Si la música nacional fuera un arco iris, ciertos músicos serían los colores primarios a partir de los cuales surgen otros matices que amplían la paleta musical. Nombres como Mateo, Jaime, Rada, Zitarrosa no pueden no estar, en una lista mínimamente exhaustiva de intérpretes uruguayos que se precie de tal. En esa hipotética enumeración, Laura Canoura tampoco podía faltar. Un verdadero ícono de la música nacional, está, como dijera un cronista provocando su risa "más allá del bien y del mal". Cantante pop, intérprete ecléctica y compositora exquisita, es una artista que se da el lujo de recorrer distintos géneros y vender muchos discos en un mercado muy acotado. Sensible e intimista, Laura Canoura nos propone una mirada retrospectiva a estos veinte años de trayectoria ininterrumpida, intentando, utilizando la metáfora de John Keats "destejer ese arco iris".
El frío no se ha enterado que es la primer semana de octubre y nada le hará entender a Montevideo que no es motivo para ponerse lánguida y gris. Esa melancolía poética, casi mágica que suele respirarse en la muy fiel y reconquistadora ciudad de San Felipe y Santiago, en Palermo se acentúa aún más, dándole al legendario barrio ese encanto tan especial.
Allí vive, desde hace siete años Laura Canoura, en una casa reciclada de dos plantas, y allí nos recibe con una expresión un tanto adusta pero simpática a la vez.
Cauta y mesurada y con la calidez de la persona sencilla, Laura Canoura habló, sin versos y sin escalas, pero con bemoles bien sostenidos, de su vida y de su música, que es casi como hablar de la misma cosa.
Las influencias
- Desde la época de Rumbo, de Las Tres hasta ahora, ¿qué cosas sentís que se mantienen en tu música y qué cosas han cambiado?
- Me parece que mi música ha cambiado acorde con el paso del tiempo. Uno es una persona, un individuo que vive en un mundo, en una sociedad y es imposible que uno cambie ciertos aspectos y otros aspectos no, entonces yo creo que mi música ha ido acompañando mi crecimiento como persona, como individuo, y como que cada cosa que ha surgido, cada experiencia musical o de vida o artística ha dejado algún aprendizaje. Esta carrera por lo menos en este país, es de formación muy autodidacta, entonces en lo artístico uno tiene que agarrarse de todo lo que hay para aprender: desde escuchar toda clase de música y ver todo tipo de espectáculo que se pueda ver, hasta leer, ver cine y aprender técnicas de impostación de voz que no siempre te las enseña un profesor de canto. Yo creo que han cambiado muchas cosas en mí sobre todo como intérprete: creo que fue ampliándose mi registro, creo que tengo una mejor técnica ahora que cuando empecé, que era muy intuitiva y nada más tenía un color de voz...
- Recién decías hay que escuchar mucha música, ¿vos qué música escuchás?
- De todo, convivo con una hija adolescente que tiene sus propios gustos, por lo cual escucho cosas que les gusta a los gurises ahora, que de pronto no me gustan mucho a mí, pero también los escucho con atención porque me parece que uno aprende de todo.
Me gusta muchísimo toda la música brasilera, me gusta mucho Eric Clapton y toda esa zona del blues, me gustan muchísimo las interpretes femeninas: soy bastante inquieta y trato de estar informada de todo lo que sale nuevo, por lo menos lo que llega, porque me imagino que en Latinoamérica debe estar lleno de mujeres intérpretes que acá no llegan; y tengo períodos, soy muy obsesiva para escuchar música: cuando tengo un disco que me gusta lo escucho obsesivamente una y otra y otra vez hasta que como que cumple su ciclo y después integra mi discoteca y de pronto alguna vez lo vuelvo a escuchar.
- Y hoy por hoy por ejemplo ¿con que estás obsesiva?
- Como recién terminamos de preparar un espectáculo que llevó mucho tiempo de elección de repertorio que es Esencia, estuve muy sumergida en eso: escuchando muchos discos de vinilo viejos, rescatando como cosas de mi pasado adolescente; y cuando estás en eso: en la etapa de buscar repertorio para un espectáculo o para un disco no podés escuchar otra cosa, yo por lo menos quedo saturada de tanta música.
