SieteNotas

Pablo Estramín, Canción consecuente

16/12/2000

Como intérprete, ha convertido en clásicos, composiciones de grandes de la música uruguaya como Zitarrosa, Fernando Cabrera, Dino y Ruben Olivera; por eso es un cantante popular por excelencia.

Como músico, ha creado temas que ya no le pertenecen: son patrimonio de la gente, que con ellos se identifica y conmueve; por eso es uno de los exponentes uruguayos más claros de la figura del trovador, del songwriter, testigo de sí mismo y de su época.

Como persona, con lo que dice se compromete, es consecuente; por eso a lo largo y ancho del país, aunque tenga edades y capacidades diversas, la gente lo quiere, lo respeta.

Entre el folklore y la milonga - el blues de Montevideo como dice Dino parafraseando a Alfredo - deluruguay.net conversó con Pablo Estramín, un verdadero hijo del Uruguay.

Uno de los cantantes populares más arraigados en todo el territorio nacional, Pablo Estramín, reconoce en su bagaje musical, además de las influencias de cantautores como Zitarrosa, El Sabalero y Serrat, a toda la propuesta popular española fundamentalmente de la década del '70, identificando a Agua viva y a Mocedades como referentes directos, con los que aún hoy dice seguirse conmoviendo.

En cuanto a su gusto musical, aclara que hay de todo en su discoteca: desde Cat Stevens a Serrat, desde Chico Buarque a Charly García, pasando por Los Nocheros, Los Chalchaleros, Pablo Milanés y Fito Páez.

Aunque tiene escritas más de un centenar de canciones, las de su autoría que han sido grabadas no superan la decena. Aunque se lo suele asociar con Zitarrosa, ha grabado de él sólo dos temas.

Cinco discos de oro y uno de platino galardonan su discografía, y canciones de su autoría como Estamos acostumbrados, Son como son, Se verá que pasará, De adolescentes o Morir en la capital, se han convertido en verdaderos íconos del folklore nacional.

Ha trabajado con bandas como Níquel y El cuarteto de Nos, y ha sido recientemente invitado por Los Fatales para participar en su último trabajo discográfico; en este sentido afirma notar cierto acercamiento saludable entre los exponentes artistas de los diferentes géneros musicales, paso que considera muy importante "porque en la música no hay un género peor o mejor que el otro, sino que hay buena y mala música en todos lados, y hay buenas y malas personas haciendo esa música".

En materia de fonogramas grabó uno solo para el sello Sondor, y el resto de sus discos para el sello Orfeo, hasta que el catálogo de éste fue comprado por EMI. Respecto a su relación con la multinacional afirma que fue muy buena desde el comienzo, aunque reconoce que no resultó así para todos los artistas. La edición de material suyo en la vecina orilla constituye su proyecto más inmediato, para lo cual ya ha conversado con Pablo Ramírez quien seguramente será allí su productor artístico, que es además productor de Luciano Pereira y de Los Nocheros y a quien considera "un tipo increíble: maravillosa persona y además un músico extraordinario" y sintetiza "en este momento de mi vida creo que es lo que más me interesa de la relación con una compañía discográfica: el editar material en el exterior y que ese material sea tratado con el respeto que se merece".

Escribe desde los 12 años y a los 9 tuvo su primer guitarra, desde entonces el vínculo con la música ha sido permanente "es mi vida, no concibo vivir de otra manera" asegura y puntualiza: "uno necesita, aunque te haga sufrir, el sentarse frente al papel con la guitarra en la mano y el grabador prendido cada pocos días o todos los días. Digo sufrir porque cuando las cosas no salen como vos querés es duro, pero yo necesito eso, me hace bien. También necesito subir a la camioneta y salir con los músicos, y subir al escenario y estar con la gente. De alguna manera es como el pan de cada día para mí. Es en lo que he apostado los mejores años de mi vida".

Apodado "el buen pastor" por algunos de sus amigos, dice ser una persona sensible que se revela permanentemente contra la injusticia, procurando, en la medida de lo posible, llevar un poco de afecto y de solidaridad a quien lo necesita.

