SieteNotas

Los Terapeutas, Casi famosos

15/7/2001

Fue la última banda en tocar con Eduardo Mateo, de hecho el día anterior a realizarse esta entrevista estuvieron en El Ciudadano haciendo un show en ocasión del lanzamiento de El Tartamudo, un CD con temas inéditos de Mateo. Inauguraron el programa televisivo La Puerta Grande, conducido por Rada, y Jaime Roos decidió homenajearlos en Contraseña, su último trabajo discográfico. Sus integrantes han colaborado con cientos de artistas nacionales, desde Los Traidores hasta El Sabalero, pasando por Níquel, No Te Va Gustar y Lazaroff. Sin lugar a dudas, Alberto Wolf y Los Terapeutas son músicos muy respetados por los propios músicos (a las pruebas me remito), pero quizás no tengan el grado de popularidad y difusión que realmente merecen. Esto no parece preocupar mucho a Wolf, quién me recibe en su casa, en donde realizamos esta nota tuquera para deluruguay.net.

¿Cómo te fue ayer en El Ciudadano?

Estuvo lindo. Hicimos un show raro, que fue a trío, o sea, con la mitad de Los Terapeutas: Daniel Jacques, Wilson Negreira y yo. Nos contrataron porque salió un disco inédito de Eduardo Mateo y la historia era hacer algo parecido a como sonaba Mateo. Muchas veces él trabajaba a trío (guitarra, bajo y conga); es algo que a nosotros nos gusta tocar mucho, pero no hay un ámbito para laburar mucho con eso.

Ustedes ya habían participado en La Carpeta Azul.

Sí, que era un disco homenaje a Mateo.

Muchas veces, tanto ustedes como otros músicos son considerados herederos de Mateo, ¿les gusta ese término?

Yo que sé... para mí Mateo es el antes y el después de la música uruguaya. Personalmente creo que es lo máximo, y Los Terapeutas, ya hablo en nombre del grupo, también consideramos que es el músico uruguayo. Entonces si te dicen: "heredero de Mateo" es muy fuerte, si bien estando él vivo uno ya estaba jugando en ese equipo ¿no? El término no me molesta para nada, al contrario. El problema es que hablan de Mateo sin conocer bien quién era, entonces a veces es muy fácil decir: "esto es onda Mateo". Eso me jode un poco porque desgraciadamente creo que, no tanto el público, sino los periodistas realmente adolecen de cultura musical, por eso está buenísimo que haya una página web que hablemos los músicos, así el público y también los periodistas leen un poquito y se enteran de que se trata esto.

¿Y las influencias de Mateo fueron solamente en cuanto a lo musical o llegan más allá?

Llegan más allá, totalmente. Para mí Mateo humanamente marcó muchas cosas. Yo empecé como fan, como pudo ser cualquier guacho fan de los Beatles en una época o en otra época de los Sex Pistol, Ramones... yo lo seguía con Wilson (Negreira) a todos lados donde tocaba, porque nos atraía no sólo la música sino todo. Para mí era rock and roll: la bohemia de él no era de mentira, no se vestía de camperita negra y dormía en la casa de la mamá. Estamos hablando de un tipo que vivía de pensión en pensión, que toda sustancia que había él la probo antes que todos... entonces uno leía las cosas que hacían los Beatles, Grateful Dead y todas esas bandas y Mateo hacía lo mismo o peor. Entonces decís: "chau, esto quiero ser yo".

¿Y cuándo lo conociste?

Después de la época de fan le empecé a romper tanto los huevos al tipo, de ir a todos los recitales, conocía las pensiones donde paraba, que bueno, un día empezamos a hablar, empezamos una relación amistosa. Después tocamos juntos y luego fue muy profundo el entendimiento que tenía con él.

Y ustedes siguieron hasta último momento.

Sí, desgraciadamente fuimos la última banda que tocó con él. Nos comimos todo el bajón de internarlo, yo tuve que ir a A.G.A.D.U. a preguntar si tenía panteón... o sea, fue horrible, te juro que fue lo peor que me pudo haber pasado.

¿Y que opinás de las cosas que se hacen en homenaje a Mateo?