- ¿Sos de escucharte vos?
- No habitualmente, en la etapa de grabación de un disco sí porque es indispensable, porque vas escuchando, corrigiendo sobre la marcha y cuando sale el disco también escucho mucho, pero después quedo como saturada, ahora por ejemplo me cuesta mucho volver a escuchar mis discos viejos, porque no soporto la diferencia de sonido que tienen con Pasajeros permanentes por ejemplo, y porque además obvio que hay una cantidad de cosas que las haría diferentes: de arreglos, de interpretación, de todo.
Los productos
- En el caso de Pasajeros permanentes, si lo tuvieras que definir ¿como lo harías?
- Pasajeros permanentes para mí fue un disco muy libre, que vino como a tirar por la borda toda una fantasía negativa que me parece que yo y muchos músicos de este país teníamos respecto a las multinacionales, yo no digo que se repita en todos los casos lo mismo, pero en mi caso tuve muchísima libertad para elegir el repertorio, prácticamente te diría que lo elegí yo sola, salvo algún descarte que hicimos porque yo había propuesto muchos temas para poder seleccionar y salvo Para hacerte sentir mi amor, que fue un tema que eligió el productor discográfico que es Alfonso Carbone, que fue super acertado porque fue el tema que más pegó en Chile y acá.
Yo creo que es un disco ecléctico, que me representa muy bien como intérprete, porque yo soy una cantante que le ha gustado toda la vida cantar muchas cosas, yo nunca quise que se me asociara con un género en particular, porque me daba mucho miedo quedar encasillada y aburrirme.
En los últimos tiempos siento que si tuviera que ponerle algún "sellito", diría que soy una cantante de pop, que eso es en lo que más he tratado de aprender, porque debajo del paraguas del pop caben una cantidad de cosas: se admite la fusión, la fusión no solamente es de jazz y del blues o del jazz y del rock and roll, la fusión es lo que la palabra dice y de este lado del mundo los músicos fusionamos también otras cosas: folclore con rock and roll, folclore con bossa nova y hay muchos experimentos a nivel de mi generación y de generaciones más jóvenes que están mostrando que eso es super válido, entonces yo creo que Pasajeros permanentes es una especie de muestrario de lo que yo soy como intérprete fundamentalmente, y en gran parte como empiezo a mostrarme como compositora.
- ¿O sea que si tuvieras que elegir uno de todos tus discos elegirías Pasajeros permanentes?
- No sé, me cuesta mucho elegir... por sonido lejos elegiría Pasajeros permanentes: me parece que es el que tiene el sonido más transparente, más internacional y más fresco además, pero también hay otros discos que yo quiero entrañablemente, Locas pasiones es un disco que a mí me gusta mucho, que todavía lo escucho, que me da pena que tenga un sonido tan como bizarro, porque fue grabado en vivo y con condiciones técnicas no muy buenas, pero es un disco que tiene mucha energía, tiene mucha vida.
- ¿Y en el caso de Esencia, el último espectáculo?
- Entramos la próxima semana a grabarlo, porque no queríamos grabarlo en la sala porque entrás con muchas cosas en contra cuando estrenás un espectáculo, fundamentalmente con los nervios que tiene estrenar un repertorio, entonces pensamos mucho en cómo grabar este disco y llegamos a la conclusión de que hay grabarlo como si estuviera en vivo, "falso vivo" le llaman, quiere decir que vamos a estar en el estudio los dos, Jorge (Noceti, guitarrista y director de su banda) y yo tocando y cantando a la vez, y grabaremos varias versiones de cada tema y elegiremos la versión que más nos guste, porque es imposible, porque tiene mucho que ver con la dinámica de ese momento, la emotividad, tiene mucho menos que ver con la técnica que con la pasión o con la interpretación, entonces vamos a encerrarnos en el estudio para empezar a ver, intentar hacer una tirada de todo el espectáculo, ver cómo sale y después decidir si es posible o no.
- El nombre es lindísimo... ¿por qué se llama así?