Hijo de padre violinista y de madre coreuta, afirma que en la tarea artística "hay un 20% de inspiración y un 80% de transpiración" y asegura que no se considera un virtuoso "para nada, simplemente soy una persona que le gusta la música, que le gusta expresarse a través de las canciones y que debe haber algo de magia con la gente al no ser un gran cantante: porque lo más importante en mí no es la voz, sino que la voz es un elemento, una herramienta para transmitir determinadas cosas" y en ese sentido, el ser popular según él "no dice más que la gente te puso en determinado sitio y que cuando quiera o cuando vos empieces a fallar, no vas a estar más en ese lugar".

El interior y la capital

- Desde la época de Se verá que pasará, Estamos acostumbrados, de tus primeros discos, hasta hoy, ¿qué cosas sentís que han cambiado en tu música y qué cosas se mantienen?

- Se mantiene yo creo la esencia, que es el hecho de trabajar sobre ritmos básicamente de esta zona del continente, con ciertos condimentos que lo "potabilicen" entre la gente más joven, buscando siempre un lenguaje que de alguna manera nos abarque a todos. Nosotros desde hace mucho tiempo estamos apostando a eso: a romper de alguna manera con esas barreras que dividen a la gente del interior con la gente que vive en la capital, o la gente de la campaña con la gente de las ciudades, por eso yo no tengo un repertorio para cantar en una escuelita rural en el medio del campo y otro para cantar en el Solís o en el Cine Plaza, cantamos las mismas cosas en lugares tan diferentes, con gente tan distinta, que trabaja en cosas distintas, que tiene un paisaje distinto, pero que tiene un montón de cosas en común, siente igual, y eso es un poco lo que perdura.

Lo que puede cambiar con los años es que nosotros no estamos "divorciados" del resto de la gente, y la canción, como cualquier otra manifestación cultural, es auténtica en la medida que refleja lo que vive el hombre de su tiempo y eso es el amor, la tristeza, el paisaje, las luchas, los logros y a medida que eso va cambiando, también vamos cambiando nosotros.

- Te referías recién al público de la capital y al público del interior: ¿son diferentes?, o sea, obviamente tienen diferencias, pero como público, a la hora de recibir el mensaje que vos trasmitís: ¿son distintos?

- No me he puesto a analizar realmente si son diferentes, como no me he puesto a analizar tampoco el tema de las edades, por ejemplo; creo que es más lo que hay en común entre la gente que lo que puede ser de distinto. Sí puede pasar que algunas canciones gusten más en un lugar que en otro, o que no gusten algunas canciones en unos lugares y en otros sí.

Hay diferencias marcadas pero más que nada en la idiosincrasia de la gente: no es lo mismo alguien que vive en Salto o en Paysandú que alguien que vive en Rocha: el que vive en Salto o en Paysandú está muy influenciado por los programas de televisión de Argentina, por las radios argentinas; son o eran, ya lamentablemente no, ciudades industriales donde la gente tenía trabajo en las fábricas: en Paycueros, en las fábricas de galletitas, en las fábricas de cerveza, entonces tienen un ritmo de vida que no tiene por ejemplo el rochense, que es un tipo que vive más cerca del mar, que es más reflexivo, que es más tranquilo hasta en su forma de hablar; así que si hay diferencias entre gente del interior, como no las va a haber con quienes vivimos en la capital.

Ahora a la hora de identificarse o no, o de gustarle o no determinadas canciones, honestamente no veo las diferencias.

Las letras y el compromiso

- Recién hablabas de los tópicos de los cantautores: la tristeza, el amor, los logros... en tu caso, además de compositor también sos músico e intérprete, ¿cómo te definirías entre todos esos roles?

- Un poco de todo eso. A mí me cuesta mucho escribir... dicen algunos de mis amigos que soy demasiado autocrítico: he escrito más de 100 canciones y no debo haber grabado más de 10 letras escritas por mí.

Tengo amigos por suerte que escriben muy bien y a veces yo les planteo las ideas que tengo y escriben como si fuera yo el que lo hace.

También canto siempre canciones escritas por otros, que me gustan, que es como si las hubiera escrito, pero a la hora de elegir el repertorio siempre pasa porque uno se conmueva con lo que está cantando, con lo que escucha por primera vez; cuando vos incorporás algo al repertorio realmente tiene que llegarte, no es posible conmover al que te escucha si a vos no te pasa eso. Eso se contagia y la gente tiene esa intuición de saber cuando vos estás siendo auténtico y fiel a tus sentimientos y cuando estás tratando de hacer cosas para que a ellos les guste; esa es un poco la medida para elegir el repertorio.

