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Álvaro Ojeda, Uruguay recuerda a Homero Manzi, el creador de Malena, Sur y otros tangos

28/10/2007

Este 1º de noviembre se cumplen cien años del nacimiento de Homero Manzi, uno de los más destacados poetas de la historia del tango. En Uruguay se lo recuerda y se le rinde homenaje, no sólo en los escenarios, sino también recordando su vida y su obra. Es así que el escritor uruguayo Álvaro Ojeda presentará, el mismo día del aniversario, una charla en la Biblioteca Nacional sobre el legado del autor. Finalizando la conferencia-tributo, la cantante uruguaya Mónica Navarro interpretará algunos tangos escritos por Manzi. Conversamos con Álvaro Ojeda.

Álvaro, comencemos con una breve definición de quién fue Homero Manzi.

Manzi fue un refinado poeta preocupado por los problemas básicos de la poesía: el hombre y sus misterios; con un oído muy fino que supo manejar toda la perceptiva poética (la rima, la métrica) y tuvo un intercambio con músicos notables de una época muy particular del Río de la Plata. Esto hizo que su poesía no sólo sea buena sino que se potencializó en cuanto a la difusión.

¿Un intelectual de la época?

Sí, es un intelectual autodidacta. Nace y vive en Santiago del Estero y luego se traslada a Buenos Aires. Concurre a una escuela privada de barrio en Boedo y allí se forma leyendo. Luego concurre a Facultad de Derecho hasta segundo año y deja de estudiar.

Abro un paréntesis, dejando aparte a Carlos Gardel que además de intérprete se destacó como compositor en la última etapa de su carrera, los cantantes de tango no componían, sólo interpretaban. ¿Por qué se da este fenómeno? ¿Es que se apreciaba más la obra de los poetas en aquella época?

Al cantor se le pedía una determinada forma de interpretar, eran todos tenorinos, de afinación casi perfecta (Ignacio Corsini, Agustín Magaldi, entre otros), y por otro lado los letristas componen sobre músicas ya existentes y desde atrás de la escena. Había un gran respeto por el poeta. No hay que olvidar que en aquellos años, quienes comenzaban a cantar tangos eran personas de un nivel de educación escasa que sentían un gran respeto por el que escribía, ya que su nivel intelectual era superior.

Decías que Manzi nació en el interior de Argentina, ¿en el seno de qué familia y cómo llega a Buenos Aires?

Nace en 1907 en un pequeño poblado de Santiago del Estero que se llama Añatuya. Una familia de origen italiano, su padre era porteño y su madre de Concepción del Uruguay. Precisamente junto a su madre llega a Buenos Aires para hacer la escuela en la capital.

Y a los veintipocos años compone su primer tango.

Él se presenta con el primer tango que compone a un concurso que se llamaba “El Alma que canta”, en el cual, el tango ganador iba a ser grabado por Carlos Gardel (quien luego registró dos tangos de Manzi como Milonga Sentimental y Milonga del 900). Ese Tango es “Viejo cielo”, que finalmente retira del concurso para que Cátulo Castillo le compusiera la música. Antes había compuesto unos valses muy influidos por el modernismo, donde se detecta su lectura de Rubén Darío, Julio Herrera, entre otros.

¿Manzi introduce otras temáticas al tango en comparación con los poetas que lo preceden?

Sí, elimina por ejemplo de sus composiciones la poética del abandono de la mujer, que en realidad es una metáfora del tango, ya que la mujer que se va se transforma en la patria perdida para los inmigrantes que tienen nostalgia por su tierra de origen. El abandono de la mujer es la música del inmigrante que se siente permanentemente lejos de su centro. Manzi introduce el tema de la evocación de un bien perdido, que en su caso es el barrio, porque a él le refleja otro bien, más metafísico, que es la libertad. Por eso es que sus tangos, por ejemplo “Sur”, evocan las zonas baldías de Pompeya o Nueva Pompeya. La esquina de “San Juan y Boedo” no está exactamente engarzada en el barrio de Pompeya que él evoca. Sin embargo, desde allí utiliza un mecanismo poético que refleja un cierto romanticismo en el recuerdo como algo incompleto. Cierta nostalgia en el sentido más etimológico de la palabra (nostos: regreso - algos: dolor), dolor por el regreso a algún lugar perdido, Manzi tiene algo de paraíso perdido. Cierto pesimismo en el sentido de que no hay una esperanza muy notoria. También en Manzi está el mundo del inmigrante, los herreros, los payadores, los instrumentos musicales (“Ché Bandoneón”). Manzi deja el costumbrismo y pasa a la metafísica. Detrás de un barrio hay algo que se perdió.