- Este proyecto tuvo como diferentes etapas de elaboración: en los últimos tiempos yo he estado componiendo mucho con la guitarra, que era una cosa que tenía totalmente abandonada, entonces empezaron a aparecer sonoridades en mí que yo no sabía muy bien de dónde venían,, y eso llevó como a investigar un poco en mi pasado: qué escuchaba yo, qué escuchaban mis padres cuando yo era muy chica, cuáles fueron los primeros discos que tuve, y ahí apareció realmente la influencia; y a partir de ahí empezamos a hablar con Jorge y lo juntamos con otra idea que teníamos desde hace mucho tiempo que era hacer un espectáculo los dos solos, para investigar en una zona de trabajo que pocas veces los músicos tenemos oportunidad de trabajar que es la "cocina": trabajar mucho, mucho sobre un tema y sobre la versión de ese tema los dos juntos, porque generalmente cuando uno prepara un espectáculo hay alguien que se encarga del arreglo y después viene y reparte los cifrados a los músicos y a partir de ahí se llega a una versión interpretativa, la arreglística ya está resuelta.
Bueno acá nos pasamos con Jorge dos meses primero pesquisando música: consiguiendo discos de vinilo de muchos artistas que habían sido como la sonoridad de nuestra vida, y después que tuvimos como 50 temas más o menos, hubo que empezar a achicar porque era imposible, sino había que hacer un popurrí de todo, y decidimos concentrarnos en las canciones que fueron como más importantes, más emblemáticas. Fundamentalmente el repertorio está en la década del '70 pero también hay algunas cosas como un par de tangos que son bastante más viejos y también hay una serie de estrenos que son cuatro o cinco temas míos que digamos enlazan con eso; hay un tema de Pablo Milanés porque otra zona que alimentó mucho a nuestra juventud, fue la música de la nueva trova cubana. Y Esencia le pusimos porque la idea es que nosotros elegimos los temas, con ese criterio: buscar dónde estaba la esencia de lo que nosotros somos hoy como músicos, como compositores y como intérpretes, pero también con la idea de tomar el tema y desvestirlo, sacarle todo, todo y dejar como el esqueleto de la canción, para a partir de ahí hacer nuestra propia versión; encontrarle la esencia, el alma, la naturaleza de cada canción.
Nosotros no creemos que estas sean las mejores versiones de estos temas ni mucho menos, simplemente son nuestras versiones de esos temas que son muchos muy conocidos, muy emblemáticos y muy significativos para mucha gente.
- Así que estás super entusiasmada con ese proyecto...
- Sí, estamos muy copados con eso, es un disco que va a salir a fin de año acá, es el repertorio que vamos a estar trabajando de aquí en más, y hay una serie de planes que tienen que ver con la incorporación de los músicos de nuestra banda a este repertorio, para llegar a una especie de espectáculo desenchufado, con una base importante en este repertorio más algunas otras cosas.
Ese disco sale acá a fin de año y después yo en enero y febrero me tengo que ir a Chile a grabar otro disco que tendría que salir en abril para la región: para Chile, Argentina, Colombia, Bolivia.
- ¿Ya tiene nombre?
- No todavía no tiene nombre, puede ser que se llame Mujeres como yo pero no es claro todavía, tiene una tendencia a llamarse así.
El afuera
- ¿Cómo es eso de estar en Chile, estar acá?
- Es un poco complicado porque son dos mercados bien diferentes y yo estoy en etapas muy distintas en uno y otro. Complicado en lo práctico porque yo tengo una agenda que respetar acá de cosas privadas y personales pero también de cosas que tienen que ver con la música, y también tengo que respetar una agenda que se arma en Chile que es un mercado muy importante para mí: me está yendo muy bien, no llevo dos años con el disco editado allá y sigue sonando en las radios con mucha fuerza, cosa que no es común en los mercados internacionales; he tenido un muy buen recibimiento no sólo del público que compró 10 mil placas que es muy importante, sino que la crítica ha sido super atenta a todo lo que yo hago, a mis viajes. Y estoy yendo lo más seguido que se puede para cubrir toda la parte de prensa y difusión, porque para ellos yo soy una artista absolutamente incipiente, entonces hay que plantarse con mucha humildad ante un medio que te trata con mucho respeto, porque los chilenos son super respetuosos, además quieren muchísimo al Uruguay, le tienen una gran admiración a los uruguayos.
