Diez años y varios integrantes pasaron desde los comienzos de La Hermana Menor. Diez años en los cuales la agrupación liderada por Tussi Dematteis (voz y único sobreviviente en todos estos años) pasó de ser la promesa del nuevo rock nacional, a la banda under y de culto que es ahora. Hoy La Hermana rompe el silencio fonográfico con "Ex", el primer disco editado por la banda que hace "música simple" pero que le gusta escuchar "música difícil".
Se tomaron su tiempo para grabar el disco ¿no?
Lo que pasa es que ahí está un poco la trampa de qué es realmente La Hermana Menor. Yo siempre digo que La Hermana Menor hasta ahora ha sido tres bandas distintas, entonces si hubiera sido la misma desde un principio sí: hubiera estado rechiflado si no hubiera hecho nada en estos diez años. En verdad la banda que grabó el disco –que hoy en cierto sentido tampoco existe- se tomó cuatro o cinco años para grabarlo, que también es mucho tiempo, pero no son diez. A su vez la elaboración fáctica del disco fue bastante larga...
Sí, desde febrero a setiembre.
Sí, estuvimos mucho tiempo grabando, mucho tiempo mezclando sobre todo. Eso por motivos básicamente económicos: la parte de las tomas se hizo muy rápido, pero después se fue mezclando cuando había guita. Además había una especie de precepto de no invertir nada de dinero en la grabación, sino que fuera un disco generado exclusivamente con ganancias de la banda. Como no ganamos nada básicamente, se fue demorando.
En vez de preguntar ¿en qué cambió La Hermana Menor en diez años?, la pregunta sería: ¿qué quedó de La Hermana Menor?
Creo que quedó el nombre... y el asunto de la quedada del nombre es básicamente por una falta de imaginación terrible. Cuando reformamos La Hermana Menor, que en un principio era un proyecto entre Gabriel Lagos [bajista de los Supersónicos] y yo, estuvimos pensando un montón de nombres y no se nos ocurría uno que nos gustara. Después por esas casualidades adentro del proyecto quedó uno de los ex integrantes de La Hermana Menor original y un día agotados por el asunto de la falta de nombres dijimos: "bueno, si estamos los dos que básicamente éramos los principales compositores de la banda original ¿por qué no le ponemos...?" Porque de cualquier forma la única vez que habíamos tocado nos habían anunciado como los ex integrantes de La Hermana Menor. Creo que lo que ha quedado básicamente es el nombre. He quedado yo también, soy el único que no ha cambiado en todas las formaciones. Al mismo tiempo creo que los intereses o la visón musical es bastante similar... La dirección musical ha sido básicamente la misma, ha cambiado el énfasis en los aspectos más violentos y más suaves de la banda, pero en cierto sentido yo escucho lo que ha quedado en demos y grabaciones de La Hermana de hace diez años y no es lo mismo, pero queda en el mismo estante que lo que estamos haciendo ahora.
¿En qué estante? Porque a ustedes les gusta definirse como "canciones sencillas compuestas por gente que escucha música difícil".
Se nos ocurrió esa definición y decidimos largarla siempre porque es bastante cómoda. En cierto sentido no quiere decir nada (risas). Es que yo hasta el día de hoy pienso en La Hermana Menor como una banda de punk. No punk-rock en el sentido de todo lo que se pueda expresar originalmente, pero en cuanto a disidencia musical siempre fue lo que los integrantes de la banda prefirieron. También se le puede decir under... Cualquiera de esas definiciones ahora no quiere decir nada, pero para mí originalmente punk podía ser cualquier cosa. A nuestro baterista actual le parece que es una banda psicodélica y también: ¿qué es psicodélica o no? Puede ser cualquier cosa.
A mí me suenan a Velvet Underground...
