SieteNotas

Fernando Ulivi, MP "a la" U

29/8/2003

Música popular "a la" uruguaya. Así le gusta definir a Fernando Ulivi el estilo que hace. Música pop, que suena a Montevideo. Música con tinte urbano, que a la vez mantiene colores tradicionales. Que incorpora perfumes de otras latitudes, sin perder la esencia local. Que invita a viajar en tren y a dejarse seducir...

La lucecita roja está encendida. La pausa está desactivada. La cinta corre. Se supone que está grabando. Escribí bien: "se supone" porque horas después de terminada la entrevista, ya en casa y de pantuflas, me doy cuenta: la grabadora, paradójicamente, no grabó. No registró nada, apenas unas vocecitas lejanas, escondidas detrás de un molesto "ssshhh".

"Todo bien, son cosas que pasan" me respondió gentilmente Ulivi cuando le expliqué vía e-mail (porque por teléfono me daba vergüenza) que el maldito aparato no había funcionado y que teníamos que repetirla.

"La tecnología" pensé, pero no se lo dije, porque Fernando Ulivi es un estudioso de esas cuestiones. Antes de la "era cibernética", solía hacer experimentos de corte, pegue y montaje de cintas. Años después, ya con la computadora y gracias a Manu Chao y a Lenine, incorporó definitivamente lo tecnológico a su música: "Lenine y Manu Chao me mostraron que era totalmente posible tirarse de cabeza a lo tecnológico, (cosa que yo ya estaba experimentando) y hasta donde podía llegar a funcionar. Me terminaron de convencer".

Convencido, con computadora y guitarra en mano, empezó a componer los temas que hoy integran "Por donde pasa el tren", su cuarto material discográfico y tercer disco solista.

Un CD que esconde un finísimo trabajo arreglístico, lleno de detalles y sutilezas que se van descubriendo a medida que es escuchado.

Sobre ese disco hablamos con Fernando Ulivi; pero como todas las preguntas tenían la premisa "la otra vez me habías contado que..." y como las respuestas siempre son más interesantes que las preguntas, y como Fernando además es súper elocuente; decidí seguir la regla de Juan Rulfo que dice "ante la duda, aplique el hacha" y las eliminé...

lo arcaico y lo moderno

Creo que desde que empecé, estuvo presente en mis canciones esa mixtura entre lo que es el pasado histórico de nuestro país a nivel musical y lo que es la constante invasión de la música popular que nos llega desde los centros de poder.

Esto parece que fuera un manifiesto político... y de hecho lo es (risas), pero además es cierto, o sea el poder cultural de los centros hegemónicos, no solamente en el siglo XX y ahora a comienzos del XXI, sino en toda la historia, fue así. De hecho hay muchos estudiosos que consideran que históricamente los países se conquistan a través de los ejércitos, pero el dominio en realidad solo se sostiene por intermedio de la cultura.

Yo siempre consideré que los que nacimos en países dependientes o colonizados culturalmente, no nos podemos dejar vender los espejitos así nomás. No tenemos más remedio que comprar algunos espejitos, pero vamos a elegir los espejitos que compramos y con esos espejitos vamos a hacer algo que tenga un toque nuestro.

¿Cuándo nacieron estas ideas en mí...? Creo que nacieron por un tema de gustos musicales. Yo escuchaba a Rada al Kinto, a Mateo, a grupos de rock de la vieja época tipo Psiglo, Días de blues, fundamentalmente en el SODRE CX 26 que era la radio que más pasaba ese tipo de música. Y a la vez en la misma CX 26 en Meridiano Juvenil, escuchaba a Dee Purple, a Led Zeppelin, a Pink Floyd y también -aunque no eran de esa época- empecé a curtir mucho a Los Beatles, a Los Rolling.