- ¿Y los públicos? el público chileno es bien diferente al uruguayo ¿no? una vez en la sala Zitarrosa decías "voy a poner en la boletería un cartelito que diga pueden cantar conmigo"...
- Sí totalmente, yo siempre digo que el público uruguayo no es un público reprimido sino represor, que es mucho peor todavía, porque a mí me ha pasado como público de tener a alguien al lado que me haga callar porque me pongo a cantar. En Chile no es así, en Chile son muy participativos.
El uruguayo es un público mucho más escuchador, caluroso y efusivo, y no es único, es totalmente diverso, yo vengo constatando que - por lo menos en mi caso, no sé los demás colegas que opinarán - depende mucho del proyecto al que yo convoque, el tipo de público que va y el tipo de reacción que tiene. Nosotros hicimos Esencia hace quince días en la Sala Zitarrosa, hicimos una muy buena difusión explicando qué iba a ser el espectáculo, y era un público muy aplaudidor pero super silencioso: hacían silencio sepulcral y aplaudían realmente cuando estaba terminado el tema, ni antes ni después: terminaba el tema y ahí aplaudían, parecía casi una grabación; y un par de meses atrás, antes de empezar a trabajar con Jorge, hicimos un par de recitales en la Vaz Ferreira que fue como una especie de despedida no de Pasajeros permanentes pero sí de una serie de temas que lentamente van a tener que ir desplazándose para darle cabida a otros, ahí tocamos con la banda entera y fue un público mucho más efusivo: de pararse en la mitad de los temas a aplaudir, de llevar el ritmo, de cantar, mucho más participativo, había mucha más gente joven también, que me parece que son los que dan un poco la tónica del cambio, que son los que van a ver un espectáculo que les gusta que viene del extranjero y hacen eso: se van bien adelante y cantan y bailan y disfrutan, no como si fuera un disco, sino como si fuera un hecho artístico en el que uno puede participar y dejarse mover por las emociones.
Yo soy muy comunicativa, soy muy conversadora y en este espectáculo de Esencia como eran muchos temas me limité a hablar lo imprescindible y después la gente me protestaba porque yo no hablaba y decían que estábamos muy serios, muy concentrados, fue un público bien distinto.
- Y hablando de proyectos, vos sos una artista bastante arriesgada, has iniciado proyectos que en una primera instancia podían parecer descabellados...
- Es verdad, si bien, como buena mujer me dejo guiar bastante por la intuición y pocas veces me falla, igual siempre me arriesgué. Yo he sido una cantante, una artista muy arriesgada, muy lanzada y he tenido la suerte de no haber dado traspiés muy equivocados y de que las veces que los he dado los pude soportar y no recibí palos a mansalva, ni de la crítica ni del público, creo que en ese sentido soy afortunada.
Cuando hice la Piaf por ejemplo, ese era un riesgo que nadie sabía como iba resultar: yo no era actriz, nunca había cantado en francés, tenía que cantar con músicos en vivo muchos días a la semana, había muchas variables y por suerte fue bárbaro, pero podía haber sido un fracaso.
- En el caso de la Piaf, esa experiencia de teatro me imagino que te debe haber dejado un montón de cosas, vos hablabas hoy de esa especie de cúpula...
- Me dejó muchísimas cosas, primero un manejo escénico que yo antes no tenía, deshinibición a nivel escénico. Me dejó una ejercitación en lo vocal que la descubrí cantando en francés que, como es un idioma tan nasal ayuda a colocar la voz en la zona de los pómulos y limpia las cuerdas vocales, es una cosa que yo descubrí que nadie me la había enseñado y que seguramente tiene algún parentesco con técnicas de canto que yo desconozco.
