Menos es más
Cuando este enunciado se cumple el oyente tiene la oportunidad de captar el detalle sonoro, los ambiciosos arreglos de voz y, una vez cada tanto, cuando aparecen buenos conjuntos vocales, se puede llegar a plantear el siguiente dilema: ¿para qué contaminar esta armoniosa sonoridad con más elementos?
Son las nueve y cinco, en el escenario de la Sala Zitarrosa descansa una guitarra criolla en un atril y en las puntas hay instrumentos de percusión que más tarde serán tocados con precisión por Damián Tabeira y Eduardo Navas.
Salen tres chicas a escena y sin previa presentación comienzan a entonar “Bottom”, de Zap Mamma. Sólo las acompañan sus propios chasquidos y en la sala el silencio reinante deja apreciar los malavares vocales que salen de los parlantes.
Ximena González, Lucía Merico y María José Bentancur interpretaron un versátil repertorio con canciones de algunos de los mayores artistas de Uruguay y el mundo. Leo Maslíah, María Elena Walsh, Eduardo Mateo, The Beatles, y un popurrí tributo a Bob Marley que incluyó “One Love”, “No woman no cry” y “Three little birds”, que fue quizás el punto más alto de una noche en la que el trabajo en equipo y la complementación opacó cualquier intento individualista. Es música para escuchar con los ojos cerrados, melodías para emocionarse, que logran que el oyente se aisle en su interior, acompañado únicamente por tres sirenas con voces que hipnotizan.
Una vez terminado el repertorio, La Tría dio paso a Cuatro y cuarto, entrando a escena Adrián de León, Juan Ledo y Marcos Ferrando. La completísima cantante María José Bentacur, que había abandonado el escenario, regresó para seguir cantando con Cuatro y cuarto ya que, desde mayo de 2005, también es integrante estable de este conjunto.
“It ain’t over till it’s over”, de Lenny Kravitz, marcó el comienzo del show y desde el vamos se pudieron traslucir las similitudes y diferencias en cuanto a los arreglos.
Cuatro y cuarto funciona más como una banda: con sus voces imitan percusión, bajos, tonos medios y logran una melodía, casi siempre enérgica, que se destaca por encima de los “instrumentos”. En cuanto al repertorio el conjunto mostró gran versatilidad con la incorporación pop ingles (“With or without you” de U2), o uruguayo (“Me haces bien” de Jorge Drexler), baladas clásicas (“Blackbird” de The Beatles) y hasta autores nacionales de culto (“Por ejemplo” de Fernando Cabrera).
El centenar de personas que se hizo presente el viernes 13 en la Sala Zitarrosa se emocionó con las voces de tres mujeres y tres hombres que aman lo que hacen: seis trabajadores de la voz que interpretaron un versátil repertorio e hicieron un cierre todos juntos con “una que conocemos todos: Gospel Train”.
Rodrigo Ribeiro