- Yo te iba a preguntar precisamente eso: ¿qué tiene que tener una canción para que vos la versiones, o en todo caso una letra, una poesía para que la conviertas en canción?

- Primero tiene que gustarte. Yo he versionado algunas canciones, hice un disco que se llama Canciones de mis amigos donde canto canciones escritas por otros amigos que me encantan; fundamentalmente eso: te tiene que gustar.

Yo he tratado a la vez de tocar algunos temas en los discos que no es común que se toquen a través de las canciones, por ejemplo el tema de los chicos con cáncer, el tema de la relación de los adolescentes con los mayores, el tema de la descentralización con una canción que se llama Morir en la capital, la problemática de la tercera edad con una canción de los abuelos. Siempre he tratado de tocar esos problemas o esas cosas que le pasan a nuestra comunidad que no es común traerlos a través de canciones, porque me parece que la canción es una herramienta de comunicación muy fuerte, que te permite que aquellas cosas que están bien, nos demos cuenta que las tenemos para sentirnos mejor, para cuidarlas; y aquellas que están mal, de alguna manera ponerlas sobre la mesa para mejorarlas, pero no revolviendo el cuchillo sobre las heridas, sino simplemente planteando nuestro punto de vista para que se converse; es la forma que cualquier comunidad tiene de crecer y uno como cantante tiene su responsabilidad en estas cosas.

Para el próximo trabajo, entre otras canciones, vamos a tocar a través de un tema la problemática de la violencia doméstica. Yo estuve leyendo unas estadísticas hace un tiempo donde encontré que en Montevideo y Canelones el 23% de las mujeres y los niños son golpeados por lo menos una vez al mes, el 17% una vez a la semana y el 12% todos los días, y me parece que no podemos estar ajenos a eso, que los cantantes como parte de la sociedad tenemos nuestra obligación en cuanto a esas cosas.

- Y además de reflejarlo en tus letras, de algún modo sos consecuente con eso, te comprometés: siempre estás participando, apoyando en todo evento que sea solidario...

- En la medida que podamos sí, pero uno elige también a donde va. Yo no puedo ir a todos los lugares donde me llaman. Primero porque no es posible, no podría vivir, y segundo porque tampoco me parece que todas las razones por las que te llaman ameritan que uno vaya a cantar solidariamente.

Si puedo, si mi trabajo me lo permite, siempre voy cuando me llaman por cuestiones de salud, porque hay que operar a alguien o hay que llevar a alguien al exterior; eso sin ningún tipo de dudas, teniendo disponibilidad de fecha, vamos; pero después por ejemplo te llaman para cantar gratis para juntar plata para un grupo de viaje que quiere irse de excursión... a mí me parece bárbaro que la gente se junte y busque la forma de financiarse, pero no se puede llamar para eso a alguien que vive de esto, que su trabajo es la música, entonces en ese tipo de situaciones uno trata de elegir.

También en determinadas cosas que yo considero que no es uno ni es el pueblo el que debe solucionarlas, sino que es el estado, o sea, el gobierno el que debe hacerlo; en esos casos yo voy, pero en la medida de que la comunidad sepa, que sea consciente de que esas cosas tienen que hacerse porque hay otras que andan mal, pero no ir a poner un parche a carencias de las que no tiene la culpa ni la gente ni nosotros.

- En ese sentido algunos colegas tuyos dicen que la música está por encima de las cuestiones políticas entonces no mezclan esas cosas, en tu caso es al revés: no sólo decís tu ideología sino que actuás en consecuencia...