Yo empecé a escuchar a tipos que ya habían hecho una mixtura, porque si uno lo piensa, ya el mismo Rada o el mismo Mateo son una mixtura de pop y de rock de centros de poder cultural, sea EEUU o Europa, o sea Brasil y Buenos Aires. Y de alguna forma yo me enamoré de ese juego, de esa forma de defender cosas de uno, sin encerrarse en la nostalgia de lo que fue el pasado, o sin cerrarse a repetir indefinidamente lo folklórico entre comillas, tal como se suponía que se hacía 50, 100 años atrás.

Arranqué mezclando todos esos elementos, fundamentalmente lo que es el candombe, la marcha camión, la milonga; con cosas que venían de la canción popular de otros lados, ya sea de los Beatles, Police, o cosas argentinas, o de Brasil.

Pero en un momento, de adolescente un poco más crecido: tipo 19, 20 años, leí el Manifiesto de Antropofagia del movimiento de poesía modernista brasileño y me sentí muy atraído hacia esa idea, que de alguna forma ya la venía realizando sin darme del todo cuenta. Los poetas brasileños en ese Manifiesto de los años ‘50 lo que decían era que: en un país colonizado culturalmente, es decir invadido por gran cantidad de información desde el exterior, lo peor que podían hacer los artistas era cerrarse a defender la tradición cultural del país, repitiendo exactamente igual lo que se hizo generaciones atrás. Pero que tampoco se podía tomar lo que venía de afuera y repetirlo exactamente igual. Ellos decían que lo que había que hacer era "antropofagia", es decir tomar al "enemigo", tomar esa música que venía de afuera -que además muchas veces es artísticamente maravillosa- y escucharla, disfrutarla, digerirla y después mezclarla con las cosas que uno escuchó desde niño. Entonces cada uno de una manera diferente va a llegar a un tipo de mezcla única, pero que en el caso de alguien nacido en Río de Janeiro, tiene que de alguna manera reflejar el ser de un "riojaneirismo", digamos. Y si nació en Montevideo, de alguna forma se tiene que sentir que esa persona es de Montevideo y no es de otro lado. Y el tipo que nació en Rivera no puede hacer la misma mixtura que el que nació en Montevideo, porque estamos hablando de procesos culturales diferentes.

Esa es un poco la idea y siempre fue así en mis canciones, por lo menos desde que consideré que mi grado de búsqueda inicial de por dónde iban a venir mis canciones había terminado y que faltaba empezar a encontrar una línea. Fijate que en el primer disco: "Debutaca" [con Andrés Wels y Edú Lombardo] ya me empezó a pasar, que había canciones que no las podía definir rítmicamente porque la mixtura había llegado tan hondo, que directamente ya el ritmo había sido un invento.

lo cursi y lo sutil

Yo creo que otra cosa que también se mantiene desde la época de "Debutaca", es la idea de trabajar con elementos cursis y con elementos más finos a la vez; dicho todo esto entre comillas. Usar elementos cotidianos de enganche, de comunicación más directa, ya sea en la música o en lo letrístico, a la vez que usar elementos de rompimiento de ese mismo criterio cursi ¿no?

A nivel de letras por ejemplo, si bien me encantan las letras muy poéticas y qué sé yo, me gustan más las letras que son letras de canción, no poesías que puedan ser separables. Esas letras que son tremendas letras, pero que si las separás de la música tienen como menos sentido o menos riqueza, porque son letras de canción. Yo siempre defendí el criterio de que una letra de canción se tenía que valer en la canción, es decir junto con la melodía que la acompaña. Que no importaba cómo funcionara fuera de la canción, que es secundario, puede funcionar poéticamente o no, no tiene por qué ser una poesía.

