¿Qué otro título habías manejado para el disco y por qué se terminó llamando así?

Podría haberse llamado Cabo Polonio. Esta canción (y el elemento agua) dieron inicio a la serie de canciones que comencé a escribir para este último trabajo discográfico. Sin embargo, Modo de hacer el fuego, nombre que surgió después, fue el que elegí cuando terminé de grabarlas. La llama sugiere mucho, cada cual tiene su modo de sostenerla. Fuego que invita a la reunión, fuego de hombre solo pensando, fuego de ira, de pasión, de amor. Y las canciones están hechas desde la calidez anímica.

¿Qué diferencias y qué similitudes tiene con respecto al material anterior?

Este disco es nuevo para mí, renovó a mi propio ánimo. Lo hicimos juntos los músicos y yo, ellos se metieron conmigo, “tallaron” canciones –al decir de Eduardo Yur-, encontraron su necesaria atmósfera, su vía expresiva. También tuve la necesidad de tener a mi lado a Héctor Numa Moraes, su calidad interpretativa para cantar Desocupado, y a las voces de Colomba Biasco y Erika Büsch, imprescindibles para un encuentro intergeneracional cantando Mundo y Tren. Esto también lo hizo diferente. La Muerte, por ejemplo, que sentí mucho en estos años, se volvió nombre de una canción, un texto totalmente consustanciado con la melodía y que gracias a Guzmán Escardó tuvo la fuerza que andaba buscando. Lo mismo pasó con Tren y el arreglo de Gustavo. La propuesta individual pasó a ser colectiva, grupal. Y el resultado “sonoro” del disco es diferente a los anteriores. Para completar la pregunta, una similitud: se asemeja a Nuestra Soledad, primer disco como autora, uno y otro marcan etapas distintas de la vida, pero los viví con el mismo coraje para exponer nuestra vida interior. Mi interés por la vida interior ha sido una constante, mi interés por lo nuestro humano.

¿Qué elemento o situación disparó la composición o interpretación de esos temas?

Cada uno da lo que tiene, expresa como puede sus observaciones y sentires. No somos nada sin los demás. Tampoco somos nada sin espíritu. Ahí vino la necesidad de componer e interpretar lo que ya no tiene vuelta, lo que “disparé” venido de adentro. Acá está para el oyente, con todo el respeto que siento por el que escucha. De alma a alma. Esa es la necesidad. Las canciones parten de la experiencia. En la experiencia hay constantes y hay novedades, así es la vida. Vivir desenvuelve un hilo rojo con vínculos entre asuntos claves, vamos dormidos y vamos despiertos, son grados de conciencia. Como los hechos de la vida, las canciones testimonian lo que sentimos, queremos y pensamos nosotros, la gente. La cosa parte de ahí, de hablar de cómo vemos crecer a un hijo, de hablar de que algún día nos morimos, que soñamos, que aunque no lo parezca estamos juntos aprendiendo de qué se trata la vida.

¿Cuál es el corte de difusión de la placa y si no hubiera sido ese track, qué otro surco del CD hubiera sido?

Fue más simple: a lo que el difusor sintiera. No preparamos un CD de difusión. Sin embargo, Ayer y Fluyen Sentimientos estuvieron ahí. No tuve éxitos arrolladores. Pero hubo canciones que fueron bien recibidas. Entre las últimas, Por un rayo de sol, alias El Amarillo, que la grabé en un disco de canciones infantiles, no tan aniñadas. Veremos que respuesta van teniendo las de ahora. Tengo claro que los contenidos espirituales no hacen un hit.

¿Cuáles son –en orden- los tres temas que más te gustan del disco y siguiendo ese orden, cuál ocupa el último lugar?

Cuando decidí cantar éstas canciones la cosa pasó, primero por preguntarme si tenía sentido y acepté que sí. Este trabajo tiene unidad, yo pienso que hay que escucharlo todo. Se puede tener un cantar más inspirado en una canción que en otra, pero vos vas cantándolas con cariño y las querés a todas.

Elegí un par de anécdotas ocurridas durante el proceso de grabación.

Te puedo dar un cuadro de la situación: ambiente alegre, tanto en el estudio como en los ensayos en casa siempre comiendo. Comiendo pizza, guiso o los bizcochos de Piero, cuando nos reuníamos por las mañanas con el mate y el té. En el estudio como en los ensayos, la petiza Colomba no paró de hacer comentarios graciosos, gestos corporales de payaso arrabalero, pero tiene una oreja y una seriedad musical que agradezco. Guzmán con sus breves y casi imperceptibles meditaciones, Gustavo es de palabra apasionada para mostrar su idea o para dar una opinión. Con Eduardo más bien aparte, lo esperaba a que quedara libre de perros y veterinaria, venimos de largo tiempo juntos. Disfrutó mucho el canto de Erika el día que grabamos Mundo. Cuando le tocó a Numa, el hombre llegó, desenfundó la guitarra, hizo unos gorjeos, cantó y quedó listo en el segundo intento. La masterización se hizo una mañana en lo de Riki Musso, ahí lo conocí personalmente, tiene una perra de malhumor que hay que sortear cuando vas al baño. Lo de las fotos con Rodolfo fue un trance bravo, me estudié todas las arrugas en la computadora y no quise que me rejuveneciera.

La última: ¿cuántas estrellas le darías? Fundamente su respuesta.

Cuando se inició la costumbre de poner estrellas para destacar buenos o malos trabajos en cine, teatro, etc. la idea me cayó mal. Con esas estrellitas estás determinando, imponiendo una calificación, disponés a que sí o que no.

Data

Artista: Vera Sienra
Título: Modo de hacer el Fuego
Sello: Perro Andaluz
Año: 2009
Arte: Rodolfo Fuentes
Grabación: Gustavo De León. Sondor
Producción: Ángel Atienza. Apoyó FONAM