Y yo que sé... por un lado está buenísimo que se conozca la música de Mateo, estoy contentísimo que se hallan editado todos los discos oficiales, que son joyas de la música uruguaya -aunque faltó La Mosca que es una bomba de tiempo-, pero bueno... también están buenísimos los inéditos. Por ejemplo: yo tuve el gusto de tocar en Mateo por Seis y me daba cuenta que el 90 por ciento de las personas que iban eran guachos de tu edad, que nunca vieron a Mateo; eso estaba buenísimo, pero la historia es que escuchen los discos. Me parece bárbaro que se esté difundiendo, que se halla leído el libro -que desgraciadamente tuvo que ser un brasilero quién lo escribió- pero bueno, por lo menos hay una bibliografía.

Me acuerdo que un día me tocó inaugurar la plaza Eduardo Mateo y yo en ese entonces tocaba con Urbano (Moraes), entonces Arana dice: “pobre Mateo que esto que lo otro”. Entonces dije: “bueno, señor Arana ¿por qué no le hace una plaza a Urbano que está vivo?”, y lo dije en vivo además; Urbano se escondía pobre (risas). Se muere el tipo y se hacen esas cosas; buenísimo, pero estaría bárbaro hacer homenajes en vida.

Vamos hablar de los discos: en 1987 graban Mestizo en todos lados, que fue el primero. Mirando hacia atrás y desde el hoy ¿qué opinas de ese disco?

Estaba buenísimo, pero desgraciadamente es un disco que no tuvo apoyo del sello. Yo canto las canciones de ese disco ahora y a la gente le encanta, es más, en el último disco grabamos un par de temas de Mestizo. Fue un disco que se hizo con un esfuerzo brutal y salió sólo en cassette, y salir sólo en cassette es como ir al muere con un escarbadientes, pero está bárbaro. Claro, si te lo ponés a escuchar ahora, de repente no tiene el sonido que tendría hoy

En 1990 sale Candombe del no sé quién soy.

Ese salió para Orfeo, también está buenísimo. A mí me gustan todos lo que pasa (risas). Es bastante distinto al anterior, el primero es un disco más pop, este es un disco tirando a... no te digo al jazz, pero es más de coloque, de climas.

Y por la letra del tema que da nombre al disco, ¿este tema puede ser que refleje tu personalidad?

Tiene algo, o por lo menos reconozco que sin saber quién soy a mí me pasa esto, esto y esto. Después lo demás no sé, porque en realidad yo no sé quién soy pero me pasan estas cosas.

En el 93 sale Primitivo, que es un disco solista. ¿Cómo concretaste ese disco sin Los Terapeutas?

Fue una propuesta de Ayuí. Fue algo rarísimo. En una época se hacía difícil tocar con el grupo, y por esa época yo quería vivir de la música, sin dar clases de guitarra ni nada, entonces monté un show de guitarra solo. Pero yo no quería hacer un disco solo, quería hacer un disco con Los Terapeutas, pero esto significaba un monto muy grande de horas y la gente de Ayuí me daba mucho menos que eso. Y como yo estaba viviendo de esto y no me estaba yendo muy bien, decidí grabarlo. Estuvo buenísimo porque tocan todos Los Terapeutas pero por separado, ¿entendés? En un tema toca uno en otro toca otro... los productores fueron Ricky Musso y Jacques. Es un disco raro, en el sentido de que no es un disco pop, pero que tiene lindas canciones y tiene un tratamiento especial; básicamente soy yo con la guitarra pero tiene algunos efectos, además toca Hugo Fattoruso, Pablo Faragó... es otra cosa, es como la otra parte de mis composiciones.

En el ´96, la murga La Gran Siete saca el tema Amor Profundo, ¿fue tu primera incursión en carnaval?

Sí, no, sí... en una época salí creo que... no. Acompañé a Los Joker’s haciendo una suplencia tocando el bajo, era un chiquilín, pero eso no cuenta. La primera vez que hice algo para carnaval fue para La Gran Siete y fue Amor profundo.

¿La escribiste especialmente para ellos?

No, fue comiquísimo lo que pasó. Yo tengo un tema que me quemó, dije "pa’ esto es una murga", y yo nunca había escrito murga, a mí siempre me gustó pero nunca me imaginé yo componiendo una murga. Yo trabajo en el T.U.M.P. (Taller Uruguayo de Música Popular) que también trabaja el pitufo Lombardo y Guillermo Lamolle, y le pregunté a ellos que son dos especialistas, para que por lo menos me dijeran si era una cagada o no. Y quedé de cara cuando se los mostré y los tipos se tomaban la cara y decían "que bueno que está". Yo pensé que me estaban gastando, después me dijeron: "esto es la retirada de La Gran Siete de este año". Y un año después la uso Contrafarsa; mismo que les gustó.

