Autenticidad, sabiduría, humildad, todo eso es "la dama del candombe", "la perla negra del tango". Una figura legendaria, mítica de la música nacional, pero por sobre todo un ser humano entrañable, que se ha instalado definitivamente en el corazón popular. Con Lágrima Ríos, mujer de mirada transparente, voz dulce y hablar pausado, tuvimos el placer y el privilegio de conversar. Y de esa charla, nació esta nota, que recorre además de su trayectoria, sus opiniones sobre música y cultura uruguayas, de las que, además de testigo, ha sido y es activa protagonista.
Lágrima Ríos impresiona, antes que nada, como una mujer sensata a la que el reconocimiento público y la notoriedad no mueven de su sitio. A pesar de los viajes realizados, del éxito obtenido y del dinero ganado sigue siendo, como ella misma dice: "una mujer humilde, una mujer de pueblo".
Menuda, de pelo muy negro y piel llamativamente fresca, tiene un aire entre tímido y respetuoso, que acentúa la impresión de estar ante una mujer con bastante menos de los 76 años que declara. Pero los tiene, y 56 de ellos son de trayectoria artística, de actividad profesional que la han convertido en un mojón fundamental, en uno de esos nombres ineludibles y recurrentes en la historia de la música nacional. Porque además del carnaval y el folklore, es una de las voces precursoras del candombe cantado junto a Pedro Ferreira y Romeo Gavioli; y es la única cantante negra en la historia del tango del Río de la Plata.
Con ella conversamos, y su voz privilegiada, que al cantar es imponente, al hablar se torna suave casi como un susurro que cubre al ambiente de un halo de paz y de ternura, que invita a escuchar... y en el caso de ustedes, a la lectura.
Lágrima Ríos, el nombre podría decirse que de algún modo es "responsabilidad" de Alberto Mastra ¿verdad?
Exactamente.
¿Cómo surgió, cómo fue?
Siendo uruguayo él hizo mucha parte de su carrera en Argentina y también en Centroamérica y donde llegaba formaba siempre un trío para poder hacer conocer sus canciones; y cuando estuvo acá en Montevideo me fue a buscar, ensayamos y comenzamos a trabajar. Yo me había puesto Lida - que es mi verdadero nombre - del Río, entonces él me dijo: el apellido lo vamos a dejar, pero tengo dos nombres para proponerte: uno sería Armonía y el otro sería Lágrima. Cuando me dijo Armonía me gustó, pero cuando me dijo Lágrima dije: “sí, ese”. No sé por qué lo asocié tanto, pero me impactó. Es un nombre poco común, nadie tiene ese nombre ni para cantar. Ojalá hubiera sido mi verdadero nombre, me gusta muchísimo.
Es bellísimo. ¿Y eso en qué año fue?
Eso fue alrededor del año 1954, 55.
Y al poquito tiempo, en el '56 se presenta en el concurso de CX 24, La voz del aire, sale ganadora y ahí empieza a transitar un camino que lleva a su vida por un rumbo distinto...
Sí, ahí mi vida artística empieza a tomar otro sentido, porque si bien siempre había sido solista y estaba actuando en carnaval y en muchos lugares nocturnos, seguí de otra manera, lo tomé como más profesional, porque los primeros tiempos yo trabajaba en una fábrica y hacía las dos cosas a la vez. Después ya no, dejé de trabajar en fábrica y me volqué exclusivamente a la música.
Después, el quinteto a capella Brindis de sala...
Ese fue otro de los impactos que hubo en mi vida, en el año '60, y te puedo garantizar que para mí fue hermosísimo, por la gente que conocí, por la forma en que sacábamos los temas: ninguno de nosotros sabía música, simplemente nos unía el amor por lo que queríamos hacer y el hecho de que éramos cinco voces que ensamblaban tremendamente bien. Lo triste es que cuando tendríamos que habernos ido del país, ninguno de ellos se animó a apostar, a dejar sus empleos y salir a tratar de llevar esto fuera de fronteras: uno era chofer del Ministro del Interior, otro era enfermero en salud pública, el otro estaba a cargo de una casa importadora donde él cuidaba y vivía, y el otro chico hacía calzado; entonces no se animaron, la única que se jugaba todo era yo, pero éramos cinco. Después de un tiempo se disolvió.
Y luego aparece el larga duración La perla negra del tango.
Sí, eso me pusieron cuando comencé, porque mi carrera la comencé cantando tangos; para mí son excepcionales, me encantan. Me gustaban, me gustan y me seguirán gustando. Hay tangos que para mí son únicos y seguirán siendo únicos y ese es el tipo de tango que yo canto. Mucha gente dice que yo no evoluciono porque no pongo temas de ahora: es que no los siento. Yo no puedo cantar una cosa porque sea de esta época si a mí no me dice nada.
Si no se emociona al que está cantando, difícilmente pueda conmover a otros...
No, no se puede. A mí me gustan los grandes autores de aquellas épocas. Y los temas que el público conoce y que recuerda pero que nadie canta, son los que yo traigo, es un revival.