Mirá, la gente ha pensado que yo tengo una especie de obsesión con Lou Reed, en verdad a mí Lou Reed me interesa poco. Me interesa mucho Velvet, me parece que es una banda fantástica. Simultáneamente te diría que Velvet me gusta no menos, pero lo mismo que Los Beatles. Me gustan las bandas como Velvet Underground y Los Beatles que son bandas de muchos colores. A mí hoy en día me impresiona -y es la idea que hay un poco atrás de La Hermana Menor- tener una banda que tenga más de un color, una banda que tenga más de una canción. Hoy en día está tan sectorizado que los grupos generalmente hacen muchas variaciones de la misma canción. Yo, modestamente, he intentado también que el disco de La Hermana sea uno de esos discos que no podés escuchar haciendo otra cosa o haciendo solamente otra cosa ¿entendés? Es un disco que no lo podés bailar entero, que no podés echarte un polvo escuchándolo de corrido, que no podés... Básicamente lo que pide el disco es que te sientes a escucharlo.
¿Lo grabaron con esa intención o estas conclusiones las sacaste después que escuchaste el CD?
Había muchas canciones compuestas en el momento de seleccionar y el disco tiene once canciones que no es tampoco un disparate para un CD. Teníamos mucho más del doble compuestas, con la última formación el repertorio mismo era más grande. Pero tratamos de elegir en primera instancia lo mejor de lo que teníamos, y en segunda instancia que fueran balanceados los distintos lados de la banda. Quedaron afuera canciones que eran tan buenas como algunas que están en el disco, pero pensamos que si las incluíamos iban a ser o demasiado suaves o demasiado en tiempos medios: tratamos de que estuviera más equilibrado. Al mismo tiempo en el momento en que decidimos sacar la fotografía -es decir hacer el disco- había grandes divergencias musicales y eso se nota en cierto sentido... Si vos ves las canciones más recientes dentro del disco, te das cuenta de que había una pujanza para ir para otro lado. Igual en el disco tratamos de que eso no se notara y quedara más o menos equilibrado.
En estos diez años: ¿no se les había dado la oportunidad de grabar un disco?
Con La Hermana siempre pasó de ser un poco como esas familias disfuncionales, esas que dicen: "para qué vamos a tener un hijo si no sabemos si vamos a seguir juntos". Te podría hablar durante cinco horas de las historias de los problemas internos –yo creo que hubo mucho de auto sabotaje adentro de la banda, pero es un tema en el que prefiero no entrar- y cada vez que se planteaba grabar un disco, el asunto era para qué.
Cuando grabamos este disco también estábamos en una crisis bastante fuerte, que de hecho termina con la casi disolución total de la formación que lo grabó. Pero ahí fue lo distinto: fue como vamos a ver si esto mantiene la banda unida y no funcionó. Pero también había una carga de frustración... El asunto de los discos a nivel económico es absolutamente irrelevante para cualquier banda: lo que se puede sacar por derecho de autor o por regalía es insignificante. Pero los discos son importantes en el sentido de que trabajan cuando vos no estás trabajando. Porque cuando vos no tenés un disco de alguna forma cada concierto es como si fuera tu primer concierto: no hay nada que quede fijo y no hay nada mas allá del amado fan que va a todos los recitales y se conoce todas las canciones. De alguna forma es como estar arando en el mar. Un disco concreta, te deja algo, es una especie de escalón sobre el que vos te podés parar para pensar si existe al menos otro escalón más adelante. Por eso mismo no solamente decidimos grabar "Ex" sino que aparte decidimos sacarlo: porque en la primera formación de La Hermana grabamos un disco que nunca sacamos.
Yo también tengo tendencia a ser muy auto crítico, sobre todo con una cosa que va a quedar fija como lo es un disco. El negocio de la música tiene una gran crueldad y es que quedan fijos en el tiempo todos tus errores: vos de alguna forma en una oficina te mandás cualquier cagada y a la semana está olvidado. En cambio esa canción de mierda que hiciste va a seguir sonando mientras el disco exista.
En un concierto puede pasar lo mismo que en una oficina...
Exactamente. Hay conciertos que desafinás como un anormal durante toda la noche y no pasa nada. Ni siquiera altera tu lugar como cantante porque después lo podés arreglar en otro concierto.
