Rebeldía, energía, ansiedad, entusiasmo: sinónimos de los ´80. Década de posturas contestatarias, de provocación, de estilos, década de sonidos punk, dark; de cambalache, de Estómagos... Fabián “Hueso” Hernández, protagonista, da su visión de época y presenta además su banda actual, Gallos Humanos.
¿Te molesta hablar de Estómagos?
No, no, para nada.
Bien. ¿Qué recuerdos te vienen a la mente de aquel 6 de agosto de 1983?
…¿Del debut?
Del debut.
Bueno... de parte nuestra había un entusiasmo muy grande ¿no? Era un proyecto durante varios años acariciado, sobre todo entre Gustavo Parodi y yo, que habíamos empezado a hacer música juntos unos tres años antes. Hubo algunos proyectos previos, grupos que no llegaron a tocar; y bueno, finalmente con la venida de Gustavo Mariott en batería y luego Gabriel (Peluffo) en vocales, se concretó lo que después sería Estómagos. Imaginate, después de varios años de anhelar estar arriba de un escenario y tocar, había una gran ansiedad y una gran energía. Había gente amiga que nos conocía y nos rodeaba y nos apoyaba; ya sabía lo que nosotros hacíamos. Había otra gente que no sabía, que no tenía idea de qué se trataba y también gente que en realidad no sabía cómo tomarlo. Recibimos todo tipo de reacción, pero nosotros tocamos con toda la fuerza que pudimos.
Además siendo muy jóvenes...
Sí, sí, siendo gurises, con menos de veinte años. Se tocó ese día lo que se pudo y al otro día ya había un segundo toque acá en Montevideo, en lo que era el Templo del Gato.
¿Cómo era el ambiente del Templo del Gato?
Bueno, nosotros éramos un fenómeno raro en el Templo del Gato, porque la gente que solía tocar ahí tenía influencia de otro tipo de música, tenía claras influencias de la música de los ´70, tenía otra edad; además eran mayores que nosotros. Al Gato le acercamos un demo y se enteró un poco de lo que se hablaba por ahí de nosotros como banda un poco revolucionaria, y nos abrió la puerta.
¿Cómo se sentían al estar tocando para gente mayor que ustedes?
Nosotros sentíamos cierta... nosotros teníamos un espíritu de rebeldía muy grande, una rebeldía contra el medio que era bastante hostil en ese momento, que en el ´83 se estaba en caminos de salir de la dictadura, o sea, nos considerábamos una banda punk y, ya te digo, estábamos contra todo prácticamente. Y había alguna gente de la que estaba allí que nos miraba, gente que se acercó y sinceramente nos felicitó y otra gente que generalmente no tenía onda con lo que la banda hacía.
¿No entendía lo que la banda hacía?
Justamente, no entendían; pienso que no.
¿Era tan distinta la onda que ustedes traían?
Era completamente distinta. Era una música fresca, de rocanrol de acordes y pocas notas y unas letras gritadas prácticamente. Contrastaba bastante con lo que se hacía. Acá lo que no había era ese sonido de distorsión; en parte distorsión, otras partes guitarras peladas, un bajo muy contundente, que tampoco se usaba, y también baterías bastante salvajes.
Y aparecieron los críticos de rock...
Y aparecieron. Aparecieron un poco después de eso en realidad ¿no? Nosotros teníamos unos cuantos boliches antes de empezar a hacer ruido en la prensa y todo eso. Después también se da el mismo fenómeno a nivel de crítica: gente que nos consideraba un fenómeno fresco y que aportaba un aire nuevo y gente que no nos tomaba en cuenta o gente que nos daba con un hacha. Digo, preferible la gente que te daba con un hacha a la que te ignoraba ¿no? Todos nosotros queríamos causar reacciones de toda manera.
Querían provocar.
Ahí está, y se logró. Se logró con trabajo.
Y junto a otras bandas...
Exactamente. Cuando nosotros arrancamos estábamos prácticamente solos en el camino. Había gente haciendo cosas antes que nosotros, como puede ser la gente de El Cuarteto de Nos que ya venía de antes, pero no era exactamente lo mismo; estilísticamente tampoco. Después sí, empiezan a sumarse otras bandas. La gente con una tesitura, con una postura y un estilo más parecido que surge, que se puede acercar más a lo que éramos nosotros, son Los Traidores sin duda.
¿Siguieron en esa línea, cambiaron disco a disco, fueron proponiendo cosas nuevas?
