Contra las Cuerdas (CLC) hace diferentes las noches montevideanas y abre camino al hip hop en nuestro país. La banda hiphopera viene trabajando hace ocho años con el Hip-Hop “Criollo”, un rap que busca un estilo propio, en el que fusionan el candombe, tango, funky y jazz, entre otros géneros.
“Payadores Urbanos” fue un ciclo de batallas de Freestyle (ese juego de palabras entre raperos) en el boliche “La Comuna”. Su final reñida, con jurados selectos en la Sala Zitarrosa, muestran el crecimiento no sólo del hip hop, sino de la banda de amigos que arrancó rapeando en las veredas del Prado y es ahora, gracias a su experimentación y perseverancia, uno de los grupos más reconocidos en la escena del hip hop uruguayo.
Marcelo Gamboa, uno de los vocalistas, dialogó con nosotros.
¿Cómo arrancó tu curiosidad por el hip hop?
Empecé a escuchar hip hop proveniente del norte, de Estados Unidos, de la costa oeste. Acá había bandas que hacían cosas en ese momento como Critical Zone, VDS y recién arrancaba también La Teja Pride. Mi hermano (Dj Sapo) junto a otros amigos tenían afinidad por el hip hop y se juntaban a rapear en mi casa... y ahí empecé a tocar el bajo, aún no rapeaba. Tenían una banda que se llamaba Infierno Latino. Luego de cada ensayo me ponía a hacer letras y cuando realmente me metí, empezó Contra las Cuerdas.
¿Cómo surgió la idea de fusionar candombe con hip hop?
Fue un recorrido medio insólito. El candombe lo conocíamos por fuera, no estábamos tan metidos respecto a experimentar sobre el ritmo. Empezamos con los medios que teníamos, con máquinas que no le daba mucha soltura, le daba un ritmo más de computadora. Carlos Junior, un amigo, empezó a rapear con nosotros y fue él quien nos acercó el candombe; a su vez, nos hizo conocer al actual percusionista de la banda, el hijo de Fernando (Lobo) Núñez, y empezamos a fusionar el candombe en vivo.
¿La máquina es la base en el caso de ustedes?
Hay varias maneras de hacer hip hop, se puede hacer con instrumentos también, se graban instrumentos en la computadora. Nosotros fuimos creciendo y con el tiempo fuimos aprendiendo más de música; ahora grabamos instrumentos con la computadora pero estamos planeando meter instrumentos en los toques también.
La edición del disco, ¿va a ser para este año?
Teníamos planeado sacarlo el año pasado. Íbamos a sacarlo independiente pero ahora estamos trabajando en un proyecto que puede salir a fin de año, aún no tenemos nada claro.
Aún no tienen disco, pero tocan en el circuito de boliches montevideanos y tocaron con músicos increíbles. ¿Es difícil hacer hip hop en Uruguay?
Sí, hay que remarla, crecer y tenés que ir llevándola. Paso a paso se va mejorando, primero que ninguno tuvo una formación musical, la banda nació en un circuito de amigos, de cuelgue nomás y ahí fuimos creando hasta llegar a lo que somos. Hacer un disco es difícil y mucho más cuando el hip hop no aparecía en las radios. Nosotros no sólo escuchamos hip hop, aunque se piense eso, y pienso que hay que estar abierto en el hip hop que cada uno hace porque hay que entrarle a las cabezas de las personas también; queremos compartir la música que escuchamos y que la gente se cuelgue.
¿Eso influye en la composición de los temas?
No, estamos tratando de mejorar, compartir esta música, hace falta exploración en esta área de fusionar el candombe con hip hop. El candombe tiene mucho que ver con el hip hop, nace en la calle, se manifiesta tal cual suena, sin amplificación, nació con uno rapeando y otros al lado que les hacían sonidos con la boca. El hip hop se esparce por todo el mundo y va tomando la identidad de cada lugar.
¿Qué es CLC?
Invierto mucho en música; para mejorar el sonido no sólo hay que ensayar sino comprar equipos. Pero veo que cada vez estamos mejor. Contra las Cuerdas en mi vida, se aprende a los palos, es una hermandad, supera hasta la música, nos vemos y somos los mismos de siempre tratando de mejorar y encarar la vida. La rabia, el enojo, las alegrías, la porquería que vivimos se deja ahí.
¿Cómo es un ensayo?
Ha cambiado mucho, los ensayos empezaron en casa y ensayábamos ahí, después se trasladó a lo del Ferna y ahora estamos en sala de ensayo, por un tema de tratar de mejorar el sonido de la salida en vivo.
¿Qué cambia estar en una sala?
No es lo mismo que en casa, donde no tenías hora de ensayo, no existía la puntualidad; es más suelto cuando estás en casa. Pero estamos creciendo y eso tampoco se estaba pudiendo hacer… cada uno tiene sus horarios y compromisos, hay que coordinar horarios con todos los de la banda. Y gracias a eso, a estar en una sala y con hora de entrada y hora de salida… en el tema sonido mejoramos muchísimo, pasamos de hacer todo así nomás a mejorarlo todo.
¿Cambia a la hora de improvisar también?
Las improvisaciones... sí, hay días como todo, como la vida, a veces no te sale nada y otra sí, pero cuando te conectás con el otro es como un transe, es una magia estés en el lugar que estés.
¿Cómo fueron las noches en La Comuna con las batallas de freestyle?
Las batallas de freestyle son complicadas, uno tiene que controlarse bastante, es tanta la descarga y el vocabulario que se usa es tan intenso que se puede armar lío. Tiene esa faceta pero tiene otra que es la imaginación. He visto un muy buen nivel en la guerra de payadores, rapean más fluido y dicen cosas más interesantes. Ahora también hay más mujeres que rapean y eso está bueno. Hay gente que lleva el hip hop en la sangre.
¿Que significa para vos Luciano Supervielle?
A Luciano lo veíamos en los toques y lo sacaba de Plátano Macho, a mi no me gustaba mucho pero hacer hip hop en esa época era respetable. Más adelante nos llaman para grabar en el disco de él, pintaron toques y giras que nunca habíamos vivido; aprendés mucho de las experiencias con músicos que tocan bien. Luciano es un colega, es muy común a nosotros; si bien está en otra movida, está en la misma lucha.
¿Cual fue la experiencia más copada, a la hora de compartir escenario con otros músicos?
Hay varias pero conocer a Melingo y rapear en su escenario fue increíble, es arrabalero, te hace sentir como en casa. Con Cabrera en el Solís fue impactante, al tema “Mateo y Cabrera” lo versionamos con hip hop. Cabrera es historia viva en Uruguay. En Fun Fun, me acuerdo, estaban improvisando Urbano, los hermanos Ibarburu y Rada, yo me había tomado unas copas de más y me metí a rapear e improvisar con ellos…
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