Con Omar Varela que es un tipo que yo respeto y quiero, que es muy amigo además, me dejó un vínculo creativo: siempre estamos con planes y proyectos que resolveremos seguramente. Y me dejó la experiencia de que es posible cantar en otros idiomas - que yo siempre fui muy prejuiciosa con eso - y transmitir mucha emoción igual y hacer que la gente se conmueva aunque no tenga idea básicamente lo que estás diciendo, que no es otra cosa que lo que me ha pasado toda la vida a mí como oyente, entonces poder hacerlo desde el ángulo de la intérprete fue bárbaro y eso me lo permitió la Piaf
El adentro
- ¿Cómo vivís el tema de la popularidad?, porque sos un ícono ya de la música uruguaya, alguna vez leí que estabas "más allá del bien y del mal"
- Acá es muy especial, este país es muy especial, no hay nada que tenga una lectura única, o sea, es como mirar una escultura desde distintos ángulos: siempre lo ves de diferente manera, y con el hecho de la popularidad también hay de una misma cosa diferentes visiones.
Hay una cosa muy agradable que es el respeto que la gente tiene de la privacidad del artista: yo camino por la calle, tomo ómnibus, voy a hacer compras al shopping, voy a la feria... yo siempre digo que desde que hice teatro aprendí a generar como una cúpula alrededor mío que es "livianamente permeable", o sea que yo no seré una coraza caminando pero la gente respeta esa campana que uno genera, a lo sumo te saludarán o te harán un comentario pero respetando que vos estás en otra, eso en algunos extremos a veces es agresivo, porque raya con la indiferencia, nadie pretende tener un tratamiento especial de nada, pero si un médico del Casmu entra al Británico, desde el portero al director le dice "buen día doctor", yo entro a la mayoría de las disquerías de este país y no hay nadie que se diriga a mí dando por hecho que yo soy Laura Canoura, que estoy entrando o a comprar un disco o a lo que sea, y bueno caramba, es en el medio donde te movés vos, eso a veces es antipático porque uno siente que no reconocen el trabajo que uno hace, no importa lo que hagas, no importa si sos artista, o si sos arquitecto, o si sos investigador, o sea es reconocer un poco el espacio que vos tenés que tener y respetar la seriedad que uno le pone al laburo, yo que sé no sé...
- ¿Alguna vez sentiste discriminación por ser mujer?
- Yo creo que hay discriminación acá a nivel artístico, que mientras llevas una carrera como escondida, primero escondida en un grupo como Rumbo, o escondida porque tenés un nivel de popularidad pero mediana, eso no se nota mucho, pero cuando vos pasás a un grado de popularidad mayor, yo empecé a notarla más la discriminación, hay puertas que yo veo que se le abren a colegas con más facilidad que a mí, no por una cuestión de talento, ni siquiera por una cuestión de cómo ellos se manejan, sino más que nada de prejuicio del medio. Yo he tenido mucha gente trabajando conmigo en la producción que casi siempre fueron mujeres y estoy constatando que el hecho de tener un hombre como tengo ahora, también abre puertas...
De todas maneras yo mantengo como un perfil femenino de manejo en la producción interna, que me ha costado mucho pero que llegué a la conclusión de que es la manera en que yo quiero trabajar, porque yo creo que hay una manera femenina de manejarse desde el lugar de un líder que es lo que yo soy: yo soy la cabeza visible de un grupo de gente que trabaja junto conmigo; y que también hay una manera masculina de manejar eso; la manera femenina tiene más que ver con la persuasión que con el orden, con establecer relaciones de confianza con el otro, que con establecer relaciones de desconfianza, y no me ha ido mal: tengo un grupo de gente que se ha renovado en los últimos tiempos, pero tengo mucha gente que hace muchos años que trabaja conmigo y nunca tuve problemas más allá de cosas puntuales, que tienen que ver de pronto con problemas personales y no con el vínculo específico, entonces eso me refuerza ese sentimiento.
El hecho ahora de tener un representante masculino a mí me libera mucho también, porque es muy esquiso eso de tener que hacer un poco el papel masculino en algunas instancias y en otras instancias mantener tu papel femenino. Podré lentamente ir ocupando mi lugar como yo siempre he querido y hacer lo que yo tengo que hacer que es crear, componer, desarrollarme como intérprete, tal vez implicarme en otros proyectos de otra gente como compositora, o como productora o lo que sea, y no tanto en la parte de promoción y de manejo empresarial.
- Es super importante tener un manager...
