corazones divididos
Aunque oriundos de Artigas, departamento de nuestro país, Francisco Ríos (batería), Alejandro Pejo (bajo), Federico Baptista (guitarra y coros) y Pedro Ivo Pintos (guitarra y voz) sienten un amor especial por el vecino del litoral norte: Brasil. A él deben el nombre Mandabrasa -expresión que utilizan los brasileros para decir: “Dale para adelante”- y ese dejo de Paralamas que casi no se disimula a lo largo del repertorio.
Con un sonido contundente y muy propio, la banda no le quedó chica a la ennoblecida Sala Zitarrosa. La tertulia no había sido habilitada, pero la platea dejaba entrever muy pocos lugares libres. Si bien gran parte del auditorio fue a presenciar el espectáculo de los artiguenses, Trascartón: la banda de Fray Bentos con la que compartieron escenario, también hizo lo suyo en materia de “aguante”.
Mandabrasa conoce la experiencia de tocar en vivo desde ya hace tres años y en esta oportunidad dejó más que claro que no tiene miedo a dar todo de sí. Tiempos bien marcados y voces afinadas que trasmiten la esencia del estilo. Solos roqueros que recorren confiados el mástil de la guitarra y letras que hablan de amor, paz y felicidad.
Mitad castellano, mitad portugués; el corazón no se decide y elige los dos idiomas para plasmar en melodías rock y reggae su mensaje. Si bien el castellano es su primera lengua, el portugués les sienta a la perfección y les juega a favor como un diferencial en la movida musical uruguaya.
Por si dos idiomas fueran poca cosa, “Nimitepa”: una de las creaciones de estos cuatro jóvenes músicos, está cantada en francés. El tema fue uno de los más aplaudidos y dejó al descubierto en sus acordes iniciales un aire metalero inconfundible.
La despedida estuvo a cargo de “Brasil” de autoría de Cazuza, gran referente para la banda. El pegadizo poupurrí de samba fue interpretado por tres invitados que, al ritmo de los tambores, además de cerrar el show, levantaron a más de uno de las butacas.
Viviana Scirgalea