Volviendo a los discos: el último que grabaron fue Nada de cosas raras, ¿es el punto más alto de su carrera hasta ahora?

Creo que hasta ahora es el disco con mejor producción que hemos hecho. Mirá que los otros dos discos los adoro, pero este fue el más trabajado a conciencia, no es que los otros no, pero...

Tiene más horas de grabación también.

Eso, vamos a decir eso. Mestizo en todos lados creo que tiene 120 horas de grabación en ocho canales. Candombe del no sé quién soy 60 horas y este último tiene 275 horas. Un laburo grosso de producción.

En ese disco está el tema Corazones Musicales, que lo interpretan junto a Lito Nebbia ¿cómo se concreto eso?

Mirá, una vez Osvaldo Fattoruso me invitó a un homenaje que se hizo en el Solís a Eduardo Mateo. La banda era Osvaldo, Mariana Ingold, Fernando Cabrera, Lobo Núñez, Nego Haedo y yo. Y después estaban de invitados Leo Maslíah y Lito Nebbia. Me escuchó cantar una canción, le gustó, me preguntó si no tenía algún material de la banda que le pudiera dar y yo justo había sacado Candombe del no sé quién soy y se lo di. Al tiempo me llama Urbano para decirme que tiene una carta para mí, era de Lito que quería editar el disco allá y quería que fuera. Y fui, me quedé en la casa de Lito… estuvo buenísimo. Ahora Argentina es el único lugar que podés conseguir el disco por intermedio del sello discográfico Melopea, que es de Lito Nebbia, y como acá Orfeo cerró no se puede conseguir. De ahí quedó una relación, un día vino a Montevideo y yo estaba grabando Nada de cosas raras y tenía un tema que era para él. Nos encontramos en Alemdalemda, nos tomamos unas copitas y le dije que tenía un tema que me gustaría que grabara. Se hizo un tiempo y lo grabó. Un honor.

También tenés un tema de Urbano, La Negra Tomasa.

Ese tema es un inédito de El Kinto, es un tema que lo rastreo Wilson Negreira, no sé cómo hizo. Urbano no lo podía creer que lo estuviéramos haciendo.

Y en ese disco Jaime Roos produce el tema Amor Profundo.

Eso fue importante, porque la murga no es el palo nuestro, no es que no sepamos tocarla, pero cómo hacemos para que quede bien de verdad. Entonces fue que llamamos a Jaime, él se metió y produjo el tema. Para mi Jaime es el mejor compositor y productor de murga por lejos.

¿Y qué sentís al escuchar que el último éxito de Jaime Roos es un tema tuyo?

Está buenísimo, porque el tema ya no pertenece ni a mí ni a Jaime, sino que le pertenece a la gente. Pero a mí ya me había pasado esto, con un tema que poca gente sabe que es mío, que es el Quiero Puré (el Himno de los conductores imprudentes) de Los Tontos. Yo hice la música, pero nunca la canté en mi vida y se la di a ellos. Pasó lo mismo que ahora, andaba sonando en todas las radios y en todos lados. Meto una cada diez años (risas). Pero Amor Profundo es una magia. Que yo todavía no entiendo... bah, entiendo sí, porque cuando hice esa canción sentí que pasaba algo, que sintonicé el momento justo. Tampoco creo que sea la mejor canción mía ni la peor, pero sé que tiene algo especial; por lo menos eso dice la gente.

Este tema lo dedicás a todos los músicos tuqueros, ¿quiénes son los músicos tuqueros?

¿Te lo puedo explicar en términos futboleros? El jugador tuquero es ese que juega con la camiseta pa’ afuera, las medias bajas, todo embarrado, que dejan todo en la cancha… bueno, eso es un músico tuquero, que deja el alma en el escenario. Y hay músicos que son así y otros no. Es cuando pasan tocando los tamboriles y a los tipos les sangran los dedos pero siguen tocando.

Nicolás Hidalgo

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