Sin duda. Ya cuando nosotros grabamos el primer disco, Tango que me hiciste mal, había pasado un poco la etapa de punkitud y estábamos más influenciados por la corriente dark, que llegaba en ese momento con fuerza por grupos como Joy Division y como Bauhaus. Y en ese disco se nota mucho más eso, ya que nuestra primera etapa punk quedó muy poco registrada en disco; tal vez como la versión de Cambalache que salió en la ensalada Graffiti y no en un disco nuestro, un error de nuestra parte... Y bueno, y después como decís vos, un cambio, una evolución de disco a disco, tomando en cuenta que cada disco también se grababa con baterista diferente.
¿Por qué?, ¿qué pasaba?
Qué se yo, no sé, había problemas; pero fue casual que fueran los bateristas.
¿Fue difícil trabajar con Estómagos, estar en Estómagos?
...Es un trabajo ¿no?, todo trabajo tiene su parte dificultosa en sí, pero a la vez era mucho lo que tenía de disfrutable... Fue difícil pero fue muy grato a la vez.
Cuando empezaron, ¿llegaron a pensar que podían pegar tanto en la gente, que iban a ser tan bien recibidos?
Nosotros teníamos, no sé, me parece que siempre la esperanza de lograr una repercusión importante en el público, y en determinado momento se logra eso, con una cosa que fue de menor a mayor, no fue explosivo. Ya en la primera etapa que tocábamos en boliches nos iban a ver fijo más de sesenta, ochenta personas, pero eso empezó a crecer después, cuando surgieron las posibilidades de tocar también en lugares más grandes y con otra manija publicitaria. Entonces el grupo empezó a crecer en popularidad. Por el año ´87 estábamos tocando por todo el país y a veces se tocaba cinco o seis veces por semana, cosas realmente importantes para el medio... Esto coincide con el segundo disco, sobre todo, que fue el que...
Los catapultó.
Exactamente, el segundo disco (La ley es otra), que tenía En la noche y otros temas, que se grabó con Leonardo Baroncini en batería, un baterista compartido con el grupo Los Tontos...
A pesar de la peluca y el seudónimo terminó en Los Tontos. (risas)
Exactamente. Le cambió un poco la cara al grupo. Por el lado de la base rítmica cambiaron unas cuantas cosas en la banda con Baroncini. Baroncini tampoco era un "estómago", digo, era el baterista de Estómagos, pero no era un "estómago"; en realidad no lo fue.
¿Qué significaba ser un "estómago"?
Bueno, significaba captar y compartir una esencia, una esencia que nos había visto nacer y que después nos mantenía unidos.
¿Y cuál era esa esencia?
Y justamente, esas son cosas más sutiles ¿no? Había en Estómagos, yo por lo menos siempre tuve esa idea desde un principio, un criterio de venir a romper con lo establecido, con determinados cánones. Después yo siempre tuve la idea de que había que tratar de aportar cosas nuevas en cada trabajo que se sacaba, en cada show que se hacía; ese siempre fue mi criterio. Capaz que me adelanto a alguna pregunta tuya, pero también fue después una de las causas que llevó a la extinción de la banda. Cuando a mí me pareció que ya no se iba por ese camino y más bien lo que se proponía significaba estancarse creativamente, ya dejó de gustarme tanto estar en Estómagos.
Dejaba de ser la esencia de Los Estómagos.
Exactamente, por lo menos ya no compartíamos el mismo criterio, y ya no podíamos seguir tocando juntos...
GALLOS HUMANOS
Bien. Y desde la separación (año ´89), todo este tiempo, musicalmente ¿qué has hecho?
Bueno, pasó algún tiempo, me invitaron a formar parte de algún proyecto de banda, estuve probando y ensayando... pero no me sentí realmente todo lo entusiasmado que se necesitaba para salir con algo nuevo y con fuerza hasta que conocí a Marcelo Márquez, que justamente es el pibe que está conmigo, desde hace unos años, en Gallos Humanos. Me mostró unos poemas que él hacía, letras que tenía, cosas que escribía y eso me dio vuelta la cabeza; realmente me encantó. Yo en Estómagos tocaba bajo, pero aprendí a tocar piano antes que bajo. En casa tenía un piano y siempre compuse algunas cositas en piano, entonces cuando vi eso se me ocurrió que podíamos conjugarlo con los poemas de Marcelo, con las letras, y le dije: "bueno, venite a casa un día con esto".
¿Estamos hablando del año...?