Por ejemplo, la canción "La La" de Mateo, que la letra dice "Hola La La / Como te va / Sabés La La / Te quiero" si vos lees eso decís "ay qué bobada", pero no es una bobada, es tremendo letrón. Adentro de esa música además, yo no sé si se podía encontrar una letra mejor que esa, no sé si hay algo mejor para decir que eso. O sea es tremendamente sugerente esa "bobada" entre comillas que dice. Y a mí siempre me gustó trabajar por ahí: una cosa muy cotidiana, muy directa y que comunicara, pero trabajando con elementos del cotidiano, de lo cursi.

lo gris y lo otro

Otra cosa que es bastante consciente y que también fue muy conversada con la gente de "Debutaca" y con el mismo Guilherme cuando hacíamos este disco, que además es un criterio que yo mantengo en mis discos solistas, es un poco tirar por la borda esa grisura o esa tristeza constantemente presente en buena parte de la tradición musical uruguaya. No es que no haya nada triste ni nada nostálgico en mis canciones, claro que hay, en todos los discos hay alguna cosa, pero como elemento secundario, no como color principal, ni letrítstico y mucho menos musical. He buscado generar una cosa de contagio energético, de "levante" digamos, no una cosa que tienda hacia el piso... Como todo lo que estamos hablando, después el que escucha es el que tiene que decir... pero bueno, la búsqueda es esa: apostar un poco a esa cosa, a ese contagio.

"Por donde pasa el tren"

Yo separaría este disco de los otros en algunos sentidos. En este disco yo siento que la búsqueda de mezclas y la búsqueda a nivel de sonidos y arreglística, se volvió más compacta, más homogénea, y que el disco tiene una personalidad más fuerte que "Feriado" y "El son de la novena luna". El disco es una historia, yo siempre cuidé eso: el disco para mí no es solamente una suma de canciones, tiene que haber una cuestión que sea algo más allá. Es decir yo empecé a escuchar el disco y tengo que pasar a la siguiente canción y no da lo mismo cuál viene después, sino que hay que pensar bien cuántos segundos, cuál es el arreglo de la canción siguiente, etc.

En esos discos yo lo veo más como que te hubieras tomado un avión y fueras: primera escala Montevideo, segunda escala Río de Janeiro, tercera escala La Habana, cuarta escala París; o sea lo veo como un viaje que se entiende como viaje digamos coherente, pero a lugares muy remotos uno del otro.

En este disco, está más relacionada una canción con la otra. Si bien cada canción tiene un arreglo muy personal y muy diferente, hay un emparentamiento muy marcado entre las canciones, buscado ex profeso. Hay una homogeneidad estilística más grande, que yo creo que es, por un lado porque lo tecnológico, el sonido tecno presente en casi todas las canciones, le da un hilo conductor a nivel de sonido. El disco está trabajado con la computadora como instrumento de composición a la par de una guitarra o un teclado, exactamente igual. Entonces creo que también la computadora como elemento, como instrumento tecnológico de creación, sugirió e inspiró ya desde la base, ideas estilísticas, estructurales, etc. que también le dan una unidad muy de fondo a las canciones.

Hay excepciones, pero en general creo que, de 12 canciones, hay por lo menos 7 en las que claramente eso se siente, más allá de que vos lo analices conscientemente o no: no importa si el público después se da cuenta o no, porque de última es una reconstrucción lo que el público entiende.

directivas de reconstrucción

Que apaguen la luz, que se pongan muy cómodos en frente del disco, sin ninguna interferencia... Que se dejen un poco seducir por la cascada ¿no? O sea que se permitan por lo menos una vez, escuchar ampliamente el disco, no solamente a lo largo, sino a lo hondo.

Hay una tendencia también del acelere que tenemos todos, al zapping... Yo en eso soy más beatleriano: a mí me gusta escuchar los discos enteros, rara vez hago zapping. Pero además defiendo que el disco es algo más: está todo bien, una canción se puede escuchar independiente y tiene que funcionar independientemente; pero te estás perdiendo lo otro, o sea estás viendo el video clip, pero te estás perdiendo la película general. Lo digo en mi disco porque sé que eso está cuidado, pero creo que es como debe escucharse cualquier disco: por lo menos para decir esto me gusta o no me gusta.

Hay que permitirse perderse un poco ¿no? Dejarse seducir... porque creo que también la función del arte es eso: romper, como dicen los budistas "el círculo de la falsedad", ese círculo del tiempo lineal, del espacio lineal... esa cosa que nosotros creemos que es "la realidad"...

Analía Camargo

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