- Produce mucho relax porque entonces yo puedo dedicarme a lo estrictamente creativo y a trabajar en lo interpretativo y bueno cada quien en lo que sabe hacer, o sea hay cosas que las sé hacer, las vine haciendo todos estos años, pero hay gente mucho mejor preparada que yo para eso, y si cada uno se concentra, después nosotros somos un equipo que no es que todos opinemos sobre todo, pero todos siempre tenemos una opinión interesante sobre el trabajo del otro que aporta otra visión y eso es bueno, tengo un equipo realmente completo, me gusta. Un grupo de gente que además de ser eficiente es muy pacífica, la única loca de atar soy yo (risas), en general todos mis músicos y los técnicos que laburan conmigo y ahora Gerardo, son gente muy tranquila, muy calma y eso me ayuda.
- Y eso se percibe desde abajo del escenario también...
- Ni que hablar, mirá a Jorge le decimos en broma entre nosotros "Shaolín" porque es un tipo muy calmo, muy pacífico, que genera un clima muy especial arriba del escenario, entre los músicos y conmigo, y eso se traduce, porque es como yo le digo a mi hija: si uno se fastidia, si uno está enojado, se pone torpe y si te ponés torpe interpretás mal, te equivocás con la guitarra, te equivocas con la voz, te olvidás de la letra, en cambio si uno no está enojado, ni con uno ni con nadie y deja fluir, hasta los errores fluyen, entonces uno acepta sus propios errores, acepta que uno no es perfecto, que uno se puede equivocar y no tenés un bisturí en la manos, tenés una instrumento nada más...
Los gozos y las sombras
- En estos más de 20 años de trayectoria, ¿qué cosas te parece que han cambiado para los músicos uruguayos?
- Creo que acá hay una cantidad de gente que hace un esfuerzo titánico por hacer las cosas lo más profesionalmente posible y lo más parecido al primer mundo, pero este país es un país muy anárquico en ese sentido y las mismas operativas que en Chile funcionan a las mil maravillas acá no; obviamente en Chile Warner tiene 40, 50 personas trabajando y acá Warner tiene un par de personas, teniendo en cuenta esa diferencia de tracción a sangre y por más que acá hagan el trabajo lo más profesional posible y un poco guiados por la enseñanza del primer mundo, cuesta mucho.
Por ejemplo en Chile, en cualquier parte del mundo, un artista saca un disco y la compañía libera un tema mediante un disco de avance, y tanto los programadores radiales como el encargado de la compañía, tienen la tarea de pelear para que ese tema machaque, machaque, y al poco tiempo se larga otro tema y así, acá es imposible: acá cada radio encuentra su perfil, entonces de mi disco tal FM agarra tal tema, y tal otra agarra tal otro y eso dispersa mucho la difusión y hace que para el artista sea más ineficaz, realmente más ineficaz. Yo no creo que sea un problema de malas voluntades sino de estilos de trabajo diferentes, que creo que con el tiempo estaría bueno que se fueran modificando de un lado y del otro.
Acá también pasa que, a medida que uno va creciendo como artista, si bien tiene más aceptación por parte del público y hay espacios que se mantienen dentro de los medios, que consideran que es un vínculo equilibrado artista - medio, es decir yo llevo tantos beneficios como el medio por una cuestión de vínculo de prestigio; también hay mucha gente que no lo cree así, entonces bien a la uruguaya, considera que vos ya no necesitás la difusión del medio; yo creo que es muy personal, que tiene mucho que ver con la idiosincrasia uruguaya, con cómo se trabaja acá y me parece que eso pasa en todos lados, en todas las profesiones, que uno a veces siente que tiene que rendir examen todo el tiempo, exámenes que ya están más que aprobados, y es muy desgastante.
- ¿Cómo ves la música uruguaya hoy?
- Yo la veo muy limitada, refieriéndome a la gente nueva, yo siempre digo que nosotros la generación mía, somos tipos muy afortunados, porque de alguna manera vinimos a cubrir un espacio dejado por los músicos que se habían tenido que ir del país, esos espacios vacíos que ellos dejaron los ocupamos nosotros y desarrollamos nuevos lugares; y además el público en ese momento, en plena época de la dictadura, era un público muy benevolente porque lo que importaba era estar, participar, aplaudir, cantar, gritar, manifestarse como en otros lugares no era posible, entonces eso permitió nuestro crecimiento como artistas, permitió que nos equivocáramos arriba del escenario, toda la etapa de aprendizaje nuestro la bancó un público muy benevolente, muy con el ojo puesto en otra cosa y eso deja crecer con más libertad.
