“Hay diferentes géneros, que son parodiados o utilizados a manera de un collage irrespetuoso. Hay punk, hardcore, cumbia, candombe, folklore y hasta algo parecido a Tom Waits. Es muy esquizofrénico el asunto”.
¿Por qué Canciones de la droga? ¿Tiene una explicación?
Se llama así desde que lo empezamos a imaginar. Antes de terminar el primer disco, que nos llevó dos años, nos fuimos de vacaciones con Los Lusers (nuestros mejores amigos de la vida) y ahí empezaron a salir algunos de los temas que están en el disco. Ya entonces pensábamos en Canciones de la Droga. Si bien las canciones recogen la deriva mental del drogado, el mismo título es un chiste. Un chiste naif. No hay apología a la droga, por lo menos no seriamente. Canciones de la Droga además es parte de un juego de ficción al estilo el Cuarteto de Nos.
¿Qué diferencias y qué similitudes podemos encontrar entre este disco y el anterior?
Hay madurez en la composición de los temas; en la forma de los temas y en los arreglos (que ahora hacen más verosímiles las parodias de estilos, que antes eran un mero fantoche). También hemos madurado en el sonido, que en el primer disco era estándar, limpio-distorsión, la clásica de una banda media punk. El sonido de este disco no es inocente, es buscado, es una elección. En este sentido hay que hacerles un monumento a Raúl Garrido (productor) y Andrés Amor (ingeniero de sonido). Aunque también hay que reconocer mérito nuestro (no mucho, pero bueno ;) ), nuestra mayor experiencia al respecto.
También hubo una diferencia respecto al proceso mismo de grabación: cuando fuimos al estudio con la canciones de De terodáctilos y flores (primer disco) no teníamos idea de cómo se grababa, el tiempo que llevaba y todo lo demás. Ni idea. Pablo Soñora sacó entonces un disco de manera heroica. Para Canciones de la Droga eso estaba bastante más claro. Aunque sí, lo de Andrés Amor también es heroico.
¿Qué elemento o situación disparó la composición de los temas?
Vacaciones, droga, Valizas y la parodia misma de toda esa situación. El 90% de los temas salen de improvisaciones que alguien rescata con una cámara o un mp3.
Cuando en 2012 nos fuimos de vacaciones con Los Lusers a Valizas e hicimos no solo las primeras canciones del disco, sino que inventamos todo el mundo ficticio (la Generación Morón) de este disco y de mi libro recientemente editado Poemas de la Pija (firmado como Martín Uruguay Martínez). La técnica de improvisación permite rescatar la frescura de las situaciones en la que se compone, el diálogo implícito de lo que se canta y se vive en presente; la autorreferencialidad autosuficiente, el espíritu dionisíaco de Peñarol y la maldad del Aio. No tiene mucho sentido explicar teóricamente, hay que escuchar.
¿Qué caminos musicales transita el disco?
Hay diferentes géneros, que son parodiados o utilizados a manera de un collage irrespetuoso. Hay punk, hardcore, cumbia, candombe, folklore y hasta algo parecido a Tom Waits. Es muy esquizofrénico el asunto. De alguna manera se acompaña esa especie de deriva estereotipada del drogado, deriva de su conciencia. Aclaro que no se trata de fusión; la palabra fusión remite a mezclas concretas (supuestamente abiertas pero en la práctica no), al menos en el uso que se le da contemporáneamente entre los músicos populares uruguayos. Acá no queremos fusionar, acá queremos romper las bolas.
¿Es un disco para escuchar dónde, en qué momento, con quién?
No sé para los demás. A mí me gusta escucharlo caminando. En el bondi también. Dura 43 minutos. Te lo tomás en Toledo y te bajás en Tres Cruces.
¿Cuáles son las tres canciones que más te gustan y por qué?
Como el Negro Agustín cuando se mama: bajo la excusa de la difamación digo cosas sentidas y autobiográficas. No es que haya que buscarle el lado serio a lo que cantamos; es que el humor no es una cosa despejada de emociones.