Y con algunos de esos grandes autores como Troilo, Goyeneche, Pugliese de hecho compartió escenario.
Sí, incluso en un momento determinado, en un local que yo estaba actuando en el Parador del Cerro, me encontré con Los Plateros y demostraron mucho interés en mi persona: querían que viajara con ellos, pero por no dejar mi casa, mi hijo que era pequeño… en fin, un montón de cosas que te atan. Yo no podría haberme ido y dejado a mi hijo con mi madre. Estaría él muy bien, pero no hubiera podido, porque uno sabe cuando marcha, no sabe cuando retorna.
Y hablando del tango, si hoy por hoy son relativamente pocas, en términos comparativos con los hombres, las mujeres que cantan tango, me imagino que en esa época, además de ser menos, debió haber sido toda una osadía...
Sí, hubo momentos en que cierto tipo de tangos parecía que la mujer no los podía cantar, sin embargo apareció Tita Merello que cantaba lo que le gustaba -y cómo lo cantaba - y de ahí en más... claro, los años traen evolución en la gente, distintas maneras de pensar y lo que en una época estaba vedado, después era lo más normal.
Y en materia de tango, desde esa época hasta ahora, ¿también ha habido una evolución?, ¿cómo ve el tango hoy?
El tango hoy lo veo muy bien. El tango no termina nunca más… Lo que pasa que hoy las letras son diferentes y también las maneras de comprender el tango son diferentes, como las maneras de bailarlo. A mí me gusta el tango clásico, tanto para cantarlo como para bailarlo, porque si bien lo otro es muy bueno para afuera del país, nosotros, los que estamos acá y hemos visto bailar tango muy bien bailado, ese tipo de tango con esos firuletes y esas cosas, no, a mí personalmente no me gusta.
Volviendo al tema de los fonogramas, el primero como decíamos fue La perla negra del tango, el último es Cantando sueños del año '96, pero hay otro que se está por editar ¿verdad?
Sí, Cantando sueños es el primer CD, pero hay otro que ya está grabado, que lo grabé antes de operarme del corazón, cuando me sentía muy mal: yo no sabía si volvía de esa operación y quería dejar algo que reflejara lo que yo quise hacer, la música que a mí me gustaba, los tangos que a mí me gustaban, y ese es el trabajo que todavía está esperando poder ver la luz.
¿Y tiene nombre?
No, hay 14 o 16 temas que están para elegir para poder hacer un CD. Estoy acompañada por la guitarra de Daniel Petruchelli, un chico uruguayo que reside en Madrid, Trillo, que es un gran bandoneonista de este país que se brindó sin cobrar nada -porque esto era una quijotada nuestra, nosotros teníamos que pagar las horas- y Cono Castro en su bajo, que también puso todo su amor porque vive en Florida y venía desde allá para estar hasta la madrugada grabando y después volver para a las 8 de la mañana abrir su local, y jamás nunca cobró un centavo.
Te digo, tampoco por lo que he hecho he cobrado yo nada. Cantando sueños, por ejemplo, a mí no me reportó materialmente nada, pero sí sirvió para que mucha gente lo tuviera. Te digo más, cuando en julio del año pasado fui a La Trastienda de Buenos Aires, a recibir el diploma de Visitante Ilustre de la Ciudad- era la primera vez que se lo daban a una uruguaya integrante de la colectividad negra; cosa que agradecí mucho: como mujer, como uruguaya y como integrante de la colectividad -, me lo pedían. No sé, habrán hecho un tiraje muy pequeño, pero si yo fuera y llevara bastantes te puedo garantizar que los vendo todos, porque el público me los pide.
Bien. Además del tango, es una figura mítica, legendaria del carnaval; Lágrima: ¿carnavales eran los de antes?
Son diferentes. Si ahora pusiéramos un grupo de candombe de aquella época no pasaría nada porque eran muy diferentes. En principio, se acompañaba sólo con la guitarra y con los tambores. La parte primordial eran los personajes, pero más que nada lo principal era el coro. Los coros eran una belleza y se cantaba tango: cuando yo era jovencita se cantaba tango en los grupos de negros y lubolos, eran hermosísimos.
Su ropa: muy humilde, casi siempre era de arpillera que se pintaba con distintos tonos, se teñía; hoy si le das a una persona de un grupo de carnaval arpillera no se lo quiere poner, porque ahora se acostumbra usar brillos y yo pienso que más que en la ropa, los brillos tienen que estar en los personajes… Pero hay que vivir de acuerdo a la época: estamos en el siglo XXI y yo te estoy hablando de la segunda década del siglo XX. Yo nací en el año 1924 y era muy distinto todo, como éramos distintos nosotros: existía un respeto, éramos todos tremendamente amigos. Yo me crié y vivimos varias veces en lo que la gente hoy despectivamente llama conventillos, pero te puedo decir que era mucho mejor vivir en un conventillo, que tener hoy los asentamientos a lo largo de las rutas. Además, ahí aprendí lo que quiere decir la palabra solidaridad: una cosa importante que hoy se ha perdido: hoy a nadie le interesa cómo vive el vecino, ni si podés darle una mano.
