Pinocho se le ocurrió que tenía que haber una capella en esa parte y que estaría bueno que hubiera voces femeninas. Y bueno entre los dos llegamos a este resultado y las llamamos porque son amigas y aparte porque nos gusta mucho lo que hacen.

Y después hay dos temas que son bastante murgueros: el último que da título a la obra que es "Murga Madre" y "Bien de al lado" que es murguero también.

- Recién contabas por dónde iba la música de cada tema, contá ahora por dónde van las letras.
- Pablo: "No hay más cocoa" es una canción descriptiva. Es una postal del final de una asamblea de murga. Como puse entre paréntesis: donde se van a las 5 de la mañana, calientes y hablando mal de todos. Una cosa que desafortunadamente tuve que vivir muchas veces (risas) irme caliente a mi casa diciendo "no vengo más".

- Edú: "Qué casualidad" es la suspensión. Es un día fatal. Después de estar pintados, de juntarse en un club al mediodía, tener que cantar a las 11 de la noche y que a las 9 te digan que se suspendió, es un día muy especial. Creo que tiene la certeza en el texto de decir lo que pasa, por un lado lo que le pasa al murguista y por otro lado todo lo que sucede alrededor: lo que pasa en los medios, lo que pasa en la familia, lo que pasa con la gente que está ahí.

- Edú: "Bien de al lado" era la presentación de La Gran Muñeca del año ’96. Nos parecía que quedaba bien adentro del espectáculo. Hubo una modificación de texto que la hizo Pinocho porque no queríamos nombrar a ninguna murga; pero es un tema del año 96, una presentación de murga.

- Pablo: "Noche fallida" no estaba en la obra inicial: Pitufo me sugirió hacer una canción para la noche de fallos. También es una canción que describe o intenta describir en este caso el último tablado: los murguistas subiendo a la bañadera, la ida hacia el club, lo que pasa en el club, lo que pasa después, lo que pasa durante los puntajes, lo que pasa al final.

- Edú: "Murga Madre" en mi casa no la puedo escuchar más. Pero no es porque no me guste, es porque ya estoy aburriendo a todo el mundo: porque la pongo 47 veces y las 47 veces me emociono. Me emociona mucho la canción, aparte me gusta lo que quedó: no sé, me parece que el amor que pusieron los músicos cuando fueron a tocar, se nota en todos los temas, pero en este en particular como que pasa a través del sonido.

- Pablo: Yo estoy muy contento con todas las canciones. Fundamentalmente lo que siento es que la letra y la música son una sola cosa. También debo decir que nosotros trabajamos con la puerta abierta los dos, todo el tiempo; que eso se da mucho pero hay veces que no se da. Fue una cosa que sin proponérnoslo lo hicimos desde el arranque, y cuando nos dimos cuenta que estaba pasando fue como un pacto espiritual mantenerlo: trabajar realmente con la puerta abierta. ¿Qué quiero decir con esto? Que no hay terreno de nadie, sí hay uno que tiene la guía en determinado rubro, en determinada cosa, pero está abierto. Además fuimos muy sinceros, muy francos en decir "no me gusta esto", "por qué no lo hacés así".

- Edú: Porque muchas veces cuando se trabaja en cualquier espectáculo está la cuestión de complacer y también la mal interpretación del otro: cuando decís "y si buscás por acá" en ese diálogo las interpretaciones pueden ser muy variadas: "no te gusta lo que estoy haciendo", "te parece que lo que yo hago está mal". Y decirle al otro lo que le parece y no con rodeos, es el mejor camino.

- Pablo: Eso para mí genera un ambiente de laburo de confianza. Porque hay un momento que es muy fermental, que se trae de repente todos los días, un texto, una música, un pedacito de melodía, una propuesta parea tal escena; y si el código es la confianza y el trabajo para el mejor espectáculo, es bárbaro. Es difícil de lograr, pero para mí es como una cosa básica del trabajo colectivo, y acá se dio.

- ¿Se podría decir entonces que es el espectáculo con el que soñaban?, porque a veces uno imagina una cosa y después de todo el proceso lo que queda plasmado, no siempre coincide...
- Pablo: Bueno yo por ejemplo hace dos años fui a Florida a pedirle a San Cono. Yo no soy muy religioso pero a San Cono un poco le creo (risas). Y entre las cosas que pedí –que no pedí mucho para no abusar- pedí por Murga Madre, porque estaba trancada la cosa, porque es difícil llevar adelante a veces un proyecto. Y ahora cuando se concretó fui a Florida de nuevo y llevé un afiche (risas).

O sea, con esto te contesto que para mí sí, es como una cosa soñada, o sea cuando la vi funcionado el día del estreno, cuando me di cuenta de que ya existía, no lo podía creer.

- Edú: Yo estoy contento, más allá de los resultados, estoy contento por el proceso. Y estoy contento porque estoy diciendo cosas que tenía ganas de decir, porque más allá de las cosas poéticas, hay contenido dentro de lo que dice el texto.

Y estoy contento por reencontrarme con un artista que para mí es impresionante y que hacía años que no hacíamos nada juntos. El poder trabajar en equipo con otra persona no se da todos los días, no se da el entendimiento, el feeling, las cosas vividas. Porque por nuestras cabezas pasan muchas imágenes de cosas vividas hace mucho tiempo, que es un poco la obra también: volver atrás, recordar cosas de las buenas y de las malas, -no vivir del recuerdo que es otra cosa- y reírnos de nosotros mismos.

Entonces más allá del resultado, de que el espectáculo está buenísimo, a mí me encanta; de que el disco está buenísimo, a mí me encanta; de reencontrarme con un gran artista como Pinocho; me parece muy importante decir esto en este momento del país, en el momento en el que estamos viviendo, no solamente económico sino cómo se vive: a las corridas, dejando pasar las cosas más elementales.

Creo que era el momento para hacerlo. Por eso para mí, poder estar haciendo esto es realmente una bendición.

Analía Camargo

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