Cuando hablás de Manzi, manejás con frecuencia al menos tres conceptos clave: evocación, enumeración y la sublimación del pueblo.

La enumeración es un recurso del escritor que requiere del lector una completud. La enumeración es una incompletud: “la esquina del herrero, barrio y pampa, tu casa, tu vereda y el zanjón” (del tango “Sur”).

¿Un recurso literario muy usado en la época?

No, es un recurso que Manzi introduce al tango logrando extrañamente que gente muy sencilla y muy humilde lo adopte. Hay un sistema previo a la enumeración que es un subgénero entre prosa, poética y poesía, que Manzi también explota, que es la glosa. Es una complicidad, una guiñada con el público. Manzi introduce este giro al tango en los años ´40.

Con respecto a la sublimación del pueblo, sólo por el gran conocimiento que tenía Homero de su lugar de origen, podría hacer que sus temas que están planteados de una manera netamente poética, llegaran a la gente y la gente los tomara y los recreara. Yo creo que éste es un fenómeno revolucionario porque sublimar una visión popular de las cosas no la puede hacer cualquiera. Cuando hablamos de eso tenemos que referirnos, por ejemplo, a García Lorca o Antonio Machado, con una diferencia: Manzi lo hizo para un público absolutamente humilde.

Mencionabas también una palabra clave que es “revolución”, un Manzi revolucionario no sólo en su calidad de intelectual y poeta sino también como militante político.

El queda obnubilado por la figura de Hipólito Yrigoyen que accede a la presidencia en 1916. Luego, cuando tenía 28 años de edad, funda un grupo político llamado FORJA (Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina) inspirado en un discurso de Hipólito Yrigoyen (que habla de que la política es un taller de forja) con un alto sentido de la moral y del destino nacional.

¿Qué pasa después de los años ´70 con el Tango? ¿Observás un estancamiento del género?

El qué pasa después es la música bailable. Pero en el medio, si ponemos a Horacio Ferrer como tope de una generación de poetas y compositores, hay toda una serie de creadores como Eladia Blázquez que fue una poeta impresionante, cosas bellísimas de Chico Novarro, que sigue escribiendo. Y están después los nuevos como Daniel Melingo o el grupo La Chicana.

El tango tiene una recuperación de lo popular con “Balada para un Loco”, que es un momento de inflexión en la historia del género. Astor Piazzolla hace una música para que sea cantada por todo el mundo, es una explosión, es un disco muy vendido, y después de los ´70 el tango decae porque empiezan a faltar intérpretes, muere Julio Sosa, Roberto Goyeneche empieza a perder su caudal de voz, Edmundo Rivero también muere. Los ´80 son un bache pero también hay gente que sigue escribiendo.

En la actualidad tiene un enorme peso lo bailable, porque el tango también es una forma de conocimiento; por eso siguen funcionando las milongas y las tanguerías. Pero el tango siempre tuvo crisis y va a encontrar la manera de seguir renovándose.

Hablemos de “el otro Manzi”, el guionista de cine, el humanista, un hombre de estilo renacentista…

Un polifacético. Del ´35 en adelante, cuando Manzi se plantea la acción política, también se propone la acción cultural como un rescate de lo nacional. Hace guiones de cine forjando una suerte de cine popular nacional. Trabaja en Radiolandia, una publicación del jet-set argentino de la época. Fue director sólo un período de tiempo. Se dedicaba más a la composición de tangos, valses, milongas y candombes. Manzi es quien introduce la milonga en la orquesta típica junto a Sebastián Piana. Luego agrega el vals, que tiene un giro romántico pero que él también innova. Y después el candombe, donde se destaca “Negra María” y “Papá Baltasar”

¿Un candombe argentino o inspirado en el de esta orilla?