Ring Rajen: va en el mismo sentido. Es una canción de amor, con tópicos tangueros, muy sentida. Me gusta mezclar eso sentido con algo desencajado. Es algo muy Riki Musso, esas canciones como No me puedo mover en las que el dolor y la parodia son las caras de una ambigüedad difícil de deshacer.
It's rainning monkeys: la letra a lo Siniestro Total y los cambios musicales. Además hay toda una historia atrás de la invasión re loca de la canción. Siempre hay una historia atrás de todo. Que se alimente el mito...
¿Se te ocurre alguna anécdota sucedida durante el proceso de grabación?
Hay dos: una tiene que ver con una colostomía y unos tipos que casi nos matan a palo en un súper. No da para contarla.
La otra es que ese mismo día, luego de grabar en la casa de Raúl estábamos medios fumados y nos quedamos a dormir.
Renzo (bajista) y yo nos metimos en el cuarto donde ensayan los Mostachos. Ahí es donde estaban nuestros colchones. A todo esto Agustín (guitarrista) se quedó conversando con Raúl. Renzo encuentra un armario grande donde los Mostachos guardan cosas. Se mete y empieza a sonar un organito. También unos tambores. Llega Agustín y pregunta por Renzo. Se fue al baño le contesto; apagá la luz y acostate que quiero dormir. Agustín piensa un segundo y se da cuenta de que lo estoy cagando. En el armario suenan los tamborcitos y sale Renzo semidesnudo: “soy el Gnomo Malo, te quiero comer...”.
¿En el disco participan distintos músicos invitados? ¿Qué cosas fundamentales han aportado directamente a las canciones?
En algunos casos fueron aportes particulares: los tambores, la Murga Nihilista haciendo unos coros, Agustina haciendo de locutora o Raúl metiendo ruidos. De este modo se le dio verosimilitud a los diferentes ritmos y se logró perfeccionar el sonido que se buscaba. Sin embargo, el aporte fundamental fue de Andrés Amor con sus teclados, pues le dio cierre a varias canciones que pedían a grito un teclado. El mayor ejemplo es Quiero ver, en la parte de la cumbia.
¿Y quién se encargó de la producción musical y qué elementos esenciales aportó?
De la producción como decía se encargó Raúl Garrido (Los Mostachos). Raúl es amigo nuestro hace varios años y somos cofundadores (junto a varios artistas más) del sello independiente Estampita Records. Con Raúl hace años venimos aprendiendo (sobre todo de pedales, jajaja). Es un tipo que tiene mucho conocimiento sobre sonido. Para tocar es poco ortodoxo, tiene su propia técnica; pero toque lo toque suena bien porque le encuentra la manera.
En el disco aportó sobre todo tremendo laburo de guitarras (en algunos temas se grabaron hasta seis guitarras, si no recuerdo mal). También ayudó a definir el sonido, y al trabajar con Andrés Amor (también amigo de Estampita) el laburo de grabación y mezcla fue algo mucho más integral. Es la primera vez que Raúl produce un disco y estoy orgulloso, porque sé que no va a ser el último.
Pd. todo mentira lo que dije: Raúl solo aportó pedales jajaja.
La última, ¿qué cosas creés que han cambiado en su música y en el medio musical en estos años de trayectoria?
Para nosotros y desde nosotros, ha cambiado la forma de organizarse en el under. Empezamos tocando en una movida que estaba en decadencia y en la que la independencia era una cosa que no estaba muy definida. Era más que una opción, un castigo. De estos años para acá encontramos un lugar en una movida bastante más fértil, en todo sentido: desde lo artístico y desde la organización. Participar y gestionar un sello independiente es lo mejor que nos pasó. No sé qué sería de nosotros si no estuviéramos acá.
Data
Artista: La Nelson Olveira
Título: Canciones de la Droga (un homenaje a la Generación Morón)
Sello: Estampita Records
Año: 2015
Arte: Renzo Parente
Grabación: Grabación y mezcla de Andrés Amor; masterización Pablo Soñora
Producción: Raúl Garrido
Extras
+ Suena Quiero ver (Los Osos Greezly / Movimiento Sorongo)
+ El disco lo escuchás AQUI