Pero volviendo al disco. Realmente me suena rarísimo que este no fue un disco hecho contrarreloj y que, si bien hubo limitaciones presupuestales, conseguimos trabajarlo en pequeñas etapas y en el tiempo que quisimos. Cuando dejamos de trabajar en el disco era porque ya no se nos ocurría qué carajo más hacerle.
A partir de esto la mentalidad de nosotros cambió mucho. Porque hay otra cosa que es ridícula y es que teniendo en cuenta que es una banda que en tanto tiempo sacó tan poca música, es una banda súper prolífica: siempre ha habido más de un compositor trabajando y tenemos facilidad para componer y arreglar bastante rápido. Y en este momento es prácticamente absurdo porque los cinco que estamos en la banda ahora tenemos habilidad de composición y estamos produciendo a una velocidad muy rápida. Entonces decidimos cambiar: en este momento ya tenemos grabadas las bases de un segundo disco. Igual le vamos a aplicar el mismo sistema de trabajo, de mezcla y montón de cosas, por lo cual no va a salir de acá a un año por lo menos. Pero ya entramos en una dinámica si se quiere un poco más prolífica que la normal. Acá generalmente las bandas editan un disco cada dos años. Nosotros queremos reducir ese tiempo a la mitad y podemos: sabemos que lo podemos hacer perfectamente y podemos llegar a plasmar todos los momentos de la banda.
Así que no vamos a esperar diez años para el próximo disco.
Y espero que no. Yo dentro de diez años voy a ser un garcaman que no va a valer la pena que saque otro disco más. No, la idea es cambiar. Lo que pasa que hay cosas... esto se conecta con otra cosa y es que vos cuando estás haciendo música, en algún momento hacés una especie de elección con respecto a si va a ser tu forma de vida o vas a trabajar de una forma más libre y vas a hacer lo que se te cante porque es una necesidad espiritual. En esa dicotomía nosotros siempre trabajamos –que eso es lo que nos define como banda under- en el segundo caso. En toda la historia de La Hermana nunca se encontró una dinámica profesional como para poder hacer las cosas ordenadamente, todo dependía de muchas voluntades. No había premios de ningún tipo y de alguna forma por mantener puro ése espíritu, en algunos aspectos se terminó dañando mucho a la banda y a las posibilidades de la banda, en el sentido de que por desgracia hasta para hacer un disco de free jazz tenés que tener una disciplina de la concha de la madre. Nosotros no tuvimos esa disciplina hasta que hubo cambios muy abruptos adentro de la banda y creo que hoy en día sí existe. Tal vez ahora estamos haciendo una música más radical que la que hacíamos hasta antes de hacer el disco, pero en otros aspectos se trabaja como si fuera una especie de empresa... Y es ridículo en el sentido de que yo hace casi veinte años que estoy ligado con grupos de música y hay gente que ya sabe trabajar así, que está haciéndolo perfectamente y que no había nacido cuando yo empecé. Pero por vivir en una nube de pedo alter-punk y tal vez porque no hay una escuela en ese aspecto, creo que la banda cometió muchos errores. Espero que hayamos estado a tiempo para subsanarlo, de hecho llegamos a grabar un disco, lo cual es un primer resultado concreto.
¿Y en vivo cómo funciona la banda?
Yo creo que ha tenido muchos cambios de formación la banda como para poder llegar a especializarse en vivo. Hay bandas como los Supersónicos, que sus discos han sido casi como un producto secundario dentro del proyecto, pero como han mantenido la misma formación y el mismo concepto durante más de diez años, han llegado a tener un en vivo perfecto. Nosotros ni siquiera podemos decir esto porque en verdad cada vez que cambiás un integrante o más, si no lo estás suplantando con gente muy profesional o muy buena, la banda pierde meses de empaste.