- Sí, pero no a nivel de política partidaria, he participado en algunas cuestiones políticas pero esporádicamente. Yo creo sí que la canción está por encima de eso, creo que la canción no tiene partido, los cantantes sí podemos tener posturas frente a determinadas situaciones, yo las he tenido y públicamente, no me averguenzo de tener posturas frente a determinadas cosas públicamente, me parece que es parte de mi responsabilidad como hombre y como ciudadano; pero sí creo que la canción está por encima en el sentido de que la canción no tiene partidos y que hay muchas cosas que se pueden lograr sobretodo en el espíritu de la gente a través de la poesía, de la música, que no se pueden lograr a través de discursos y a través de otras cosas que a mí realmente cada vez me molestan más. Yo también soy uno de los descreídos de la política, de la política no, de los políticos, que es otra cosa, la política bien hecha es buena para la gente, pero creo que esta gran dosis de descreimiento a la que yo no soy ajeno, es responsabilidad de la gente que durante todos estos años ha manejado las cosas.

En todos los partidos políticos hay gente muy buena, yo tengo amigos de todos los pelos y sé que hay gente muy honesta y muy derecha en todos los partidos, pero yo no tengo estómago para la política, honestamente no puedo aceptar que tanto el silencio como los votos se compren y se vendan y que la gente siempre esté en el medio y creo que la canción está lejos de eso, la canción está más cerca de las alegrías y de los problemas reales de la gente.

Las versiones y los discos

- Hoy hablábamos de que además de compositor sos intérprete: versionás temas de mucha gente: de Dino, de Fernando Cabrera, de Ruben Olivera y nada menos que de Zitarrosa, si tuvieras que hablar de Alfredo, de tu relación con él, ¿qué dirías?

- Primero que nada que lo extraño. Lo extraño como lo extrañamos todos sus amigos y como lo extrañan todos los uruguayos. Nos dejó mucho a todos nosotros.

Yo siempre estoy recordando cosas de él, algunas graciosas, otras que hacen a lo profesional, al trabajo. A mí me enseñó mucho él, como a muchos de nosotros, y versionar algunas canciones de él creo que de alguna manera lo que hacen es tratar de prolongar su presencia más que nada en los lugares donde hay público, porque yo creo que no hay quien no tenga un cassette o un disco de Alfredo, pero por ejemplo en esos grandes festivales donde cantamos nosotros para 20, 30 mil personas, creo que es importante cantar una o dos canciones de Alfredo; y mucha gente lo está haciendo también, no solamente yo.

Tal vez esa sea la intención fundamental de incluir algunas canciones, aunque no he incluido tantas, de hecho grabé dos nada más, pero lo de El Violín de Becho pegó tanto que la gente piensa que uno hace un montón de canciones de Alfredo, yo hice dos nada más, sí hay algunas canciones que también las cantó él pero que son de otros autores, por ejemplo Tanta vida en cuatro versos que es del "Bocha" (Washington Benavídez) y Larbanois.

Alfredo
siempre está presente y más ahora que cuando vivía, lo cual es lamentable...

- Si tuvieras que elegir uno de todos tus discos por alguna razón en particular ¿cuál elegirías?

- Sucede que cada uno tiene su cosa que me produce mucho cariño, mucho afecto.

- Bien. Y si tuvieras que definir el "encanto" que tiene cada uno...

- Será que pasará
por ejemplo, es un disco que significó un quiebre de alguna manera entre lo que yo venía haciendo y lo que hago ahora, porque fue un disco que apostó un poco más a este lenguaje del que te hablaba al principio y a una musicalización, una instrumentación de las canciones, más adecuada a los tiempos que vivimos, entonces ese disco para mí fue muy importante.

La Campana
también, porque a través de lo obtenido por ese disco tratamos de colaborar con la Fundación Peluffo Giguens.

Canciones de mis amigos
también, por lo que significa cantar canciones que yo quiero mucho, aunque no fueran de mi repertorio antes.

Morir en la capital
me parece tal vez el disco más redondo de todos... bueno, los discos son redondos (risas), pero quiero decir, yo realmente sentí que todas las canciones que estaban ahí tenían su fuerza: la que no la tenía desde el punto de vista rítmico - musical, la tenía desde el punto de vista de los textos, o de la interpretación. Creo que es un buen disco, además hay temas que han quedado, como el tema De adolescentes, como Morir en la capital, que son canciones que la gente las ha hecho perdurar en el tiempo.

Después hay algunos compilados como el último que se llama Disco de Oro, que a mí me dio una alegría muy grande, porque hay una selección de canciones que creo es bastante representativa de lo que han sido estos años, más la canción que hicimos para Fabián Perea, que es el chico integrante de la selección sub 20 que salió vicecampeona del mundo en Malasia; pero además porque yo tuve una sorpresa muy agradable con ese disco y fue que llegó a ser Disco de Oro antes de estar en venta: como que la gente lo abrazó con mucho afecto, con mucho cariño y a mí también me ha dado mucho.