Ahora para las nuevas generaciones no es tan fácil, no tienen, para empezar, las oportunidades que teníamos nosotros de tocar mucho y muy seguido en salas, en estadios, de mil, cinco mil, cien mil personas.
Siendo Uruguay un país tan cerrado, siendo tan dificultoso vender el producto artístico hacia el exterior, ¿cuándo se foguea esa gente?, ¿cuándo se foguea ante un público numeroso?, ¿cuántas veces puede trabajar al año con buena amplificación, con buenas condiciones técnicas?; yo creo que en ese sentido a ellos les está costando mucho más todo, cosa que es una macana porque no deja crecer a los artistas y muchos, a la prueba está, se tienen que ir como Drexler por ejemplo para poder desarrollarse realmente como un músico internacional.
Yo creo que hay muchas cosas interesantes a nivel musical: me parece que La Vela Puerca es un grupo que está mostrando que es posible internacionalizar algunas cosas de acá, me parece muy interesante lo que está haciendo Samantha Navarro, me parece bárbaro que haya surgido un grupo como La otra, que son cosas que hacen falta acá, que son nichos que nadie estaba ocupando; yo creo que hay gente muy interesante pero que están mostrando su trabajo de forma muy marginal, porque no logran acceder a niveles de producción mejores, porque no hay acá gente que invierta en eso, porque productores hay que podrían hacerlo: acá hay gente formada como productores de distintos niveles: desde los más nuevitos hasta los más experimentados, el problema es que ellos no pueden trabajar gratis o a riesgo con una banda o con un solista que no saben si va a vender entradas o no, tendría que haber un apoyo estatal a ese tipo de cosas, para permitirle a la gente nueva mostrarse al público en las mejores condiciones, es la única manera de crecer.
- O sea que el tema de que somos un mercado chico es así pero es relativo...
- Es un mercado chico, pero es chico para mí, es chico para Rada, es chico para Jaime, es chico para Níquel, es chico para gente que ya hace muchos años que estamos trabajando acá o para estos grupos que han logrado firmar con multinacionales, pero para los chiquilines que están recién empezando, para la gente joven que tiene que conquistar al público uruguayo, no hay infraestructura para que lo hagan, no está lograda y antes de tratar de conseguir fuera de fronteras, uno tendría que poder experimentar acá.
Además podría perfectamente ser una exportación no tradicional, como lo son tantas cosas que se producen, yo lo vengo diciendo en todas las entrevistas que puedo porque en algún momento espero que le llegue al presidente o a sus asesores: cuando sale un grupo de empresarios junto con una delegación del gobierno a vender, a tratar de conquistar nuevos mercados, yo creo que tendría que haber gente que saliera a vender lo que tiene que ver con lo artístico: música, cine, teatro, porque la pintura no digo que sea lo más fácil, pero es lo que más se ha manejado en llevar al exterior, y esto también es parte de la cultura uruguaya, una cultura que fue tan respetada en otras décadas, sería bárbaro que hubiera gente que supiera hacer eso, que lo pudiera hacer.
- Recién hablabas del presidente, normalmente no hablás de política...
- No hablo de política partidaria.
- O no utilizás la música como hacen otros artistas...
- Exacto. Me parece que no corresponde. A mí me ha costado muchísimo construir la imagen que tengo, me parece que el Uruguay es un país muy poco prejuicioso en ese sentido, por suerte, que permite que pasada la efervescencia de las elecciones, todos volvamos a ser en esencia, una buena persona, o una mala persona, mucho más allá del color político con el que te identifiques; entonces como he tenido feas experiencias a ese respecto, de pelearme en los momentos de elecciones con gente que quiero entrañablemente y después arrepientirme terriblemente de haberlo hecho, trato de ser muy cuidadosa con esas cosas, porque creo que lo político partidario es una cosa y los conceptos globales y generales que tienen que ver con los derechos humanos, o con la ética, o con la moral son otra: yo respecto a eso no tengo miedo de hablar: eso me parece que tiene mucho más que ver con lo universal que con lo local, de hecho creo que en cada entrevista que a mí me hacen yo transparento claramente la persona que soy y cual es mi ideología, pero me parece que utilizar eso como puente o como vehículo para otros objetivos no corresponde, yo sé que hay artistas que lo hacen y respeto muchísimo esa decisión, son colegas con quienes compartimos muchas cosas también, de hecho yo lo hice en un momento pero no estoy de acuerdo.