Es raro... Hemos tenido distintas épocas: en la época original de la banda creo que teníamos unos en vivo formidables. En el ‘91 aproximadamente, en la época de Junta Cadáveres, que es la época de oro de esa generación de bandas –la época de oro en la memoria, en la práctica no era tan buena-. Creo que el en vivo en ese momento era muy bueno. Creo que ahora hemos llegado a estar en el mismo nivel o casi en el mismo nivel.
Mucha gente recuerda a Junta Cadáveres como una especie de templo rockero: ¿era tan así?
Vamos a partir de una cosa: hay un grupo de bandas que se conocen a nivel personal directamente en Junta Cadáveres, especialmente en la época en que Andy Dadler está haciendo el sonido del pub. Andy en ese momento era el sonidista de Junta Cadáveres y básicamente trató de unificar grupos que a él le interesaban y que en cierto sentido tenían cosas en común. Entonces hubo una cierta línea de bandas que coinciden con un momento en el cual, hay que acordarse de que acá alrededor del ‘88, ‘89 fue como si hubieran puesto un veto al rock uruguayo: hubo un desplome que es difícil de contar porque fue como, no sé... Fue de que un día hubiera tres programas de televisión, conciertos en el Teatro de Verano cada medio mes y suplementos de rock nacional en todos los diarios; a que al otro día no hubiera absolutamente nada. Fue realmente atroz. Y las bandas de Junta Cadáveres empiezan a funcionar justo en ese momento en el cual había desaparecido, no sólo el rock nacional, sino la música nacional de las radios. Es una época muy nefasta. Pero fue una cosa muy minoritaria igual, se le dio mucha atención de prensa a los grupos de Junta Cadáveres porque, justamente, era como una movida que parecía que iba a ser como la "nueva ola" de la música uruguaya. Pero fue un año y de alguna forma fue como una ola que reventó antes de llegar a la playa: la formación original de La Hermana Menor se disuelve sin haber llegado a sacar un disco. Chicos Eléctricos también, la formación original se disuelve casi simultáneamente. Buenos Muchachos entra en una especie de letargo del que demora muchos años en salir y Supersónicos fue la única banda que siguió trabajando, pero eran los más chicos de todos, entonces su camino, si bien fue ascendente, fue más lento, pero obviamente no llegaron a ser un fenómeno nacional. Fue una gran frustración. Al día de hoy es muy como el CBGB de Nueva York: hoy en día hablan de la historia del CBGB, la explosión del punk... Todos los grupos del CBGB fracasaron como unos condenados: Television, Patti Smith, Richard Shol, todos se disolvieron después del segundo disco, ninguno llegó absolutamente a nada a excepción de Blondie. Acá pasó lo mismo: los grupos de Junta Cadáveres fueron como un gran fracaso... Lo cual es bastante lógico porque era una propuesta bastante elitista también: vos ibas a Junta Cadáveres y no veías un grupo con bellas melodías para cantar en el estadio: éramos una manga de dementes, drogados hasta las manos y que hacían la música más atroz que en ese momento se podía hacer, y era buenísimo. Y las condiciones de trabajo de Junta Cadáveres eran justas, por eso también los músicos lo recuerdan con cariño.
La época álgida de Junta Cadáveres, de toda esa movida, fue en el ‘91 y ’92. Un año y medio, dos años después viene la generación del Peyote Asesino y ellos sí logran su objetivo: se convierten en un fenómeno masivo y es más, a partir de ellos se vuelve masivo el rock uruguayo. Una cosa que a veces la gente pierde un poco la conciencia y te habla de Graffiti, de Los Estómagos, del ‘86... Sí, creo que fue una movida que culturalmente tuvo un impacto muy grande, pero han sido cosas medias ficticias: ninguno de esos grupos llegó a llevar la mitad de gente que hoy en día lleva La Vela Puerca o Los Buitres... Los Estómagos en su puta vida podrían haber soñado con vender la cantidad de discos que vendieron Los Buitres. Obviamente que ni Buitres ni La Vela hubieran existido sino hubieran existidos esos grupos.
Nicolás Hidalgo