De cualquier manera creo que vendrán discos mejores que ese. Espero que vengan discos mejores, porque eso querría decir que uno está con toda la energía, con todas las ganas y que a nivel creativo realmente hay cosas para dar todavía, que yo creo que las hay.

- Hoy decías que estás componiendo una canción sobre el problema de la violencia doméstica, así que estás en proceso de creación de material nuevo...

- En realidad estoy en proceso de pelearme conmigo mismo: yo tendría que haber editado material nuevo ya hace bastante tiempo, pero estoy pasando por un período de creación que no es bueno, no estoy conforme con algunas canciones que he compuesto en este tiempo, ni con algunas que me han acercado; sé que hay 3 o 4 temas de los que ya tengo que son los que van a hacer funcionar el trabajo, como decimos nosotros, pero no estaría bien a esta altura de mi carrera, de mi vida, hacer un disco sabiendo que hay tres temas que lo van a vender y los otros agarrar los primeros temas que aparezcan porque estoy apurado y tengo necesidad de sacar un trabajo, sería una falta de respeto para con la gente, sería traicionar un poco todo ese afecto y apoyo que nos dieron todos estos años y también traicionarme a mí mismo. Así que bueno, a pesar de que he recibido algún tirón de orejas de alguna gente de los medios por no haber editado material nuevo, yo creo que debo esperar, por respeto a lo que te decía y si dios quiere el año que viene sacar un disco nuevo, a conciencia de que lo que le voy a entregar a la gente va a estar bien.

- Hoy decías que no sos un virtuoso, que lo más importante en ti no es la voz; si tuvieras que decir las razones por las cuales has tenido éxito durante todo este tiempo, a pesar de esa "ausencia de virtuosismo" ¿qué dirías?

- No lo sé, yo creo que fundamentalmente eso depende de la gente, sin duda. Si la gente no te acepta podés tener un éxito pasajero, embocarle con una canción que a todo el mundo le guste en un momento, pero no tendrías los años que tengo yo de trabajar en esto. Creo que hay una gran dosis de cariño. Yo siempre digo que en todos estos años yo he hecho muchísimas cosas, no todas esas cosas han sido buenas, o sea que la gente me ha perdonado las cosas malas o las propuestas que no han sido las mejores y a pesar de eso te dan esa posibilidad de seguir trabajando.

Me parece que sí hay algo, llamémosle "mágico", en cuanto a poder llegar al corazón de mucha gente sin hacer ejercicios para eso. Son cosas que se dan espontáneamente, a mí me sucede a cada rato de gente que viene emocionada, sobre todo cuando bajás del escenario, gente que se conmueve hasta las lágrimas muchas veces. Después hay algo que yo no sé porque se da, pero tengo un enganche muy especial con los más chicos cuando nunca en mi vida canté canciones para niños, sin embargo es una maravilla realmente la relación que tengo con ellos, cómo se saben canciones de memoria, van a recitales; y también se da con gente sobretodo joven que sufre de algún tipo de discapacidad, ya sea intelectual o motriz, es raro pero siempre se acercan, no hay recital donde yo esté que vos no veas de repente un par de personas en silla de ruedas, o gente que no ve, o que tiene diferentes problemas, entonces decís: ¿cómo es posible que uno le haya llegado tan fuerte al corazón de ellos sin proponérselo? por eso te digo que hay un poco de magia en esas cosas... vaya uno a saber... yo por lo menos no le encuentro mucha explicación...

- La última: hoy decías que lamentablemente a Alfredo se lo recuerda más ahora que cuando vivía, en ese sentido, a vos, ¿cómo te gustaría que te recordaran cuando ya no estés?

- Más que nada me gustaría que siguieran algunas de las canciones que he hecho, me parece que es lo mejor que me puede pasar, y además creo que es lo único que pude haber hecho yo para que la gente me recuerde. Que las canciones sigan y que puedan durante mucho tiempo ayudar a que alguna gente esté mejor, a que se entretenga, o a que piense.

Analía Camargo

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