Estamos hablando del año ´91. Empezamos a ensayar, nos juntamos y a mí enseguida me pareció que podía andar, que tenía unas posibilidades enormes. Por primera vez después de que se terminaron Los Estómagos me entusiasmaba algo, me enloquecía algo. Y empezamos como un dúo. Hicimos varias locuras, hasta grabar un disco que se llamó Animaladas Nocturnas (´93). Hicimos un circuito de boliches bastante importante en ese momento, pero después vinieron una serie de eventos personales que nos llevaron a no poder tocar más. Sin embargo, nunca rompimos el vínculo completamente y nos mantuvimos ensayando y juntándonos de vez en cuando, siempre con la idea de seguir. Hace unos seis meses las cosas se encaminaron un poco personalmente y nos pudimos juntar de nuevo.
Ese sonido Gallos Humanos, ¿tenía alguna relación con Estómagos?
Mirá, en realidad no tenía mucho que ver con Estómagos. Puede que por ahí hubiera alguna cosa, sin duda que si yo volcaba lo mío en Estómagos y acá seguía volcando lo mío, alguna similitud se me ocurre que debía de existir, aunque no era lo mismo, estilísticamente no tenía nada que ver...
Hoy ya no son un dúo.
No, nosotros en la primera etapa también habíamos tocado en alguna ocasión con músicos invitados, con una base rítmica, pero ahora ya decidimos salir con un formato de banda. De ahí que aparecen Fernando Mariott, baterista (hermano menor del primer baterista de Estómagos, Gustavo), y Diego Ponciano, bajista y guitarrista, que tienen una misma cabeza. Y bueno, hace poco que debutamos, llevamos unos tres, cuatro toques, un demo grabado y una propuesta de grabación de un trabajo larga duración que tendrá que llegar también en su momento. La banda tiene que trillar un poco más todavía, estamos como quien dice comenzando de nuevo.
...¿Creés que puede haber un punto de encuentro entre esta época y aquella de los ´80?
Yo creo que no se puede repetir un fenómeno en el tiempo ¿no?, porque las condiciones del medio no son las mismas. También hay un aspecto importante que debo confesar, que permanecí bastante alejado del ambiente y recién ahora que estoy volviendo con mi banda, estoy informándome de las bandas que hay actualmente tocando… digo, sabía lo que se oía por ahí, ciertas bandas que se difundían en radio, pero estoy recién tomándole el pulso a lo que está pasando. Y bueno, yo veo cosas interesantes y veo muy positivo que los jóvenes sientan como importante el tener una banda, el subirse a un escenario, el mostrar lo que hacen cuando tienen necesidad de hacerlo realmente. Eso me parece que es meritorio, aparte cuando se trata de un medio duro, y no sé si en este momento no es más duro incluso que en aquellos comienzos nuestros. No sé si se ha avanzado tanto en ese sentido.
Lo importante es que estas bandas como aquellas la pelean y siguen en ruedo.
Sí, eso me parece muy relevante. Me parece que el que tiene la vocación y le tira por ese lado, no debe abandonar para nada, tiene que tratar de seguir.
Gallos Humanos, ¿también propone romper esquemas, darle algo nuevo a la gente?, ¿cuál es la postura Gallos Humanos, si podemos hablar de postura?
Y sí, por lo menos pienso que musicalmente y también en la parte de letras, que corre a cargo de Marcelo, se me ocurre que hay algo que no está, que por lo menos no se ve. Usualmente no es lo que se acostumbra a ver cuando se va a ver una banda, no es la misma postura, no es la misma estética. Y a mí me entusiasma mucho. Yo quiero ver ahora la repercusión que tiene en el público, que es muy otro, digo, ha variado mucho desde que yo solía subirme a un escenario, hace unos cuantos años.
¿De qué hablan esas letras?
Al contrario de lo que pasaba en Estómagos, donde había una crítica social importante y había letras duras contra situaciones y contra determinadas injusticias que se veían en el momento, esto es bastante más desde lo interno, desde el mundo interno volcado al papel por parte de Marcelo.
Es una música más intimista.
Es una música más intimista. Y es una música donde se vuelca todo un mundo interno muy rico que me parece que tiene Marcelo, que es una persona bastante especial, bastante atípica, donde incluso hay hasta parte de pesadilla...
¿Un mundo en el que todos podemos vernos reflejados?
Yo pienso que sí. Hay un fenómeno de identificación, por lo menos en la mayoría de los casos.
Carlos Bassi