- Si tuvieras que decir, como la película, cuáles son "las razones de tu éxito", las razones por las cuales en todos estos años de trabajo te ha ido bien acá, te va bien en Chile, ¿qué dirías?
- El otro día hablando con un colega que yo admiro y quiero mucho y he trabajado mucho con él que es Alberto Magnone, que es un pianista y compositor muy bueno, yo le decía y él me daba la razón, que para mí el punto clave de mi "éxito" por llamarlo de alguna manera, mucho más allá del color de la voz, es el manejo de los silencios: dónde hay un silencio, dónde te arrebatás, y eso es muy visceral, no es una técnica: yo puedo desarrollar una técnica cuando estoy ensayando, pero cuando estoy cantando yo me dejo guiar por la emoción, que cada vez es diferente: cuando estás en un estudio, cuando estás en una sala, con un tipo de público, con otro.
Eso es fundamental: la emoción, porque la voz no tiene por qué ser perfecta, es más yo no tengo una voz perfecta, tengo mucho aire en la emisión, que lo he ido corrigiendo con los años, he ido aprendiendo a dosificarlo, lo mismo que el vibrato, lo mismo que una cantidad de cosas que le hacen a la característica de mi voz y que he ido aprendiendo a manejar técnicamente, pero por sobre todo me parece que la emoción: si un tema a mí no me transmite algo, no lo puedo cantar, puede ser el tema más lindo del mundo, o el más popular, o el más enganchador, pero si no me emociona de alguna manera no lo puedo hacer.
Me tengo que emocionar para poderlo decir, y me parece que la clave está en saber decir bien, con música, con melodía pero decir, como, con todo el respeto y la distancia Goyeneche, que era un tipo que decía muy bien, o como El Sabalero para hablar de alguien más cercano.
El otro día a la hija de unos amigos que tiene diez años y quiere ser cantante, yo le decía que para ser un buen intérprete a mi criterio lo que hay que hacer es leer mucho, tratar de cultivarse, de ser una persona no culta sino cultivada, pero sobretodo escuchar mucho, música de todo tipo y dejarse conmover por lo que estás escuchando, y después traducirlo al lugar que te tocó: el pincel, la garganta o la cámara de fotos.
- La última: hoy decías a veces sentís como que permanentemente tenés que rendir exámenes que ya están super aprobados, ¿alguna vez pensaste en dejar todo?
- Muchas veces...
- Pero la vocación ha sido más fuerte...
- La vocación, la familia, los amigos cuando uno cree que está en el último de los posos que muchas veces es la profesión la que te empuja... yo tengo una familia bárbara, muy contenedora, una familia inmediata y no tan inmediata: esa familia que uno se va construyendo con amigos que más que amigos son hermanos.
Esta es una profesión muy inestable y tiene la paradoja y la paranoia de que vos sos muy popular pero a la vez tenés los mismos problemas que tiene cualquier persona: te enfermás igual que los demás, querés y te quieren, o desquerés y te desquieren igual que los demás, tenés que pagar cuentas de luz y teléfono como todo el mundo, o sea el artista no vive suspendido en el aire y nos movemos con una materia muy sensible, que nos hace bastante más vulnerables que cualquier otra persona.
Sí, varias veces he pensado que no vale la pena, pero bueno siempre hay algo que te demuestra que valió la pena el esfuerzo y el sacrificio, y que no hay nada casual, que todo es causal, y que cada cosa que uno ha pasado ha tenido un sentido en la vida, y que si uno pudiera hacer el mapa de eso, si eso fuera como una colcha de retazos que uno va cociendo a mano, y recordar cuál fue el primer retacito que puso y de qué vestido venía, valoraría los fracasos y los triunfos de otra manera.
Analía Camargo