Un candombe argentino que evocaba una cultura negra perdida que también para él es significativo como rescate étnico y nacional. Los negros en Argentina fueron mandados a la guerra del Paraguay y allí murieron todos. Aunque el primer bandoneonista que se conoce era negro: Sebastián Peralta Ramos (un negro liberado de una familia aristócrata). Se supone que comienza a tocar el bandoneón durante la guerra del Paraguay (1865-1870). En esa época empieza a surgir lo que después se convierte en tango. Los antropólogos dicen que las palabras tango y milonga son de origen negro. Y también hay quien dice que el género proviene del tanguillo andaluz.

Entre las más de cien letras que escribe Homero, ¿cuáles son las asociaciones con músicos más destacadas?

Con Aníbal Troilo, pese a que compone sólo seis tangos, crea una unión muy importante. La enorme asociación con Sebastián Piana, con quien compone las obras que más se le conocen. Troilo es el que lo capta mejor. Se dice que la letra de “Discepolín” (que es un tema que Manzi compone cuando Juan Carlos Discépolo está grave, poco antes de morir) se la lee a Troilo por teléfono y éste la compone mientras él se la va diciendo.

Y en toda su obra se destaca en particular el tango “Malena”, ya que ese personaje del que habla termina convirtiéndose en un mito del tango.

El mito de “Malena” radica en quién fue realmente esa cantante argentina que aparentemente cantaba en un sexteto en Brasil. Manzi se enamoraría de ella en Brasil o habría visto en ella una cantante excepcional. Se dice también que Malena refería a la maravillosa intérprete argentina Nelly Omar.

¿Qué era la amante oculta de Manzi?

Sí, eso era muy característico de lo masculino de los años ´40, tener una amante paralelamente a un hogar constituido. Manzi se casa con una mujer viuda que ya tenia hijos y tiene un hijo con ella que se llama también Homero, que vive, que es músico y que compone con él “El último organito” (se supone que es la última composición de Manzi).

Finalmente, como será la charla que darás en homenaje a los cien años de Manzi, el próximo 1º de noviembre.

Lo que voy a intentar hacer es hablar de Manzi pero también de otros temas del tango. Voy a leer algunas poesías de Homero y parte de lo que escribió para la Facultad de Derecho, donde se descubre un Manzi muy influido por Jorge Luis Borges y por ese espíritu de recuperación de la ciudad. La idea es que la gente aprecie la maravilla del poeta que fue Homero Manzi. También cantará Mónica Navarro, quien interpreta maravillosamente “Fuimos” (muy bella letra de Manzi) y le da una fuerza particular.

A mí siempre me interesó el tango y creo que también es una deuda con mi padre. Yo no voy a repetir la tontería de que “el tango es una música que te espera” cuando tenés determinada edad. No hay música que te espera, hay música que te gusta o no te gusta. Me parece que es una buena cosa en este mundo vertiginoso que nos sentemos a pensar que no estamos aquí por casualidad, que tenemos nuestras raíces. Creo que es importante rescatar que hay una tradición y que somos en la medida que reconozcamos eso anterior.

¿Creés que el pueblo montevideano reconoce su historia y es fiel a su identidad?

No sé. Es difícil de decirlo. Yo quiero creer que sí. Quisiera creer que la identidad de nuestro pueblo no es solamente la murga y el candombe. Que la murga no se va a agotar en la repetición de ciertos clichés y que el candombe no seguirá contando la historia de la esclavitud y se va a integrar más. Quiero pensar que se tiende a evolucionar. Pero también veo que la invasión y el peso de lo externo son muy grandes. ¿Quién no quiere escuchar a Led Zeppelin o Norah Jones? Pero me parece que no hay que perder de vista de dónde venimos, tal vez para tomar cosas de Norah Jones y usarlas nosotros. Capaz que si Norah Jones nos escucha y agarra una milonga, la canta. Paul Mc Cartney quedó fascinado con Rubén Rada. Yo creo que es posible.

Ana Karina Rossi

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