Hoy decía que habían cambiado las cosas. Después de ganar el concurso La voz del aire y empezar a trabajar en la orquesta de Orozmán; un centro bailable montevideano la obliga a renunciar por ser negra. Eso fue en el año '56, estamos en el 2001, ¿las cosas en ese sentido efectivamente han cambiado?
El racismo sigue estando. Justamente ayer me hablaban que en un lugar, un gran banco donde hay personas que trabajan que pertenecen a una agencia de limpieza, allí hay una señora negra, mayor, y es tremenda la falta de respeto que hay hacia ella por ser negra. Como ella necesita trabajar, se aguanta, pero es horrible, porque no se dan cuenta que dentro de una persona con la piel oscura hay sangre, hay corazón, hay sentimientos; que nadie tiene derecho a lastimarlos. Si nosotros venimos al mundo de la misma manera después de 9 meses de estar en el vientre materno, entonces dónde está la diferencia, nada más que en el color de la piel.
Y en ese sentido, además de artista, cantante y difusora de nuestros ritmos en el mundo, es una defensora de los derechos humanos.
Sí, defensora de todos los derechos que merecemos los seres humanos. Soy presidenta de Mundo Afro, esa institución que ha sido creada para tratar de hacernos comprender, primero a los que pertenecemos a la colectividad negra, quiénes somos, de dónde venimos, cuál es el futuro que nosotros debemos y tenemos obligatoriamente que darle a nuestros hijos y a nuestros nietos; porque acá no hay ninguna historia en que sea contada la realidad de la llegada del negro a este país, de su desenvolvimiento dentro de él. La gente no sabe que los primeros ejércitos artiguistas fueron conformados con indígenas que había en este país y con negros esclavos que al integrarse a las fuerzas artiguistas recuperaban automáticamente su libertad; entonces, cuando Artigas comenzó a luchar en este país, la sangre que se derramaba era la de los negros y de los indígenas, y eso nadie lo quiere reconocer. Y eso es lo que estoy haciendo en este momento: hablando donde tengo posibilidades, y te puedo garantizar que en todo eso que hago yo no gano un vintén, al contrario, pago para poder hacer esas cosas porque me tengo que movilizar, pero lo hago de todo corazón, porque es hora ya de terminar con todo eso. Valemos por lo que hacemos, no importa el color de la piel que tengamos.
La última: hoy decía que el reconocimiento que recibió en Buenos Aires la llenaba de orgullo como mujer, como uruguaya y como integrante de la colectividad negra, además de eso, ¿qué otras cosas es, o no es, Lágrima Ríos?
Lágrima Ríos no es envidiosa, no es malhumorada. Yo no sé discutir, no me gusta discutir, me gusta siempre buscar la comprensión por medio de la palabra, para eso sabemos hablar: para entendernos o no, pero hablando. Enemiga acérrima de la violencia, de la mala educación, de la desubicación.
Soy una mujer del pueblo que salgo de mañana a hacer mis compras, unos días con más dinero, unos días con menos, porque los problemas que vivimos todos los vivo yo también. No soy mujer de dinero, vivo de lo poco que puedo hacer y de una jubilación como cantante que es de 2100 pesos en este momento. Lo que me ayuda es que mi país, mis autoridades, me concedieron una pensión graciable que son 4 sueldos mínimos, que tampoco unido te da para mucho, pero yo lucho la vida y siempre que puedo tengo algo para poder brindarle a otro que tiene mucho menos que yo.
Esa es esta mujer, que tiene un gran sufrimiento dentro, que nadie lo puede imaginar, porque tengo un hijo sólo, que con apenas 19 años en una época nefasta tuvo que marcharse de nuestro país, y hoy tiene 47 años y sigue en Suecia. Tengo nietos, tengo bisnietos a los cuales no pude disfrutar, entonces eso es media parte, media vida mía que se fue con él, cuando se tuvo que marchar; es doloroso pero es la verdad. Igual eso me da fuerzas para seguir luchando para que no tengan que irse nuestros jóvenes, que entiendo que en este momento es diferente el problema, pero hay algo que es igual: sufren todos: sufre el que queda, sufre el que se va.
Yo sigo sufriendo y hay veces que no salgo a la calle en todo el día, porque tengo tal tristeza... y vivo haciendo honor al nombre que me han puesto: todo el día llorando, porque no puedo comprender que aquello que llegó a mi vida con tanta ilusión y con tanto amor, me haya sido quitado cuando tenía apenas 19 años... Son las cosas que la vida te da... no me quiebran pero si me duelen muchísimo, muchísimo... Pero te digo otra cosa, si tuviera que volver a vivir, viviría de la misma manera, porque todos los años he ido aprendiendo algo y me he formado como lo que soy hoy, con alegrías, con tristezas, con risas y con lágrimas.
Analía Camargo